"Punto vivo" del seminario del Campo Freudiano de Barcelona de junio de 2006
Reseña del comentario de Montse Puig del capítulo XIII, "El poder de los imposibles" de El Reverso del Psicoanálisis realizado en el S.C.F. de Barcelona de junio de 2006
Seminario del Campo Freudiano de Barcelona 2005-2006
El reverso del psicoanálisis
Jacques Lacan
El refugio de lo real
Montse Puig abordó el Capítulo XII con la pregunta de J.Lacan por la cultura, articulada a la ética y a la clínica: ¿qué lectura hace el psicoanálisis de la civilización en cada momento, en tanto ella está en la base de la relación del sujeto con el Otro?
Mientras que en el Seminario VII la figura del héroe, de Antígona, Edipo en Colonna, representan la máxima de que se puede sacrificar la vida por honor, porque ella halla su sentido más allá de ella misma, en este Seminario el goce se presenta fragmentado y ya no hay un significante amo que pueda regularlo.
Ausente la vergüenza, proliferan los objetos ligados al cuerpo para la obtención de goce y el primum vivere, dejando fuera de juego la dimensión del honor para exaltar la seguridad porque el Otro no existe.
A partir de Una fantasía en 2004, J.A.Miller, que desde 2000 despliega la última enseñanza de Lacan y su más allá, postula el sujeto ultramoderno, posterior o consecuente con dicha enseñanza de los años '70, en el que la vergüenza toma su lugar en lo más íntimo, último reducto para no perder la orientación porque ella es un índice del goce del sujeto. Afecto primario de la relación del sujeto con el Otro en el registro simbólico, es blasón, honor, insignia del sujeto que lo representa en el Otro con algo de su dignidad.
La serie de Pascal, Kant, personajes como Vattel, es de los que luchan por mantener al significante amo, porque la dignidad del sujeto se constituye en su particularidad por el rasgo unario, marca significante del sujeto e intransferible a otro sujeto. Lacan vaticina, entonces, a los estudiantes de mayo '68 lo peor, pues ellos se sitúan en la impudicia, identificados al resto, en tanto su rechazo al sistema capitalista es sin dignidad. El sistema los tomará como unidades de valor, degradación del sujeto sin vergüenza, en un goce contable que los eliminará en su particularidad. Tendrán un amo degradado para quien ellos mismos no valdrán nada.
M.Puig señaló que lo real no aparece escrito en los discursos. Si bien en los años '60 Lacan opera una corrección de la ciencia, con la verdad como causa escondida, en equivalencia con lo real para avanzar por el no saber, aquí la verdad y el saber quedan opuestos a lo real, ya que él es el resto excluido. Si el significante otrora era lo articulado y variable, ahora es la representación siempre fallida del goce, y el saber es medio de goce, la verdad, hermana de la impotencia. Así, lo real se vacía, es lo imposible, no articulable, fuera de discurso y no demostrable. El objeto a es tributario de lo simbólico como un elemento de discurso, y de lo real como signo de la impotencia de la representación.
La referencia a B.Gracián dramatiza el horror a la verdad, sin la cual no se puede vivir pero de la que huyen los más sensatos. Planteada como lugar, despojada de su pathos, está en cada uno de los discursos.
Saber y verdad van juntas porque son categorías simbólicas. Sin embargo, pueden separarse si se entiende a la verdad como garante de l ser del sujeto. Por eso, si bien el analista se relaciona con ella, no es por el amor de la promesa que la transferencia otorga al saber supuesto. Lacan propone el valor formal de la verdad, como variable que se escribe y que por ello entra en lo real, produce un saber con incidencia en lo real. La funciones matemáticas modifican lo real y así es que pueden llevar lo falso a existir.
Hacer uso del saber con consecuencias en lo real es tarea imposible en la Universidad. Ahora bien, Lacan no renuncia por ello a hacer ese uso del saber, apelando a un refugio: la Escuela, saber riguroso, pase lo que pase, desde el cuestionamiento del no saber.
"Punto vivo" del seminario del Campo Freudiano de Barcelona de junio de 2006
NODVS XVIII, setembre de 2006