Referencia del Seminario XVII a Baltasar Gracián, "La verdad de parto"
Referencia a La verdad de parto, de Baltasar Gracián, presentada en el Seminario del Campo Freudiano de Barcelona de junio de 2006
Este artículo introduce al autor Baltasar Gracián, para plantear especialmente un comentario de la parte titulada "La verdad de parto" de su obra El Criticón. Posteriormente, se adentra en la relación de los dos protagonistas, Crátilo y Andrenio, que acompañados por el adivino se dirigen hacia el lugar del que todos huyen, dónde la verdad está de parto. Esa verdad es la que fue desterrada del mundo.
Baltasar Gracián; verdad; parto; vicio.
La verdad de parto es un capitulo de El Criticón, libro de Baltasar Gracián al cual Lacan hace referencia en el Seminario XVII, en el capitulo, establecido por J. A. Miller, "El poder de los imposibles".
Algunos datos de la vida de Baltasar Gracián
Gracián era un jesuita que vivió en el siglo XVII, nació en un pueblo de Zaragoza, Belmonte de Calatayud en 1601. Se cría en un ambiente familiar de religiosos y literatos. Realiza estudios de Filosofía y Teología, enseña Letras Humanas y Gramática en Calatayud y Teología Moral en Lérida, esta última labor la alterna con la de consultor del Colegio jesuita para asesorar al rector en los asuntos más graves e informar a Roma de los mismos.
Luego pasa a ser profesor de Filosofía en la Universidad de Gandía. Estos años son de una importancia considerable en la vida de Gracián porque surgen diferencias importantes entre la orden de los jesuitas y él, algo que lo lleva a padecer un estado anímico de decaimiento y melancolía.
Posteriormente es destinado a Huesca como confesor de un colegio y predicador. Huesca es un lugar especial para Gracián, es como su patria literaria y un lugar de paz.
A sus 41 años va a Madrid donde predica e intercede ante el conde-duque de Olivares por el duque de Nochera sobre la guerra de Catalunya. En esos momentos aparece la primera publicación de Arte de Ingenio. Luego se trasladara a Valencia, a Lérida y posteriormente a Huesca.
En el año 1651, a sus cincuenta años, se encuentra en Zaragoza, donde tendrá a cargo la cátedra de Escritura en un colegio de esta ciudad y donde se publicará la parte I del Criticón. Esta publicación reavivará los problemas con la orden de los jesuitas.
En 1653, mientras sigue en Zaragoza, se publica en Huesca la parte II del Criticón y en 1657 saldrá la tercera y última parte que se publica en Madrid, un año antes de su muerte. Sus publicaciones le acarrean problemas y hasta lo llevan a sufrir una represión pública con ayuno de pan y agua, el cese de su cátedra de Escritura y el destierro de Zaragoza. Todos estos hechos repercuten en su salud y tras un periodo breve de tiempo muere en 1658 en Tarazona.
Comentario sobre la obra referida
El Criticón es considerado por muchos como la obra maestra de Gracián, en ella se pueden ver cuestiones esbozadas en anteriores publicaciones. Santos Alonso afirma, El Criticón "es una alegoría prolongada, una novela filosófica en que se mezclan la narración y la doctrina, lo novelesco y la sátira social, los personajes y la critica, los símbolos y la cultura, los conceptos y el estilo".1
A muy grandes rasgos, esta alegoría trata de dos personajes. Critilo, hombre de mundo, es arrojado por un naufragio a la costa de la isla de Santa Elena, donde conoce a Andrenio, el hombre natural que ha nacido allí al margen de toda civilización, ignorándolo todo. Juntos emprenderán un largo viaje hacia la isla de la Inmortalidad, el cual implicará atravesar las diferentes etapas de sus vidas. La primera parte se desarrolla a lo largo de "La primavera de la niñez y la juventud", caracterizada por todo tipo de desengaños. La segunda, transcurre a lo largo del "otoño de la edad varonil", donde pasan por Aragón y Francia, para llegar finalmente a la casa de los locos. Y La tercera y última parte, "El invierno de la vejez", es el momento en que llegan a Roma, para terminar en la Isla de la Inmortalidad.
La referencia de Lacan, que leemos en la pág. 199 del Seminario XVII, nos remite a la tercer parte y en especial a la crisis tercera, que Gracián tituló "La Verdad de Parto". Esta crisis comienza después de que nuestros personajes hayan visitado "El Estanco de los Vicios", donde Andrenio queda "rendido a una brutal vinolencia" hasta que es rescatado por el Acertador y Critilo.
Critilo que ha podido esquivar las garras de esta monstruosidad que se encarna en los vicios, se encarga de rescatar a Andrenio, al que nombra como su otro yo, para ir hacia el encuentro de la verdad, algo en lo que Critilo pone especial interés. Esto lo podemos ver a lo largo de casi todo el capitulo. En la pág. 588, de la edición de Cátedra leemos, "…con esto traté de huir de ella, que fue del mundo todo, y eché por este camino de la verdad, en tan buen punto que tuve la dicha de encontrarte."2
Critilo y Andrenio emprenden camino, conducidos por el "Adevino", hacia el reino del que todos huyen. En este camino se encuentran con un tropel de gente, que emprenden una fanática retirada, vociferando que había que huir porque parecía que era el momento en que iba a "desembuchar". Andrenio se interesa por saber quién es esa que anda de parto, obteniendo la respuesta del Acertador, de que era la verdad quien iba de parto.
Ante esta huida tan masiva con la que se encuentran por el embarazo de la verdad, Critilo menciona la poca importancia de este hecho para la misma. Este cuestionamiento es respondido por un cortesano que venia huyendo, él cual replica a Critilo, "¿Cómo que qué importa? (…) ¿qué sería si da en parir otras verdades, y éstas otras, y todas paren?".3
Andrenio se interesa por saber qué es lo que daría a luz la verdad, algo que nadie puede decirle, ni si quiera el Adevino. Se tendrá que conformar con saber que en el reino de la verdad no es posible ni siquiera disimular la verdad y que quienes hacen cortejo a ésta, es por medio del engaño. Esto lo encontramos en el relato que hace el Acertador a Andrenio, en la pág. 6054. Éste le cuenta la historia de lo ocurrido cuando desterraron a la verdad del mundo; implicó vivir en un caos donde nadie se entendía con nadie, llevando a que los hombres solicitaran su presencia nuevamente. Esto no se presentó como tarea fácil de llevar a cabo, nadie quería probarla, por más que se habían esforzado en disimularla, para que al beberla no se apreciara su amargura, todos los esfuerzos fueron en vano, solo los niños más pequeños, a través del engañado, fueron capaces de cargar con ésta.
Critilo y Andrenio se debatían frente la entrada a la ciudad, donde uno defendía el sabor dulce de la verdad, mientras el otro proclamaba su gusto amargo. Debate que llega a su termino frente la decisión que deben tomar de entrar al reino de la verdad o sumarse a la huida, frente el "…hijo feo, el odioso, el abominable…"5, que la verdad había parido.
Es así como esta verdad, que Gracián no hace hablar en ningún momento, nos muestra sus características inhumanas, el horror que produce a los humanos y los estragos que es capaz de causar. Una vedad nada amable, que lleva a nuestros personajes a sumarse a la huida, incluso a Critilo, quien había puesto un gran empeño para ir a su encuentro.
Referencia del Seminario XVII a Baltasar Gracián, "La verdad de parto"
NODVS XVIII, setembre de 2006