La figura del esclavo y el saber en la "Política" de Aristóteles
Referencia a la Política de Aristóteles, presentada en el S.C.F. de Barcelona de Noviembre de 2004
amo y esclavo, estado y educación, naturaleza del esclavo, relación heril - relación conyugal - relación procreadora, tendencia social innata, Aristóteles, estado, familia y sociedad, Política, saber, el vivir bien, interés común (amistad política), producción y acción, saber del amo: saber mandar - saber del esclavo: saber hacer
Parte I: Estado, individuo y familia en Aristóteles
Según Aristóteles, el individuo tiene una tendencia social natural, que lo lleva a relacionarse y a vivir en comunidad. El individuo funda la familia, que se instala en la casa; luego viene la tribu, la aldea, la polis. La polis es la ciudad-estado, el ideal de ciudad de Aristóteles. El estado es naturalmente anterior al individuo, pues solo el estado puede proporcionar al individuo las posibilidades de crecimiento y desarrollo de las facultades que éste posee naturalmente pero que por sí sólo le seria imposible desarrollar. Así, el individuo forma parte del estado, que se concibe como un gran organismo que tiende a un fin: el vivir bien o la felicidad de los ciudadanos.
Para Aristóteles las relaciones familiares coinciden con la administración doméstica y de hecho se refiere a ellas como una forma de gobierno del hombre sobre la mujer y los hijos. Todos ellos deben ser gobernados como seres libres, si bien a la mujer hay que gobernarla como a un ciudadano, y a los hijos, monárquicamente. El gobierno pertenece al hombre porque éste es, por naturaleza, más apto para mandar que la mujer, y de más edad y más maduro que el hijo.
La educación ocupa un lugar privilegiado en el ideal de ciudad de Aristóteles, pero excedería las relaciones familiares en tanto debería depender del propio estado y no de cada unidad familiar. Es por este motivo que aboga por una legislación que abarcaría las relaciones conyugales y la procreación, incluyendo recomendaciones y límites en lo que respecta a las características que debería cumplir la unión entre esposos y considerando la procreación como un servicio público. El legislador debería ocuparse de la educación de los jóvenes, y ésta debería ser además su prioridad. La educación abarca unas disciplinas habituales: lectura y escritura, gimnasia, música, y algunas veces, el dibujo.
Parte II: El amo, el esclavo y el saber
Para Aristóteles, la casa perfecta la integran esclavos y libres. Las partes primeras y mínimas de la casa son el amo y el esclavo, el marido y la esposa, el padre y los hijos, que a su vez constituyen tres relaciones: heril, conyugal y procreadora.
La relación heril, del amo y del esclavo, es un servicio necesario. Para Aristóteles la propiedad es una parte de la casa, y el arte de adquirir, una parte de la administración doméstica puesta al servicio de poseer las cosas necesarias no solo para vivir, sino para vivir bien, que según ya hemos visto constituye la finalidad del estado. La administración doméstica necesita de instrumentos apropiados para llevar a cabo su tarea. Estos instrumentos son inanimados y animados. En esta última categoría entrarían tanto un subordinado como un esclavo, pero, atención, el subordinado es un instrumento animado, mientras que el esclavo es una posesión animada. Esto lleva a Aristóteles a considerar que los instrumentos lo son de producción, mientras que las posesiones son instrumentos de acción. Producción y acción difieren específicamente y ambas necesitan de instrumentos, que a su vez mantienen esta misma diferencia. Puesto que la vida es acción, y no producción, el esclavo es un subordinado para la acción.
Sobre la naturaleza del esclavo
El esclavo, como posesión, es una parte del amo, es esclavo del amo y le pertenece. Ahí radica la naturaleza del esclavo: un hombre que no se pertenece por naturaleza a sí mismo, sino a otro. Es por su naturaleza de esclavo que siendo hombre es una posesión. Y como posesión es un instrumento activo y distinto.
En cuanto a la idea de ser esclavo por naturaleza y de si es mejor o justo para alguien ser esclavo, Aristóteles concluye rápidamente que "mandar y obedecer no solo son cosas necesarias, sino también convenientes, y ya desde el nacimiento algunos están destinados a obedecer y otros a mandar"1 . De lo que discrepa Aristóteles es de la esclavitud impuesta a quien no la merece, producto por ejemplo de las guerras. El esclavo lo es siempre por naturaleza, esto es por su tendencia natural como parte de un todo.
Para Aristóteles lo natural es que toda unidad común conste de varios elementos entre los que aparecen siempre el dominante y el dominado. Pone como ejemplo al ser vivo, constituido de alma y cuerpo: el alma mandaría por naturaleza y el cuerpo sería mandado. Pero Aristóteles enseguida aclara que hay que estudiar lo natural en "los seres conformes a su naturaleza y no en los corrompidos"2 , pues en estos el cuerpo muchas veces parece mandar en el alma debido a su disposición vil y contra natura.
Volviendo a las virtudes del mandar y obedecer, Aristóteles afirma que para los animales es mejor estar sometidos al hombre pues consiguen así su seguridad. También en la relación entre macho y hembra uno es superior y manda, y el otro es inferior y obedece.
Concluye Aristóteles que "todos los seres que se diferencian de los demás tanto como el alma del cuerpo y como el hombre del animal (se encuentran en esta relación todos cuantos su trabajo es el uso del cuerpo, y esto es lo mejor de ellos), estos son esclavos por naturaleza, para los cuales es mejor estar sometidos a esta clase de mando"3 . Y acaba por precisar mejor la definición del esclavo: "es esclavo por naturaleza el que puede ser de otro (por eso precisamente es de otro) y el que participa de la razón tanto como para percibirla, pero no para poseerla; pues los demás animales no se dan cuenta de la razón, sino que obedecen a sus instintos. En la utilidad la diferencia es pequeña: la ayuda con su cuerpo a las necesidades de la vida se dan en ambos, en los esclavos y en los animales domésticos"4 .
Con estas precisiones lo que Aristóteles destaca en la naturaleza del esclavo es su carácter de posesión, su participación de la razón como percepción, y el uso del cuerpo al servicio de las necesidades de la vida.
Como posesión, el esclavo forma parte del amo, "es una especie de parte animada separada de su cuerpo"5 . Esto condiciona que entre amo y esclavo se de una amistad política, esto es, orientada por un interés común.
El saber del amo y el saber del esclavo
Para Aristóteles existe una ciencia del amo y una ciencia del esclavo. La ciencia del amo es la que enseña a servirse de los esclavos, puesto que "el amo no lo es por adquirir esclavos, sino por saber servirse de ellos"6 . Sin embargo, esta ciencia no tiene nada de grande ni de venerable y Aristóteles advierte de que incluso puede producir malos ratos.
¿En qué consiste la ciencia del amo? "el amo debe sólo saber mandar lo que el esclavo debe saber hacer"7 . Si por un lado, el señor debe ser para el esclavo la causa de su virtud, su guía moral, por el otro puede, delegar el mandar al esclavo, lo que Aristóteles reconoce como la opción preferida por el amo siempre que es posible. El amo puede, por tanto, confiar este cargo a un administrador para evitar los malos ratos y poder dedicarse a la política y a la filosofía. Queda claro pues que el amo no necesita saber, no desea saber, y que incluso experimenta la proximidad al saber como algo que molesta y produce malestar.
Es el esclavo el que sí debe "saber hacer". Por ello la ciencia del esclavo sería la del aprendizaje de los servicios domésticos corrientes, que incluirían una diversidad de trabajos, desde los más honrosos a los más necesarios.
Silvia Grases, referencia para el Seminario del Campo Freudiano del 27 de noviembre de 2004
La figura del esclavo y el saber en la "Política" de Aristóteles
NODVS XII, febrer de 2005