"Punto vivo" del seminario del Campo Freudiano de Barcelona de marzo de 2006
Reseña del comentario de Marie Hélène Brousse del capítulo X, "Conversación en los escalones del Panteón" de El Reverso del Psicoanálisis realizado en el S.C.F. de Barcelona de marzo de 2006
Seminario del Campo Freudiano de Barcelona 2005-2006
El reverso del psicoanálisis
Jacques Lacan
Desde los escalones, una metafísica
Marie Hélène Brousse propuso dos niveles para leer el capítulo X, el cual está sujeto, no a una enseñanza dirigida sino a las preocupaciones de los estudiantes que quieren hablar con J. Lacan: el nivel de la contingencia Lacan interpreta a los estudiantes en su angustia, respondiendo a una crítica que se le ha hecho en otro lugar; en el debate político, que necesita significantes amos siempre nuevos, son en realidad los afectos, las pasiones los que permiten gobernar: al odio, el amor y la ignorancia agrega la angustia, efecto producido por el desplazamiento del significado que deja desligados a los significantes. Todo lo que toca la vida política implica el lazo social, es decir, de discurso, y la posibilidad de su ruptura con la aparición de lo real, de ahí su fragilidad.
La teoría lacaniana de la trascendencia y de la religión aparece en "Los nombres del padre", como una consecuencia estructural en cuatro tiempos: 1) el vértigo en lo imaginario a--a', 2) la llamada al tercero, el lenguaje como significante totalmente desconectado del significado (la contraseña, la palabra de amor), 3) la transferencia equivalente del significante que responde al vértigo imaginario y 4) la culpabilidad, el otro nombre del deseo, porque siempre es preferida a la angustia.
La trascendencia antropomorfizada es la religión y para quien habla el ateísmo es imposible. Coincide con la teoría del final de análisis como caída de lo simbólico, de los mitos alrededor de la estructura del lenguaje, de la trascendencia. En este momento Lacan ya no está elaborando lo simbólico sino que trabaja sobre el objeto a, al cual ya no le da estatuto de imaginario. La represión está en el nivel de la trascendencia, en el significante, no en el afecto. Así el concepto clave de este capítulo es el de desplazamiento: geográfico, político, de su seminario, de su objeto de trabajo, y así es como funcionan los cuatro discursos: con giros y flechas. El objeto a no responde a un funcionamiento de represión sino de desplazamiento, el a huye, dando su forma de inalcanzable al deseo para ningún significante.
En el nivel de la necesidad Lacan plantea que el discurso filosófico ha sido borrado, que el discurso de la ciencia no deja ningún lugar al hombre, de qué sirve la universidad y que la ciencia no produce ideas sino objetos que ocupan el mismo lugar que nosotros.
La angustia universitaria frente a la desaparición de la filosofía con el vacío introducido por el cambio de discurso del Amo en el campo del saber. Lacan se presenta como un objeto a, desplazado, porque no pertenece a la Universidad pero da cursos que interesan a la misma, desplazando el psicoanálisis de la filosofía del "conócete a ti mismo" y también de la ciencia. Es un intento de pensar el desplazamiento de una manera formal, aún no es una topología pero es una modificación del algoritmo saussuriano, significado sobre significante, introduciendo los términos: giro, medio giro, reverso, forma de cinta de Moebius.
La filosofía será borrada después de Descartes, si bien con Kant surge lo novedoso en el campo de la ética, en el siglo XVIII, con la Revolución Francesa y la construcción material de un nuevo mundo, que coincide con el surgimiento de la ciencia como discurso por el cambio en el discurso universitario.
En la actualidad el legislador que se interesa en el psicoanálisis y la psicoterapia nos empuja a los psicoanalistas hacia el psicoanálisis aplicado a la terapéutica, tanto en el saber como en la institución, y ello no sin cierto malestar porque no sólo hacemos allí terapéutica. En tiempos de Descartes la filosofía era una práctica de la vida y no de la Universidad. Entonces, ¿de qué sirve ésta en la actualidad? la notación, la elucidación del discurso del Amo allí presente, se hace manifiesto con el discurso de la ciencia, con poco sitio para la investigación que aspire a ir más allá de la evaluación. ¿De dónde viene el saber, entonces? Episteme es lo contrario del saber-hacer. El desplazamiento operado por la Universidad es tomar el saber del esclavo y desplazarlo a la episteme, con el amo en posición de agente.
Así es como la ciencia no da otro lugar al hombre que produciéndonos a nosotros como objetos. Aquí se instalan las TCC, que hacen equivaler al ser humano a los objetos, a desechos. Y no es posible la vuelta atrás, una vez realizada la operación de la ciencia, volver a un saber-hacer, en los designios de Mao.
En la actualidad la Universidad que conlleva las evaluaciones constantes, no educa ni transmite, no es la superestructura sino la infraestructura que produce, igual que la fábrica, los estudiantes, como producto universitario.
Hoy sería posible responder que el psicoanálisis sí es una filosofía, atendiendo qué es lo que prolonga, no el sentido, sino los fines de la metafísica, en cuanto a la pregunta por lo real con el que se enfrenta el ser humano, lo reprimido que resurge en la actualidad.
"Punto vivo" del seminario del Campo Freudiano de Barcelona de marzo de 2006
NODVS XVIII, setembre de 2006