"Punto vivo" del seminario del Campo Freudiano de mayo de 2004
Reseña del comentario de Guy Briole de la parte de Subversión del sujeto y dialéctica del deseo, de Jacques Lacan, trabajada en el S.C.F. de Barcelona el 15 de Mayo de 2004
Del -φ al Φ, El falo como significante de la falta, S(A/), Deseo y goce del Otro, El humus humano, El Edipo y la función paterna, El valor cero
Seminario del Campo Freudiano de Barcelona 2003-2004
Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano
Jacques Lacan
Del cogito al humus humano
Guy Briole, en su comentario de las páginas 800 a 803, planteó cuatro temas:
1) El mito del Edipo: dada la división del sujeto que habla, lo impensable de poder pensarse solo, su pregunta que agita el cogito, ¿quién soy? se convierte en ¿qué me quiere el Otro?. El mito de Edipo permite, mediante el Nombre del Padre, una persona que sostenga el texto de la ley y un significante que dé al texto el sentido de la ley. Ello habla, así, en el Otro para que el sujeto pueda pensarse y para responder de su falta: que no hay Otro del Otro. El Edipo es así la función paterna, en los tres registros: el padre real, agente de la castración, que prohíbe al niño tener a la madre en exclusividad y , a la vez, ser todo para la madre; el padre simbólico, de la frustración, para el que Freud creó el mito del padre de la horda primitiva; y el padre imaginario, agente de la privación, soporte de la identificación, detrás del cual desaparece, en el ocaso del Edipo, el padre real y a quien el niño dirigirá el reproche de no haberlo provisto adecuadamente.
Más allá del Edipo, el complejo de castración es el pivote en la formación del sujeto porque articula significante y falo. De la diferencia anatómica de los sexos, que será nombrada por Freud como la roca de la castración, Lacan plantea que sólo se trata del falo como significante de la falta, cuya inscripción en el lenguaje desplaza para el sujeto la sexualidad en lo biológico hacia el significante. El -φ es el falo negativizado que supone imaginarlo como teniéndolo o perdiéndolo. El pasaje de lo imaginario a lo simbólico supone que el sujeto no es causa de sí mismo ya que la causa le viene del Otro en forma invertida y es el freno del cogito. Es la paradoja del "yo miento" donde el Otro es engañado, la verdad medio-dicha es dialéctica. Esta es la subversión del sujeto afectado por su propia división: $
2) S(A̸) = Raíz cuadrada de -1: Lacan plantea que el valor cero es la marca que permite ordenar los significantes en una estructura lógica y no es una emanación de un hecho social, como plantea la antropología estructural. El significante de la falta en el Otro, S(A̸), simbolizable como -1 del conjunto de los significantes, hace objeción al cogito. Del Otro como tesoro del significante avanzamos hasta la pulsión: el tesoro de los significantes. Lo que causa al sujeto no es el Otro sino el Otro barrado, al que un significante le es sustraído.
El Cogito ergo sum cartesiano se opone al Wo es war soll Ich werden freudiano porque el sujeto asume su propia causalidad, más que su libertad, pasando de la ilusión del Otro del reconocimiento a la falta en el Otro. En la cura analítica, una vez contado, inscrito simbólicamente, pasar del padre a condición de saber utilizarlo.
3) El deseo: El fantasma neurótico de Robinson Crusoe es llegar, con el saber actual, adonde todo está por empezar. El sujeto llega a un mundo de significantes y la condición de su deseo es el "ello habla". El deseo del hombre es el deseo del Otro: de reconocimiento del otro y de lo que quiere el Otro del che vuoi?
4) Del - φ al Φ : Hay del Uno pero del Uno que falta. El significante que le falta al Otro es una X. El neurótico obtura la castración con el Φ. ¿Por qué me has abandonado? es la pregunta que mantiene el goce del Otro y hace al sujeto culpable de ello. Al no poder hacer uno, con el significante que falta de la relación sexual, los cuerpos se encuentran reducidos al abrazo, a gozar de una parte del cuerpo del Otro posible, en tanto esté marcado por el significante.
El goce del Otro, marcado por lo simbólico, es causa del goce y, a la vez, hace de barrera. Es el humus humano, dice J.A.Miller en su curso del 2002, del que parte Lacan; en lo reprimido está el ello, que no habla, que goza. La palabra hace función de parásito del humus humano, sustancia gozante de un goce ilimitado al que el placer pone límite. El goce que se sobrentiende en el neurótico se manifiesta en el cuerpo en el psicótico. Significante del trauma en la neurosis, vacío central que el fantasma vela.
"Punto vivo" del seminario del Campo Freudiano de mayo de 2004
NODVS X, juliol de 2004