Del síntoma histérico al acontecimiento de cuerpo

Entre pasión narcisista y pasión significante.

Defensa de la Memoria para la obtención del DEA, bajo la dirección de Lucia D´Angelo. Presentada el 17 de Marzo de 2023.

  • Publicado en NODVS LXVII, juny de 2023

Resum

El psicoanálisis desde Freud y con la impronta fundamental de la orientación lacaniana ha construido, desde sus inicios, un estatuto de cuerpo que se declina en dos vertientes. Por un lado la estrecha relación del cuerpo al lenguaje, a la mordedura del significante en la carne y a la necesidad estructural de construcción de su imagen. Y por otro lado su lugar como sede de goce, inalcanzable por la vía simbólica y que se despliega en la última enseñanza de Lacan.

El recorrido de la defensa, sobre el estatuto del cuerpo en la histeria que se propone, va desde la genealogía freudiana hacia el hallazgo del acontecimiento de cuerpo fundante y más primario al que todo sujeto no puede escapar.

Paraules clau

Cuerpo - síntoma histérico - narcisismo - significante - corpsificación -lalengua -acontecimiento de cuerpo - sinthome

Alea jacta est.

La memoria ha sido una experiencia de lógica y escritura que no solo ha tocado sobre lo epistémico de la orientación lacaniana, una forma de precisar, vertebrar, un lugar para aprender a leer;  sino también ha interrogado sobre la praxis clínica. Una práctica que concierne a cuerpos tomados en su fragmentación imaginaria, cuyas palabras operan en el vínculo fallido con el hablar. En este sentido, es con Freud con quien inicialmente aprendimos en el psicoanálisis, la relación entre el uso de las palabras, la sexualidad y lo fallido de la misma.

Lacan en el Seminario XXIII El sinthome dice: “En la medida en que Freud hizo verdaderamente un descubrimiento, puede decirse que lo real es mi respuesta sintomática”1 .

Lacan introduce con lo real la respuesta a la elaboración freudiana del inconsciente, donde la escritura de lo real es la manera de responder a la disyunción entre lo simbólico y lo imaginario de Freud. Lo real los anuda, pero no los une.

Si lo real del cuerpo, como mordedura del significante en la carne y como lugar de sede de goce inalcanzable por vía de lo simbólico, fue el hilo de ariadna a lo largo de la tesis, merecerá mencionar, en primer lugar, las huellas de este real con Freud que se desprende de su praxis en el síntoma histérico.

Tomaré algunas de estas escansiones:

 

El cuerpo de las representaciones: Un cuerpo recortado por las representaciones. Esto aparece formulado en el texto Parálisis motrices orgánicas e histéricas de 1892, donde, refiriéndose a las parálisis histéricas del brazo, afirma que lo afectado no es la anatomía del brazo sino que es la representación de él. Dos años más tarde, en Las neuropsicosis de defensa, introduce la referencia a la conversión para explicar la formación de los síntomas somáticos en la histeria, y supone básicamente el traslado de una suma de excitación de lo psíquico a lo corporal.

 

El cuerpo en la experiencia del dolor/satisfacción:

En Proyecto de una psicología para neurólogos (1895) Freud articula la experiencia del dolor como una irrupción de quantum en exceso. Exceso que resulta de los residuos de vivencia de satisfacción y dolor producido por un “desprendimiento repentino”2, dice Freud. En este momento original, Freud plantea el rechazo primario como un acontecimiento de cuerpo de la histeria, donde atracción y repulsión articulan la dinámica del afecto en ellas. Otro aspecto importante del proyecto es la interrogación freudiana con respecto a la compulsión histérica que intenta elucidar en el proton seudos de la histeria con el caso Emma.

 

El cuerpo de la solicitación somática o complacencia: En el historial de Dora, escrito en 1901 y publicado en 1905, Freud plantea cómo se relacionan dos dimensiones del cuerpo, que son el cuerpo de la representación y un cuerpo que esboza la referencia a la pulsión. Introduce allí el concepto de la solicitación o transacción somática, como parte contributiva del síntoma histérico junto con “la intencionalidad, el significado psíquico o el sentido”3 dice Freud en la anamnesis de Dora. No olvidemos que nos encontramos con un Freud bajo la doctrina del fantasma de seducción, cuando el sentido corresponde a lo edípico y esencialmente al padre edípico. Sin embargo, es interesante volver al concepto de complacencia en alemán, tal cual lo utiliza Freud Entgegenkommen que significa ir al encuentro del otro. ¿No hay acaso en ese ir al encuentro del otro, una tramitación de lo que en Lacan será el rechazo del cuerpo que produce el síntoma histérico? Un interrogante que ubico con Miller en la tesis sobre acontecimiento de cuerpo y advenimiento de significación.

 

El cuerpo de la fragmentación: En Tres ensayos (1905) Freud introduce la diferenciación de las pulsiones parciales. Su distinción se basa sobre las relaciones específicas con las fuentes somáticas y sus metas. La introducción de las pulsiones parciales fragmenta al cuerpo y lo recorta en zonas erógenas. Freud comienza a desalojar el cuerpo genital hacia la convocatoria de las pulsiones parciales erogenizando el cuerpo como sede de satisfacción. El síntoma de conversión será su mayor exponente en tanto demuestran cómo se anuda la satisfacción del síntoma con las pulsiones.

 

El cuerpo como superficie En 1914 en Introducción al Narcisismo, Freud da cuenta del cuerpo a partir de la constitución del yo. El yo se constituye como una instancia psíquica que se forma a partir de dos momentos, donde el primero adquiere significación a partir del segundo. Estos dos momentos serían el autoerotismo y el amor objetal. Lo esencial de este tiempo freudiano será el estatuto de libido objetal con el que Freud inaugura la relación del yo con los objetos. Define Freud: “Nos formamos así la imagen de una investidura libidinal del yo, cedida después a los objetos, empero considerada en su fondo, ella persiste y es a las investiduras del objeto como el cuerpo de una ameba a los seudópodos que emite”4. La carga libidinal pasa a un objeto, pero no en su totalidad, sino solo parcialmente y el narcisismo primario prevalece.

Freud comienza a proyectar una nueva geografía libidinal del cuerpo, ya no se trataría de zonas erógenas o histerógenas, de representaciones, sino también de la catexia libidinal sobre la superficie de un cuerpo sirviéndose de un Otro primordial como instancia de extracción de goce.

Freud se cuestiona sobre lo que no funciona, lo que falla en la clínica. No está concernido a partir de aquí en la disolución del síntoma, sino más bien en lo que no funcionaba en sus tratamientos, en los interrogantes que de ellos surgían y reconsideraban la teoría: La repetición, la transferencia negativa, los sueños traumáticos.

Más allá del principio de placer (1920) será un punto de capitón junto con El problema económico del masoquismo (1926), donde la dirección del síntoma replantea dos cuestiones centrales: Por un lado, el síntoma como formación de compromiso y por lo tanto como solución a la exigencia pulsional a costa de la degradación a síntoma del decurso de la satisfacción. y por otro lado la puesta en acto del saber del inconsciente. Es el inconsciente como instancia psíquica quien conduce dicha operación. Hay un saber hacer desde la inscripción y el desplazamiento que se exige desde lo traumático, cuyo efecto, satisfacción sustitutiva en lugar de lo imposible, lo constituye el síntoma.

Aquí es donde Lacan y Freud toman distancia, se anudan, pero no se unen. El inconsciente de Freud no será el mismo inconsciente de Lacan de la última enseñanza cuando precisamente en el Seminario XXIV menciona que intenta introducir “algo que va más allá del inconsciente”5 y a continuación realiza una serie de proposiciones nuevas sobre este y entre ellas la reformulación de la cuestión de la histeria. Como dice Laurent, en el artículo de la Revista El Psicoanálisis, “de alguna manera, su estudio sobre Joyce constituye una reescritura de los Estudios sobre la histeria”6, es una reconsideración de los Estudios, pero al revés.

¿Cuál es el recorrido con Lacan para el abordaje de un más allá del inconsciente, donde el cuerpo de la histeria enseña ?

Tomaré de esta parte, destellos y piezas sueltas de hallazgos que transcurrieron en el desarrollo de la tesis.

 

El cuerpo como forma global: Cuerpo i(a). De este desarrollo me gustaría compartir el encuentro con el post-estructuralismo de Lacan que Miller precisa en Lectura crítica de los complejos familiares, un texto precursor. Miller plantea la imago de Los Complejos familiares como el lugar original de aquello que luego será elidido por Lacan como objeto y significante. Los complejos y la imago en La Familia resultan ser los promotores del más allá del significante, de la siguiente coyuntura teórica del cuerpo con Lacan, es decir en ausencia de lo simbólico y en el tratamiento de la imago en un registro netamente imaginario. El complejo apunta a lo que está opuesto a la programación instintual de resolver con respecto a la relación y la imago como objeto de pérdida. Si Lacan toma la imago del seno materno en el proceso de destete es para precisar su efecto de pérdida y por lo tanto el origen materno del complejo de castración, del fantasma de castración.

 

El cuerpo como sede de significantes Cuerpo I(A) = i(a)

Aquí me gustaría compartir un hallazgo literario de Clarice Lispector que encabeza este eje en la memoria en tensión con un recorte del texto de Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis con Lacan y que se produce con esta defensa:

Lacan escribe en Función y campo de la palabra:

“Los símbolos envuelven en efecto la vida del hombre con una red tan total que reúnen antes de que él venga al mundo a aquellos que van a engendrarlo “ por el hueso y por la carne”, que aportan a su nacimiento (...) el dibujo de su destino, que dan las palabras que lo harán fiel o renegado, la ley de los actos que los seguirán, incluso hasta donde no es todavía y más allá de su misma muerte, y que por ellos su fin encuentra su sentido en el juicio final en el que el verbo absuelve su ser o lo condena- salvo que se alcance la realización subjetiva del ser-para-la-muerte ”7.

Lacan le ofrecerá toda la potencia a un otro, no de cualquier orden sino la de un Otro del lenguaje. Ya no se trata solo de hablar, sino que incluirá la paradoja de ser hablado. El cuerpo, en este momento de la enseñanza, es un eco, una resonancia determinada por el Otro del lenguaje, con sus leyes propias de inscripción. El síntoma es aquí “símbolo escrito sobre la arena de la carne y sobre el velo de Maya, participa del lenguaje por su ambiguedad semántica de su constitución”8.

La cita de Función y campo de la palabra que me ha encontrado, también se adelanta a lo que será en Radiofonía (1970) la introducción del significante en el metabolismo del goce en dos operaciones:

-Por un lado, el significante como agente que cadaveriza al sujeto, el cuerpo producido por significantes

- Y por otro, a diferencia del Discurso de Roma, en lugar de advenir significación sentido, el significante introduce goce.

Es decir, el cuerpo se corpsifica, se cadaveriza, se vacía de un goce que no sirve para la vida y se torna conjunto vacío alrededor del cual quedarán los objetos dispuestos que darán lugar a la lógica del fantasma o de la sepultura según sea el caso.

Clarice Lispector, la sinthome, intenta escribirlo de la siguiente manera:

“Soy consciente de que todo lo que sé no lo puedo decir, sólo lo sé pronunciando sílabas ciegas de sentido. Y si tengo aquí que usarte palabras, ellas tienen que tener sentido casi solo corpóreo, estoy en lucha con la vibración última (...) Lee entonces mi invento de pura vibración sin otro significado que el de cada sílaba sibilante (...) Estoy intentando escribirte con todo el cuerpo, enviando una flecha que se clava en el punto neurálgico de la palabra”9.

La corpsificación del cuerpo se me presentaba con dificultades. Al volver a re- leer la tesis, caigo en la cuenta que ha ocupado varios momentos y que lo que ha colaborado elucidar en esta instancia, fue servirme por un lado del tratamiento de la pulsión de muerte más allá de Freud, es decir con Lacan y su desarrollo en los primeros seminarios, y por otro el aporte de los estoicos en su tratamiento de lo incorporal.

 

El cuerpo como síntoma y su recorrido hacia el sinthome:

El cuerpo vacío como lugar de inscripción, la introducción del goce y sus instrumentos de goce en plusvalía promueven el pasaje del hecho lingüístico hacia la conceptualización novedosa del síntoma. Si con Freud, en las histerias, el síntoma se orientaba por el sentido, el desciframiento en el horizonte del padre, el pasaje hacia el sinthome se estaría configurando sobre los efectos de esta inscripción, efectos de goce y donde el objeto a es toda una apuesta de Lacan a la carencia del lingüista. A Lacan le interesa en este punto la doma a través de su operación. La lingüística deja en blanco lo que allí hace efecto: el objeto a con el cual, él demuestra su apuesta en el acto analítico.

Descubro que no se trata tanto de una depreciación de lo simbólico, sino del viraje, del encuentro prínceps con la función de las operaciones lacanianas, en cuanto resto, sobre esta apuesta por el objeto a, y que va tomando consistencia a través de los Seminarios y Escritos. No se trataba tanto de la depreciación de lo simbólico, sino de la construcción en forma topológica de lo que más adelante, precisamente cuatro años más tarde, con Encore, La Tercera y RSI, va a desarrollar, en cuya intersección encontraremos el objeto. Esta operación la podemos encontrar en La Tercera: “Esto solo puede hacerse, dice Lacan, reduciendo la función de representación poniéndola allí donde está, o sea en el cuerpo” y continúa “no hay ninguna esperanza de alcanzar lo real mediante la representación”10.

La palabra pierde peso, y será con lalengua donde se inscriba esta reducción de la función de representación y al mismo tiempo instituyendo su función de marca de goce. Un cambio cualitativo en cuanto a la irreductibilidad de la representación y operatorio con respecto al cuerpo. Un cuerpo que se ubica en la centralidad borromea pero desnudo al mismo tiempo.

Lacan propone un cuerpo que adviene, entonces, prescindiendo de un punto de capitón, y sin padre que garantice la operación mediante la cual la carne con la impresión de un signo, deja al desnudo un cuerpo que por un lado es conjunto vacío y por otro lo incorporal, lo fuera del cuerpo del objeto a.

El cuerpo es tomado como término operatorio. Como término que designa de entrada la consistencia topológica de cada uno de los registros, considerados cada uno de ellos como unidad pero también y ante todo la consistencia del nudo como tal. El anudamiento que hace sostenerse en conjunto las tres consistencias. El ensamblaje de sus elementos y el término cuerpo van a determinar lo que se relaciona con esta operación, por la que determina si hay o no ensamblaje.

 

El cuerpo de la Une bevue.

 

Y me encuentro con la Revista El Psicoanálisis posterior a la entrega del DEA.  El último número titulado Vigencia de la histeria, donde Eric Laurent y el comentario del caso Katarina de Lucia D´Angelo, nos proponen una reconsideración al reverso de los Estudios sobre la histeria, a partir del Seminario El sinthome y el Seminario XXIV de la Una equivocación.

El DEA da un vuelco y se muestra en su reverso. Ahora se partía con Lacan desde el sinthome y más precisamente con Joyce, el síntoma y me dirigía hacia la histeria de Freud.

Tomaré la cita que hizo de brújula en este apres coup y que he trabajado a lo largo de la tesis en diferentes momentos:

En Joyce el síntoma, Lacan recoge el anti- síntoma histérico en la cita: “Dejemos al síntoma lo que es… un acontecimiento de cuerpo” y continua… “Así pues, individuos que Aristóteles toma por cuerpo pueden ser nada más que síntomas ellos mismos relativamente a otro cuerpo. Una mujer por ejemplo es síntoma de otro cuerpo” Y luego retoma el síntoma histérico: ” Si no se da el caso, una mujer queda síntoma de otro cuerpo”11, es decir que solo tiene interés por otro síntoma.

En esta cita distinguimos tres modalidades de goce en el sujeto: el del síntoma histérico como síntoma del otro, el de una mujer como síntoma de otro cuerpo y el del sinthome del ser hablante.

Lucia D´Angelo precisa aún más sobre esta cita: Los cuerpos se disponen entonces en referencia a su síntoma como partenaire sintomático. El goce se produce en el cuerpo del Uno, a través del cuerpo del Otro y el cuerpo del Otro puede ser el propio cuerpo como el cuerpo de cualquier otro.

Con la clínica del sinthome y la enseñanza de la Una equivocación hay un cambio de concepción con respecto al síntoma histérico. Este cambio de concepción al sinthome, - antes, complacencia somática con Freud, síntoma del síntoma del otro con Lacan en la enseñanza previa - le permite a Lacan retomar la histeria al revés, desde su vertiente real. Lacan da consistencia al cuerpo de lo imaginario (lo que nos permite manejarnos, apañarnos, un modelo) y lo simbólico ( la lengua y el conjunto de equívocos en ella), pero va en búsqueda del cuerpo de lo real.

En la histeria rígida con H. Cixous encontrará la materialidad, la consistencia, fuera de cualquier serie, sin sentido y sin horizonte paterno. Laurent lo dice de la siguiente manera: “lo real es la repetición material de lo mismo en la medida en que el goce se repite”9. Y será a través de los equívocos, donde la falacia da testimonio de lo real: “Un signo que no tiene que ver con el desplazamiento de la significación sino que indica un modo de goce que se mantiene siempre como él mismo y que puede ser nombrado por unos significantes con los cuales es siempre posible equivocarse”13.

Esta vertiente real del síntoma histérico con Lacan va más allá de las identificaciones freudianas, va más allá del Nombre del padre, sirviéndose de él pero prescindiendo de creer en él, de la misma manera que en la metáfora paterna, el Nombre resuelve el significado x del deseo materno, dándole la significación al falo.

Lo real toma consistencia por la cadena rígida que Lacan introduce en este Seminario y precisamente en su referencia a la incompletud. Lacan señala en el Seminario XXIII que la histérica de Le Portrait de Dora, era una histeria incompleta, a diferencia de la histeria de a dos freudiana.

Será sobre la identificación al síntoma que Lacan se interroga: ¿ A que se identifica uno al final del análisis?. Y propone: “¿No sería identificarse con la garantía de una cierta distancia, a su síntoma?”14. Sobre la distancia del binomio sintoma histérico y sintoma analítico, justo a continuación nos recuerda: “Anticipé que el síntoma puede ser, es moneda corriente, puede ser el partenaire sexual”15.

En el apres coup del DEA me encuentro con aquello del destino del narcisismo se estuvo rastreando. Lo más suyo del síntoma histérico es el partenaire sexual. Y ¿qué hace uno con el partenaire sexual? intenta apañárselas, manipularlo, manejarlo. Uno se apaña con el partenaire sexual como lo hace con su imagen. Hay un cierto narcisismo en la elección del partenaire sexual, no al nivel de la imagen sino, como menciona Laurent, al de la manipulación que puede hacerse, el cual permite situar con precisión su relación imaginaria y libidinal con el mundo en general.

Retomemos, entonces, la cita de Joyce, “una mujer es pues síntoma de otro cuerpo”16. Si una mujer no consiente en hacerse síntoma de otro cuerpo, se convierte en síntoma histérico. Laurent dice: “El síntoma histérico se sitúa, pues, antes de la cuestión del síntoma como acontecimiento de cuerpo, el que viene a inscribirse en el cuerpo”17. Y entonces, me interrogo, ¿por qué antes? ¿Qué se intenta situar entonces en el síntoma histérico?, su condición extraterritorial. (como dicen los lingüistas - Putman- , o el desarrollo de lo fuera de cuerpo que enseña Lacan en Radiofonía tomado de los estoicos). El síntoma se ubica fuera del cuerpo, no es endopsíquico. ¿Qué es aquello que es extraterritorial al sujeto? Podríamos afirmar que todo el sistema de la lengua está afuera, que la significación proviene del diccionario de un Otro, la significación no está en uno..

Será sobre lo que está fuera con la lengua, lo que dispone a la falacia y da testimonio de un real más allá del inconsciente de desciframiento, que un cartel se cruza con el DEA. Está es la cuestión clínica que conmueve a la propia memoria sobre el síntoma histérico en su relación con la lengua. Comienzo a investigar en un cartel, llamado Lengua éxtima y cuyo rasgo es: Lengua materna y clínica en otras lenguas. Sujetos histéricos tomados por el cuerpo (anorexia, vértigos, ansiedad) y cuyos análisis se realizan en otra lengua diferente a la materna. Me interesa el impacto de la lengua materna sobre lalengua, vehiculizada en el cuerpo a través de la enseñanza de J-C Milner y los usus de posteriores lenguas aprendidas, la mayoría en series (varios idiomas) en relación al estrago materno.

En el reverso de la histeria, desde Joyce el síntoma hacia las histéricas freudianas a través del trabajo del cartel, me encuentro con la versión del inconsciente real, aquel que está tomado en su representación por el cuerpo, en las resonancias producidas como exceso de goce de lalengua, es decir en el impacto fundante de la lalangue con el cuerpo: el encuentro con el acontecimiento de cuerpo más primario y original al que todo sujeto no puede escapar.

 

El trabajo continúa en la Escuela.

Notes

1. Lacan, Jacques. El Seminario libro 23, El Sinthome. Paidós. Buenos Aires, 2012, p.130

2. Freud, Sigmund. Proyecto de psicología (1895). Obras completas Vol I. Amorrortu Editores, 1992, p.367

3. Freud, Sigmund. Fragmentos de análisis de un caso de histeria (1901). Obras completas Vol VII. Amorrortu Editores, 1992, p.37

4. Freud, Sigmund. Introducción al narcisismo (1914). Obras completas Vol XIV. Amorrortu Editores, 1992, p.73

5. Lacan, Jacques.El Seminario, libro 24, L’insu que sait de l’une-bévue s’aile à mourre. Lección del 16 de noviembre de 1976. Inédito.p.2

6. Laurent, Éric. “Una reconsideración al reverso de los Estudios sobre la histeria” Revista El Psicoanálisis, nº 40, 2022, p.84

7. Lacan, Jacques. Escritos I, Función y campo de la palabra y del lenguaje en el psicoanálisis. Ed Siglo XXI, 2013,  p.43

8. Ibid. p.100

9. Lispector, Clarice. Agua Viva. Ed Siruela 2013, p.13

10. Lacan, Jacques. La Tercera, Intervenciones y textos 2. Ed Manantial, 1988, p.81-82

11. Lacan, Jacques. Otros Escritos, Joyce el síntoma. Ed Paidós, 2012. p.595

12. Laurent, Éric. “Una reconsideración al reverso de los Estudios sobre la histeria”, Revista El Psicoanálisis, nº 40, 2022, p.93

13. Ibid. p.94

Carolina Salinas

Del síntoma histérico al acontecimiento de cuerpo

Entre pasión narcisista y pasión significante.

NODVS LXVII, juny de 2023

Comparteix

  • Compartir en Twitter
  • Compartir en Facebook