"Punto vivo" del seminario del Campo Freudiano de Barcelona de octubre de 2005

Reseña de la presentación del S.C.F. del curso 2005-06, en octubre de 2005

  • Publicado en NODVS XV, desembre de 2005

Seminario del Campo Freudiano de Barcelona 2005-2006
El reverso del psicoanálisis
Jacques Lacan

Para presentar el trabajo que se desplegará en este curso, Margarita Álvarez, Anna Aromí y Horacio Casté, delinearon los ejes del Seminario XVII, así como la pertinencia del abordaje del escrito de J. Lacan, Radiofonía, contemporáneo en su emisión a la segunda parte del curso 1969-1970, durante el que fue dictado dicho Seminario.

Anna Aromí señaló cómo J.Lacan planteó a los jóvenes, que en 1968 se oponían a las estructuras elementales del parentesco y la sociedad, que su acción sólo las reforzaba, dado que se trataba en realidad de las estructuras elementales del discurso, las cuales domestican al goce. Así se entiende la estructura del discurso del Amo, sus transformaciones y el resto que ellas producen: el plus de goce y el sujeto, que vive en la fórmula del fantasma, es decir, en la ignorancia de su propio goce. Palanca del desmontaje edípico en este Seminario será el rasgo unario, S1, memoria de la primera satisfacción del ser viviente, gloria que el S2 hace devenir lenguaje.

La contribución de J.Lacan a la aletosfera, donde viven los objetos producidos por la ciencia, es su invención de los objetos del discurso analítico, que llamará letosas. En ellos siempre se encontrará una articulación entre significante y goce, aunque ella cambie radicalmente, desde Función y Campo... hasta el concepto de sinthome.

La satisfacción mítica freudiana se torna rasgo unario en Lacan porque se separa de la transgresión para tomar como fundante a la repetición. Ahora el ser no es previo, está afectado por el goce del que no se puede decir nada. Su pérdida está en función de la pulsión y no de la prohibición, siendo, por otra parte, la condición misma de la lectura porque ésta exige tener localizado al S1 que permite el almohadillado y alojamiento del goce.

El Edipo se volverá inservible porque el padre mismo es el velo que recubre la no relación sexual, ya que sólo se trata del complejo de castración. Lacan construye así su propia teoría del deseo del analista mediante la operación de separación respecto al deseo de Freud. Reduce la inflación del padre, que hermana al psicoanálisis con la religión en el amor al padre, señalando cómo los campos de concentración son un real sobre el que el padre no es operativo. Para el psicoanálisis se trata de dejar lugar al semblante que alcanza el real mediante la asociación libre, raíz de la experiencia, en un vuelco materialista de este Seminario, según J.A.Miller, porque la materia es el goce capturada por el significante. Así la ética psicoanalítica ante la demanda es la escucha, hecha de un material distinto: la pulsión.

Horacio Casté articuló goce, saber y verdad: la relación primaria de saber y goce produce la pérdida, con el trazo mínimo que permite señalar dónde hay nada, y en el mismo movimiento instaurar al Otro en el proceso de la alienación. La falta en el Otro surge gracias al proceso de separación, superposición de dos faltas que, lógicamente, se positiviza en el objeto a. Así también la marca que lo hace existir y a la vez lo borra, vacía al sujeto del goce por efecto del discurso. El objeto a es introducido en el Seminario VII como organismo pero en este Seminario está referido al goce y la recuperación del goce perdido, extendiendo la lista de los objetos, más allá del organismo.

Con la introducción del goce de la sustancia viviente denomina saber al goce del Otro. Así como en la histeria no se trata del organismo sino del cuerpo como Otro, que no se inscribe en los significantes y del que el sujeto es ajeno, del goce en tanto real sólo se lo suponemos al Otro y, perdido, sólo estaría en el origen. El sujeto tiene noticia de él mediante el saber y accede a partir de una zona recortada en el Otro, bajo el dominio del S1 que conmemora la irrupción de goce. La canallada totalitaria se basa en la creencia de que en el campo del Otro hay un saber pleno sobre el goce. Oponerse no es dejar de buscarlo.

La verdad en tanto saber y el goce en tanto prohibido se hermanan en la impotencia porque ninguno puede ser dicho. El amor a la verdad es el amor a la castración que tiene como efecto la impotencia. Así la verdad aparece como un semblante porque es imposible decir lo verdadero de lo verdadero. Fuera de la dicotomía verdadero/falso, la verdad será lo que ocupe ese lugar y lo real se definirá por lo imposible.

Rosalba Zaidel

"Punto vivo" del seminario del Campo Freudiano de Barcelona de octubre de 2005

NODVS XV, desembre de 2005

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