El padre más allá de la familia

Ensayo para la obtención del Certificado de Estudios Clínicos del Instituto del Campo Freudiano, Sección Clínica de Barcelona

  • Publicado en NODVS XXV, juliol de 2008

Resum

El Padre mas alla de la familia es un texto que parte de una experiencia clinica en una residencia de niños de Mexico, donde la Institucion hacia suplencia de la funcion parental. Este articulo, en un primer bloque, realiza un recorrido teorico de la funcion parental, de lo que es una familia para la orientacion lacaniana y, en un segundo, se detiene en la clinica de sujetos sin padres, incluyendo viñetas clinicas del Grupo SAR (Soporte de Apoyo a Residencias) de la Fundacion Nou Barris. 

Paraules clau

Función paterna, función materna, Familia, Institución, Deseo

Indice general

Introducción
Primera Parte: Desarrollo Teórico
      I) Una Familia
      II) ¿Para qué los padres?
            II.1) La función materna
            II.2) La función paterna
                  II.2.1) La enseñanza de Lacan y el padre
                  II.2.2) Lacan y los tres padres freudianos
                  II.2.3)¿A qué se refiere hoy la orientación lacaniana con función paterna?
Segunda Parte: Referencias sobre una experiencia práctica
      I) Todos nacemos desamparados.
            I.1) El desamparo subjetivo
            I.2) El desamparo social
      II) Viñetas
Conclusiones
Bibliografía citada
Bibliografía consultada


Introducción

El interés por el tema que he elegido para escribir este ensayo surgió con mi experiencia, hace un par de años, en una residencia para niños en la Ciudad de México. Es en este momento que me cuestiono acerca de las funciones parentales y el papel que juega la institución en estos niños como constitutivas de la subjetividad. Quiero decir, de qué manera un niño que vive en una residencia puede entrar en el mundo simbólico sin un padre y una madre biológicos con los que conviva en su cotidianeidad.

Es aqui donde la orientación lacaniana tiene mucho que decirnos acerca de la función como simbólica. La función puede entenderse como un cargo, una deuda simbólica de la que uno se libera cumpliendo la obligación contraída, pero también puede ser un lugar en una ecuación matemática f (x) donde x puede ser cualquier variable.

En el caso de la función parental se requiere por una parte hacerse cargo de la maternidad o la paternidad, liberándose de la obligación, cumpliéndola con su deseo. Y al mismo tiempo, saber que de esa función pueden hacerse cargo x variables, que no hay que tomarse la función al pie de la letra: SER UN PADRE O SER UNA MADRE. Siempre es necesario dejar algo vacío.

Estas funciones parentales, la función materna y la función paterna, que deberían ser encarnadas por personas son las que, articuladas constituyen a un sujeto. Por una parte, la función materna, como ese Otro primordial que marca y funda la entrada del sujeto a la vida anímica y al lenguaje. Y, la función paterna como el significante del Nombre del Padre, el cual nombra la ley del deseo, permite al sujeto su interpretación y una orientación del goce.

Una vez planteado el tema de la función parental como una cuestión escencial de mi ensayo, mi hipótesis es que los niños que viven en residencias pueden sostenerse de dichas funciones, siempre y cuando sean encarnadas por alguien o algo. En otras palabras, que existe un padre más allá de la familia.

Pero ¿cómo se ven traducidas estas funciones en niños que viven en una institución?, ¿de qué manera entran en su escena psíquica? Para ellos ¿qué es un padre y una madre?. Si la familia es entendida como una institución social y cultural, la institución ¿qué función tiene para ellos? En otras palabras, ¿de qué o de quienes se sirven éstos niños para ir construyendo su subjetividad?, ¿qué papel juega la residencia como institución en este proceso?.

Para poder dar respuesta a estas preguntas he dividido el texto en dos partes. La primera parte tiene que ver con el desarrollo teórico, la segunda con las referencias sobre una experiencia práctica y las conclusiones. Dentro del desarrollo teórico, intentaré explicar cómo la constitución de un sujeto tiene que ver con varios elementos, para empezar que las personas que encarnan las funciones parentales hacen un lugar en la constelación simbólica de la familia para que este sujeto sea acogido. Y que las funciones (materna y paterna) son llevadas a cabo por personas que implican su deseo.

Es así que tenemos dos apartados. El primer apartado lo he nombrado Una Familia porque intento establecer que la familia más allá de lo social es, para el psicoanálisis, un significante particular que cada sujeto va construyendo y le va dando un sentido. Por lo tanto cada persona que habita este mundo tiene un concepto particular de familia que lo define. El segundo apartado, ¿Para qué los padres? Intenta establecer como para que un sujeto exista y pueda orientarse, necesita de la función materna y de la función paterna, que están a su vez en relación con el significante familia.

En la segunda parte, en la que me refiero a las viñetas, comienzo hablando del desamparo por un lado porque los casos a los que hago referencia tienen que ver con niños desamparados desde lo social, y por el otro, porque brinda otra visión para entender la importancia de la función materna y paterna para la construcción de un sujeto. Las viñetas a las que hago referencia, fueron abstraidas durante mi experiencia en las prácticas clínicas que llevé a cabo durante el período 2005-2006 con el grupo del SAR (Soporte de Apoyo a Residencias) dentro de la Fundación Nou Barris.

Primera parte: Desarrollo teórico

I) Una familia

Cuando se habla de familia desde el psicoanálisis de orientación lacaniana se hace referencia a un significante particular. Para cada sujeto la familia tiene un sentido, es una construcción subjetiva que va elaborando a través de su novela familiar y las marcas de goce que va dejando el encuentro con el lenguaje. Diría entonces, que no se puede hablar de la familia sino de una familia, la que cada sujeto construye.

Una familia también es entendida como una institución que transmite un saber y que otorga un espacio simbólico al nuevo miembro dentro de la constelación familiar, incluso antes de su llegada. Se habla de ese nuevo ser, de cómo será, de los rasgos de quien tendrá, se le nombra. A su llegada se integra su demanda al hogar, el bebé llora y la madre interpreta ese llanto, es así que la familia ocupa el lugar del interlocutor que le permite ir elaborando su subjetividad.

Este concepto de la familia como una institución Lacan lo plantea en su texto de 1938, La Familia, donde apunta que la función primordial de la familia es la de una transmisión de la cultura. Y agrega que es dentro del seno familiar que comienza la educación inicial, es decir, la adquisición de la lengua a la que se le nombra materna y la regulación de los instintos.ii

Una familia puede conceptualizarse también como un conjunto constituido por cuatro lugares fundamentales: padre, madre, hijo y falo, entendiendo el falo como el significante de la falta. Este significante permite que la familia ocupe el lugar del vacio, del no todo y vehiculice el deseo.

En síntesis, una familia es una institución, un juego de reglas, un lugar donde un nuevo ser se aloja, donde puede encontrar su lugar. Es una entidad simbólica que sirve como reguladora de la pulsión. Es un dispositivo que ayuda a metaforizar lo simbólico, al mismo tiempo que tiene la función de libidinizar el cuerpo. En este sentido, se puede decir que la familia como un hecho natural no existe, sólo puede entenderse como algo simbólico, y es en este campo que se puede pensar el lugar del interlocutor como aquel que permite al sujeto humano recibir el mensaje del Otro.iii

Laurent en su texto La familia moderna apunta que una familia, entendida en términos psicoanáliticos, sólo puede ser digna y respetable mientras otorgue un lugar particular al nuevo ser que le permita construir su subjetividad por medio de la excepción. Porque el sujeto es en tanto lo caracteriza un rasgo excepcional, que no es otra cosa que su síntoma, su modo particular de goce.iv

Lacan en Nota sobre el niño propone que una familia tiene como función la de ocupar el lugar de resto, de objeto pequeño a, para poner de relieve lo irreductible de una trasmisión, distinta a la de las satisfacciones de las necesidades biológicas, pero que tiene que ver con la constitución subjetiva. Para ello es fundamental que eso que transmite sea impulsado por un deseo no anónimo v. Pero ¿quién encarna ese deseo no anónimo? y ¿quién es el que transmite?.

La transmisión impulsada por un deseo no anónimo debe ser encarnada por personas, de ahí mis preguntas por el quién y esto me remite inevitablemente a las funciones parentales y su articulación. Por una parte, la función materna, que se refiere al otro de los cuidados, cuidados que deberían estar marcados por un interés particularizado y que ponen de manifiesto la propia falta. Por la otra, la función paterna, el otro que encarna la Ley del deseo, a través del Nombre del Padre y que transmite una versión de su modo de gozar.

Es así que, citando a Laurent, "Lacan remite a lo irreductible, no de la familia, sino a lo irreductible de un padre y una madre, en la particularidad de los cuidados maternos y en cuanto al padre, en la particularidad de su deseo. Esto indica una reducción a los elementos que no son exactamente la familia sino cómo juntar un padre y una madre."vi

"El psicoanálisis nos plantea entonces, que más allá de los diferentes modelos de organización familiar, el humano desde el momento de su concepción queda capturado por la estructura del lenguaje, por el deseo que lo trajo al mundo, y luego por las sucesivas operaciones que se irán produciendo en relación al Otro".vii

En otras palabras, la familia como institución que sostiene a la estructura psíquica de cada sujeto se reduce solo a la conjunción de dos funciones simbólicas: la materna y la paterna. Funciones que deberían ser encarnadas, soportadas por sujetos barrados por el lenguaje y con un deseo de transmisión que no sea anónimo.

II) ¿Para qué los padres?

Las funciones materna y paterna son necesarias para garantizar que un sujeto exista, se oriente y en el mejor de los casos no se pierda. Sin embargo dichas funciones existen en tanto hay alguien que se hace cargo de llevarlas a cabo y esto requiere un acto de voluntad, es decir, el deseo está en juego. El genitor nunca es padre o madre automáticamente, ha de pasar por el sujeto del inconsciente, por la simbolización.

Lacan en su texto La familia plantea que en cuanto a la función materna pueden verse rasgos del comportamiento instintivo que pueden ser comparados con cualquier otra familia biológica porque están en relación con los cuidados básicos: la alimentación, la higiene, la protección del bienestar de la salud. Sin embargo, la familia humana se separa de la biológica en cuanto entra en juego la función paterna y el sentimiento de paternidad.

Es así que debe distinguirse por una parte la función del genitor y por la otra la función simbólica parental. La función del genitor está vínculada con las necesidades básicas de alimentar y vestir, mientras que la función simbólica tiene que ver con un acto de voluntad, se requiere que el sujeto consienta y sostenga la función para poder transmitirla. No se trata de una atribución automática al genitor, se requiere de una atribución simbólica que debe suceder tanto del lado del padre como del lado del sujeto, para que la función del padre se sostenga en el genitor.viii

Todo hijo debe ser adoptado por sus padres, porque adoptar vela por medio de los cuidados y el amor, el hecho de que el niño llega como resto de otra cosa: la relación con un partenaire. Para que un sujeto haga vínculo con el mundo se necesita de un acto verdadero de palabra, que sea adoptado en el sentido de que un deseo caiga sobre él.ix

II.1) La función materna

La función materna se refiere al otro primordial, ese primer referente que todo ser humano necesita para sostenerse en el momento de nacer y los primeros años de vida para comenzar a construir su subjetividad. Dicha función tiene que ver, por una parte con los cuidados básicos, la satisfacción de las necesidades primarias: comida, higiene, salud. Y, por otra parte, con la transmisión de un deseo particularizado, que el nuevo ser ocupe un lugar no anónimo en el deseo materno.

Para poder ocupar este lugar, el deseo materno debería estar implicado y dividido. Implicado porque es gracias a la encarnación, al soporte de la función por medio del deseo que es posible acoger a un nuevo ser. Dividido porque los cuidados hacia el niño no la deberían disuadir de desear como mujer. En otras palabras, que el deseo de madre pueda diverjer y ser llamado por un hombre u otra mujer, para que la mujer no quede atrapada en ser todo madre sino que pueda ser capaz de preservar el no-todo del deseo femenino. No permitir que el objeto niño lo sea todo para el sujeto materno.x

Asi mismo, el niño espera que el Otro lo acoja en su deseo, porque cuando aparece el Otro como deseante su incompletud le permite alojar el Que vuoi? del infans, ¿qué quiere el otro de mi? y/o ¿el Otro me quiere?, imprescindible para la constitución del sujeto. Si el deseo de la madre puede apuntar a otro lugar, no habrá respuesta posible que colme a esta pregunta y entonces tendrá que inventar una, en la que podrá articular su deseo y su goce.xi

Lo óptimo para cumplir la función, sería que la madre no actuara demasiado como "suficientemente buena", sería mejor que sus cuidados tuvieran la marca de sus propias faltas, para no caer en un ideal. Justamente lo escencial de una madre es que tenga fallas en sus cuidados porque esto hará obstáculo a la madre ideal.

Otra cuestión fundamental en relación a la función materna es el consentimiento de la entrada de la función paterna. Es cierto que la relación madre-hijo es fundamental para sostener al nuevo ser en un primer momento, incluso se ve como una alienación de lo que puede deducirse que la relación está en el eje de lo imaginario, que no quiere decir que sea ilusoria. Sin embargo, dicha relación conlleva a un goce carente de dialéctica donde el deseo puede no circular y llevar a un goce mortífero. Para que la dialéctica pueda ser introducida se necesita de un tercer elemento simbólico: el falo.

El falo desde la vertiente imaginaria puede entenderse como el objeto imaginario que le falta a la mujer, pero desde la vertiente simbólica es el significante que, para los dos sexos, liga al cuerpo y al mundo simbólico. En este sentido está estrechamente relacionado con la función paterna porque es el padre quien le indica, por una parte, a la mujer que la solución de ser madre no resuelve del todo la cuestión de su feminidad. Y, por otra parte, para el niño cumple la función de ser el agente de la castración, es decir, el operador estructural que lo introduce en la dimensión del deseo, separándolo a la vez del goce representado por la madre.xii

La introducción de la metáfora paterna en la estructura psíquica permite que exista una división del deseo en el sujeto madre para que el objeto niño no lo sea todo para ella. Es por esta razón que es necesario que se haga valer la condición del no-todo del deseo femenino para que éste diverja y pueda ser llamado por un hombre. Esto implica que el padre sea también un hombre, es decir, que también su deseo tiene que tener forma de mujer.xiii

II.2) La función paterna

En el siguiente apartado comenzaré haciendo un recorrido sobre la elaboración que hizo Lacan a lo largo de su enseñanza sobre la función paterna. Donde pueden distinguirse tres momentos fundamentales: 1) el Seminario III, donde habla sobre la metáfora paterna, 2) el Seminario de los Nombres del Padre en 1963, donde plantea la pluralización de los nombres del padre y 3) el Seminario XXIII: Joyce, el síntoma en 1975, en el que propone ir más allá del padre a condición de servirse de él. Trataré también el entendimiento de los padres freudianos desde la orientanción lacaniana, el padre del Edipo, el padre del Totem y Tabú y el padre del Moisés. Para finalizar intentaré definir a qué se refiere actualmente con función paterna la orientación lacaniana.

II.2.1) La enseñanza de Lacan y el Padre.

A) El primer momento corresponde al Seminario III en 1955-1956, donde Lacan elabora la metáfora paterna a partir de su forclusión en la estructura psicótica. De esta manera intenta ir más allá de la teoría freudiana y el complejo de Edipo como mito universal por el que cada sujeto pasaría en un determinado momento de su desarrollo. El planteamiento lacaniano no deja de lado lo universal del mito pero agrega que, puede ser válida para todos pero singular para cada uno, poniendo de relieve la particularidad. Lo universal no es otra cosa que el hecho de que el mundo humano es un mundo simbólico, mientras que lo particular tiene que ver con lo que para cada ser humano implica lo simbólico, esa pérdida de goce que marca a cada uno de forma singular. La función paterna sería ese elemento que puede hacer una conexión entre lo universal y lo singular.xiv

Es así que Lacan escinde la función paterna, por una parte la considera como algo que tiene que ver con el mundo de la realidad cotidiana y sus implicaciones imaginarias y por la otra, como lo relativo a la estructura fundamental del hombre, lo simbólico mismo. Así la función transciende a la persona porque el soporte está en su función simbólica, a la que llamó Nombre-del-Padre. "Si bien en Freud el Edipo se propone como un mito universal válido para todos los sujetos, en la enseñanza de Lacan asistimos primero a un paso del mito a la estructura con la fórmula de la metáfora paterna."xv

Dicha metáfora consiste en dos tiempos lógicos. El primer tiempo lógico es el significante Deseo de la Madre, que no es otra cosa que la relación del niño con la madre donde el deseo materno se traduce en una significación desconocida para el niño, es una x. Dicha x, indica que no existe una relación directa entre el niño y el padre sino que está metaforizada por el DM que nombra un goce sin ley. El segundo tiempo lógico es cuando el significante Nombre del Padre da la clave al niño de la significación desconocida sobre el Deseo de la Madre como una significación fálica. El niño responde al enigma a través de la incidencia del padre. El Nombre del Padre inscribe en el Otro la significación fálica como resultado de esta metáfora. Del resto de esta operación emerge el enigma del deseo del Otro, lo que le permitirá al niño una vía de regulación de su propio deseo y también una asunción regulada del goce fálico. Es así como el Deseo de la Madre es sustituido por el Nombre del Padre o dicho de otra manera lo que podemos definir como metáfora paterna:

 

Nombre del Padre
——————————
Deseo de la Madre

B) El segundo momento lo vemos en el Seminario de los Nombres del Padre en 1963. Con dicha pluralización se sitúa un estatuto diferente del Otro, Lacan propone ir más allá de Freud agujereando al Nombre-del-Padre como ideal, lo que implica un cambio radical de perspectiva. En primer lugar, en este seminario trabaja la relación entre universal y particular haciendo una crítica a la dialéctica hegeliana en la que lo universal se puede unir a lo particular, incluso se pasa de lo universal a lo particular de manera inmediata. Para él dicha lógica tiene un déficit porque pasa por alto la excepción como algo necesario para definir lo universal que está en relación con la lógica del no-todo. "El particular que se desprende de lo universal y que se exceptúa del "todos" pero a que a su vez permite constituir y sostener la serie: todos los otros menos uno. Se instala la relación entre el universal -"para todo x, existe x"- y el existente -"existe uno para quien no se cumple la función"-, relación que está al servicio de sostener a un Otro consistente que se exceptúa."xvi

En segundo lugar, introduce el concepto de objeto a (como causa de deseo), lo que permite situar al Otro de otra manera, como un Otro barrado que no es último garante de la verdad, es más bien faltoso, asi pone de manifiesto el deseo y el goce en el Otro. Cuando hablamos del significante del Nombre-del-Padre se hace consistir un ideal y velar el objeto, la pluralización pone de manifiesto lo pulsional, el padre se vuelve un operador estructural, agente de la castración. Sin embargo, Lacan en este momento de su enseñanza pone de relieve que la castración procede del lenguaje, estamos castrados por el lenguaje incluso antes de nacer, y esto abre otra dimensión donde el padre ya no es el agente que lleva a cabo la castración, es el lenguaje que introduce la pérdida de goce. De este modo se separa la castración del Edipo.xvii

En tercer lugar, introduce el goce del lado del hombre y del lado de la mujer y las fórmulas de la sexuación. En el caso de la mujer tenemos la lógica del no-todo, no hay ninguna para quien no se cumpla la función fálica, en otras palabras, para cada mujer la función fálica es diferente, no hay universales sino excepciones y es por esto que no existe La mujer sino una mujer. Es también en este momento que Lacan dice "no hay relación", no hay el Nombre-del-Padre y abre la dimensión de la pluralización. Al abrirla, lo que dice es que no hay un nombre único para todos, no hay un nombre único para el padre sino que para cada uno hay un nombre y porque existe uno del Otro, cabe la posibilidad de que el sujeto se pueda nombrar y pueda ser alojado en su diferencia por el Otro, en su particularidad.

El sujeto busca en el Otro lo que le falta, el Nombre-del-Padre es una forma de tapar esa falta es una respuesta a la pregunta por lo que le falta pero no funciona para todo sujeto. "El Nombre-del-Padre, precisamente como lo sostiene la relación, no permite la apertura a la pluralización y, fundamentalmente, no permite que el sujeto se pueda encontrar, podríamos decir, con su ser. Con lo que se encuentra a nivel del Nombre-del-Padre es con su falta en ser, no con su ser, o su modo de gozar, que es distinto para cada uno."xviii

C) El tercer momento se produce al final de su enseñanza en 1975 cuando en el Seminario XXIII: Joyce, el síntoma, propone ir más allá del padre a condición de servirse de él. Pero ¿qué quiere decir con esto? Cuando Lacan propuso la pluralización de los nombres del padre pasó del padre como significante (metáfora paterna) al padre como función. De lo que se puede concluir que se trata de ir más allá del padre como semblante a condición de servirse de él como función. El Padre-Síntoma, el que hace de una mujer causa del deseo, un padre deseante, nombrante que hace posible un goce acotado y que transmite una versión de cómo arreglárselas con el Otro sexo. Un padre que abre al Otro sin pretender nombrar al ser como ideología totalitaria, al contrario que hace de la excepción el modelo.xix

El Padre-Síntoma da la posibilidad al sujeto de reconocer su condición de goce para poder arreglárselas mejor con él. Para Lacan el síntoma es ubicado como un modo particular de goce, separado de los efectos de verdad, no es descifrable como Freud pensaba, más bien del síntoma hay que poder hacer alguna forma de uso, un saber-hacer. La función del padre, entonces, no consiste solo en que él transmite el falo sino en que da una solución, que presenta un semblante, que da una versión del objeto "a". Transmite su versión de como de gozar, su père-versionxx. "Este nombre de goce, que no vale como nombre propio, este padre que no goza del sujeto sino que le dice "tengo mi propio modo de goce, goza tú, goza de tú síntoma", hace que el sujeto también tenga que hacerse a su propio modo de gozar, es decir, gozar de su síntoma y ser su síntoma."xxi

II.2.2). Lacan y los tres padres freudianos

Según las versiones freudianas del padre -los mitos de Edipo, Tótem y tabú y del Moisés- a la pregunta ¿qué es un padre?, responden que es aquello a lo que los hijos dan muerte, o dicho de otra manera, es el asesinato del padre lo que funda el padre. El padre muerto tiene como función en la teoría freudiana recubrir la castración, el asesinato del padre enmascara la castración del hijo.xxii

El padre de Edipo, es el padre de la rivalidad imaginaria. El rey Layo es el padre real en el sentido de ser aquel hombre que tuvo que sufrir las consecuencias de su paternidad ya predichas por el oráculo y en las cuales Edipo, el que quería saber, asumirá la castración simbolizada en la ablación de un objeto imaginario: la visión.

El padre de Moisés es el padre de la ley. Guarda estrecha relación con el padre imaginario de la novela familiar del neurótico. Criado entre los esclavos egipcios, Moisés tiene la reputacion de un origen del más alto abolengo que responde al mito del nacimiento del héroe. El viene de la familia divina del faraón y del mismo Yahveh que, habiendo facultado al hombre para nombrar a todos los objetos de la creación, priva a sus hijos del significante que a él pudiera representarlo: su propio nombre o cualquier otro símbolo sustitutorio. La ley divina excluye la metafora del Nombre de Dios.

El padre de Tótem y Tabú es el padre del goce. Ese gozador asesinado por la conspiración de la horda que, mediante ese acto, deja de serlo porque adquiere su filiación misma. El padre simbólico, ese que no existe, el Tótem, el padre muerto que prohibe el acceso al objeto real, al objeto del goce.xxiii

Sin embargo, para Lacan la castración nada tiene que ver con el padre, es más bien una operación real efecto del lenguaje.

II.2.3). ¿A qué se refiere hoy la orientación lacaniana con función paterna?

Desde la orientación lacaniana el padre no se define por tener un hijo, sino a partir de su posición con respecto al goce y al deseo. En relación al goce su posición está determinada por cómo en tanto hombre asume o no la castración y, por tanto, su relación con el Otro sexoxxiv. En otras palabras su goce sería mejor que tome la forma de una mujer que se haga causa de su deseo.

¿Qué uso se hace de ese instrumento de goce. Del instrumento paterno? El padre es quien permite al niño abrir los ojos respecto de lo que fue ese hombre para la madre, lo que implica tener en cuenta, lo que fue ese niño en el fantasma de la madre. Es decir, el instrumento paternal es la brújula que permite desvelar la verdad sobre lo que fue la circunstancia de su nacimiento.xxv

Con respecto al deseo, la función paterna trata de humanizarlo en tanto que no es anónimo y requiere que sea encarnado por alguien. El lugar del padre no tiene sentido si no es guardando el vacío, es decir, un padre no debe tomarse como padre. La ventaja de usar la nominación mediante la metáfora del nombre del padre es que esta es un índice que señala el lugar.xxvi

Es la intervención del padre, de alguno de los significantes del Nombre del Padre, que operando en el lugar del Otro que esta del lado de la ley le permite al sujeto niño que logre una significación para la vertiente del falo, lo que se enlaza con aquello que desea. No obstante, de esa operación queda siempre un resto inasimilable que enlaza con la pulsión, concretamente con la de muerte.xxvii

El Otro, al igual que el sujeto, falla. No todo puede ser domesticado por los poderes de la palabra, no todo adquiere significados. No hay un Otro que sea a la vez completo y consistente. Estructuralmente en el universo del lenguaje hay un agujero, de aqui la frase de Lacan "no hay relación sexual" que lo lleva a ir más allá de su primera formulación de la función paterna. De la misma manera, no hay Nombre del Padre, más bien hay una invención que cada sujeto hace para disponer de este como una función. La función paterna es, en todo caso, el instrumento que la misma estructura del lenguaje pone "normalmente" a disposición del hablante ser para hacer como si el agujero no existiese, o al menos para saber que hacer con este agujero.xxviii

Dicho de otro modo, la función del Nombre del Padre como instrumento consiste en mantener unidos, para cada sujeto, uno por uno, los tres registros (Real, Simbólico e Imaginario). Un síntoma, que da la posibilidad de brindar cierta consistencia a una realidad sin existencia, que es utilizado como una herramienta para velar el agujero, para que el lazo social puede desplegarse en el campo de los discursos.xxix

Segunda Parte. Referencias sobre una experiencia práctica

I) Todos nacemos subjetivamente desamparados

He decidido desarrollar un poco el tema del desamparo por dos razones fundamentales. En primer lugar, porque considero que es otra forma de entender la importancia de la función materna y paterna para la construcción de un sujeto. Y, en segundo lugar, porque el significante desamparo circula con mucha frecuencia en el discurso social cuando se habla de niños que viven en residencias. Hablaré primero de lo que se entiende por desamparo subjetivo desde el psicoanálisis y luego lo que socialmente se llama desamparo.

I.1) El desamparo subjetivo

¿Qué se entiende por desamparo? El desamparo tiene que ver con un momento estructural en la constitución del sujeto. Se trata de que cada sujeto, al nacer, para poder vivir y humanizarse requiere del Otro, de sus cuidados, de sus respuestas marcadas por un deseo particular surgido de lo que este Otro interpreta como demandas, ya que el sujeto en sí mismo no tiene elementos para resolver solo todo ese mundo de sensaciones que se le presentan.

Para Freud y Lacan el desamparo podría definirse como un estado en el que el sujeto se encuentra frente a una situación para la que no tiene medios de regulación. En Freud el desamparo es algo que empuja constantemente al sujeto y que requiere de un otro para frenarlo, es el sujeto frente a la pulsión, pulsión que debe ser satisfecha de manera inmediata, aqui el otro establece un tiempo que retrasa el sometimiento a la pulsion. La madre interpretando el llanto del bebé como algo que va más allá de la necesidad de comer, es un claro ejemplo de este tiempo que permite ir regulando la pulsión.xxx

Para Lacan el sujeto nace prematuro y esto lo lleva a identificarse como una unidad total con el otro, por ejemplo cuando el niño se ve al espejo junto a la madre pensando que son uno mismo (la alienación). Asi la salida del desamparo sería desligarse (la separación), cuando sea capaz de ver en esa imagen dos individuos diferenciados.

El desamparo es, entonces, algo con lo que cada ser humano nace y para salir de ello necesita de un otro como un sostén que le proteja, cuide, ponga límites siempre con la particularidad de que todos esos actos los haga desde un deseo no anónimo. Comunmente podría pensarse que ese sostén lo garantiza el seno familiar pero no en todos los casos sucede esto. En el caso de los niños que viven en residencias vemos que las funciones parentales deberían ser sostenidas por otros que no son los genitores. Lo cual no significa que un niño que vive en una familia tiene garantizado este otro y un niño que vive en una residencia no lo tenga.

La orientación lacaniana, como lo he desarrollado en este ensayo, enseña que la función parental va más allá del genitor es por esta razón que puedo sostener que efectivamente se puede encontrar un padre más allá de la familia y que la institución puede llevar a cabo esta función siempre y cuando exista un deseo no anónimo que sea encarnado por alguien. En otras palabras, encarnar la función, poner el cuerpo e implicar el deseo eso es lo que permite ser un otro adecuado para el niño, que le ayude a construirse como sujeto permitiendóle una salida a su desamparo subjetivo.

I.2) El desamparo social

El desamparo social tiene que ver con la no protección del adulto por el niño, con la negligencia en los cuidados básicos, con los abusos. "El desamparo hace referencia a los efectos que el abandono o las dificultades en el ejercicio de la función del adulto producen en el sujeto. Efectivamente, se trata no sólo de la protección del niño de los peligros exteriores, sino también ante el empuje pulsional que aparece como un peligro interno. Pero para poder realizar esta función, el adulto que la encarna debe tener una cierta regulación."xxxi Lo que significa que para poder realizar una función que permita sacar al niño del desamparo del lado del adulto debería de haber un saber hacer con la pulsión que pueda ser transmitida al niño.

Es en este punto que los educadores pueden transmitir un saber a los niños que viven en residencias, ofreciendóles una salida a su desamparo subjetivo cumpliendo su función. Dicha función supone por un lado protegerlos del exterior que ha sido hasta ese momento negligente cubriendo sus necesidades más básicas (comida, salud, escuela) y por el otro, brindarles otra manera de hacer con su goce. Pero ¿de qué manera se puede acoger a un niño que ya es un sujeto con su síntoma, que es una producción subjetiva? En el caso de la familia, la acogida de un nuevo miembro, pone en juego el amor y los cuidados particularizados encarnados por alguien con un deseo no anónimo. Esta idea en niños que viven en instituciones plantea una dificultad puesto que en este caso ni el amor ni la empatía están en primer orden. De esta manera, es el lugar de la palabra, es decir, el lenguaje lo que dará la posibilidad de construir un lazo que permita con el tiempo la transmisión de un saber.

Poner en cuestión desde la acogida en la institución los significantes con los que viene adosado el niño, permite por parte del educador elaborar ciertas cosas en relación a ese sujeto. Un nuevo saber que le ayude a posicionarse en otro lugar distinto al del otro familiar, que le de la oportunidad al niño de tener "otro de referencia" que lo considere por su particularidad. La función de educar va más allá de la enseñanza implica la transmisión de un patrimonio y requiere la dimensión de un acto donde el deseo esté implicado.xxxii Cumplir como educador una función que humanice al niño haciendo que la institución sea un espacio simbólico, da otra oportunidad al niño para construir un futuro diferente al que le hubiera marcado el destino familiar.

II) Viñetas

Las siguientes viñetas fueron extraídas durante las prácticas que realicé con el equipo del SAR (Servicio de Atención a Residencias) en la Fundación Nou Barris en el periodo 2005-2006. Me gustaría aclarar que mi función en estas prácticas estuvo centrada en la observación y escucha de las reuniones de soporte técnico realizadas por el equipo del SAR en los CRAE con los educadores. Por lo tanto, la información sobre la historia de cada sujeto que he podido obtener es escasa y fragmentada. Lo que relato se trata sobre todo de lo que los educadores cuentan acerca de los niños, sus preocupaciones, las preguntas que surgen en relación a cada caso. No se trata entonces de referencias clínicas sino de pequeñas viñetas sobre esas reuniones en las que yo pude extraer algo en relación al tema de las funciones parentales y de qué manera esa experiencia me sirvió para poder anudar cuestiones teóricas desarrolladas en este ensayo.


En los dos casos lo que me interesa ejemplificar es cómo cuando los educadores en las reuniones de soporte técnico son capaces de abrir preguntas acerca de los niños, cuya tarea es educarlos, existe la posibilidad de que su función de como resultado una suerte de suplencia del otro que les permite a estos sujetos de alguna manera regular algo de la pulsión. Me refiero a suplencia porque ambos casos se tratan de sujetos psicóticos.

Viñeta 1

P es un chico psicótico de 17 años que ingresó en el centro en el año 2000. Su evolución ha sido positiva, según los educadores, ahora es capaz de seguir una rutina. En ocasiones no quiere ducharse pero los educadores no lo fuerzan, entonces él solo va y lo hace. "En cuanto más lo dejas en paz, él hace las cosas" dice uno de los educadores. Los educadores le respetan mucho sus tiempos.

En la institución vive también un hermano pequeño, hay hermanos que viven con los padres y una de ellas tiene SIDA. Según los educadores, está claro que los padres prefieren ver al hermano, si éste no está en la residencia no vienen a ver a P, lo que si hacen es hablar por teléfono.

Los padres se acaban de divorciar, ahora el padre tiene una pareja nueva que conoció por internet. Es una familia que monetariamente no tiene mucho, es bastante limitada.

Los educadores hablan sobre la cotidianeidad con P y dicen que a partir de la media tarde va todo en contra corriente, cuando le dicen que vaya a ducharse es un problema pero han encontrado la forma de que lo haga gracias a un reloj donde le señalan cuanto tiempo le falta para que sea la hora de ir al baño. Sin embargo lo que si le cuesta es irse a dormir solo. Constantemente está con la dialéctica del no y el si, con respecto a sus actividades cotidianas.

Para la psicoanalista encargada de llevar a cabo el soporte técnico el hecho de que sus conductas estén en relación al otro es importante. Por otra parte, apunta que la diálectica si-no está en relación a la presencia y ausencia de los padres. Y que el objeto, en este caso el reloj, es la representación del otro, por lo tanto hay que pensar que cosas sustituyen la presencia del otro. Aparentemente para P el dormirse es la ausencia máxima, es así que para quedarse tranquilo en este momento necesita la presecia del otro. Buscar objetos que le gusten pueden hacer de presencia del otro, puede ayudar a que logre quedarse tranquilo y sentirse acompañado. Regular la presencia del otro, como lo hacen las madres con los bebés, dandoles objetos (un chupete, un osito, una cobijita) que suplan su presencia pero que garantizan que el otro está ahí aunque no lo ven.

Viñeta 2

R tiene 11 años, llego a la residencia en octubre de 2005. La educadora describe momentos donde se descontrola y no quiere escuchar, tira cosas al suelo y se enoja mucho, dice que no la escuchan. Sin embargo cuando la educadora intenta acercarse para explicarle que eso no se debe de hacer ella se tapa los oidos y comienza a repetir una oración varias veces. También habla de las dificultades que tiene en la escuela, se le olvidan los libros y no puede hacer los deberes, es por esto que fue a hablar con el tutor de la escuela. El acuerdo al que llegaron fue que el tutor se comprometía todo los días a firmar la libreta de deberes y a recordarle a R que se llevara los libros necesarios. Mientras que la educadora llego al acuerdo con R que si olvidaba la libreta o los libros no podría hacer las cosas que le gustan por la tarde.

Otra educadora explica que el otro día R le dijo: "he acabado los deberes" así que ella se acercó para decirle: "qué bien lo has hecho" sin embargo R ante este acercamiento se tapo los odios y comenzó a repetir una oración varias veces. ¿Por qué le sucede esto? Es la pregunta que se hacen los educadores. Es aqui cuando el profesional encargado del soporte técnico retoma las diversas cosas que han sido contadas hasta ese momento sobre R. Primero les habla sobre este sujeto que dice que no lo escuchan y que a su vez no escucha, de lo insoportable que le resulta el contacto directo con el Otro, aunque sea para decirle "qué bien lo has hecho" y por último de este falta de lazo que le provoca olvidarse de las cosas de la escuela.

En el caso de R el soporte hizo dos puntualizaciones fundamentales. En primer lugar triangular la relación para que ella no se sienta invadida por el otro y de esta manera no tenga la necesidad de crear una barrera como lo hace cuando se tapa las orejas. En segundo lugar continuar el trabajo con el tutor de la escuela porque de esa manera se crea un puente entre escuela y residencia que le permite crear un lazo que la oriente.

La primera viñeta enseña cómo un sujeto psicótico puede ser capaz de regular algo de la pulsión cuando el educador le ofrece un tiempo lógico, subjetivo que va más allá del tiempo que pueda dictar la institución. Darle la oportunidad de que se duche sin presionarlo, le da un lugar a su particularidad y eso implica un deseo dirigido a ese sujeto y no a otro, un deseo no anónimo. Además poder transmitirle un saber hacer con eso que él no puede regular, en este caso la ausencia y presencia del otro, le brinda otra versión para saber hacer con su goce.

En el caso de la segunda viñeta se muestra cómo abrir preguntas acerca de un sujeto, colocarse en el lugar del "no sé", no querer comprender para poder inventar otros modos de lazo con ese niño, permite que el sujeto se pueda sostener de un otro. La invención de la libreta que va de la escuela a la residencia y de la residencia a la escuela es una forma de suplencia del otro que le permite al sujeto poder orientarse en relación al otro escolar.

Si la función paterna tiene que ver, entre otras cosas, con alguien que sostenga un deseo no anónimo, con la transmisión de saber hacer con el goce de forma regulada y con hacer valer la particularidad, estas dos viñetas pueden enseñar algo sobre este punto. Aunque debo agregar que esta función tiene que ver también con un acto por parte del sujeto porque cuando hay carencia de padre es el hijo el que puede constituir la función con sus propios medios. El padre debe ser metaforizado, esa es la manera de servirse de él, o sea que de parte del hijo también se requiere de un acto. Es posible, entonces, afirmar que puede existir el padre más allá de la familia, siempre y cuando exista el acto de un padre y el acto de un hijo.xxxiii

Conclusiones

Un niño que vive en una residencia puede tener la posibilidad de seguir construyendo su subjetividad, en otras palabras poder tener otros modos de hacer con su goce y su deseo, cuando tiene la oportunidad de tener un encuentro con una función parental, encarnada por alguien que ponga en juego su deseo dirigido a ese niño. Sin embargo, además de ese encuentro siempre debe existir por parte del niño como sujeto un acto, una manera de metaforizar dicha función, hacer uso de la función.

Cuando me refiero a que puede existir un padre más allá de la familia, tiene que ver con este punto, en el que el sujeto debe metaforizar al padre sirviéndose de la función. Es así que la función del padre puede ser sostenida por x variables y será cada niño que hará un uso particular del padre, inventando un síntoma que lo constituya como sujeto y una manera de orientar su goce.

Para concluir una cita de Laurent: "Ya no hay niño sin institución. Aún si es dejado al abandono, está la institución de la calle que lo recibe. No hay un niño solo. El niño va con la institución, es la familia o lo que ocupa este lugar: la banda, la calle, la ley de la jungla si es necesario. Las instituciones si tomamos este término en uno de los sentidos del término institución, el de "eso que está establecido" -las instituciones toman el relevo en su multiplicidad, de las formas tan complejas que la familia ha podido tomar."xxxiv.

¿Cómo serán esos síntomas que surgirán de éstas nuevas formas familiares? Queda abierta la pregunta para seguir trabajando en este tema.

 

Carolina Puchet Dutrénit
Tutor: Miquel Bassols
Abril 2007

Bibliografia

Citada

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Carolina Puchet

El padre más allá de la familia

NODVS XXV, juliol de 2008

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