Salto al vacío

Texto presentado en el espacio del grupo de investigación sobre "Creación y psicoanálisis" el 7 de noviembre de 2003

  • Publicado en NODVS IX, març de 2004

Paraules clau

"Los seis paradigmas del goce", deseo, goce, representación, vacío, arte, fantasma, libido, pulsión, Simbólico, Imaginario, Real, Das ding, La Cosa, Freud, Lacan, Miller, objeto pequeño a, síntoma

Nuevos síntomas, nuevas representaciones

La sociedad tecnocrática, sociedad de información y consumo, en la que estamos envueltos, genera nuevos síntomas, así como nuevas expresiones artísticas, en las que el hecho pulsional está convocado hasta la exacerbación. Los cuerpos y las vidas, al servicio del espectáculo se fetichizan. Darse a ver, a consumir, a través de todos los medios y los media, acorta las distancias entre algunas formas del síntoma y determinadas representaciones artísticas.

Movimientos artísticos iniciados en los años setenta, se remedan en la actualidad orientados a la inversa. Nacidos contra la mercantilización, vuelven como productos de la misma.

El arte interviene cada vez más cerca de lo real hasta llevar a las cosas, mas allá de cualquier representación, a convertirse en signos de si mismas. El cuerpo substituye a su representación y, a veces, la materia viva, orgánica, o bien sus restos, se combinan como si se tratara de elementos lingüísticos. En su nombre, el performer, llega hasta recortar, cortar, marcar, mutilar incluso, su propio cuerpo. Imposiciones, incisiones, deposiciones, eliminada la metáfora relativa a la actividad corporal, ocupan la escena exhibiendo la cara siniestra de Narciso.

Piercings y tatuajes decoran y perforan, extrañas escrituras en la piel, a buen número de transeúntes de las tribus urbanas.

En otro extremo, el artista pone al objeto el velo de la imagen virtual, para que la cámara, omnipresente permita operar en la realidad, extrayéndole sentido a partir de ciertos semblantes culturales, o a lo peor, ya muy lejos del arte, una mirada desquiciada enfoca la realidad y la pervierte al convertirla en pienso obsceno, en tanto que iconográfico, ofrecido al puro voyeurismo.

¿Creación, técnica, ciencia, tecnología? La cirugía transforma la envoltura corporal desde una perspectiva estética, ya sea al servicio de la creación plástica, como en el caso de Orlan, o en el de la cirugía correctora, que desemboca en cuerpos plastificados, ortopédicos.

Mientras, la genética, nuevo demiurgo, interviene en el proceso del ser vivo del principio al fin, alfa y omega. Controla la procreación mas acá o mas allá del sexo, así como prolonga la muerte en vida y lentifica la agonía, dejando al ser humano a merced de la descomposición y el sufrimiento, como si la vida, en verdad, mas allá del bien y del mal, tuviera valor por sí misma. Puro simulacro.

En nuestra práctica, la clínica se enfrenta a nuevos síntomas que, como la drogadicción, la anorexia o la bulimia, muestran los anclajes masoquistas que dan a ver el ideal mortífero encarnado en sus cuerpos.

¿Cómo tratar pues, en esta época exorbitada, el real en exceso del cuerpo pulsional, cómo regularlo?

Si el sueño de la razón produce monstruos, el salto al vacío los rebota. Atrapados en la voracidad mercantil que todo fagocita: bajo diferentes disfraces, bajo diferentes nombres, los países, pobres y ricos, se ven convertidos en sucursales de la gran mutinacional.

Proseguir articulando nuestro proyecto, implica explorar conceptos y términos con los que ya venimos trabajando, pero que son ajenos a las disciplinas de algunos de los participantes. Para orientarnos en el campo del goce, turbina del síntoma y del arte, iniciaremos una lectura de uno de los textos recomendados, “Los seis paradigmas del goce”. de J. A. Miller, Lectura que nos permitirá, además, reencontrar dichos conceptos y ponerlos a debate.

Acerca de las derivas del goce

El inconsciente freudiano desemboca en la roca de la castración que precipita a Freud a interrogarse sobre la posibilidad de llevar un análisis a su término. En Lacan, lo imposible conduce a lo real como irreductible. Lo real que se experimenta en el campo del significante como una falla en el decir y una disyunción en las relaciones. Fallas que confluyen en los nudos en los que aflora, de nuevo, la letra, que anuda lo real, simbólico e imaginario. Del mi-dire, al bien decir, del matema al poema, “cristal de la lengua”, según sus palabras. ¿Llegó, por fin, la letra a su destino?

Lo que el trayecto de Lacan nos enseña en sus virajes, en sus aporías, en su interrogarse, a lo que en primer lugar nos empuja, es a no plegarnos nunca a la rutina.

Si Freud fue el creador del inconsciente, Lacan, en una segunda vuelta, nos libras su objeto al hacer del goce el eje que orienta el conocimiento teórico y la nueva clínica psicoanalítica. En una tercera generación J. A. Miller aporta con su lectura retroactiva, una ordenación que ilumina incluso las topografías más recónditas.

Acerca de Los seis paradigmas del goce de J. A. Miller1

“Los seis paradigmas” se convierten en una serie de flashes que recorren la doctrina del goce, marcando las escansiones del corpus lacaniano.

Voy a proceder a un breve resumen de dicho texto que recorta los puntos que abren vías a nuestro trabajo. En mi opinión, una lectura exhaustiva del mismo, permite abordar de manera estimulante los complejos temas elaborados por Lacan. Dado que no estamos en una clase, ni siquiera un seminario, sino en un espacio de búsqueda e investigación, el hecho de profundizar en sus propuestas, depende, aún en un trabajo colectivo, de la labor de cada uno. De acuerdo a nuestro método, nos extenderemos, además, en el debate.

Paradigma 1: la imaginarización del goce.

El punto de vista económico de la doctrina freudiana apuntaba a la satisfacción inherente al cifrado y descifrado del inconsciente.

El primer movimiento conceptual de la enseñanza de J. Lacan se destina a dar cuenta de esta parte descifrable del inconsciente. Para ello, pone el acento en la primacía de lo simbólico frente a lo imaginario. 2 Despliega así el campo de la palabra, portadora de sentido, y del lenguaje, soporte de la estructura intersubjetiva que permite la comunicación y da lugar al equívoco debido a la falta de equivalencia entre significante y significado.

En el dispositivo, la relación de sujeto a sujeto es disimétrica: el analista puntúa, decide el sentido. De ahí, la instancia del Otro, sede de la palabra y de las determinaciones subjetivas. El síntoma aparece como producto de un sentido reprimido, mientras que el deseo surge como deseo de reconocimiento por parte de ese Otro de la palabra. Lacan sitúa en principio, la satisfacción en la liberación de sentido, es decir, en el orden semántico.

Esta construcción no cubre la vertiente libidinal, a la que Lacan da un estatuto imaginario. La libido no procede del sujeto sino del yo, vinculado al narcisismo, elaborado por él en el estadio del espejo. 3 El goce, situado en el eje imaginario a - a’ no es intersubjetivo, sino intraimaginario, permanente y estancado, fuera de la satisfacción simbólica. En la clínica, solo puede emerger como obstáculo, cuando se produce una falla en la cadena simbólica.

En suma, el primer paradigma, pone el acento en la disyunción entre el significante y el goce, en la falta de relación entre lo simbólico y lo imaginario. Más adelante, poco a poco, la imaginarización del goce irá siendo desplazada por la superposición de lo simbólico a lo imaginario.

Paradigma 2: La significantización del goce.

“El inconsciente se estructura como un lenguaje” es el axioma paradigmático de este período: en la experiencia analítica, el inconsciente podrá ser descifrado a partir de la circulación de sus formaciones por la cadena significante. 4

Este paradigma es una reescritura conceptual que completa y domina a la anterior, al escribir la pulsión ($ <> D) a partir del sujeto simbólico y en términos de demanda del Otro. También en la escritura del fantasma, articula la imagen al sujeto simbólico. ($ <> a)

El deseo se escribe como goce mortificado por el significante (castración) y la satisfacción, condicionada por el modelo de la tachadura, pone en relieve el efecto de sublimación, mientras, el fantasma condensa todo lo que el goce conlleva de vida.

El sujeto barrado, como función significante comporta un ser de muerte, por lo cual solo el pequeño a (a), que conserva las formas de lo imaginario, concentra lo libidinal ligado a lo viviente.

Paradigma 3: El goce imposible.

El seminario sobre “La Ética del psicoanálisis” 5 implica un corte: el goce pasa a lo real, fuera de lo simbolizable.

Con la puesta en juego de Das Ding, la Cosa, fuera del significante, anuncia que la satisfacción como tal, la pulsional, no está ni en lo simbólico ni en lo imaginario, sino que es del orden de lo real. Limitada por las barreras de la ley y de la belleza, la satisfacción pulsional inscribe la reducción del goce a un lugar vacío, y como tal, susceptible de ser llenado (según el modelo de la vasija Heiddegeriana). Abre, con ello, todo un sistema de términos, de elementos imaginarios y simbólicos, que pueden ir a este lugar, suplementos que nunca serán los adecuados al no estar dotados de la propiedad de absoluto. A este goce fuera de sistema solo se accede por forzamiento, por trasgresión. Por ello este seminario está atravesado por la sombra del héroe: más allá de la piedad y la compasión, del bien, que está del lado del placer, hasta el horror. He aquí los héroes sadianos.

Este paradigma lleva al extremo la disyunción entre el significante y el goce. A diferencia del deseo, que discurre entre los significantes, la libido como Das Ding, aparece fuera de significante y significado, como aquello de lo cual no se puede hablar.

Aislar el goce, un goce masivo fuera del significante lo convierte en imposible. Impasse que Lacan pone a trabajar a partir de la promoción del objeto pequeño a (a).

Paradigma 4: El goce fragmentado (normal) .

Los cuatro conceptos fundamentales de psicoanálisis6 suponen otra escansión, tras la cual vuelve a adentrase en los fundamentos, para trazar una nueva alianza entre lo simbólico y el goce.

En lugar del abismo vinculado a la épica, nos sitúa en un hueco, donde se alojan los objetos pequeño a (a), y de este modo el acceso al goce se vinculará al trayecto de ida y vuelta de la pulsión, lejos de la trasgresión heroica. Ahora el modelo de relación al goce será el arte, la contemplación pacificadora del objeto artístico. Ahí donde estaba el sujeto vacío viene el objeto perdido, el objeto a (objeto al que hace existir a partir del ágalma, según lo elaborado en el seminario de la transferencia). 7 A partir de la construcción de las operaciones de alienación y separación el goce está retomado como un mecanismo inscrito en el funcionamiento de un sistema. Por la operación de alienación significante, el lugar del significante no tiene otra sustancia que el conjunto vacío. Para poder presentar la operación de separación, con la introducción del objeto a como respuesta, hay que sustituir al sujeto por el cuerpo viviente, el cuerpo sexuado.

Este paradigma instala al objeto a como elemento de goce, con lo que reduce la Cosa a una multiplicidad de elementos. El carácter elemental del objeto a encarna su inscripción en el orden simbólico: Hay una materia significante, pero hay también una sustancia de goce que mantiene la diferencia entre el objeto y el significante.

Paradigma 5: El goce discursivo

Lacan llamó discurso a la unificación de la alienación y la separación que confirmaban una relación primaria de los significantes con el goce. El significante se presenta estructuralmente con la forma de un binario orientado, ya que tiene un valor de representación subjetivo para otro (“un significante representa a un sujeto para otro significante”).

El sujeto está representado porque nunca está presente: S1 como representante de S. Por el hecho de representar lo irrepresentable abre la repetición significante, siempre fracasada, en tanto nunca podrá completar la representación de la que se trata.

“El reverso de psicoanálisis” está hecho para mostrar que la repetición apunta al goce, se funda en un retorno de goce. Está condicionada por el desequilibrio entre la falta y su suplemento: éste es el principio de AUN. 8

“El significante amo (S1) conmemora una irrupción de goce”, e introduce al mismo tiempo una pérdida y un suplemento de goce. Porque el goce paradigmático está prohibido, algo viene a suplirlo, el plus de goce, que se produce a causa de la repetición

La vinculación del goce con la repetición da un nuevo valor al síntoma, definido ahora como repetición de goce. Se trata, por tanto, de una constante que no se presta a la trasgresión ligada a la concentración fantasmática.

El plus de goce implica dar a gozar, pero, por conservar la falta, la lista de los objetos a se alarga, más allá de los objetos pulsionales, hasta abarcar los objetos de la sublimación, de la industria, de la cultura, aún, siempre en falta.

Este paradigma, afirma Miller, está condicionado por la relación: la introducción del significante depende del goce, a la vez, que el goce es impensable sin el significante.

Paradigma 6: La no relación.

Miller abre este apartado con la fórmula que podemos encontrar en el capítulo VIII de AUN: “el significante es el signo del sujeto”. 9

Representa un retorno Peirce -frente a la etapa estructuralista del discurso- que marca un cambio profundo en su axiomática.

En AUN, Lacan sitúa el goce en el inicio: Hay goce, afirma, solo que lo articula como goce Uno.

Cuestiona el concepto de lenguaje al que nombra “lalengua”, o sea, la palabra antes de su ordenamiento gramatical y lexicográfico. La palabra no se concibe como comunicación sino como goce, se trata, en primera instancia, del goce del blah blah blah.

Este paradigma está fundado en la disyunción, la no relación: entre significante // significado, goce // Otro, hombre // mujer.

Hay un cuerpo que habla, que goza por diferentes medios. Hablar no lo liga necesariamente al Otro, sino que resta atrapado a su propio goce, al que Lacan llama goce Uno. En AUN llega incluso hasta excluir al Otro de la sublimación, presentada como una deriva de la palabra solitaria. En ningún caso el goce se relaciona al Otro.

Cuando se parte del Otro, el Otro es el Otro sexo; pero cuando se habla de goce Uno, se trata siempre del propio cuerpo. Hay una disyunción entre el goce y el Otro, hay entre ambos una intersección vacía: En AUN los conceptos como Otro, nombre del padre, símbolo fálico, pasan a ser reducidos a semblantes. Tienen una función de abrochar, simples conectores que vienen al vacío de la intersección como suplencias.

Según Lacan lo que es susceptible de suplir esta conexión que falta hay que inscribirlo en la rutina -lo ya sabido, la tradición- o en la invención.

Este sexto paradigma marca los límites de la estructura, al oponer a la necesidad de la misma, el goce del Otro como ser sexual, como tal, librado a la contingencia. La pragmática sustituye a la necesidad marcada por la estructura que permite un saber hacer propio del arte y susceptible de ser alcanzado por el síntoma.

Miller concluye este texto aludiendo al retroceso que representan los siglos XIX y XX, respecto a lo que supuso el siglo de las Luces. De ellos dice: “han construido una rutina supuestamente globalizante, han sacralizado lo que quedaba de la tradición y han buscado darle forma. Nosotros al contrario vivimos la reapertura de esta intersección vacía. En un movimiento irresistible, lo trascendental cede al pragmatismo”.

Nos corresponde pues la invención, contando con las raíces. Se trata ahora de hallar las formas de circunscribir lo real.

Notes

  1. J. A Miller “ Les paradigmes de la Jouiasnce”. La Cause freudienne. Revue de phychanalyse. Traducción al español, de Margarita Alvarez en la revista Freudiana nº 29. (Paidós)
  2. J. Lacan “función y campo de la palabra y el lenguaje” (1953). En Escritos I, Editorial Siglo XXI.
  3. “El estadio del espejo como formador de la función del yo tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica”(1949). En Escritos I, Editorial Siglo XXI.
  4. “La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud”. (1957) ). En Escritos I, Editorial Siglo XXI.
  5. “L’etique de le psychanalyse” Le Seminaire Libre VII. Editions du Seuil.
  6. “les quatre concepts fondamentaux de la psychanalyse”. Le Seminaire Libre XI. Editions du Seuil. Traducción al español de Francisco Monje. Editorial Barral.
  7. “Le transfert”. Le Seminaire Libre VIII. Editions du Seuil.
  8. “Encore”, seminario que se desarrollará en el paradigma 6.
  9. “Encore”. Le Seminaire Libre XX. Editions du Seuil.

La mayoría de estos seminarios en francés están traducidos el español por ediciones Paidós.

Magda Bosch

Salto al vacío

NODVS IX, març de 2004

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