Lectura y escritura en psicoanálisis
Ensayo para la obtención del Certificado de Estudios Clínicos del Instituto del Campo Freudiano
Ensayo que recorre el inconsciente freudiano y el lacaniano desde la perspectiva de la escritura en psicoanálisis. Del inconsciente-memoria freudiano, del todo está escrito que un análisis permitiría descifrar a un inconsciente que pueder ser leído a la letra sin-sentido. Un saber del inconsciente que Lacan propone rastrear en los significantes, en lalengua y en lo queda fijado del goce en el cuerpo como experiencia de lo imposible. Un saber orientado por una elaboración a inventar.
psicoanálisis, inconsciente, lectura, escritura, significante, signo, letra. goce
1. Introducción
2. Desarrollo
2. 1. Las marcas de una escritura
2 .2. El retorno a Freud de Lacan
2. 2. 1. La letra y el significante
2. 3. ¿Dónde se sitúa la escritura?
3. Conclusiones
Bibliografía
1- Introducción
La temática de "Escritura y lectura del inconsciente" me ha permitido realizar un recorrido por la lectura, las palabras y las letras. El encuentro con algunos de los escritos que han producido Freud y Lacan sobre el tema, en diferentes momentos, orientan este texto.
El interés de este trabajo se centra en el recorrido de Lacan sobre la escritura del inconsciente. Partiré de la hipótesis de que en el inconsciente, según Freud, todo está escrito y registrado como una memoria, y el trabajo del psicoanálisis consiste en un desciframiento; para Lacan, se trata de una escritura: se va escribiendo1.
Tomando la definición de psicoanálisis que da Freud en una alocución presentada en el 5º Congreso Psicoanalítico Internacional, celebrado en Budapest los días 28 y 29 de septiembre de 1918, leemos:
"Hemos llamado psicoanálisis al trabajo por cuyo intermedio llevamos a la conciencia del enfermo lo anímico reprimido en él. ¿Por qué "análisis", que significa desintegración, descomposición, y sugiere una analogía con el trabajo que el químico emprende con las sustancias que halla en la naturaleza y que lleva a su laboratorio? Porque esa analogía se da de hecho en un punto importante. Los síntomas y exteriorizaciones patológicas del paciente son, como todas sus actividades anímicas, de naturaleza en extremo compuesta; en su fundamento último, los elementos de esa composición están constituidos por motivos, mociones pulsionales. Ahora bien, sobre estos motivos elementales el enfermo no sabe nada o su saber es muy insuficiente. Le damos a conocer entonces la composición de esas formaciones anímicas de elevada complejidad, pesquisamos dentro de los síntomas esos motivos pulsionales desconocidos hasta entonces […]"2
El texto de Freud, dirigido a los psicoanalistas, presenta la manera en que el trabajo pretende enseñar a comprender, a descifrar, a leer, a la vez que señala lo limitado de "nuestro conocimiento", así como las resistencias frente al saber del sujeto. Y resume la tarea terapéutica en dos contenidos: hacer consciente lo reprimido y poner al descubierto las resistencias. La analogía con el trabajo del químico, "análisis que significa desintegración, descomposición", nos brinda la idea de fundamento último: las mociones pulsionales.
Lacan coincide con Freud en ese punto del desconocimiento; en su ultima enseñanza, en el seminario "Aun", dice a su auditorio: "Me percaté, además, de que mi manera de avanzar estaba constituida por algo que pertenecía al orden del no quiero saber nada de eso"3. "En el discurso analítico ustedes suponen que el sujeto del inconsciente sabe leer… No sólo suponen que sabe leer, suponen también que puede aprender a leer. Pero sucede que lo que le enseñan a leer no tiene entonces absolutamente nada que ver, y en ningún caso, con lo que ustedes de ello pueden escribir."4
Lacan, en su permanente "retorno a Freud", nos remite a buscar las marcas que redefinen el descubrimiento del inconsciente. El objetivo de este ensayo es poder realizar un breve recorrido sobre cómo se plantea la escritura, sobre dónde se sitúa el escrito en psicoanálisis, siguiendo la propuesta freudiana y atendiendo las diversas concepciones de Lacan.
2- Desarrollo
En este recorrido sobre el tema "Lectura y escritura del inconsciente", mi interés se centra en poder visualizar y realizar una "lectura" de lo que se mantiene invariable en el lugar del inconsciente, desde Freud hasta la última enseñanza de Lacan. Es necesario para ello puntualizar las relaciones que se desprenden de estos momentos, las marcas y el goce.
2. 1. Las marcas de una escritura
Freud, en la carta 52 a Fliess, del 6 de diciembre de 1896, trasmite la idea de cómo se origina el aparato psíquico en diferentes "procesos de estratificación", donde los rastros mnémicos tienen cierta movilidad que permite un reordenamiento, una "transcripción": "Así, lo esencialmente nuevo de mi teoría es la afirmación de que la memoria no se encuentra en una versión única, sino en varias, o sea que se halla transcrita en distintas clases de «signos»"5. Agrega más adelante: "La falta de traducción es lo que clínicamente conocemos por "represión". Su motivo es siempre la provocación del displacer que resultaría de la traducción efectuada, como si este displacer engendrase un trastorno del pensamiento que a su vez impediría el proceso de traducción."6
Lo ilustra con un esquema de estas diferentes "transcripciones"7, que nos brinda la idea de una marca:
Si lo leemos desde la perspectiva del goce8, estos cinco momentos serían: un goce inicial, su ciframiento, su des-ciframiento, la lectura, y el resultado -resto de un goce no traducible- final. El goce inicial está descrito en Freud como percepción; el primer momento es el del impacto de la intrusión del significante y del goce en el ser vivo, anterior a la simbolización. El segundo momento es el del cifrado, que deja una marca como memoria: es el registro del impacto anterior, carece de sentido y de ordenamiento temporal. Lacan dirá de estas marcas que "están ya todas allí".
El tercer momento está caracterizado por su devenir, que puede ser escuchado y es constitutivo del inconsciente. Lo que se descifra en este tiempo es el goce que la escritura del tiempo anterior cifraba. El cuarto momento es el de la lectura, donde se reduce el absurdo y el sin-sentido para generar el campo del sentido, profundizando en el desconocimiento y el alejamiento del goce. Es el preconsciente, ligado a las representaciones de palabras y al proceso secundario. Y en el quinto momento de extracción de goce el campo del sentido es vaciado y se articula un goce que circula bajo el deslizamiento del significante.
El inconsciente se presenta como una memoria donde está todo escrito en torno a algo que falta, y el análisis debe ayudar a descifrar eso escrito, que remite a un saber inconsciente. Para Freud se trata, pues, de ayudar a leer, a través de la asociación libre. Se construye un código mediante la interpretación, que se va ordenando en el sentido de una elaboración, durcharbeitung.
2.2. El retorno a Freud de Lacan
En la enseñanza de Lacan se distinguen dos momentos: el primero, desarrollado sobre los mecanismos del inconsciente y la articulación significante (Instancia de la letra); y el segundo centrado en la estructura del inconsciente (Seminario 20, Aún)
La idea del inconsciente como escrito se basa en la propuesta del inconsciente estructurado como un lenguaje. Articulando lo propuesto en la carta de Freud9 antes mencionada, Miller confirma el estatuto del inconsciente como una escritura y explica el objetivo del análisis como un aprender a leer "cada vez mejor" eso que está escrito: "Si consideramos este "decirlo cada vez mejor" que demandamos al paciente, podemos situar la escritura debajo de la barra y la lectura sobre ella. Leer es hablar."10
Leer Hablar
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Escribir Escribir
En 1953 ya Lacan señalaba que la puntuación decide el sentido y de esta manera el inconsciente se vuelve legible11. El analista marca entonces el habla, los silencios, los espacios en blanco, convirtiendo a la interpretación analítica en un hecho de puntuación... hablar es leer. Miller toma esta cuestión afirmando que "el inconsciente se vuelve legible solamente cuando se vuelve un escrito; es decir, palabra más tipografía; hay algo cuando el inconsciente se vuelve escrito que realmente hace que se constituya como legible; de tal manera que puntualizar la palabra es tratar la palabra como algo escrito (...) el inconsciente legible es la palabra vuelta escrito"12.
En un análisis se trataría entonces de que el analizante lea, como haría con un texto, y que se pueda leer cada vez mejor; no se trata sólo de descubrir que no se sabe; se expresa un saber que no tenemos. Hay que leer entonces en las formaciones del inconsciente: sueños, lapsus, chistes, y así, a través de la lectura, construir el escrito.
Las elaboraciones de Miller en su curso nos orienta sobre la permanente referencia a la palabra escrita, y nos dice: "Lo que tenemos finalmente es la contingencia. Este es el significado en la lógica de lo "posible". Sucedió así, pero podría haber sucedido de otra manera - sin embargo, cuando el paciente en su descubrimiento nombra el rasgo, vislumbra una necesidad (escrita debajo de la barra) […] Aunque la necesidad sea difícil u horrible, se siente una victoria sobre el inconsciente."13
Y sitúa al mismo nivel, debajo de la barra, necesidad y escritura:
Posibilidad Lectura
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Necesidad Escritura
Aquí puede entenderse el psicoanálisis como leer algo que en el transcurso de la vida se escribe constantemente: como dice Lacan, "no cesa de escribirse".14
La lectura nos enfrenta a cómo construir un escrito (el inconsciente como un texto), y por la vía del análisis nos enteramos de sus efectos. Se desprende la idea de que no está todo escrito en el inconsciente, de que hay una marca, una inscripción, que fijan en el sujeto algo que falta; que es posible una traducción en torno a algo que pasa y no está escrito, en torno al goce y no al significante. En la definición lacaniana, el inconsciente es un saber que no se sabe, que no tiene conocimiento de sí, como describe Miller: "El saber inconsciente se desprende de la articulación de los significantes: pero no se trata de que las palabras se correspondan con nosotros, sino de que se correspondan entre sí. Nosotros sólo podemos seguir, y a duras penas, la correspondencia que mantienen entre ellas."15 Como señala Miller, el saber del inconsciente se trasmite a través de las generaciones, permitiendo que la especie se reproduzca y continúe; la continuidad de la transmisión estaría sustentada en el interrogante sobre cuál es la relación adecuada entre el hombre y la mujer: la respuesta estaría en el axioma que propone Lacan sobre el saber del inconsciente, que se formula: "No hay relación sexual", lo cual posibilita que el inconsciente siga inventando respuestas. Ésa es también la función que Freud dio a Edipo: el intento de dar respuesta a la pregunta sobre la relación sexual de los padres, formulada a partir de la inscripción del sujeto en dicha relación.
2.2.1. La letra y el significante
En la Instancia de la letra, Lacan toma la estructura del lenguaje como persistente a la entrada del sujeto en él, distinta a otras funciones somáticas: "Designamos como letra ese soporte material que el discurso concreto toma del lenguaje. Esta simple definición supone que el lenguaje no se confunde con las diversas funciones somáticas psíquicas que le estorban en el sujeto hablante."16
La cuestión de la escritura en psicoanálisis ha generado constantemente preguntas; desde la pregunta, buscamos darle a la frase un sentido. Surge entonces la cuestión de cómo leemos; a partir de la lectura de los textos y de los casos clínicos que proporciona la experiencia se puede ir creando un circuito de sentido, pero Lacan nos dice en Función y campo de la palabra: "Hablar en efecto de la pérdida de sentido de la acción analítica es tan cierto y tan vano como explicar el síntoma por su sentido, mientras el sentido no sea reconocido."17
En este texto, Lacan introduce una ruptura respecto del pensamiento de Saussure en referencia a la cadena significante, con la supremacía del significante sobre el significado. Presenta una definición de sujeto: la articulación de un significante con otro en la cadena es la presencia del deseo, implica que el significante representa al sujeto para otro significante; un significante S2 en lugar de un significante S1 reprimido hace advenir al sujeto hablante, o lo que sería S2 representa al sujeto para el significante S1, cuyo funcionamiento está organizado por el proceso de la metáfora paterna. Este movimiento en la cadena se renueva constantemente, entendiendo que el S1 aparece como lo deseable, pero sólo a partir del S2.
El sujeto no es primario, es efecto o respuesta, pues es el Otro como lugar donde están todas las combinatorias de significantes; el Otro estructura dónde se alojan los significantes. Podemos pensar entonces que el significante es ante todo significante de la falta en el Otro, garante de la palabra, que introducirá una distancia entre significantes.
En La instancia de la letra Lacan escribe: "Es en la cadena del significante donde el sentido insiste, pero ninguno de los elementos de la cadena consiste en la significación de la que es capaz en el momento mismo"18. Desde esta perspectiva, lo complejo se presenta en el momento del acto de enunciación del sujeto, comprometido en la lengua, donde el deseo desplegado por la articulación significante se inscribe por la negatividad. El sujeto sólo "inventa" el significante a partir de algo que está ya ahí para ser leído. "El inconsciente no es lo primordial, ni lo instintual, y lo único elemental que conoce son los elementos del significante"19.
Las nociones de condensación y desplazamiento son retomadas por Lacan desde el ángulo de la metáfora y la metonimia. Tomando el capítulo 7 de la Interpretación de los sueños, vemos que los mecanismos de condensación y desplazamientos dan las pautas de desciframiento del inconsciente: en la condensación, una representación concentra los elementos de una serie de varias representaciones, ya sea porque un elemento (personaje o tema) esté presente varias veces en distintos pensamientos del sueño ("punto nodal"); por fusión, donde diferentes elementos pueden reunirse en una unidad disarmónica (personaje compuesto); o por omisión, donde la condensación de varias imágenes puede nublar los rasgos que no coinciden y potenciar los que son comunes. En el desplazamiento, la intensidad de una representación puede desprenderse de sí misma y pasar a otras representaciones originalmente menos intensas, pero relacionadas con la anterior por una cadena asociativa. La representación primera, descargada de esta forma, quedaría reprimida y su energía se desplazaría libremente a través de las vías asociativas, sobre todo por contigüidad.
Pero es en El chiste y su relación con lo inconsciente (1905), donde Freud describe la condensación como una formación compuesta en la que el sentido surge del sin-sentido. Lacan se apoya en esta fórmula para elevar la noción de metáfora al nivel de un concepto fundamental para designar la relación del sujeto castrado y sexuado con el lenguaje: "La metáfora se coloca en el punto preciso donde se produce el sentido en el sin-sentido, es decir, en ese paso del cual Freud descubrió que, traspasado a contrapelo […] la palabra no tiene allí más patronazgo que el significante del espíritu o ingenio, y donde se toca el hecho de que es su destino mismo lo que el hombre desafía por medio de la irrisión de significante"20. Es la captura de la palabra que se sale del sentido, que aparece.
2. 3. ¿Dónde se sitúa la escritura?
Lacan hablaba de su avance diferenciándolo del progreso: "avanzar es seguir girando alrededor de lo imposible de decir"21. A partir de aquí se produce un cambio de axiomática: hay un desplazamiento del deseo al goce, de la problemática del Otro a la del Uno: "El significante no está reducido a su articulación con S2, hay un estatuto del Uno sólo, y el significante no se limita a su función de representación del sujeto"22. Se extrae del conjunto del Otro el S1, con lo que cada significante puede ser considerado como un S1; por lo tanto, S1 es una letra "dado que una letra es esa unidad en el campo del lenguaje que no se refiere a otras"23.
En la última enseñanza, en el Seminario 20, Lacan dice que se trata de saber lo que en un discurso se produce por efecto de lo escrito: "Si algo puede introducirnos en la dimensión de lo escrito como tal, es el percatarnos de que el significado no tiene nada que ver con los oídos, sino sólo con la lectura, la lectura de lo que uno escucha del significante. Todo lo que está escrito parte del hecho de que será siempre imposible escribir como tal la relación sexual. A eso se debe que haya cierto efecto de discurso que se llama escritura. La relación sexual es algo que jamás podrán escribir, escribir con un verdadero escrito"24. Se puede ver en este momento cómo introduce el nivel del goce, desde una perspectiva más centrada en lo Real. Se desprende que el goce tiene un efecto significante, sostenido por el cuerpo, que sufre las consecuencias.
Retomando el tema de la articulación, vemos que la metáfora y la metonimia son operaciones del funcionamiento del lenguaje y lalengua. Lacan define lalengua de este modo: "Sólo una cosa está clara: es lenguaje no es más que lo que el discurso científico elabora de lo que yo llamo lalengua […] Nos lo ha demostrado la experiencia del inconsciente, en cuanto está hecho de lalengua, esta lalengua que escribo en una sola palabra, como saben, para designar lo que es asunto de cada quien, lalengua llamada, y no en balde, materna"25.
Lo que indica Lacan de lengua materna son esos sonidos guardados en la memoria, que enlazan sonidos, música y palabras. Como ejemplo de lalengua, Miller toma un recuerdo del escritor Michel Leiris sobre un verso de Manon Lescaut que su hermana cantaba: "adiós, nuestra pequeña mesa" (Adieu, notre petite table) él recortaba el verso tetable; al realizar un recorrido por su recuerdo, tetable es diferente a table, y le permite hacer una conexión metamorfoseada a un establo (étable), un retablo (retable)26… El significante de lalengua funciona pues como una letra; separado de su significado, puede parecer incomprensible, enigmático.
El saber depositado en lalengua, saber inconsciente según Lacan, está constituido por una serie de significantes aislados, de letras, cuyo significado el sujeto desconoce; es un saber que se fija de manera indeleble, y que fija algo del goce del cuerpo en el momento mismo en que el sujeto hace la experiencia de un imposible. Es lo que muestra el ejemplo de Leiris en su Regla del juego, del cual Miller indica: "Lalengua es lo que se volverá el lenguaje a través de la escritura, pero que encontramos como tal, o tal como Leiris nos deja entrever, íntegramente sujeta al equívoco, definible por los equívocos que permite"27. Se trata del relato de la experiencia de Leiris cuando niño que juega con unos soldaditos y uno se le cae. Debería haberse roto, pero no se rompe. Viva fue mi alegría, dice, mediante la expresión "¡Reusement¡" en vez de heureusement (felizmente); el niño creía que cuando algo estaba bien, se decía: ¡Reusement¡28, y esta expresión tiene, dice Miller, más frescura y más vida que la otra, heureusement. Puede pensarse que ese significante se fija allí como escritura de una experiencia de goce que surge sobre el fondo de una pérdida, la pérdida de goce vinculada al uso que hacía de ese significante que le era íntimo. Vemos así que el significante en tanto tal tiene un estatuto de letra, separado de la significación, y es lo que causa el goce; el inconsciente está hecho de lalengua, de S1, que tiene un valor de goce, separado del Otro de la comunicación.
En el seminario 20, Lacan describe cómo el lenguaje tiene un ordenamiento, un valor de comunicación, no es algo que se da de golpe, es secundario: primero sería lalengua, luego el lenguaje. Retomando la concepción de que el lenguaje es como el inconsciente, está estructurado, desconoce lo que ahí está escrito, no para de escribirse, se sostiene por un cuerpo, que está marcado, Lacan retoma en este punto la hipótesis de que "el individuo afectado de inconsciente es el mismo que hace lo que llamo sujeto de un significante"29, lo que conduce a la idea de que el significante es signo de sujeto.
El saber fija por dos razones: primero, por el carácter enigmático del significante, y segundo, porque está aislado de la cadena. El saber del cuerpo, del sujeto, viene del significante Uno (S1); y del uno- entre- otros, no cesa. El S1 se multiplica en el enjambre: "El S1, el enjambre, significante- amo, es lo que asegura la unidad, la unidad de la copulación del sujeto con el saber"30:
S1 (S1 (S1 (S1 ———> S2)))
Este significante Uno envuelve y vivifica la cadena, y nos permite retomar la concepción de la letra: el "eso habla". La letra es entonces como una bisagra: por una parte se somete a la Ley significante como apertura al sentido, y por otra cifra un goce, marca lo real del cuerpo y realiza la trascripción del goce hacia el símbolo.
3- Conclusiones
Este recorrido me ha permitido extraer elementos para entender la escritura como una forma privilegiada en que el significante se anuda al cuerpo real, y entender la escritura de una letra como su expresión sintomática, tema que Lacan desarrolla mediante la clínica borromea.
Si Freud plantea que hay una memoria inconsciente, que en el inconsciente todo está escrito y registrado, el trabajo del psicoanálisis consiste en un desciframiento; hemos visto cómo funciona ese desciframiento. Lacan invierte el sentido cuando dice: "eso no está escrito", abriendo la posibilidad de que se escriba en un análisis algo intraducible. Vemos en su recorrido cómo finalmente se liga algo del cuerpo, cómo el goce hace experiencia de un imposible, donde el significante funciona como letra. Suponiendo un saber limitado por lo imposible del decir y de la escritura, como el lenguaje, aparece pues un inconsciente como un saber que no está escrito, que inventa.
Entonces, ¿qué es el inconsciente, a partir del Seminario 20? El inconsciente no es más que un saber indeleble depositado en lalengua, un saber que se presenta como una huella, un trazo, como una escritura de lo que fue nuestra relación originaria con la lengua materna. Freud ya había señalado, en 1897, la importancia de este hecho, al subrayar que todos estamos enfrentados, desde los primeros años, a experiencias que van a quedar como incomprendidas, que todos guardamos el recuerdo de cosas oídas, grabadas en la memoria, de las que el sentido se escapa.
Ese saber queda fijado, pues, de manera indeleble, a través de esos significantes, encarnados en lalengua, que van a fijar algo del goce del cuerpo en el mismo momento en que el sujeto hace la experiencia de un imposible. En su definición lacaniana, el inconsciente es un saber que no se sabe, que no tiene conocimiento de sí. El saber inconsciente se desprende de la articulación de los significantes: pero no se trata de que las palabras se correspondan con nosotros, sino que se correspondan entre si.
Lectura y escritura en psicoanálisis
NODVS XXVIII, maig de 2009