“Sólo soy liberal, como todo el mundo, en la medida que soy antiprogresista. Lo que pasa es que estoy atrapado en un movimiento que merece llamarse progresista, porque es progresista ver fundarse el discurso psicoanalítico, dado que completa el círculo que tal vez podría permitirles situar exactamente eso contra lo que ustedes se rebelan. Lo que no impide que eso continúe jodidamente bien.”
Lacan, a los ilotas del régimen, en El Seminario 17, El reverso del psicoanálisis. P.223.
El Mayo francés o Mayo del 68, como también se conoce a las confrontaciones entre grupos políticos, estudiantes y obreros en contra del Estado, que tuvieron lugar principalmente en París, entre mayo y junio de 1968, precedió y ambientó los Seminarios 16 y éste, el Seminario 17, cuya lectura abordaremos a lo largo de este curso. Lacan no se adhiere a la revolución. Ésta no hace más que reforzar el discurso del amo, nos dice. Y al contrario de los cientos de proclamas libertarias que aparecieron pintadas en muros y carteles, Lacan –controvertidamente– nos conduce a la esencia misma de la teoría psicoanalítica como un discurso sin palabras, más subversivo que revolucionario.
Cuatro lugares: el agente, el otro, la producción y la verdad; y cuatro términos: el significante amo, el saber, el sujeto y el objeto a, le sirven para –en el movimiento rotatorio que les imprime– producir sus cuatro discursos, a través de los cuales demuestra bajo la forma del matema la impotencia que afecta al discurso Universitario y al de la Histérica, así como la imposibilidad implícita en el discurso del Amo y en el del Analista.
Comisión Organización: Begoña Ansorena, Laura Canedo (coordinación), Neus Carbonell, Myriam Chang, Pilar Foz, Pepa Freiría, Howard Rouse, Araceli Teixidó
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