"Punto vivo" del seminario del Campo Freudiano de diciembre de 2003
Reseña del comentario de Vilma Cocoz de la parte de Subversión del sujeto y dialéctica del deseo, de Jacques Lacan, trabajada en el S.C.F. de Barcelona el 13 de diciembre de 2003
grafo del deseo, significado, significante
Seminario del Campo Freudiano de Barcelona 2003-2004
Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano
Jacques Lacan
Lo que cojea entre significante y significado
Vilma Coccoz señaló diez puntos, desde la página 784 a la 786, en tanto principios para seguir los desarrollos del grafo del deseo, en una topología de la subjetividad que, a diferencia de la tópica freudiana que crea la ilusión de interior y exterior, permite localizar el deseo mediante una estructura con lugares y funciones en un eje temporal.
La revolución que aporta Lacan a la representación lineal de la lingüística saussuriana es la inversión del vector significado, sin abrochamiento fijo, lo cual lo hace deslizarse de forma indefinida. Es entonces el significante el que atrapa al sujeto en su búsqueda de significación.
El grafo supone que lo esencial del lenguaje es atrapar la significación y no el nombrar las cosas. La función diacrónica permite la anticipación y la retroacción, en tanto en la estructura sincrónica se hallan implicados los juicios de atribución y existencia.
Los dos puntos de entrecruzamiento entre los vectores señalan: a la derecha los significantes, a la izquierda la significación. El deslizamiento infinito de la significación se detiene en la certidumbre del acto que, así, produce un punto de basta. El grafo está abierto, la cuadratura no es posible, porque ante la intención de decir el sujeto está en falta, se sustrae.
La moderna estrategia de los juegos de Morton A. Davis, plantea la existencia de un sujeto completamente calculable, racional, para producir la dimensión simbólica ante lo real del azar.
La existencia del inconsciente se asegura por la presencia del analista. El Otro, como sede previa, constituye al sujeto pero no es suficiente para el neurótico, sí lo es para el psicótico para el que la forclusión opera por la falta del significante que ordene la significación.
Sólo el ser hablante imprime a la palabra la verdad y la mentira, en tanto hay un lugar donde se aloja la verdad. El lugar del analista será el de testigo de esa verdad, la cual nace de la palabra que pasa del fingimiento imaginario a la ficción como estructura simbólica, con el efecto de significación.
Lo que ordena nuestras ficciones no es la utilidad, las necesidades, sino el deseo en su verdad.
"Punto vivo" del seminario del Campo Freudiano de diciembre de 2003
NODVS IX, març de 2004