El Nombre Propio

Intervención realizada el 24 de marzo de 2022 en el marco del Seminario de Orientación Lacaniana El Uno Solo, con la orientación docente de Vicente Palomera. Área de la Tétrada, Instituto del Campo Freudiano Europa, Sección Clínica de Barcelona.

  • Publicado en NODVS LXVII, juny de 2023

Resum

Miller recorta la idea de desnivel entre el ser y la existencia, lo que permite dar un marco de lectura a la práctica clínica. La escritura pura, de existencia, implica el manejo de la letra, del trazo. El significado operando separado de la significación, donde encontramos lo escrito primario del Uno de la existencia. Espacio topológico que se organiza al final del análisis para poder decir el real. Se trata de enlazar una escritura que se despliega según su propia necesidad. 

Paraules clau

Desnivel, ser, existencia, Bedeutung, Sinn, referencia, lectura, lalengua, escritura, Letra, S1, sinthome

La enseñanza de Lacan se orienta en la práctica, por lo que Miller llama el desnivel entre el ser y la existencia 1, con la intención de dar un marco a la escucha en la práctica clínica.

Para entender esto, Miller va a pasar por la escritura lacaniana significante sobre significado, que en el Escrito “La instancia de la letra”, varía, para construir la fórmula de la metáfora y la metonimia. En una primera aproximación, plantea la existencia al nivel del significante y el ser el nivel del significado, a condición de reservarse una inversión de posiciones, ya que escribe el ser sobre la barra (Ser/existencia). A mi entender esta inversión de posiciones está en relación con los efectos de significación que atrapa el ser sobre la barra. Esto que se escucha, dice Miller, y de lo que habría que separarse, interpretando por la simple homofonía significante.

 

La eternidad y la rutina

 

El ser desborda ampliamente la existencia de la cosa y el hecho de hablar hace posible incluso hacer entrar en el lenguaje lo que no existe. El uso del verbo ser, consiste en conectar un nombre a una propiedad, es decir, lo que Lacan llama la sesión del predicado. Es de esto de lo que se ocupa la ontología, de aislar la cópula ser/estar como significante. La creación de la ficción pone de relieve, ese predicado del significante, en tanto ser imperativo, es decir que se produce en la estela del discurso del padre. Para Lacan, «toda la dimensión del ser se produce en el transcurrir del discurso del amo».2

El hecho de que para Lacan el ser sea una significación, es por lo que se escurre. Es del orden de lo que Freud llamó lo reprimido. Se trata de un ser que surge de la sorpresa, de lo «lo no realizado»3, puede venir a ser en la palabra o no ser. Miller sitúa el término represión, al nivel del equívoco del ser, que permite vincularlo con la falta. Valorando la expresión neo-sartriana de Lacan la falta-en-ser.

Es posible reconocer grados del ser, en cuanto se trata de la verdad, que es completamente variable, inestable. Aquello que aparece en un determinado momento, se eclipsa poco después y se considera una verdad superada. Este cortocircuito constituye la paradoja de un ser eterno, dado que el ser varía con el tiempo. Lacan insiste en el Seminario XXIII sobre la necesidad de que el analista se desembarace de la idea de eternidad. El uso exagerado que se dió a la Metafísica de Aristóteles y la  exaltación del ser de la teología cristiana: el Yo soy el que soy de la Zarza ardiente, fundamentan la ilusión de eternidad. Sublimación de la rutina cotidiana, que como nota Lacan, hace que «el significado conserve a fin de cuentas siempre el mismo sentido»4.

Así, la idea del ser eterno se articula en una cosmología  imaginaria, que soporta la noción de un mundo persistente que se podría conocer. Cosmología imaginaria aislada por Heidegger en su definición de Dasein, el ser en el mundo, in der Welt sein. El psicoanálisis rehúsa ésta idea y piensa en un ser discursivo, inexorablemente ligado a la función del tiempo. Lo que en la práctica requiere pensar contrariando la rutina.

 

Escritura de  palabra y de existencia

 

La existencia no nos hace estar fuera del lenguaje, pero para acceder a ella, es necesario considerar el lenguaje, no al nivel del ser sino de la escritura. Lo escrito puede hacerse autónomo en el lenguaje. Esto es lo que sucede en la matemática, pero ello no quita que pueda hablarse de la palabra escrita para darle un sentido. Por eso Miller diferencia entre escritura de palabra y escritura pura. La escritura de palabra, puede ser escrita y tener afinidad con el ser. La escritura pura en cambio, no es escritura de palabra sino de existencia, manejo de la letra, del trazo. El significado operando separado de la significación, donde encontramos la existencia sin mundo.

Si entiendo bien, ésta escritura pura se refiere al espacio topológico que se organiza al final del análisis para poder decir el real:

 

Ε x  /  ƒ x  (existe x tal que función de x)

 

Se trata de enlazar una escritura que se despliega según su propia necesidad. ¡Se trata de lectura, no de escucha! La escucha es de significación y provoca la comprensión, porque está siempre implicado el goce que parte del significado y es desde allí que se intenta aislar el significante. En la lectura en cambio, se parte del significante y puede eventualmente dar lugar a algunos significados. Hay un resto entonces entre escucha y lectura. Para pasar de una a la otra, se necesita pasar por la escritura

La interpretación es una lectura. En el uso que le da Lacan, hay una anfibología del significante: está el significante anotado por la palabra y el significante como tal, que se lee pura y simplemente. Podemos también llamarlo Letra, S1 o sustancia significante. En la medida en que el lenguaje está constituido en la unión entre el significante y el significado, nos impone el ser, cuya denotación, cuya referencia (Bedeutung) se nos escapa. Este aparece incierto y nos lleva a pensar que tenemos acceso sólo a la apariencia.

La tradición filosófica, con todas sus variaciones hasta llegar a Nietzsche, nos conduce a la idea de que el muro del lenguaje nos separa del ser. Para el psicoanálisis lo que sustituye al esquema apariencia / ser es un para-ser, un ser que está siempre detrás del muro del lenguaje, al que se contrapone la existencia. 

 

Para-ser ( par-être )  /  existencia


Lacan invita a renunciar al muro del lenguaje. Para nosotros hay una conjunción del para-ser y de la palabra, que encuentra su punto culminante cuando uno se expresa en términos de ser hablante y otra entre existencia y escritura que estaría en relación con el concepto lacaniano de lalengua.5 

para-ser6 palabra 

existencia escritura

Para dar este salto, resulta de interés aquí seguir los pasos que Lacan dará en relación a el Escrito die Bedeutung des Phallus7, texto que pronunció en alemán en el Instituto Max-Planck de Munich el 9 de Mayo de 1958, de cuya traducción al español La significación del falo nos ocuparemos más adelante. Pero el cuál en 1958 es abordado desde la Metáfora Paterna y en 1972 hará una relectura a partir de esta nueva interpretación entre sentido y referencia.

Vemos como ya incluso en el Seminario 18, De un discurso que no fuera de semblante (en la clase 9, del 9 de Junio de 1971), así como en el Seminario 19, ...o peor (en la clase 4, del 19 de Enero de 1972), y en la Conferencia de Ginebra sobre el síntoma, en 1975, Lacan comenta que  la Bedeutung, traducida por él mismo en sus Escritos como significación, se diferencia de la palabra alemana Sinn, como efecto de sentido, designando a la primera como la relación con lo real. Hace allí explícito un deslizamiento del sentido de la palabra Bedeutung, hacia el sentido que tiene dicha palabra en el discurso de Frege de referencia o denotación, lo que hace del falo «un nombre propio»8. Se trata del falo, sin el padre de la Metáfora Paterna. Lacan intenta fundar la vigencia del complejo de castración freudiano en términos lógicos. La referencia al falo excede las referencias a un significante con una significación especial, ya que la significación del falo conduce a una circularidad: la significación que el falo puede tener o la significación que el falo da.

Dado que el falo se sitúa en el entrecruzamiento entre demanda y deseo, sentido y referencia coincidiría si el Otro fuera completo,  pero como el sujeto barrado va más allá del Otro de la demanda, Lacan escribe Ⱥ - A barrado - y se rompe toda posibilidad entre sentido y referencia. Este es el valor excepcional de significante fálico, que como significante del deseo, descompleta esta función.

De este modo Lacan inscribe un nuevo valor, que ya no es una significación sino fi simbólico como significante de un goce imposible de negativizar. Vemos que el fantasma como significación absoluta, sitúa una significación, en el lugar que tendría que ser de referencia, es decir, el sentido que falta. Este lugar del falo como excepcional, lo retoma bajo nuevas premisas, considerado como significante sólo, límite, que encarna el goce mortificado, marca del sacrificio de goce por entrar en el lenguaje.9

J.-A. Miller en De la naturaleza de los semblantes, habla del falo como semblante autorreferencial, que por su papel excepcional, verifica la relación imposible de la necesidad como lo que se manifiesta en la estructura del discurso, pero que apunta al nivel fundante de la inexistencia. Por eso, la dimensión de la inexistencia, es lo que Lacan pone en el lugar de la referencia, lo que no se inscribe en el discurso y se sitúa en la repetición como desierto de goce.10

Para comprender el  uso que hace lacan de la inexistencia, Miller en Matemas II, habla del concepto de sutura que no está enunciado por Lacan, pero sí está presente en su sistema de manera permanente. Se trata de la necesidad de inscripción del sujeto, que fracasa en la función del lenguaje y que puede no obstante escribirse a partir de lo que él llamará la lógica del significante. El concepto de «sutura -nos dice Miller- nombra la relación del sujeto con la cadena de su discurso; él figura en ella como elemento que falta, bajo la forma de algo que hace sus veces. Faltando en ella, no está pura y simplemente ausente. Sutura, por extensión, la relación en general de la falta con la estructura de la que es elemento, en tanto que implica la posición de algo que hace las veces de él.» Entonces, quien dice yo (je) sutura, vamos a decir tapona la falta-en-ser que se desliza en su propio discurso. Lo interesante es que en un análisis, se puede agujerear la sutura, que si entiendo bien, es lo mismo que molestar la defensa, lo que implica «atravesar lo que un discurso explicita de sí mismo; que se distinga de su sentido, su letra». Miller llama a esta letra, «letra muerta» y dice que el acto de agujerear la sutura, la hace vivir matando el sentido.11 En este punto, interpreto al sentido del fantasma propiamente como defensa.

El hilo conductor de dicho análisis, es el discurso de Frege en sus Grundlagen der Arithmetik. Frege toma las relaciones entre el concepto, el objeto y el número: es decir, la subsunción del concepto que subsume al objeto, y lo que llamamos la asignación del número al concepto que subsume objetos. Por esta vía, la desaparición de la cosa debe efectuarse para que aparezca como objeto y el concepto operando en el sistema. Es mediante el efecto de la ficción del concepto, que se transforma en unidad, pasando al estatus de objeto y en cuanto tal enumerable.12

Frege toma de Leibnitz la definición de identidad según la cual «idénticas son las cosas que pueden sustituirse la una con la otra, sin que la verdad se pierda»13. De modo que para que la verdad esté a salvo, surge el problema de que el objeto cae bajo el concepto de «idéntico al concepto de x» como unidad. Sin embargo, la construcción del 1 en su identidad personal de número, con su nombre propio, en la serie de números enteros, «exige que se convoque, para transformarla, a una cosa del mundo, lo que no se puede, dice Frege: la lógica sólo debe sostenerse a partir de sí misma. Para que el número pase de la repetición del uno de lo idéntico a su sucesión ordenada, para que la dimensión lógica gane decididamente su autonomía, es necesario que el cero aparezca sin ninguna relación con lo real.»14

Así es que el concepto de «no identidad consigo mismo», contradictorio con la dimensión de la verdad, es asignado al número cero y resulta el enunciado decisivo que sutura el discurso lógico, según Miller. Es necesario trazar un cero, para conceptualizar lo no conceptualizable. A su vez es contado como 1 y su representación por el nombre del número, en términos lacanianos la reconocemos como un efecto de sentido. De aquí surge el concepto de Iteración que aparece en el álgebra lacaniana, a partir de la repetición como proceso de diferenciación de lo idéntico. La paradoja es que «el objeto imposible que el discurso de la lógica convoca como no idéntico consigo mismo y rechaza como lo negativo puro, …, lo llamamos en tanto que funciona como exceso, que opera en la serie de los números: el sujeto».15

Si Frege con el concepto de número suprime al sujeto, con la introducción del cero como la extensión del conjunto de los objetos distintos de sí mismo, introduce al sujeto del significante como ausente en la cadena. Se trata de la inscripción del lugar del sujeto como excluido de la estructura. Su representación como elemento que falta, en la operación del 1 como contable, permite a Lacan una nueva interpretación del falo. En el lugar de esta no inscripción, surge el objeto a como referencia, efecto de discurso. Lacan retoma al objeto a, como imposible de escribir al sujeto.

De lo que se deduce que la inexistencia, es una función perfectamente producida pero que no se satisface con ninguna existencia. Por ejemplo, el síntoma viene al lugar de la inexistencia, en tanto se inscribe como lugar vacío, suplencia de la verdad y de la necesidad, en lo que no cesa de no escribirse. La paradoja es que el lenguaje por un lado prohíbe el goce y por otro es causa de goce, pero aunque el significante sea causa de goce no es idéntico, no se resuelve como identidad.

En el Seminario 19 la inexistencia que Lacan sitúa a partir de la necesidad, no es un fin en sí mismo sino para la afirmación del «Hay Uno».16 Es decir, «no hay relación sexual» o lo que es lo mismo que «no hay relación lingüística» al decir de Miller en El ultimísimo Lacan, pero, «Hay Uno». Justamente, el axioma «la relación sexual no existe» apunta a lo que estaría más allá del semblante, situando el agujero.17

 

Dos sustancias, una significante y la otra gozante

 

Se requiere de este aparato a partir del cual «el significante mata a la cosa»18, siendo la escritura la medida de la existencia, para leer la proposición No hay relación sexual, de la que Lacan dice, que no puede ser escrita y que es inexistente.

Hay apariencias que suplen la relación sexual, para-seres que reciben su ser del lenguaje. Están provistas de ficciones instituidas por el simple significante imperativo o por la simple rutina de significaciones. La ficción que suple la relación sexual por excelencia es el amor, es el sucedáneo del significante Uno. El amor crea un Uno imaginario, aísla un solo ser, y cuando esto falta todo queda despoblado. La transferencia analítica está hecha de la misma estofa de este amor. El lugar del Otro, que es el lugar de la verdad y el lugar del para-ser pone al analista que se sitúa en él, en la lógica de Dios. Desde aquí, es que Lacan indica que el punto de orientación de la práctica analítica, está en lo escrito primario del Uno de la existencia, que se funda en un efecto de escritura y no en un efecto de significación. Es la lectura lo que cuenta en la escucha, que apunta a lo escrito primario. Miller escribe:

I lo escrito primario

0 falta o primera marca que vale como conjunto vacío

Por eso, Lacan insistió en la diferencia entre la teoría de las clases, en las que sólo hay seres que tienen predicados y la teoría de los conjuntos, que llega a trabajar con ausencia de los seres, y cuyo único punto en común de sus elementos, es que se cuentan como uno y pertenecen a un conjunto marcado por una determinada letra. Contando al conjunto vacío, como Uno-en-más entre los conjuntos.19

Se desprende de esto, que si el Uno llega al mundo por el significante, porque hay lenguaje y lo descompone, nos obliga a hacer de él sustancia significante y a aislar el goce como una sustancia diferente. Lacan en el Seminario 20, Aún, trae la sustancia gozante como el correlato de esta noción. Es de otro registro, atribuida al cuerpo sólo a partir de lo que se goza (ce qui se jouit). Un cuerpo que se goza, no se define por la imágen del estadío del espejo, ni por la forma, ni siquiera por el Uno, Un-cuerpo. No es el cuerpo de la relación sexual sino un cuerpo que se goza a sí mismo. Se sitúa a nivel de la existencia.

Estas dos sustancias significante y gozante, hacen eco con el inconsciente y el Ello freudiano. El Uno del lenguaje se imprime sobre el cuerpo con efecto de goce. Freud lo había descubierto en la castración, y en el rastro de dicho descubrimiento, Lacan quita el sentido puesto en juego en la castración, diciendo desregulación. El Uno introduce un desorden de goce.  El lenguaje introduce en ese registro del goce, la repetición del Uno que conmemora una irrupción de goce inolvidable. Esta repetición de goce, fuera-de-sentido genera la queja.

Es por esta vía que Lacan pudo generalizar la instancia del goce mudo20 descubierto en la sexualidad femenina. En un segundo tiempo, la generalizó al hombre, para enfatizar el estatuto fundamental del goce opaco al sentido. Después ha debido inventar la escritura del sinthome que se distingue del symptôme.

El síntoma freudiano produce sentido, contiene una verdad que se puede soñar de revelar, a diferencia del sinthoma, cuya repetición es una constatación. Todo lo que se puede decir de él, es que es susceptible de desnudarse del vestido del para-ser, en tanto el objeto pequeño a no es otra cosa que lo que del goce hace sentido, es decir un para-ser.

El goce repetitivo que Lacan llama sinthoma a nivel de la dependencia/adicción, tiene relación sólamente con el significante Uno, S1. No tiene ninguna relación con S2 que representa el saber. Es auto-goce del cuerpo por medio de S1 sin S2. Lo que viene al lugar de S2, que funciona como Otro, es el propio cuerpo. De esto se trata el goce desconocido del Seminario 20, Aún. Por ejemplo en Joyce, vemos como en el lugar del Otro coloca algo distinto que el cuerpo de la mujer, es decir lalengua, lo que muestra que el goce como tal, no tiene ninguna relación con la relación sexual.

Se concluye, que esta conjunción contingente de la sustancia significante y la sustancia gozante, es el nivel en el que podemos formular que el real es sin ley. El análisis nos enseña que el modo de introducirse es siempre la efracción, la rotura, la disrupción respecto del orden anteriormente constituído. Tal rotura se libera con una desregulación que Freud ha capturado en el significado de castración. Lacan intenta situar una necesidad en el plano del viviente, como programa radical anterior a todo discurso. El falo como significante del goce, ocupa la marca de lo vivo del sujeto. Los conceptos de parlêtre y lalengua, implican una relación entre la letra y lo vivo, que ya no es la del significante.

Enric Berenguer en la clase del 12 de febrero de 2022 del Seminario de Textos de la Sección Clínica de Barcelona, en la que desarrolló el capítulo IV: De la necesidad a la inexistencia 21 del Seminario 19 de Lacan; subrayó que en los últimos Seminarios 19, 20 y 21, ya no se trata de lo real como imposible, sino del imposible de escribir, por lo que está forcluido del sistema. Lo que implica una paradoja que lleva a una pregunta que él plantea y que retomo aquí: ¿Cómo se puede inscribir como suplencia lo que no se puede escribir?

Para dar respuesta se remite al Seminario 20, Aún, en el que Lacan hace desembocar este no poder escribirse, en lo que no cesa de no escribirse. A partir de ésto, el próximo paso que dará, será la introducción de la contingencia como lo que cesa de no escribirse. 22 Es decir que, si como hemos dicho anteriormente, el análisis nos enseña, que el modo de introducirse de este real sin ley, es el de una desregulación respecto del orden anteriormente instituido como rutina, en tanto conjunción contingente de sustancia significante y sustancia gozante, será entonces, en la contingencia de un encuentro como lo es un análisis, entre otros, donde pueda comprobarse, la relación sexual como fallida. Único modo de deducir el verdadero imposible de la necesidad, lo real como imposible de escribir, posibilitaria la constitución de este espacio topológico que se organiza al final del análisis para poder decir el real: Ε x  /  ƒ x  (existe x tal que función de x), lo que llamaríamos significado operando separado de la significación y que daría lugar a la inscripción de una escritura pura, en el sentido del manejo de la letra de goce o trazo, depurado de toda relación con el falo.

Notes

1. Miller, Jacques-Alain.; Di Ciaccia, Antonio. L´uno-tutto-solo.  Roma. Astrolabio,2018 p. 108

2. CF. Ibíd. p. 111

3. Lacan, Jacques. El Seminario. Libro XI. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Buenos Aires. Paidós, 1973/2007 p. 24

4. Op. Cit. p. 113

5. Cf. Ibíd. pp. 113, 114,115, 116

6.[N. del A.] Del texto tomado en italiano par- essere o par-esseri, en su traducción al español como para-ser.

7. Cf. Lacan, Jacques. El seminario, libro 18, De un discurso que no fuera del semblante. Buenos Aires. Paidós, 2006/2009, p. 138

8. Lacan, Jacques. Conferencia de Ginebra sobre el síntoma, pronunciado en el Centre Raymond de Saussure, Ginebra, el 4 de octubre de 1975. Texto establecido por Jacques-Alain Miller. Revista Le Bloc-Notes de la Psychanalyse, Nº5. Bruselas,1885, pp. 5-23.

9. Op. Cit. pp. 138, 139, 140

10. Cf. Miller, Jacques-Alain. Los cursos psicoanalíticos de J.-A. Miller, De la naturaleza de los semblantes. Buenos Aires. Paidós. 2002. pp. 287/299

11.Cf. Miller, Jacques-Alain. “Elementos de la lógica del significante”. Los ensayos, Matemas II, La Sutura. Buenos Aires. 1988. Manantial. pp. 53/65

12.Ibíd. p. 57

13.Ibíd. p. 58

14.Ibíd. p. 59

15. Ibíd. p. 62

16. Cf. Lacan, Jacques. El Seminario, libro 19, … o peor. Buenos Aires. Paidós. 2021.

17. Miller, Jacques- Alain. Los cursos psicoanalíticos de Jacques Alain Miller: El ultimísimo Lacan. Buenos Aires. Paidós, 2012/2013 p. 120

18. Lacan. Jacques. Introducción a la edición alemana de los Escritos. Uno por Uno, Revista Mundial de Psicoanálisis, nº 42, 1995.

19. Cf. Op. Cit. pp. 117, 118, 119

20. Ibíd. p. 119

21.Berenguer, E. Apuntes de clase del Seminario de Textos del Institutos del Campo Freudiano Europa, sobre el capítulo IV: De la necesidad a la inexistencia, del El Seminario, libro 20 … o peor,  celebrada el 12 de febrero de 2022, en la Sección Clínica  de Barcelona.

22. Cf.Lacan, Jacques. El Seminario, libro 20, Aún. Buenos Aires. Paidós,  1975/2008

Luciana Fracchia

El Nombre Propio

NODVS LXVII, juny de 2023

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