Si la pregunta por el ser es lo más propio de la filosofía el tratamiento del goce lo es para la experiencia psicoanalítica. Por eso un análisis se dirige a lo real. Pero para operar con el goce es preciso, antes, localizarlo. ¿Dónde irá situando Lacan la sustancia gozante a lo largo de su enseñanza? En el falo, en el fantasma, en el síntoma … Lo encontraremos por todas partes porque, en definitiva, la única sede del goce es el cuerpo propio.