¿Qué sería una autoridad auténtica hoy?

Texto de trabajo del Grupo de Investigación sobre Ficciones Familiares. Presentado por su autor en las Jornadas que tuvieron lugar en Bologna en mayo de 2007 bajo el título "Las familias hipermodernas en la cura psicoanalítica"

  • Publicado en NODVS XXVI, novembre de 2008

Cuando los organizadores de esta jornada me preguntaron bajo qué titulo desearía realizar mi intervención contesté sin dudar "La autoridad auténtica". Este término había sido, recuerdo, pronunciado por Jacques-Alain Millar durante las tardes de política lacanianas dadas en el ECF en 1997-98. Fue retomado por François Leguil1 con relación al Pase, en el reparto del saber del poder, de la autoridad (de mando o de seducción) y de la autoridad otorgada por el Pase y en su relación con la Causa. Diez años más tarde, las cosas han evolucionado tan de prisa que parece legítimo volver a hacer de nuevo la pregunta.

¿Estaríamos hoy frente a autoridades "no auténticas"? Es obvio que se nos reenvía a la cuestión de los orígenes, la pregunta que los niños no cesan de hacer pero aquí bajo la forma: Cuál es el origen del lazo social justo, del "orden justo" por retomar el eslogan de la candidata a la presidencia de la República, quien percibió acertadamente cómo esta pregunta interesa a cada uno. ¿O bien sería "justo un Orden" como no dejaron de replicarle?

Ahora que es la época del festival de Cannes -cada uno sabe, trata a duras penas de estar a la altura del de Venecia-, tomemos como ejemplo, la última película de Stephen Frears, hábil observador de nuestra sociedad y actual presidente del Festival. Esta película falsamente superficial, es una especie de cuento moral. Se trata de un episodio de la política inglesa, de una crisis de poder que puso en desequilibrio la corona que con tanto orgullo lleva fijada sobre su cabeza Elisabeth II, reina de Inglaterra desde tiempo inmemorable.

La muerte de Lady Diana y la epidemia histérica que le siguió, obligó a la reina a moverse, nueva interpretación de la Carta Robada. Ella, que sólo despreciaba el "poder" efímero pero real de la imagen, ostentado por esta mujer joven y que se oponía al suyo, transmitido al filo de los siglos por una estructura simbólica fuerte y de atribuciones inmutables. Ella, símbolo viviente de la perennidad del Reino Unido, tuvo que inclinarse ante lo que Freud después de Le Bon, denominaba "la masa". Tuvo que realizar en contra de su voluntad numerosos gestos para proteger el lugar simbólico de la Realeza.. Frears pinta a Tony Blair como el "deus ex machina" del salvamento de la monarquía, como el manipulador de las apariencias, como el nuevo Dupin que conoce el valor relativo de lo simbólico y "sabe manejarse" con el síntoma histérico.

Adoptemos esta fábula como un mito de nuestro tiempo ; la muchedumbre se identifica con una princesa de revista que representa eminentemente el sujeto histérico, definido como sujeto que no entra en el juego, que "se sostiene del término más allá del juego"2. A través de los media, amenaza al poder político establecido más allá de su muerte. Se le ve a la Reina obligada a realizar gestos propios de la madre de familia del Suffolk y de encarnar en contra de su voluntad, una familia mucho más ideal que las familias inglesas contemporáneas, que se encuentran en un estado de desestructuración inigualable.

Otro aspecto del malestar: Diario Le Monde del Miércoles 23 de Mayo 2007, una compañía de seguros (MGEN) envía un cuestionario a rellenar por los padres de numerosos alumnos parisinos después de haber "explorado" otras ciudades: "Investigación psico-social destinada al seguimiento de los niños desde su entrada en primaria y su salida cinco años después, con el fin de acotar los factores de mejora y deterioro de su salud física y mental…" Es decir, para dibujar un "perfil" de los niños supuesta y estadísticamente condenados al fracaso escolar, futuros delincuentes y insociales, todo esto para mayor beneficio de las compañías aseguradoras. Se pone a la cabeza de esta encuesta una mujer con poder, profesora de la Universidad de Paris 5, psiquiatra, directora de una "fundación" financiada por dicha compañía de seguros y que ya habíamos conocido por su participación en el comité de evaluación de las prácticas psicoterapéuticas (ex -ANAES -): Viviane Kovess. Se ocupa, admiren el vocabulario, de "pilotar los indicadores de salud mental en la sociedad francesa", esto algunos meses después del clamor de protesta que levantó el informe del Instituto nacional para la investigación médica sobre el fichado de los futuros delincuentes desde la primaria.

En el mismo diario, el mismo día, se dedica una página entera al comentario entusiasta de un coloquio sobre la colaboración entre policías y psiquiatras para la detección de futuros delincuentes en las familias donde hace estragos la violencia doméstica (es decir, entre los padres), ¡motivado por las estadísticas que relacionan violencia familiar e índice de delincuencia posterior en los niños! La promoción de esta colaboración se apoya sobre una experiencia americana (ciudad de New Haven. Connecticut) y sobre una investigación más amplia llevada a cabo para la policía en el marco de un programa de "desarrollo infantil". Dicho de otra forma, estos niños no son delincuentes pero corren el riesgo de serlo por lo que ¡hay que "reprogramarlos"!

A pesar de las oscilaciones de la brújula del poder, que se inclina a veces del lado del discurso de la histeria y otros del lado del discurso del Amo y que ponen en evidencia que el Otro no existe o es inconsistente, la familia nunca estuvo tan en el centro de las preocupaciones políticas. El restablecimiento de "los valores" familiares, sea cual sea el candidato de las recientes elecciones presidenciales, fue un tema central en el programa de cada candidato. La familia también se encuentra bajo otro ángulo, en los proyectores de la actualidad: nunca la relación de una pareja presidenciable Ségolene y François o Nicolás y Cecilia fueron objeto de tal preocupación por parte de los franceses como si hubiera la necesitad de una negación a lo que todo el mundo ya sabía: en estas parejas la "relación sexual" no es mayor que en otros casos.

Por fin, por primera vez los franceses tuvieron un presidente, padre de una familia recompuesta que posa con dignidad sobre los peldaños del Eliseo.

El sueño de la Familia no estuvo nunca tan boyante, ni tampoco la utopía de su origen natural, a medida que se enrarece el modelo patriarcal en su encarnación substancial y se transforma profundamente. No diría que está en declive o que se degrada, sino que adopta formas diferentes, que en verdad son para inquietar a los juristas conservadores y también a algunos psicoanalistas que confunden todavía el padre con su lugar. Hemos visto en el último congreso de la AMP en Roma que en este registro, la nostalgia no ha lugar para el psicoanálisis. Que Lacan nos había dado, desde los complejos familiares y antes del siniestro empuje del ideal familiar contemporáneo de la segunda guerra mundial, los elementos para no querer hacer del mito de Edipo la norma y para no confundir el personaje o el papel del padre y la fuente de la autoridad auténtica.

Me es difícil hoy dirigirme a ustedes como si no hubiese extraído lecciones de las jornadas de la Escuela de la Causa Freudiana sobre el tema muy próximo del Reverso de las familias. La lección más esencial la saco de un texto de JAM, por cierto bastante antiguo (1993) "asuntos de familia en el ICS" publicado en la Lettre Mensuel nº 250 con el titulo Asuntos de Familia en el ICS. Nos da la clave de esta utopía, a saber, que la familia es asunto de goce, goce dado, goce robado, goce disimulado, sustraído. Freud llamaba a esto castración. Lacan precisaba en el seminario XVI que más allá del Edipo, no era gozar de la madre lo que estaba prohibido (hay que leer un comentario sobre el incesto de Edipo con Jocasta que es de una audacia increíble) porque esto que la sociedad de una manera u otra debe barrar es el "gozar-de-la-madre" como negación del lazo social 3. Además Eric Laurent había centrado su intervención sobre el niño como epicentro de la familia y sobre lo que organiza el goce de los humanos más allá de la oposición estructuralista naturaleza/cultura, que sin embargo, no está borrada. Lo que descubrimos y a lo que debemos ceñirnos si queremos ser analistas de estos tiempos sin brújula, es que no hay naturaleza para el ser humano, pero tampoco cultura, en el sentido de red simbólica siempre aquí presente. Eric Laurent lo recalcaba: "Lacan interroga el ideal de la familia por el hecho de que en el Otro hay una falta absoluta de estructura (A barrado). A esto, él opone el ideal del neurótico que quiere completarse con una familia como síntoma s (A). El problema es que entonces hay pedir el niño a una mujer y acudir al Otro sexo. Es el reverso del Nombre-del-padre como garantía, el padre de familia es el sueño del neurótico, quien para inscribirse dentro del Otro quiere así estar garantizado"4.

Entonces hay que atreverse hasta decir que la autoridad auténtica, tal como la concibe el psicoanálisis, es la autoridad del síntoma o más bien del sinthome, como demostrarán los testimonios de Pase que vamos a escuchar. Por esto, las nuevas formas de familia, las nuevas modalidades de goce que envuelven la llegada al mundo de un niño a partir del momento que concierne al sujeto y su angustia, si el sujeto lo permite son susceptibles de ser analizados; como el modelo promovido por el Vaticano todo y que parece el más alejado: la pareja homosexual que se junta para criar a un niño. Decía en un artículo que introducía las jornadas de la ECF, que el psicoanálisis no debía de agotarse tratando de hacer la ley en el lugar del legislador. Es cierto, pero no es menos verdad, que por el hecho de que existe como práctica, introduce en los semblantes otro discurso, un discurso que no es del semblante, lo que nos lleva, por ejemplo con ocasión de los Fórums de la ECF al tomar parte en el debate público para que este discurso no sea erradicado de la Gran Conversación de los humanos. La autoridad auténtica para nosotros, es en último término el objeto causa de deseo, tanto en su vertiente de agalma como bajo su manifestación en la angustia. Es nuestra brújula.

Pierre-Gilles Guéguen
Bologna 2007

Traducción: Elisabeth Vartulí
Revisado por Carmen Alda

Notes

  1. Leguil, François, Nouvelles des beatitudes, 29 Avril 1998, les "paperolles" du Champ Freudianne
  2. JAM La Causa Freudienne nº 65 p 212, Una lectura del seminario "De un Otro al otro": "Es sin duda, y aquí hay una indicación de Lacan-lo valioso de la interrogación de Freud "¿qué quiere una mujer?" en la medida que se trata de desear lo que uno no quiere y de querer lo que uno no desea. Podría decirse que la relación de la histérica con el goce es como tal inconsistente, sin embargo, esta inconsistencia de la relación con el goce, es la que le da mejor el acceso a la inconsistencia del Gran Otro"
  3. Lacan, Jacques. Seminario XVI, D´un autre à l´autre p. 151
  4. Eric Laurent La Cause Freudienne Nº 65 p. 53
Pierre-Gilles Guéguen

¿Qué sería una autoridad auténtica hoy?

NODVS XXVI, novembre de 2008

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