La angustia y el movimiento
Trabajo para la obtención de la acreditación del Consell Català de la Formació Mèdica Continuada en el curso 2007-08
La angustia; J.-A. Miller; Seminario X;
La ruta de Miller.
En el empeño de encontrar una vía de aproximación al Seminario La Angustia de J. Lacan (1962-63)1, tratado en su extensión durante los cursos 2006-07 y 2007-08, en el Seminario del Campo Freudiano, y remitido a la introducción hecha por J.-A. Miller2 de este seminario, se encuentra allí una orientación que articulada con un interés particular, motivado por la práctica clínica y la escucha de ciertos puntos desarrollados por los ponentes, el recorrido a realizar en esta breve reseña.
Miller trabaja desde el precepto de que este seminario, tiene no una sino varias líneas de fuerza. En el capítulo V llamado "Una línea de ruptura" (p. 89) de su libro de introducción al seminario X, se plantea extraer dichas líneas de fuerza introduciendo precisamente un corte, cuyo efecto da a su vez el título a esta parte de la publicación. En este punto evoca a Lacan, quien en el Seminario que dictó sobre Las Psicosis realiza una operación análoga llamándola una "ruta romana", ruta que no pretende dominar el paisaje, pero que permite hacer un trayecto. El trayecto a realizar por Miller en los vericuetos del terreno árido de este seminario, tiene que ver con ubicar las vías que emplea Lacan para abordar la relación entre goce y deseo (p.91).
Con este mapa que se inventa Miller, se pone entonces en evidencia lo que él denomina "los movimientos" del seminario, y que resume de la siguiente manera: "el movimiento del seminario en su fase más profunda, va desde las apariciones ansiógenas del objeto, a sus separaciones erógenas". (p.96). A continuación dice: "El primer movimiento comprende las dos primeras partes. El segundo movimiento toma impulso en la cuarta parte". La tercera parte del seminario sin embargo no queda afuera, es el preámbulo al segundo movimiento, en el que la angustia hace de puente entre goce y deseo, es el punto de corte que utiliza Miller para leer el seminario en este momento, permitiéndose así encontrar un cierto orden en él "de lo ansiógeno a lo erógeno, y la báscula, el astil de la balanza, se hace en la conjunción de lo ansiógeno y lo erógeno" (p.96), es decir en dicha tercera parte.
Para comprender más claramente, los efectos de la operación de este seminario sobre la misma enseñanza de Lacan, Miller toma en cuenta la variación del estatuto del cuerpo. Dice: "En su primer movimiento, se trata del cuerpo especular (…) el segundo sería uno en el que no se trata de forma, sino de zona. Se trata del cuerpo de las zonas erógenas, que no es el cuerpo visual" (p. 96), lo que lleva a pensar en una topología distinta.
Inhibición y Movimiento.
De esta precisa guía que nos aporta Miller para seguir el seminario de Lacan, extraigo el significante movimiento, dándole quizá otro sentido, y al menos creyendo encontrar allí una posibilidad de circunscribir ciertos puntos desde los cuales poder leer a lo que se da lugar en estos años de la enseñanza de Lacan, no sin pensar en la actualidad que dicha enseñanza conlleva.
No se trata aquí, quizá del movimiento en "su fase más profunda", sino de una especie de literalización de la palabra que en Miller es tomada probablemente como metáfora, de la terminología musical, en la que entonces el seminario de la angustia sería una especie de concierto o sinfonía un tanto confusa, de la que sin embargo se pueden percibir líneas que son parte de una composición más amplia.
De todas maneras, al ir a buscar en el seminario, la posible relación que pudiese aparecer entre el movimiento y la angustia, encontramos que precisamente en el esquema de "la angustia en la red de los significantes" que aparece tanto al principio (p.23) como al final (p.342), el movimiento tiene un lugar determinante en la configuración de la angustia, al menos desde este abordaje significante.
En el primer capítulo del Seminario, Lacan hace un uso singular de los tres significantes freudianos que pueden asociarse al tema escogido para ese año, estos son los de inhibición, síntoma y angustia; y son colocados de manera diagonal en una red de 9 slots, de 9 lugares. Lacan se sirve de la lógica que le brinda la etimología, para construir una matriz, que según el comentario de Patrick Monribot3 sirve para demostrar que por la vía del concepto se encuentra una imposibilidad de avanzar sobre la angustia. Miller4 apunta que Lacan en un intento de captura inicial construye esta red en la que en el eje horizontal del cuadro, y partiendo del término de inhibición se hará una especie de graduación, de menos a más, en relación a la noción de dificultad, que en conjunto con la noción de "movimiento" que es el factor que signa el eje vertical, constituyen el sentido que toma allí, en Freud, y en relación a la temática de la angustia, el término de inhibición.
En el eje entonces en el que nos ubicamos aparecen otros términos que como dice Miller, Lacan no se saca de la chistera "sino del diccionario" (p.23). Así tenemos a Lacan preguntándose en la p.20. "En la otra dimensión, la del movimiento, ¿cuáles son los términos que veremos dibujarse verticalmente tras el término inhibición?". En primer lugar la "emoción" que etimológicamente se refiere al movimiento, pero que si se entiende con Goldstein, tenemos que emoción apunta a un "arrojar fuera, ex, fuera de la línea del movimiento -es el movimiento que se desagrega, es la reacción que se llama catastrófica", termina diciendo Lacan. De esta manera, avanza en la construcción de dicha matriz y al mismo tiempo contradice a aquellos que plantean que la angustia es esto, una reacción catastrófica. En el grado siguiente, y para poder cernir algo que del orden del movimiento responda más precisamente al nivel de la angustia, Lacan juega con el significante emotion degradándolo a emoi que se traduce como turbación, y cuya raíz se puede relacionar con términos cercanos al atemorizar, perturbar, y también al perturbarse, pero va más allá. "La turbación es el trastorno -dice Lacan-, el trastornarse en cuanto tal, el trastornarse más profundo en la dimensión del movimiento" (pp.21-22).
El Movimiento en el segundo movimiento.
El hecho de ver reaparecer en el penúltimo capítulo del seminario, este esquema de "la angustia en la red…" o de "el cuadro de la angustia", reafirmó la posibilidad de llevar a cabo este pequeño trabajo, con la ilusión de tocar una cuestión en él, que atravesara una parte importante del panorama. Ya en el capítulo VI, llamado "lo que no engaña", vemos completarse la red, con los términos acting out y pasaje al acto, que conforman además la temática central del capítulo IX, en el que al respecto del pasaje al acto, Lacan dice que en él, el "sujeto se mueve en dirección a evadirse de la escena" (p.129).
En el penúltimo capítulo, al llevarse a cabo una especie de metaforización, de sustitución de algunos términos, y alcanzar así una reformulación del cuadro de la angustia, se produjo en la lectura, el que retroactivamente me permitiera entender de manera más clara, paradójicamente, la primera formulación.
Guy Briole en el abordaje de este penúltimo capítulo, en la conferencia del 17 de Mayo de 20085, comenzó señalando el equívoco inherente en la palabra emoi con la que Lacan hacía resonar el "¡Et moi!". Dice también Briole, que aquí estamos en el atelier de la relación entre la angustia y el deseo. "El deseo es el efecto de la causa, es decir, de lo que causa al sujeto". Y prosigue de la siguiente manera: "Lo único que une la separación entre $ y a es el losange del fantasma (…) La angustia está ligada a la presencia del objeto. Por eso el a aparece en el lugar de la turbación. Una turbación que en el caso del obsesivo se trata de la turbación anal. El sujeto en momentos traumáticos cede el objeto". Por eso, el objeto a se ve aparecer en el mismo orden del pasaje al acto, y de la angustia.
Respecto del saber, en función al objeto causa del deseo, hay una imposibilidad. Allí aparece entonces la otra sustitución del cuadro de la angustia. Briole dice: "Para el neurótico el deseo está impedido, `quiero pero no sé lo que se opone´". Aquí es donde el acto tiene su lógica. Si entendemos que el deseo, tal como aparece, es el resultado de un deseo anterior que ha sido inhibido. Esta conjunción, se entiende como la defensa, hacia la que el acto va dirigida. El acto que en relación a un gradus menor de dificultad frente al máximo de movimiento tiene la característica, sobre todo en el obsesivo, de quien se trata en este penúltimo capítulo del Seminario, de operar bajo los efectos de la urgencia, del movimiento precipitado.
Encontramos en la introducción de Miller, la elucidación, del porqué en este punto, Lacan echa mano del obsesivo.
"El seminario La Angustia inserta el objeto entre el Otro y el sujeto, es decir, en esta relación que parecía tan fundamental, esta relación de determinación significante que constituía la gloria del psicoanálisis. Esta inserción no es tan clara. Se aprecian los cortes en el seminario, donde Lacan fuerza la entrada de este objeto a minúscula que deviene soporte de un mandato. Conocemos el mandato significante, pero hay un mandato libidinal del sujeto que es superior, y Lacan trata de ilustrarlo con el ejemplo del obsesivo. Intenta mostrar el deseo del obsesivo ordenado por un objeto, bajo las formas de un deseo de retener que le consagra a repeticiones indefinidas, en las que puede hipnotizarse, a reserva de indicar en el más acá el objeto en juego"6.
No gratuitamente en el antepenúltimo capítulo tenemos el tema "De lo anal a lo Ideal".
Y así vemos como la transformación que incide sobre el esquema de "El cuadro de la angustia" o de "La angustia en la red de los significantes" es central en este seminario, donde la "dimensión del movimiento" queda como una ventana abierta; siendo uno de los puntos a retomar, según creemos, en el seminario XV sobre el acto psicoanalítico, para dar cuenta del acto, como algo distinto de lo motriz. Y es que ya en este mismo seminario, el movimiento, no se corresponde únicamente con la noción de desplazamiento. Tomando como eje, que si gran parte del trabajo de Lacan en estos años, remite a la cuestión del cuerpo, del organismo, es interesante retomar la cita que hemos traído anteriormente, sobre el cambio de estatuto de lo especular del cuerpo, y por lo tanto medible y en relación al movimiento-desplazamiento, a la aparición de la cuestión de las zonas del cuerpo como bordes. Es así como la figura del cross-cap que designa algo de este orden de la inversión, no es completamente entendible en el seminario, sin las hormigas que se mueven por su superficie extraña.
Lo que tiene de actual.
Refería al comienzo que esta temática se alinea asimismo con un interés particular en relación a la práctica clínica que realizo, tanto en acompañamientos terapéuticos por un lado, como en una labor de educador social, dentro de un programa de atención a las toxicomanías por el otro, ambas prácticas en los circuitos regulares de los sujetos.
En dichas experiencias, la cuestión de la angustia es una brújula. Poniéndose en juego en primer plano, su relación con el movimiento, en lo que toca a pasajes al acto, e incluso la manera en la que los recorridos, los vectores de cada sujeto tienen una narrativa especial, sobre la cual se puede intervenir, o al menos de la que se puede dar cuenta, para aprehender la clínica en juego, en ese quehacer "a pie de calle".
Es la vertiente vacía de significantes como "movilidad", "hiperactividad", "rapidez", etc., lo que signa gran parte de las políticas actuales de salud pública, que intentan responder a estos trastornos en su mismo registro. Por ello, lo importante de poder separar de dichos significantes el estatuto que tienen de objeto de mercado, de significantes que venden, para poder aproximarse a lo Real en juego; es decir, al punto en el que el objeto a es una función movilizante, que orienta la práctica a lo Real y que permite tal vez, el poder servirse de dichos significantes, horadándolos.
La angustia y el movimiento
NODVS XXVI, novembre de 2008