¿De qué se goza en la contemporaneidad?
Presentación de CRUÏLLA de recerca: Creació i Psicoanàlisi
arte, goce, Real, síntoma, creación, Lalengua, resto, cruce, psicoanálisis, Sinthome
Iniciamos con esta pregunta, una nueva etapa, enmarcada en un significante nuevo, un Caligrama o CRUÏLLA de recerca: Creació i Psicoanàlisi. Cruïlla que, atravesada por otra lengua, CRUCE, dibuja una cruz de término, como tal conmemorativa de un lugar o acontecimiento: espacio de trabajo que se aloja, desde octubre de 2000, en la Sección Clínica del Campo Freudiano de Barcelona. Este Cal·ligrama traza la escritura que refiere a un colectivo destinado a investigar acerca de la copulación del arte y el psicoanálisis. Explorar los lindes de la falla de la que son suplencia, la imposible escritura de la relación entre los sexos.
¿Creación? ¿Sinthome? Interrogantes a la búsqueda de lo que en la enseñanza de Lacan determina este cruce.
Un cruce de lenguas también, en respuesta a otros malestares, modalidad otra de enfocar la interculturalidad más allá de la vía impositiva. Copular no entraña adulterar, ya que, dado que la experiencia analítica apunta a lo real, el producto será singular. Singularidad que tiene más relación con lalengua que con el idioma.
Propongo entonces, empezar por la frontera que separa, vincula y confronta el arte y el psicoanálisis, dos modalidades de organización del goce. Porque en la frontera se encuentra el objeto a, con el que, y a partir del que, ambos operan.
El 7 de noviembre de 2003 escribí un pequeño texto "Nuevos síntomas, nuevas representaciones", a la búsqueda de la zona limítrofe entre arte y síntoma.
Para avanzar en la línea del síntoma y el goce que lo habita, propongo ahora, interrogar una vez más al artista y sus productos, en aras de aprender de su empuje creador acerca de lo que nos interroga. Para ello seguiremos alternando la presentación de textos producidos por los analistas, con la presencia y comunicaciones aportadas por artistas que cultivan diferentes formas de expresión, de manera que podamos beber más cerca de las fuentes.
Empiezo por adelantar mi opinión en el sentido de que arte y síntoma, inscritos en la contemporaneidad, se aproximan cada vez más, de manera que podernos preguntarnos si el arte hace síntoma. Las dudas surgen de la inadecuación, a mi parecer, de hablar del síntoma desde el psicoanálisis, sin referirlo a un sujeto en particular aunque, en este caso, detrás del genérico asomen, uno a uno, la serie de productos resultado de un acto singular.
Podemos ver en el arte actual el signo de un real desbocado, imposible de contener y que se encarna en una serie de restos, presentes en la configuración del objeto. El artista trabaja sobre el resto y con restos, que se traducen incluso en lo formal al operar con retazos de experiencias ya realizadas, en especial en los años '60 y '70. En paralelo, recortan y muestran el agujero donde alojar ojo y mirada en su búsqueda frenética de nuevos soportes en especial los que brindan las nuevas tecnologías. Con ellas, o a pesar de ellas, el artista intenta huir del consumo de imágenes para dar lugar al acontecimiento. Como es lógico algunos lo consiguen y otros se pierden por el camino.
Del arte se dijo que había llegado a absorber lo funcional y que a pesar del empeño del artista por forzar al espectador a abrir los ojos, la bulímica maquinaria del consumo devoró sus productos de manera que el todo puede ser arte desembocó en la profecía del fin del arte.
¿Fin del arte, fin de la historia, fin del psicoanálisis? Un aspecto más del terror con que el amo contemporáneo ha hecho explotar los semblantes. La psicología de las masas teorizada por Freud hace acto de presencia, la cara siniestra de Narciso. El narcisismo de la pequeña diferencia, es usado otra vez para unificar grupos colocando un enemigo fuera, el pequeño resto irreductible.
Hay terrorismo y además de distintos tipos. Los más cruentos no hace falta enumerarlos, solo señalar que por debajo circula el auténtico terror al que nos somete el discurso del amo contemporáneo. Sus efectos son mortíferos desde cualquier ángulo, llámese guerra preventiva o miedo amordazante.
Tomaré una cita de E. Laurent que pertenece al curso nº 7 de Miller titulado "Un effort de poésie", texto que revisitaremos con frecuencia. A partir del modo de intervención irónica en política y a propósito de los esfuerzos de Lacan por separar el psicoanálisis del poder, denota que el discurso del psicoanálisis se apoya en una estructura que enuncia que, fin de la historia o no, la satisfacción final, la reconciliación del sujeto y el goce es imposible: "el sujeto permanecerá dividido por esta cosa que no logra delimitar".
Bajo los golpes del terror y su sonoridad digital ensordecedora, el hombre contemporáneo amedrentado por lo imprevisible, responde con violencia y se hace violencia a sí mismo amordazando sus síntomas con las armas químicas que le brindan los nuevos amos.
Para el psicoanálisis lo real se presenta bajo la forma del síntoma y es por lo que su tratamiento, la organización del goce que desborda al sujeto, pasa por hacer del síntoma su partenaire, suplencia de una relación sexual, ligada a la contingencia, y por ende imposible de escribir.
El síntoma es lo que responde a este enigma del lenguaje y por ello está destinado a la invención. Eso nos resitúa cerca del arte.
El objeto a, como el rey, está desnudo y por ello no se ve.
La creación, en la frontera entre el arte y el psicoanálisis, brinda la posibilidad de ensayar nuevas respuestas al operar con dicho objeto.
¿De qué se goza en la contemporaneidad?
NODVS XII, febrer de 2005