Los sueños en análisis. "Qué es lo que desea la espiritual carnicera?"
Referencia presentada en el Seminario del Campo Freudiano de Barcelona el sábado 18 de marzo del 2017, impartida por Jean-Louis Gault.
El presente trabajo aborda el sueño de “La Bella Carnicera”, presentado por S. Freud en el Capítulo IV: “La desfiguración onírica”, de su texto “La interpretación de los sueños”; texto que J. Lacan toma como referencia para trabajar en su escrito “La dirección de la cura”, Capítulo V: “Hay que tomar el deseo a la letra”, la estructura del deseo y su interpretación.
Bella carnicera, deseo, interpretación, desfiguración onírica, sueño, Die Traumdeutung
Lacan, recomienda que leamos los textos, que no nos quedemos en las etiquetas. En este caso el texto es el de Die Traumdeutung (La Interpretación de los sueños) con el que podremos saber qué quiere decir Freud cuando habla de deseo.
El deseo decidido del saber sobre el inconsciente de Freud se muestra en "La interpretación de los sueños" tanto porque el mismo interpreta de forma rigurosa sus sueños, exponiéndose, como insistiendo en la trascripción de los sueños de las pacientes que venían a visitarle y el posterior desciframiento de estos sueños.
Lacan inicia el capítulo V, titulado "Hay que tomar el deseo a la letra", con la frase “Un sueño después de todo, no es más que un sueño” del texto La psychanalyse d’aujour’hui (El psicoanálisis de hoy)[1] y con ella tenemos una primera indicación de lectura, la referencia al desdén de sus autores por los sueños y al interés de Lacan por destacar la importancia de la práctica analítica en oposición a una reeducación emocional donde la realidad está garantizada por el analista.
Die Traumdeutung fue publicada en 1899, y en el prólogo para la tercera edición inglesa fechada en 1931 dice “este libro, empero, con su nueva contribución a la psicología, que tanto sorprendió al mundo cuando fue publicado sigue subsistiendo sin modificaciones esenciales. Aún insisto en afirmar que contiene el más valioso de los descubrimiento que he tenido la fortuna de realizar. Una intuición como ésta el destino puede depararla solo una vez en la vida de un hombre”[2].
En el capítulo IV, titulado “La desfiguración onírica”, se encuentra un sueño al que recurre Lacan para exponer lo que es el deseo de tener un deseo insatisfecho.
Freud lo inicia diciendo. “Pues bien, si yo ahora afirmo la tesis de que el cumplimiento de deseos es el sentido de todo sueño, y por tanto no puede haber sueños que no sean de deseo, de antemano estoy seguro de provocar el más decidido desacuerdo.”[3] Que como verán en el sueño que expondremos esto aparece de entrada.
Insiste en su presentación, “repárese tan sólo en que nuestra doctrina no se apoya en la consideración del contenido manifiesto del sueño, sino que se refiere al contenido del pensamiento que se discierne tras el sueño mediante el trabajo de interpretación.”[4]
Diríamos que es la elaboración es posterior, lo que Lacan traduce como “su estructura de lenguaje”, favoreciendo la aparición de una corriente de significantes donde el sujeto se puede encontrar como deseante pues se considera que es en esa “derivación de la cadena significante”[5] del sueño es donde el paciente puede descubrir su deseo.
Descubre en los sueños de contenido penoso cómo surgen dos fuerzas (“poderes psíquicos”) opuestas: el deseo y la censura produciendo una desfiguración onírica al exteriorizarse, como ejemplifica con el sueño de “la ingeniosa paciente” así nombrada por Freud.
Ésta comienza diciendo:
“Dice usted que siempre el sueño es un deseo cumplido. Ahora le contaré un sueño cuyo contenido es todo lo contrario, puesto que no me cumple un deseo. ¿Cómo lo hace condecir usted con su teoría?”[6]
Y el sueño es el siguiente:
“Quiero dar una comida, pero no tengo en mi despensa sino un poco de salmón ahumado. Me dispongo a ir de compras, pero recuerdo que es domingo por la tarde, y todos los almacenes están cerrados. Pretendo llamar por teléfono a algunos proveedores, pero el teléfono está descompuesto. Así debo renunciar al deseo de dar una comida”[7].
Cuando la paciente de Freud le dice que con ese sueño renuncia a su deseo de dar una comida, pone a prueba a Freud, y su tesis de que el sueño indica un cumplimiento de deseo pues en el suyo sucede lo contrario, el deseo no se cumple.
En este punto dejaremos anotado lo que Lacan señala “¿a quién descubre el sueño su sentido antes de que venga el analista?”[8], como si el sueño hiciera un efecto de metáfora del deseo antes de su análisis. Aunque Freud dice que principalmente el sueño sirve para seguir durmiendo.
Freud procede pues al análisis del sueño, instando a la paciente a que hable de ello, para hallar el material del que procede el sueño.
Ella le cuenta que su marido es carnicero y la víspera le había dicho que quería iniciar una cura de adelgazamiento, para ello “sobre todo no aceptaría invitaciones a comer”[9].
La mujer se declara enamorada de su marido y bromea con él, rogándole que no le compre caviar, aunque todos los días comería un bocadillo de este manjar de alto precio. Aunque su marido estaría complacido en ofrecérselo si ella lo pide.
Aquí Freud se pregunta: “¿para qué precisa de un deseo incumplido?”[10]
Ante la insistencia de Freud la paciente le relata que el día anterior fue de visita a casa de una amiga, a la que elogia su marido y de la que ella está celosa. Aunque esta amiga es de aspecto delgado y a su marido lo que le agrada son las curvas en las mujeres.
Parece ser un hombre que al decir de Lacan “no tiene pelos en la lengua”[11] y pone en conocimiento de los demás sus gustos.
Por ello la dama le cuenta a Freud, que un artista le pidió a su marido que le quería pintar el rostro pues nunca había visto una cabeza tan impresionante, y este le replicó “que un trozo de trasero de una hermosa muchacha sería más del agrado del pintor que su cara”[12]
En la conversación la amiga expresa su interés en engordar además de manifestarle que puesto que en su casa se come muy bien le gustaría recibir una invitación a comer.
A partir de este punto Freud interpreta el pensamiento de la paciente, si ella la invita contribuye a engordar a su amiga y por tanto a que pueda gustarle a su marido. Y el sueño le indica que no puede dar cenas pues no quiere participar en redondear el cuerpo de su amiga. Con el añadido, tras la charla con su marido, que comer fuera facilita que uno engorde.
¿Pero a qué viene el que la señora sueñe con el salmón ahumado?, a Freud le intriga, pero este resulta ser el plato preferido de la amiga, del que también ésta se priva por razones económicas.
Descubriríamos así una doble vertiente en el sueño:
- Con el fracaso de la propia demanda de la bella carnicera muestra que no quiere satisfacer el deseo de su amiga para que ésta no alcance a gustar a su marido, pues lo quiere para ella.
- Y añadir que esta paciente se satisface mediante el deseo de otra, según el mecanismo de identificación histérico, pero ese deseo se caracteriza por querer mantenerlo insatisfecho, representado por el caviar y el salmón ahumado: lo que se demuestra en la relación de la paciente con su marido con el que bromea cuando él pretende satisfacerla.
Por ello la pregunta del inicio, ¿qué es lo que desea esta paciente de Freud?, parece ser que caviar, pero no lo quiere. El caviar funciona como la figura del significante del deseo símbolo de lo inaccesible para la paciente, “es un deseo de mujer colmada y que precisamente no quiere serlo”[13] indica Lacan.
Si nos planteamos el inconsciente como una entidad que se descifra a partir de los significantes producidos, este fragmento del texto de Freud, nos revela algo del deseo del paciente que subyace en su discurso y vía la interpretación puede capturarse.
El sueño con su estructura simbólica y sus leyes retóricas, descubre que la paciente se escapa de sus verdaderas necesidades y allí es donde se pone en juego la cuestión de la identificación histérica.
Esta mujer quiere preservar un deseo insatisfecho ante su marido, el significante caviar lo representa, pero al no remitir a otra significación muestra su valor metonímico, aspecto fundamental en el deseo que nos remite a la incógnita del ser.
Con Lacan podemos leer la paradoja que plantea el sueño en relación al deseo, su poquedad de sentido, una significación que remite a otra significación, con su efecto metonímico y como por la vía de la interpretación puede llegar a capturarse algo del deseo.
Este análisis del texto nos permite observar como esta paciente de Freud nombrada como “la bella carnicera” está comprometida en sus elecciones y cruzada por el deseo del que sólo se puede saber algo a partir de tomar al pie de la letra sus palabras.
[1] S. Nacht,” La thérapeutique psychanalytique” en La psychanalyse d’aujour’hui. PUF, 1956, p. 149
[2] S. Freud. “La desfiguración onírica” en La Interpretación de los sueños- primera parte-Amorrortu editores, 2001, pág. 27
[3] Ibídem, p. 153
[4] Ibídem, p. 154.
[5] J. Lacan, “La dirección de la cura” en Escritos 2.Buenos Aires: Siglo XXI,2001, p. 603
[6] S. Freud. “La desfiguración onírica” en La interpretación de los sueños-primera parte. Buenos Aires: Amorrortu editores, 2001, p. 164-165.
[7] Ibídem, p. 165.
[8] J. Lacan, “La dirección de la cura” en Escritos 2.Buenos Aires: Siglo XXI,2001, p.603
[9] S. Freud. “La desfiguración onírica” en La interpretación de los sueños-primera parte. Buenos Aires: Amorrortu editores, 2001, p. 165.
[10] Ibídem, p. 166.
[11] J. Lacan, “La dirección de la cura” en Escritos 2. Buenos Aires: Siglo XX, p. 606.
[12] S. Freud, “La desfiguración onírica” en La interpretación de los sueños- primera parte. Buenos Aires: Amorrortu editores, 2001, p. 165.
[13] J. Lacan, “La dirección de la cura” en Escritos 2.Buenos Aires: Siglo XXI. p. 605.
Los sueños en análisis. "Qué es lo que desea la espiritual carnicera?"
NODVS XLIX, juny de 2017