Lo que enseña el psicoanalisis.

El texto que sigue fué presentado en la Jornada de Apertura de la Sección Clínica de Barcelona, este año dedicado al prólogo de Guitrancourt. La primera mesa se tituló lo que nosenseña y concretamente el trabajo es una elaboración de Oriana Novau a partir de una frase citada del mismo prólogo: “Lo que nos enseña el psicoanálisis- la enseñanza del matema que debe ser demostrativa, es para todos- donde el psicoanálisis se encuentra con la universidad.”

  • Publicado en NODVS LIII, novembre de 2018

 

Mi aceptación del encargo de comentar esta frase “lo que nos enseña el psicoanálisis” (es decir, lo que SI enseña) pasa por una primera operación por mi parte, un cambio de pronombre del nos al me, “lo que me enseña el psicoanálisis”. Poder decir algo, implica pasar de entrada, del “para todos” al testimonio de mi encuentro singular con una enseñanza, en un lugar: la enseñanza del psicoanálisis en la Sección Clínica de Barcelona.

 Una enseñanza no es una pedagogía[1]. El primer paso hacia la enseñanza es aceptar que existe una imposibilidad. El matema aparece aquí como “la escritura de lo que no se dice pero puede transmitirse”[2] y es el que subraya la compatibilidad del discurso universitario con el discurso psicoanalítico. Lacan hará uso de las matemáticas, concretamente de la lógica y la topología, para permitir la transmisión de un saber psicoanalítico ya que define la lógica concretamente como: la ciencia de lo real que permite el acceso a ese imposible fundamental en el discurso analítico.

Así, encontramos a lo largo de la enseñanza de Lacan los matemas siguientes: sgnte (s), sujeto (S/), pulsión (S/ <> D), fantasma (S/<>a), el Otro (A/), el obj a, la articulación de los 4 discursos, hasta las fórmulas de la sexuación, para arrancar un saber a lo inefable y formalizar lo transmisible. 

 J.A Miller en el Prólogo de Guitrancourt (1988) quiere dejar bien claro de qué se trata esta enseñanza:  

“Es universitaria, sistemática y gradual, la imparten profesionales calificados, se sancionan con certificados y diplomas. (...).” En la universidad se puede enseñar algo, algo relacionado con sus leyes y el funcionamiento en cada caso. Hay una estructura y una organización que le da cuerpo y contenido, pero justamente no habilita para el ejercicio del psicoanálisis dado que el saber está en el inconsciente. No hay que confundir ese algo transmisible por la Universidad con la formación del analista. Ser analista no es analizar a los demás a través de una técnica y una ética, sino que implica seguir analizándose, seguir siendo analizante. O dicho de otro modo, es un análisis el que produce un analista. 

“Es de orientación lacaniana”, Miller sostiene que” no hay un solo curso que no haya venido después de un momento de desorientación (...) Una enseñanza, a propósito de la experiencia analítica, es como un work-in Progress que implica idas y venidas entre el texto y la experiencia”[3]. En ocasiones escuchamos repetidamente hablar del retorno a Freud y Lacan, retomar la lectura de los textos originales. Ya que es una ilusión completa- dirá- pensar que podemos referirnos directamente a la experiencia analítica. Las obras de Freud y Lacan forman parte justamente de nuestra relación con la experiencia analítica.

 Mi recorrido por la Sección Clínica se remonta hace 14 años. La entrada fue fruto de un empuje de como pasar de un interés, o porque no, de un deseo de saber, a una formalización.

Es interesante ver el efecto compartido del encuentro ante la lectura de Lacan, como ese no entender nada provoca cierto deseo de más, en algunos.  "Aquel que me interroga sabe también leerme"[4] Lacan, J. (1973), animaba a leer más que a comprender porque en la comprensión hay un cierre un “ya está” mientras que en el vacío de sentido, encontramos la pregunta que nos empuja a ir más allá.

 Miller al inicio de la conferencia titulada “Extimidad”[5] plantea varias distinciones entre un curso y una conferencia, que se dan en la triangulación entre el conferenciante, la audiencia (Otro) y el saber supuesto y que me parece interesante para pensar la tétrada y los seminarios/cursos que en ella se imparten.

 1- Plantea el curso como una enseñanza a largo plazo donde la palabra está determinada por lo que se ha dicho antes “por el tesoro, más o menos rico,  acumulado en las lecciones anteriores. Es un camino que puede ser digresivo, dispar donde uno tiene el tiempo de ir escogiendo las flores”. Por el contrario una conferencia es del orden de un primer encuentro, de un resumen, de un tratamiento más apretado de un tema concreto.

 2- Otra diferencia es respecto al Otro y la suposición de saber.

En una conferencia hay una suposición mutua de no-saber, hay como una suposición de que el Otro no sabe. A la vez que también se da que el auditorio puede saber o no quien es el conferenciante, es por eso que debe mostrar siempre sus credenciales, demostrar por qué él mismo, como Otro, sabe.

En un curso  como el de J.A Miller seguido durante 10 años, la audiencia es, por el contrario, supuesto saber. Se supone que sabe lo que se ha dicho anteriormente. Lo describe como una revolución, ya que esa misma suposición hace discurrir el curso, hay el esfuerzo de tratar de decir algo nuevo, diferente, que no se integre en el saber acumulado y ese esfuerzo consiste dice Miller, en olvidar lo que uno sabe. “Es el camino para acordarme de lo que no sé”.

Se pregunta sobre cuál es el criterio para saber si el esfuerzo ha logrado un éxito y ese criterio dirá- es el de la repetición. “Se sabe que hay algo nuevo cuando los significantes se van a repetir. Para obtener este efecto hay que confrontarse cada vez con el vacío, con un enloquecimiento, con una desorientación.” Lo interesante del curso es que esa confrontación a la repetición está del lado del enseñante pero es algo con lo que también se encuentra el participante.

 En la Sección Clínica pues y volviendo al Prólogo, se produce el encuentro entre el participante y el enseñante. El participante entra con la marca de su propia relación con el saber, invitado a un trabajo que depende de cada uno con la premisa que “a los alumnos les toca buscar las respuestas a sus propias preguntas”[6] . Y los enseñantes, que “solo encuentran su verdad en el inconsciente y solo la dispensan a condición de sostenerla por una elaboración inédita, por modesta que sea”[7]. En el seminario de la angustia[8] Lacan dirá que el enseñante suele desconocer una verdad que le permitiría operar con un arte más consumado: y es que de lo que se trata es de algo análogo al collage. A la vez que también  apunta a tener en cuenta la dimensión de la sorpresa, es decir,  tratar de decir algo que al sujeto le resulte inolvidable, así como entusiasmar  en un trabajo de elaboración. Quizás sin más, ¿podríamos decir que el propio “deseo del enseñante” es el signo de que ahí hay una enseñanza?

Notes

[1]     Luis Darío Salamone. Teoría de la Investigación en Psicoanálisis. “Lo que se enseña y lo que no se enseña” publicado en Documenta Laboris N° 6, La investigación en Psicoanálisis, Buenos Aires, 2002. Expresión de Miller, de Junio del '83, vertida en la clausura de un Coloquio de la Sección Clínica en Premontre.

[2]     Lacan, J. El reverso del psicoanálisis, El Seminario Libro 17, ediciones Paidós, Buenos Aires, 1992

[3]     Miller, J.A.“Extimidad” El Analiticón 2 Fundamentos del psicoanálisis. Barcelona. Conferencia pronunciada el 19 Febrero de 1986, en el Conservatoire des Arts et Métiers pag 14.15

[4]     Lacan, J. (1973). Televisión Otros escritos (pp. 535-572). Buenos Aires: Paidós (2012).

[5]     Miller, J.A.“Extimidad” El Analiticón 2 Fundamentos del psicoanálisis. Barcelona. Conferencia pronunciada el 19 Febrero de 1986, en el Conservatoire des Arts et Métiers pag 13-14

[6]     . Lacan, J. Escritos técnicos de Freud (1953-1954). El Seminario Libro 1, ediciones Paidós, Buenos Aires, 1981

[7]     Prólogo de Guitrancourt http://www.scb-icf.net/

[8]     . Lacan, J. La angustia, Seminario 10, clase del 13 de marzo de 1963 (inédito)

Oriana Novau

Lo que enseña el psicoanalisis.

NODVS LIII, novembre de 2018

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