Nuestras inquietudes. Dar testimonio del psicoanálisis
Traducción íntegra al castellano de los diálogos de la película Nos inquiétudes. Témoigner de la psychanalyse, de Judith Du Pasquier (2003)
Traducción íntegra al castellano de la película Nos inquiétudes. Témoinger de la psychanalyse. Dirección: Judith Du Pasquier (2003)
Nos inquiétudes. Témoinger de la psychanalyse. Nuestras inquietudes. Dar testimonio del psicoanálisis. Judith Du Pasquier 2003
A continuación ofrecemos la traducción íntegra al castellano de los diálogos de la película Nos inquiétudes. Témoigner de la psychanalyse, que se proyectó como primera parte de la Tertulia sobre cine de junio de 2005.
Puede encontrarse también aquí en formato pdf.
Nuestras inquietudes
Dar testimonio del psicoanálisis
Dirección: Judith Du Pasquier (2003)
Ventana con vistas a los tejados
Figura femenina junto a la ventana
Mujer de cierta edad
Un día, yo estaba abatida, abatida por una fuerza que me había golpeado, completamente abatida. Estaba aplanada, agotada. Tenía la impresión de pesar treinta mil toneladas y no me podía levantar. No podía levantarme de ningún modo de mi cama, en cambio pasaban muchas cosas en mi cabeza, y en mi cuerpo había una fuerza que me abatía. Estaba abatida, por los suelos. Sentí que había algo físico, que era muy físico, pero a la vez sabía muy bien que eso no era sólo físico y me dije "Para que semejante fuerza física pese treinta mil toneladas…". Me dije "Es absolutamente necesario…". Fue un poco "Levántate y anda, levántate, levántate, levántate…Ve a visitar…" Pero yo no creía que para mí, el psicoanálisis… Fui a un psicoanalista, el primero que encontré fue horrible. Fue muy difícil levantarme. Me levanté. Logré levantarme, logré maquillarme, logré ir, y… di con un psicoanalista horrible, que encarnaba todo lo que detesto.
Hombre joven de pelo oscuro junto a una ventana
Fui… En primer lugar la idea fue decirme "Debo hacer el duelo por mi padre", creo que fue eso. Así pues, cogí las Páginas amarillas, llamé, quería una mujer, para mí era una evidencia. Una primera cita y luego… Pienso que todo este primer… análisis, o terapia, fue muy rápido, muy presionado. Esta primera parte duró dos o tres años, con cortes. Pagué para ver, como en el póquer.
Ventana, atardecer
Ventana, mujer de cierta edad
Ventana, luz del día
Mujer joven de melena corta
Creo que fui a ver a alguien, cuando era pequeña, varias veces. Pero eran tentativas de mis padres ligadas a mi historia con mi hermano, que es minusválido, o anormal, o autista, o no sé muy bien qué era. Y, después, la verdadera decisión, una decisión que tomé cuando era una joven adulta porque… volví a ir a un analista decidiendo yo. Creo que tenía diecinueve años y medio y… tenía diecinueve años y medio y ya me había ido de casa hacía un tiempo y … no estaba bien…, ni siquiera sé si tenía la sensación de que no estaba bien, o si … No sé lo que lo precedió, de todos modos era necesario… Es difícil identificar un malestar retrospectivamente. De hecho, yo estaba verdaderamente mal… era indispensable. Creo que había un problema de respiración, de saturación, de asfixia y de… Mi primer análisis fue muy... fue un desenganche de mi hermano.
Ventana
Mujer de cierta edad
A continuación probé con otro. El otro era demasiado seductor, era tan seductor que yo no paraba de contarle todo lo que yo había hecho, o no, de la seducción. Sentí que eso no funcionaba. Y éste… cuando lo vi…, bueno, fue el que me daba lo que yo esperaba. Encarnaba el equilibrio, la calma, el don… Sí, el don. Me daba algo, eso es, me daba algo. Sentí que me iba a dar esa fuerza de un hombre mayor, distante, tranquilo y…, no sé… Era sin duda la persona que necesito, que necesitaba.
Mujer joven, de pelo largo
Llego, llamo al interfono, digo siempre lo mismo "Señorita…" y el apellido. Él me dice siempre "Sí". Subo los seis pisos en ascensor y llego, abro la puerta sola, entro en la sala de espera, siempre espero, nunca paso inmediatamente, espero a veces un cuarto de hora, a veces media hora, a veces una hora, el tiempo de hacer subir un poco la angustia, que nunca es agradable; luego, en un momento dado, el "psi" entra en la sala de espera, me mira y me da a entender que me toca a mí, y entro en el despacho. Me siento, porque no estoy todavía, no he estado nunca, en el diván. Estoy sentada, él está a mi derecha, no delante de mí, a mi derecha, sentado también, me mira, invariablemente me dice "¿Sí?", y yo empiezo a hablar… de lo que se me ocurre o de lo quehe reflexionado un poco antes, depende de las veces.
Hombre de cierta edad
Trabaja en el jardín y canta:
Si no tuviera,
si no tuviera
más que una hora de vida,
una hora nada más,
quisiera vivirla
…
en un lecho de amor
Interior
Los síntomas que no son normales en la vida común, en la vida que vivía antes… Síntomas tengo bastantes… pesadillas, o quedaba hipnotizado delante de una chica joven, por la calle, la miraba así… y la seguía, como un …, y me daba cuenta de que la estaba mirando así y trataba de ser normal. Bueno, una chica joven… o incluso niños, muy a menudo eran los niños. O las personas mayores… con las personas mayores yo era un poco normal, trataba de hacer… Siempre ganas de vomitar, vomitar, vomitaba, me orinaba en los pantalones, de repente perdía el conocimiento, de crisis de histeria total, temblaba… Dicen que la histeria no se da en el hombre… que no existe en el hombre… ¡Ja! ...Para mí eran verdaderamente crisis de histeria… Y yo vivía en un lugar donde todavía estaba Pierre Alien, que vivía allí, que me dijo "Seguramente deberías hacer un trabajo analítico", y yo le dije "No me enredes con chorradas de análisis, eso es para los burgueses". Yo tenía una idea bastante curiosa del psicoanálisis, porque es cierto que vi a mucha gente que iba al psicoanalista, hijos de ricos, hijos… no de la clase obrera, no estaba abierto a la clase obrera…y, por otra parte, sigo creyendo que no siempre funcionaría. El tabú del dinero, que es cierto; por otra parte es cierto que si no pagas, no hay psicoanálisis, hay que pagar siempre, porque en un lado u otro pagas siempre. Pero yo creo que los "psi", estoy convencido de que cobran lo que…no te imponen una cantidad, si no tienes dinero, si te estás recuperando, no te cobran trescientos fajos, eso no es cierto, es una falsa imagen del psicoanálisis, te cobran una cantidad que puedes pagar más tarde si tienes dinero… Hay que pagar, eso es… Y estoy seguro, convencido, de que hay que pagar; porque si yo no hubiera pagado, recuerdo que estaba muy mal, ya no trabajaba, puesto que no podía trabajar, lo pasé muy mal, ya no podía… No era cierto, era falso además, puesto que yo podía, y me aumentó las sesiones cuando dije que ya no trabajaba para que fuera a trabajar, y fui a trabajar, y trabajé, y trabajando fue mejor.
Mujer joven de pelo largo
De hecho, el proceso que hice al empezar el análisis fue la aceptación: "Tengo problemas, puedo estar en las últimas, puedo ser víctima en cierto modo". Así pues, antes de tener enfermedades, estuvo bien. Fue "Estoy enferma, tengo problemas", y un día olvidé el volante al irme, y a la semana siguiente me dijo "Tenga, usted lo olvidó, fue porque no está enferma", y me fundí en lágrimas, entonces me dijo "¿Qué ocurre?". Yo había dicho cosas que a priori podían incitar al llanto mucho más que eso, me había puesto a llorar y me dijo "¿Por qué llora usted?". No supe qué decir. "Tengo la impresión de que usted me abandona, de que en cierto modo me rechaza," y me respondió "De ninguna manera. Hay otras maneras de verse, de hablar, además de la de psiquiatra a enfermo". No dijo de analista a analizante, pero era un poco eso lo que quería decir.
Ventana, contraluz
Hombre joven, de pelo claro
Estaba completamente perdido… Cuando ese malestar se hacía demasiado importante me ponía en peligro desde un punto de vista… diría que social, es decir, en mis relaciones con la gente, en las relaciones con… En mi vida profesional… Es decir que recuerdo…en aquellos años yo estaba en un instituto específico, estuve unos años en un instituto, y en esos años a veces no podía ir a trabajar, no podía decir nada. Y entonces sentía muy bien que estaba en peligro… Y sobre todo había una especie de… ¿cómo decirlo? de señal que se encendía por aquel lado que hacía que me dijera "Hay riesgo". Y al final de esto simplemente hubo… se planteó el problema muy claro y simple de la sexualidad, es decir que hacía, como para todo el mundo, hacía síntoma de mi historia. ¿Qué hago con el hecho de tener más bien ganas de hombre que de mujer? ¿Y, cómo salgo de eso? A grandes trazos fue poner orden alrededor de eso. ¿Cómo lo asumo? ¿Cómo puedo…? ¿Qué me puede ayudar a asumir esto, esta historia?
Mujer joven de melena corta
Yo creo que fue pronto para mí. Me costó tanto comprender que, al nacer, había llegado a un universo, a una ciudad, en que había algo, un parámetro extremadamente violento que tenía que ver con ese hermano que no era normal y con el que estuve en la guardería, donde los otros niños… y donde yo era su guardián, su guardaespaldas, su hermana mayor, aunque fuera más pequeña y… me enfrenté a la mirada, al hecho de fijarse en la diferencia, a cosas de una violencia increíble. Creo que pasé muy rápido al diván, y allí me eché a llorar, hubo una especie de río que se abrió. No tengo el recuerdo de haber llorado de pequeña porque… porque no es… porque no era posible, eso es. No sé, no podía. Creo que ni siquiera lo pensaba, que había que enfrentarse a una realidad y que, además, había un mundo interior, donde al contrario, donde había placeres… Y entonces lloré, lloré, lloré, lloré. Hasta el punto de que había una riada; yo creo que fue complicado para mi analista, que se preguntó si yo no estaba muy, muy, muy deprimida. Pero, ¿cómo distinguir entre una gran depresión y una gran necesidad de llorar, de llorar por una historia que tenía algo de muy triste?
Hombre entrado en años
Ventana, luz del día
Una vez me preguntó concretamente por qué no me echaba en el diván… "Pues porque no tengo ganas", ya está, eso es, los mayores me tienen sin cuidado, es todo. No tengo ganas, estoy mejor así, no sé… y, además, hay mucha gente que no se ha echado, ¡eh! muchísima… Yo no podía, no habría podido, no me podía estar quieto, echado, al cabo de unos minutos habría explotado… Estaba sentado en una silla, me levantaba todo el rato, miraba…, "Estoy harto de…", y… cosas así.
Terraza jardín
Yo tenía mucha agresividad… sobre todo cuando abordé el tema de Argelia.
Interior, poca luz
El ser humano… Yo no podía soportar todo lo que… había… y todavía no puedo, todo lo que lleva uniforme, para mí es… es… o pierdo el conocimiento, o me pongo muy agresivo, o tengo un ataque de vértigo, o algo así, no sé… Eso no lo he arreglado y creo que no lo voy a arreglar. Afortunadamente no lo arreglo: me ayuda. Esta guerra de Argelia…
Ventana, árboles, luz del día
la podredumbre encerrada que… fermenta dentro, y cómo salí de esto, y que no llegaba al principio… ni el primer año en el "psi", ni el segundo… era demasiado inhumano hablar de eso. Yo hubiera querido hablar de eso pero no me salía, no había… Era todavía como si fuera… Todavía gozaba guardándolo. Si lo hubiera dicho de una sola vez me habría podido suicidar, puesto que habría caído en una culpabilidad muy fuerte... El trabajo se hizo poco a poco… lentamente… así.
Hombre joven de pelo oscuro en el interior de un automóvil
Va conduciendo
Me perdí sesiones porque no quería ir, perdí… las sesiones involuntariamente, conscientemente, perdí sesiones inconscientemente…
De pie junto a una ventana
A veces hay una voluntad de hacer fracasar cosas… porque es duro ir, porque no quieres, porque no quieres abordar los temas o porque te sientes demasiado mal, y además te cuestionas "¿Y por qué tengo que ir?". Porque… No dominas, y como finalmente comprendes que te sueltas, hay veces que no quieres soltarte.
Mujer entrada en años
Ventana, luz natural
Y luego hubo muchos sueños de olas, es decir, soñaba olas, había olas, paredes de olas, olas monumentales, columnas de olas que… se me venían encima, que iban a invadirme, y era todas las noches, así pues columnas de olas, a veces incluso había columnas de olas a cada lado, es decir que yo tenía sólo delante de mí un banco de arena y las columnas de olas estaban a cada lado y se me echaban encima, y yo gritaba, me despertaba gritando, o sea que… cinco o seis veces así seguidas empieza a fatigar. Y además, también hacia el final, hubo cadáveres, muchos cadáveres, cadáveres en la orilla, cadáveres con la boca abierta, abierta con 'rigor mortis', cadáveres en el agua, cadáveres que flotan, cadáveres que yo busco, muchos, muchos, muchos, cadáveres, olas. Con frecuencia esto ocurría en zonas de tierra de nadie, en lugares inhumanos, franjas, regiones, lugares dejados, abandonados, desafectados, lugares… no humanos, en la franja de lo humano. Y luego lo peor, hacia el final fue lo peor, hacia el final fue cuando lo inanimado se volvía animado, es decir que había objetos inanimados que cobraban vida. Y ahí fue verdaderamente, verdaderamente… ahí yo le dije: "No puedo más, estoy harta".
Interior oscuro, luz rojiza
Entonces me dijo "Sólo son sueños", parecía decir que sólo era material abundante, que no era grave.
Ventana, luz del día
Y eso me humilló porque me hizo sentir que esos sueños, que eran muy angustiantes, horribles… me hizo sentir que no debía quedarme dentro de ellos, que debía desengancharme, y que… no hiciera de ellos una especie de estilo, casi un orgullo.
Aire libre, bosque en la montaña
Limpiando la maleza
En fin, digamos que la cosa es movida, y la cosa llega… hasta las pesadillas, y sólo soñaba con la cosa, era el psicoanálisis quien las trabajaba y las hacía llegar. Y… en fin, no quiero hablar demasiado de esto porque ahora estoy en la naturaleza y… a salvo, como se dice, no sé… muy relajada. Abrir la caja para que esta cosa aparezca y aparezca de forma repetitiva para luego… es lo que me queda, porque ya le he dicho que ya no me acuerdo.
Ventana, luz del día
Habrías podido creer que al mismo tiempo que esta fuerza aplastante -no sé si se puede decir fuerza de muerte- me aplastaba, había la fuerza de vida, que estaba allí al mismo tiempo, es decir que yo era bastante irónica, sensible, difícil… había todo eso… de hecho era una batalla, una batalla entre las dos, había una batalla, un combate entre las dos, había un combate en que las dos estaban allí. Es decir, había una fuerza de vida y otra fuerza que yo no sé… fuerza de muerte, no sé nada, otra fuerza, y se peleaban.
Hombre joven de pelo oscuro junto a una ventana
Se oye ruido de poda
Hasta el momento de las primeras sesiones que tuve finalmente, nunca pude decir todas esas cosas horribles, pues tengo -entre comillas- un pasado con veinticinco, o veintiséis -ni siquiera sé ya a qué edad empecé- o veintisiete años, de cosas no dichas. Y bien, entonces tienes que encontrar medios para poder decirlas u olvidarlas… lo que encontré como medio fue la represión, el olvido, la ocultación y evitar al máximo tener ninguna emoción en relación con los demás, es decir, el hecho de no hacer, por ejemplo, ninguna pregunta; porque si yo hago una pregunta a alguien, si le hago una pregunta a un amigo, a una amiga, a mi madre, eso ya implica una respuesta… Esta respuesta yo no tenía ganas de escucharla, yo no tenía ganas de recibir las emociones de una respuesta.
Ventanal, crepúsculo
Un simple paseo por la playa con Natalie era para mí un horror, un sufrimiento porque… pasear por la playa en pareja… En una playa no hay nada, no puedo siquiera mirar nada, fijarme en algo, estamos los dos cogidos del brazo, voy a tener que hablar, voy a tener que escuchar, voy a tener que concentrarme en una conversación… Cuando Natalie podía proponérmelo, yo huía.
Ventana, luz del día
Mujer joven de pelo largo
Llegas a concebir algo, fruto de una idea, de un pensamiento, de algo que es duro. No tienes nada a cambio y, además, pagas. Es horrible… es superduro: vas a un sitio, vas, te toma tiempo, esperas, pasas, dices cosas poco agradables, además pagas. Cuando dices cosas difíciles a una amiga o a un amigo te dicen "Ya veremos…", "No es grave", "Pero tú eres así", o "Tú eres asá", "Te quiero", "Pienso en ti", "Te comprendo"… Pero él no comprende nada, le importa un rábano, bueno 'le importa un rábano'…, su trabajo no es para nada reconfortarte, y es ahí donde hay un paso entre decirle a un amigo "Me ha pasado tal cosa" o "Pienso tal cosa, y es muy duro para mí" y decirlo a un "psi" que no me va a dar ninguna respuesta, que dirá "Bien, nos vemos tal día", es horrible, horrible.
Interior, de día
Hombre de cierta edad caminando arriba y abajo
Mujer joven de melena corta frente a la ventana
Hombre joven de pelo claro
Luz natural
Cuando ya estaba en análisis… mi padre… -que nunca me daba nada material-, mi padre me da su coche, un coche en buen estado, en perfecto estado, él lo había conservado, etc. Cojo su coche, que pasa a ser mi coche y… un buen día voy por una carretera de la playa con mi amigo del momento y tengo un accidente totalmente inexplicable… de repente giro el volante como no hay que hacerlo nunca, doy varias vueltas de campana y rompo el coche. Bien roto. En fin, una experiencia de cosas que pasan, que no controlas completamente, que no puedes controlar.
Hombre joven de pelo oscuro
Aparca, la cámara en el interior del coche
Al principio era cara a cara y luego hubo esta invitación a pasar al diván, y… unas sesiones antes de pasar al diván "¿Dónde pondré los pies cuando…?, los zapatos van por todos sitios, pueden estar muy sucios", y todo eso, yo veía el diván con un cojín en la parte de los pies (va preparando papel, tinta, pinceles y plumillas) …le dejé el diván hecho un asco y eso me molestaba, hablé, lo hablé en sesión (dibuja).
Hombre joven de pelo claro
Interior oscuro
Además, mi analista, al mismo tiempo que se ocupaba de analizantes adultos, se ocupaba también de niños, y eso era muy importante para mí también, porque… lo encontraba muy tranquilizador, lo encontraba muy tranquilizador, que… En fin, me parece normal que un analista que trabaja con el inconsciente… que trata de trabajar con todas las heridas que has tenido en la más tierna infancia, que trata de ayudar, de sacarlas a la luz, de simbolizar todo eso, me parecía importante que se ocupara también de niños. Para mí era una cosa buena, entonces yo me sentía tranquilo viendo rotuladores, plastilina, viendo todas estas cosas cuando llegaba, antes de echarme en el diván. Eso me tranquilizaba.
Hombre joven de pelo oscuro
Sigue dibujando en el interior del coche
Hace un año que estoy con esta analista… ahí entras realmente en cosas que pueden ser difíciles, que pueden ser duras y que me traen muchísimas palabras, palabras de imágenes, palabras de violencia. Sesiones a las que he llegado muy alegre y sin sospechar que acabaría llorando; llantos, palabras, recuerdos que me traen una fuerza de imágenes tal que estoy emocionalmente tocado, eso es. Y he tenido que pagar el precio en tiempo, en dinero, en paciencia, para llegar a esas cosas que yo expreso y que todavía están latentes, pero que siento que llegan y que trato francamente de presionar y de esperar, sigo esperando para decirlo todo.
Hombre joven de pelo claro
Interior oscuro
El análisis es algo impensable… cuando le dices a alguien que no está… que nunca, eventualmente, ha hablado de esto, y le dices que se puede tejer un vínculo amoroso entre alguien que te escucha y tú, que estás… que te sueltas, que te abandonas en… un diván, es… es surrealista eso, es increíble y sin embargo es así como funciona, es así cómo en esta experiencia amorosa llegas a captar lo que te hace sufrir, lo que te hacía sufrir.
Hombre de cierta edad
Ventana detrás de él
¿Qué le llevé?… Yo estaba sentado en mi silla, lo miraba a Godin a los ojos, y le decía "Cuando vi al árabe allá abajo…". "¿Perdón?", dijo él. "Era ese árabe, no quiso mis monedas para… Yo pagué el café, él no cogió las monedas, monedas de veinte céntimos, le quise pagar con monedas de veinte céntimos, yo tenía sólo ese dinero porque…". Cosas así, cosas así, muy tontas. "Mi mujer era (inaudible)…". "¿Ah, si?", ni siquiera me respondía. Estuve dos años hablando sobre la guerra de Argelia… lo hablé, eso fue lo más largo, lo abreviamos… porque en realidad eso no venía de aquí... Sobre mis fantasmas sexuales… en esa época tenía muchos. (pausa) Sobre…, sobre cosas, sobre la muerte de mis hermanos… creo que eso me afectó mucho, sobre la muerte de mis hermanos hablé mucho, me divertía, bueno, no era para nada divertido. Yo preguntaba a menudo, preguntaba, decía "¿Por qué?" y él trataba de no… "No hay porqué". No hay porqué… hay… Tenías que hablar. O no hablar.
Interior
Primer plano de unas manos de mujer manipulando alimentos
Mujer de cierta edad, en el comedor
Tienes obsesiones, imágenes, cosas que se repiten… ¿cómo decirlo?... tu lenguaje… esas constelaciones, esas redes, tú partes de eso…
Junto a la ventana
por ejemplo, un color, un sonido, un nombre puede despertar toda una constelación de palabras y aquí yo pienso que viene de muy, muy lejos. Sí, la palabra viene de muy lejos. De todos modos, la prueba de que eso viene de muy lejos es que en las primeras sesiones en que hablé… cuando hablaba había como otra, otra señal era que mi nariz hacía un ruidito, un gemido continuo, yo hacía un gemido continuo de bebé, y me sentía incómoda, y le decía riendo "¿Cómo es que mi nariz hace estos gemiditos?", y yo no me oía, pues la palabra despertaba algo profundo, profundo, que no controlaba. Yo estaba más incómoda que él, yo hablaba pero eso cubría lo que yo decía… "Pero es un gemidito de niño, un pequeño gemidito…". Yo me decía "Bueno, he gemido; no sé si era un pequeño bebé quien gemía en mí, no lo sé", y él dijo "Sí, esta naricita" Nos reímos "era tierna, era encantadora". Era como un pequeño bebé que da vagidos. Era algo de un pequeño bebé que gemía. No sé muy bien lo que dijo, porque… pero yo dije "Ve usted?, hay algo que se despierta, estoy harta de esta pequeña naricita, ha llorado."
Ventana abierta
Interior con flores de hortensia, poca luz
Mujer joven de pelo largo
No puedes olvidar tu cuerpo, aunque te defiendas intelectualmente, el cuerpo habla sea como sea. Y es verdad que es un poco eso lo que yo debo hacer también, pero, ¡Ay! estoy tan lejos de esto… de momento no ha avanzado nada, aparte de que… yo, en fin, me parece claro que sí, me digo "Trabajo para mí misma, no estás en paz con tu cuerpo, no te gusta dar placer al cuerpo, no estás… estás… Estás un poco en conflicto, en guerra", tengo la impresión de que tengo dos… en fin… tengo la impresión de tener un espíritu y un cuerpo y de estar en guerra con mi cuerpo, y de que, por lo tanto, hasta que no se haya firmado la paz, yo no me apaciguaré.
Cocina, manos que manipulan alimentos
Creo que hablé de algo de lo que no hablas a menudo, y esa vez no dije lo mismo que de costumbre, fui más lejos, y allí creo que verdaderamente ocurrió algo, estaba en relación con mi feminidad, etc. Y creo que el hecho de echarte en el diván…, en fin, no sé cómo lo decidió, pero sé que estábamos de pie, abrió la puerta, me miró y me dijo "La próxima vez, si quiere, puede echarse en el diván"… Y era un momento en que yo no estaba bien… la no aceptación de mi cuerpo y cosas así, sé que dije en sesión "No lo entiendo, la comida para mí es un problema, no dejo de pensar en ello y eso no cambia nada." El "psi" me dijo "Tendría que dejar de pensar en ello". Entonces, si estoy bloqueada, "¿qué me dice?, ¿por qué no tendría que pensar en ello?", era un poco como rechazar la reflexión. Sí, evidentemente, porque no tenía que pensar, tenía que hablar (la cámara se pasea por la casa). En realidad es eso, hay que hablar, y en aquel momento fue un paso, fue aceptar el análisis, que todo debe pasar por el prisma de esta palabra, estará bien pensar en ello en algún momento, pero eso da vueltas, da muchas vueltas, la comida, la comida…, y no avanzas. Tienes que hablar. Ahora sé que desde el instante en que él dice la palabra "Hable", es importante. Yo creo que… "¡Ah! eso, usted no lo ha hablado todavía" "¡Ah! Usted no ha hablado nunca de eso. Hable". Eso es. Esa cosa debe venir aquí en el análisis. Esas cosas de las que no has hablado… Todo debe venir al análisis… todo debe pasar como por un filtro, un tamiz. Todo, toda la existencia debe pasar por este tamiz de la palabra, y eso es lo que a mí me costó aceptar. Es que yo, como creo mucho en la razón… en mi poder de razonamiento o racional… "Encontrar la solución yo misma, con mis pequeñas neuronas". Pues no. Eso debe pasar por la palabra, por ese momento en que me tiro al agua, en que hablo de la cosa y no sé qué va a salir.
Mujer de cierta edad tendiendo ropa
Hombre joven de pelo claro, junto a la ventana
Cuando eso se resistía, cuando había cosas que no querían ser dichas, que no podían ser dichas… la mejor traducción era evidentemente el silencio. Y eso es… guardo de esto un recuerdo muy, muy, muy doloroso. Porque cuando te quedas treinta minutos, cuando te echas en el diván, y… (hace como que quiere hablar pero no puede) cuando te giras a un lado… tratas de… te giras del otro… porque… eso es doloroso, te levantas con una especie de… de peso, de aniquilación terrible, tienes la impresión de ser una pobre cosa que no logra hacer que las cosas accedan al nivel de la palabra, y eso es doloroso, es doloroso. Y el analista detrás… cuya única palabra finalmente es decir "Bien"… y se acabó. Y ahí te dices "Yo…" te odias a ti mismo porque te dice "Me he dejado perder algo". Entonces eso será material para la siguiente sesión, diciéndote "¿Por qué no he hablado?, ¿por qué esto?, ¿por qué aquello?". Hay momentos en que decir las cosas es… (sopla) es entonces cuando te das cuenta… de la importancia del verbo.
Sentado en una terraza jardín
Mujer de cierta edad en interior con poca luz
Hombre de cierta edad junto a la ventana
Yo esperaba muchas respuestas de su parte, y no las tenía. Luego, al cabo de tres años, tuve… no tenía respuestas de su parte, pero eso me las dio, ahí diría que más bien su silencio se entretegió con el mío. Su silencio, cuando yo hablaba, era una especie de silencio aún más silencioso que el silencio… raro, era más silencioso que el silencio, era… yo lo sentía ausente, lo sentía ausente a lo que yo le decía… y era bastante importante, hoy lo hablo así, pero no en esa época… hoy lo puedo comentar, "Estaba ausente…" Pero él hacía muy bien su trabajo, hacía bien su trabajo, hacía una falsa ausencia (imita la expresión del analista) y hacía… (ronquido), pero no dormía, hoy lo sé, antes me decía "¿Pago a uno que duerme?"... Me chocaba.
Mujer de cierta edad
La sesión es un espacio fuera del tiempo ordinario, es decir, fuera de un tiempo que está balizado, es otro tiempo el que transcurre en el interior de la sesión, tu palabra ocupa todo el espacio y, además, tú no haces trampas con la palabra, tienes la impresión de que tienes una cita… allí yo tenía la impresión de tener una cita conmigo, como en ciertos momentos importantes de la vida tienes una cita contigo misma, de manera que no vas a hacer trampas y juegas un poco a jugártelo todo, no sé cómo decirlo, a jugarte la vida.
Comedor, ponen la mesa
Las palabras tienen, ahí, en la sesión, un valor que no tienen en otro lugar.
Se limpia las manos
La palabra me sorprendió, sobre todo, un día en que tuve un lapsus. Dije al psicoanalista "Tengo la impresión de estar dividida entre el psicoanálisis y la mística", en realidad yo quería decir "entre el psicoanálisis y la mística" pero dije -es decir, aunque no fui yo quien lo dijo- en ese momento dije "Estoy dividida entre el psicoanálisis y la…" y en ese momento hubo algo, eso habló, una voz en mí dijo…- yo misma estaba sorprendida de lo que salió de mi voz- "…y la suma". Dije eso, con un tono muy fuerte, dije "la suma", nunca habría pensado decir eso, en ese momento él en seguida me dijo, después del lapsus "Rápido", dijo algo como "Rápido, rápido, ¿qué es para usted la suma?". Y, mientras, yo estaba desarmada porque era como si no fuera yo quien había hablado. Entonces dije "La suma, la suma…". Hice como una niña pequeña de colegio, dije "La suma es la combinación de un conjunto", después "la Suma Teológica…" y después dije "La suma es también el dinero, es la deuda, es lo que se debe, todo eso. Eso fue la pista de la deuda.
Ventana, interior oscuro
Hombre de cierta edad
Yo viví… cada vez era el miércoles siguiente, mi vida era el miércoles siguiente. Luego él cedió, era el lunes, el miércoles, el viernes… Era como una droga… pero era una droga para estar mejor, no era una droga de medicamentos, de eso no había nada, era una droga de palabra. Todos los sueños, después, que se han desarrollado en mi cabeza, eran cosas sorprendentes, un día podremos hablar de eso, además es divertido. Hace sufrir mucho, pero es bastante divertido, es chocante, como construir, fabricar de un modo asombroso que nadie podría creer cosas muy tontas. "¡Ah¡ tú has dicho eso y eso no significa nada", "¡y una mierda, que no significa nada!". La cosa más banal que puedas decir tiene una importancia enorme en el inconsciente. Porque las personas… no hablamos por hablar, el verbo no está ahí porque sí.
Dibujos del hombre joven de pelo oscuro
Niño, el hombre joven de pelo oscuro le dice que vaya al baño
Interior oscuro, mujer de cierta edad y otras dos personas ponen la mesa
Hombre de cierta edad
Tuve un sueño y era un sueño…
Junto a la ventana
…bastante sorprendente -por otra parte, como todos los sueños- pero ése era… yo estaba allí, en el sueño, en lo alto de una colina, bien alto, inclinado sobre el tejado, no en vano soy cubridor, lo sabe todo el mundo, y a mi derecha había un compañero y a mi izquierda otro compañero, a los que no puedo precisar con exactitud pero a quienes llamé "Mis apóstoles"; y luego miro hacia abajo, el sueño era muy bello, muy suave, como estar en el líquido elemento, era muy …, estaba muy bien en ese sueño, o sea que era un buen sueño, por eso intenté volverme a sumergir… Sufría tanto en aquella época… que si podía volver a caer en ese sueño… ¡pero no volví a caer!… Miro hacia abajo y en el fondo veo a unas mujeres plantando arroz en unos arrozales, se agachaban (hace el gesto) y yo estaba allí, las miraba cómo plantaban arroz. Luego el sueño se va, y yo me vuelvo a ir con mis dos apóstoles, yo era el "niño rey". Y mi madre se llama Valérie, parece increíble [Vallé (valle) - riz (arroz)]. El bienestar que yo sentía, tan gozoso, en este sueño era que yo estaba en una especie de ósmosis con… Se lo conté al "psi". No comprendí nada entonces. No es posible que sea eso, que… yo no comiera arroz por eso, el arroz, Valé-ri(z), es comer a mi madre… es… es… no puedo decir… no sé, no estoy aquí para analizar. No sé como ocurrió, sé que un día después ya podía comer arroz, ya no me hacía… (gesto) estaba el arroz, y ya no tenía ese fantasma, ese fantasma de… De ver a las mujeres de edad, por ejemplo, y quererlas masacrar, como ocurría antes, no masacrarlas exactamente sino abalanzarme sobre ellas y abrazarlas o… Antes, en mis crisis… antes… esto estaba bien escondido, y fue lo que me hizo también comprender, no ese sueño, sino todos los que siguieron, y los otros, todos mis sueños, no es para contar todos mis sueños, sería demasiado… sino para decir el significado: el valle era la clave del sueño, hay un valle, en el fondo del valle plantaban arroz: Valé-ri(z), eso funciona… este ejemplo es lacaniano, la palabra abrochada al inconsciente ¡tac!, ahí está. Bien, lo hemos dicho, analizado. El "psi" me habló de eso, de cosas, lo encajé todo. Hecho esto, hago arroz, como arroz, el arroz es muy bueno, gracias al psicoanálisis. Para hacer eso, yo… sufrí mucho porque no podía comer arroz. Eso empezó a desenredar un montón de cosas. Y cuando eso se pone en marcha ya no acaba.
Podan una rama
Limpian los cristales de una ventana
Mujer con melena corta
Del primer análisis lo que más recuerdo son cosas físicas, una travesía física, un nacimiento, verdaderamente, creo, algo como un nacimiento, ahora creo, con esa historia del llanto, de la respiración, que fue algo como… un autoparto, o sea, algo muy físico. Mientras que, en el segundo trabajo que hice, había al contrario algo mucho más mental, en las palabras. Hice elaboraciones formidables.
En la cocina
Mi angustia en relación con mi propia historia es que una mujer tenía siempre que elegir entre la maternidad y el trabajo artístico.
Junto a la ventana
Y he aquí que había, de todos modos, a ese nivel, algo para crear, para comprender todo eso. Logré también comprender que en mi cuerpo podía haber diferentes espacios que coexistían y que no se anulaban los unos a los otros.
Niño y mujer en interior oscuro
No emprendes un trabajo analítico únicamente porque haya un sufrimiento…
Junto a la ventana
…está la pregunta, la búsqueda intelectual, no sé si se la puede llamar intelectual… el pensamiento, es el pensamiento. O sea, puedes tener, en un momento de tu vida necesidad de… un bolsillo de pensamientos al que enviar un cierto número de cosas porque presientes que hay que elaborar alguna, que hay una elaboración que es muy importante. Para mí fue vital.
Huevos pintados, manzanas, la cámara va recorriendo la habitación
La mujer junto a la ventana, luz del día
Hay algo jubiloso en lo que puede aportar el análisis, como… como libertad de pensamiento, como libertad, eso es el análisis, no es lo que admites de ti misma. Es la libertad que encuentras en relación a unos parámetros que nos han marcado, construido, etcétera. Creo que verdaderamente es eso.
Terraza oscura, velas encendidas
Mesa puesta
Hombre joven de pelo claro junto a una ventana
Digamos que a ese personaje, que es el analista, al que yo doté de un superpoder al principio del análisis, al final del análisis lo veía como un hombre, como un hombre con el que podía eventualmente conversar. Pero a partir del momento en que eso se instaló, la relación analizante analista, ¿cómo decirlo?, se fue disolviendo un poco, y también es eso lo que produce el aburrimiento, evidentemente.
Mujer de cierta edad, junto a la ventana
Hacia el final del psicoanálisis había pequeños signos de vida, pequeñas cosas muy reconfortantes, por ejemplo, soñaba flores, entonces… era un signo de renacimiento, soñaba flores blancas, soñé que ganaba un concurso de poesía, eso fue bastante… Eran pequeñas señales de recuperación o, quizás, de que todas esas fuerzas de muerte, no sé si decir de muerte, habían muerto, o de que esas imágenes angustiantes habían desaparecido completamente, completamente, completamente, completamente. Ya no sueño en absoluto ni fieras ni cadáveres. Tengo la impresión de atravesar, de atravesar…, he dicho atravesar un país…, un país de horror, atravesar el horror. Una vez que lo has atravesado, ya está.
Ventana, crepúsculo
FIN
Traducción: Lola Pastó
Composición: Fina Giménez
Nuestras inquietudes. Dar testimonio del psicoanálisis
NODVS XIV, juny de 2005