Referencia a "El Horla" de Guy de Maupassant

Referencia presentada en el Seminario del Campo Freudiano de Barcelona de abril de 2009

  • Publicado en NODVS XXVIII, maig de 2009

Resum

En los seminarios X y XX, Lacan alude al cuento fantástico de Guy Maupassant intitulado El Horla; un ser invisible que desposee al sujeto de su relación con el Otro. La construcción maupassantiana de El Horla parte de un tratado de "Herman Herestauss" que aparece en el propio cuento y en la que se advierte que es posible deconstruirla en Herr y aus; "dueño y señor" y "fuera de". Lacan retoma la estructura del nombre con el Hors La, fuera de aquí, en consonancia con el apellido Herestauss y lo deriva en el Hors Sexe, Fuerasexo. La tensión que surge con el Ser Supremo de Aristotéles, la valentía para soportar lo intolerable de la relación con él hace pensar a Lacan en que es tan manifiesta el fuera-de-sexo de esta ética que adquiere también un dimensión de lo extraño del término de El Horla.

Paraules clau

Guy de Maupassant, El Horla, cuento fantástico, Lacan, S.X La Angustia, S.XX Aún, Fuerasexo

Maupassant.

"- 8 de mayo. ¡Qué día tan esplendido! He pasado toda la mañana tendido sobre la hierba, delante de mi casa, bajo el enorme plátano que la cubre, la cobija y le da sombra por completo. (…) Adoro la casa en la que crecí. Desde mis ventanas veo correr el Sena a lo largo del jardín, detrás del camino, casi dentro de mi propiedad, el grande y ancho Sena que va de Ruán a El Havre cubierto de barcos que pasan"1.

Este es un recorte del comienzo de El Horla de Guy de Maupassant, cuento publicado en 1887. El mismo inicio del relato nos permitirá presentar al autor. Según la editora Isabel Veloso, esta descripción se corresponde fielmente con el paisaje de la casa de Flaubert quien había sido su mentor, y el 8 de Mayo, con el día en que Gustave Flaubert murió.

Maupassant nació en 1850 en Normandía y moriría internado en un hospital psiquiátrico en 1893. La intensidad con la que escribió es devastadora. "A efectos literarios -como dice Veloso- Maupassant sólo vivió diez años"2. En ellos escribió miles de páginas, entre las que se cuentan novelas, ensayos, artículos críticos, libros de viajes, y sobre todo novelas cortas y cuentos.

En Maupassant tenemos a un amante de la naturaleza, a un espíritu inquieto. Tenemos a un investigador de lo femenino, a un juerguista, que estimaba en mayor grado a sus empresas amorosas que a sus obras literarias: "¿Quién puede prever si mis historias sobrevivirán? -dice- ¿Quién puede saberlo? Hoy te consideran un gran hombre y la próxima generación te tira al mar. La gloria es cuestión de suerte, una jugada a los dados, mientras el amor es una sensación nueva arrancada a la nada". En sus últimos tiempos, también tenemos a un hombre invadido por la idea de la muerte, atormentado por el progresivo decaimiento de su organismo -al respecto del cual solía decir que "dentro del buen animal encontramos al buen hombre"3-, un decaimiento que en la flor de su década literaria comienza a darse a razón de la sífilis que contrajo. Cuatro años después de escribir El Horla intenta suicidarse repetidas veces, por lo que es ingresado en un hospital psiquiátrico, del que nunca más vuelve a salir. Dieciocho meses después muere de un ataque epiléptico.

Del Otro.

El Horla, está catalogado como un cuento fantástico, género por el cuál es conocido mayormente Maupassant. Para este trabajo tomaremos la segunda versión del cuento, que es la más difundida. Existe una primera versión publicada en 1886.

Después del breve fragmento con el que hemos iniciado la exposición, el personaje del cuento, ve pasar una fragata proveniente de Brasil por el Sena a la que saluda felizmente. Lo que sigue a éste momento de completo éxtasis, ya no viene dibujado por ese pincel benévolo y primaveral, lo que sigue más bien se podría delinear con el pincel de Courbet, cuyo autorretrato llamado "Desesperado" sirvió de portada al cuento en innumerables ediciones.

Un insondable malestar empieza a embargar a nuestro personaje, que reflexiona sobre lo increíblemente susceptibles que somos frente al incalculable Otro que nos rodea. El 25 de Mayo tiene una pesadilla: un ser le estrangula, le aplasta el pecho. Frente al devastador malestar que empieza a sufrir en cuerpo y alma nuestro personaje, intenta localizar lo ilocalizable por medio de salidas y viajes. Lo que lo lleva a tener un encuentro con un monje en el Monte Saint-Michel, lugar único en el mundo en el que un particular régimen de mareas transforma a dicho monte en una isla. De este monje resalta una frase: "¿Vemos acaso la cienmilésima de lo que existe? (…) Mire el viento, la fuerza más poderosa de la naturaleza (…) ¿puede acaso usted verlo?"4. Es precisamente alrededor del misterio de lo invisible y sus efectos incalculables, que gira la preocupación de nuestro personaje.

Nos encontramos ya a principios de Julio. Los efectos del viaje se sostienen tan solo dos o tres días, tras los que vuelve a recaer, "hay por ahí una influencia febril"5. El 4 de Julio sueña con un ser que le bebe la vida por los labios. Acudimos entonces al momento abismal de la escisión, en la que se comienza a fraguar la xenopatía. Es precisamente por el beber que se manifiesta ese otro que le viene acosando. Dos noches después deja sobre la mesa una botella con agua. A mitad de la noche nuestro personaje se despierta sediento a raíz de una de sus agotadoras pesadillas, cuando va a beber de la botella se encuentra con que no queda ni una gota. En este punto encontramos una fotografía de ese momento: "un hombre mentalmente sano, perfectamente despierto y con uso de razón mirando despavorido, a través del cristal de una botella, un poco de agua desaparecida mientras dormía"6.

Una constatación de que quien se bebe el contenido de la botella no es él mismo sonámbulo, dominado por otro, le hace precipitarse a Paris, a donde se marcha por 20 días. El viaje es en general tranquilizador. Le lleva a ridiculizar su estado anterior, en el que estaba seguro de que un ser invisible habitaba bajo su propio techo. Únicamente queda impresionado por un evento, en el que su prima es manipulada por un hipnotizador, durante una fiesta.

De nuevo la vuelta a casa. Todo en calma hasta que por fin nuestro personaje exclama: ¡Lo he visto! ¡Lo he visto! Y es que mientras contemplaba un rosal llamado Géant de Batailles, ve cómo una de las rosas es cortada y suspendida en el aire, a la altura de una boca. Al hacer el movimiento para cogerla, esta se desvanece. Una increíble rabia le invade, se odia por permitirse estas alucinaciones, pero al mirar de nuevo el rosal, se encuentra con el tallo cortado de la rosa. Por momentos la angustia desbordante se transforma en miedo, un miedo que le recorre todo el cuerpo. Esa noche, sin embargo, duerme tranquilo.

Del Horla.

Ya una vez aquí hemos llegado a la hora del Horla, hora en la que el otro se da un nombre. A mediados de Agosto puede nuestro personaje por fin liberarse del yugo que le inmoviliza. En este paréntesis temporal va a la biblioteca, de la que extrae un curioso tratado sobre todos los seres invisibles que rondan al hombre. Hermann Herestauss es el nombre del autor de dicho tratado. En la edición nos advierten que la estructura de este nombre se puede desmontar de la siguiente manera: Herr y aus, es decir, "dueño y señor", y "fuera de". Esa noche nuestro personaje deja sobre la mesa el libro abierto. Al despertarse ve como un dedo invisible pasa las páginas. Nuestro personaje se levanta, quiere golpearlo, pero el ser es hábil y puede levantarse antes de ser alcanzado. Se cae la silla al suelo. Y nuestro personaje, de pie frente al espejo, no encuentra su reflejo en él. Angustia.

Es esta la escena a la que alude Lacan en el Seminario X. Ejemplo de cuando la especularización es odd, extraña, impar, y desposee al sujeto de su relación con el Otro con mayúscula7. Sin embargo para llegar al punto en el que se apoya la presente referencia que encontramos en el Seminario XX8, p.103, hay que dar un paso más en la historia. Nuestro personaje lee en una revista científica la noticia de una epidemia de locura en Brasil. Los afectados huyen de sus casas diciéndose perseguidos, gobernados, por unos seres invisibles, que beben agua y leche. El ser que le domina había bajado de la fragata brasileña el 8 de Mayo. "El reinado del hombre toca a su fin. Él ha venido" -dice-. Los médicos al descubrir la hipnosis habían dado con la naturaleza de su poder, "Han jugado con el arma del nuevo Señor, con el dominio de una misteriosa voluntad sobre el alma humana, ahora esclavizada. Lo han llamado magnetismo, hipnotismo, sugestión… ¡qué sé yo! ¡Los he visto divertirse como niños imprudentes con ese terrible poder!" -Aquí es todo signos de exclamación. "¡Ay de nosotros! ¡Ay del hombre! Ha venido el… el… ¿cómo se llama?... el… Parece que me gritara su nombre y no lo oyese… el… sí… lo grita… escucho… no puedo… repite… el… Horla… Lo he comprendido. El Horla. Es él… Es el Horla… ¡Ha venido!"9.

Lo que le interesa a Lacan en este punto es el uso de la formula en la construcción de esta palabra. "Horla" le sopla el ser invisible a nuestro personaje. Hors La, que en tono con el apellido Herestauss, se traduciría en Fuera acá.

Lacan tomando esta construcción Maupassantiana, logra darle una vuelta a la cosa, para hacer entrar el "Fuerasexo", el Horsexe, en el siguiente punto del texto que nos ha impulsado en dirección a este desvío. Lo leo:

"Lo que dije hace poco de la valentía y la paciencia del alma para soportar al mundo es lo que responde verdaderamente de que, en la búsqueda del Bien, Aristóteles desemboque en lo siguiente: que cada uno de los seres que está en el mundo sólo puede orientarse hacia el mayor ser confundiendo su bien, su bien propio con el que irradia el Ser Supremo. Lo que Aristóteles evoca como lo que representa la posibilidad de un vínculo de amor entre dos de estos seres, al manifestar la tensión hacia el Ser Supremo, puede igualmente invertirse del modo que ya expresé: la valentía para soportar la intolerable relación con el ser supremo es lo que hace que los amigos, se reconozcan y se elijan. Es tan manifiesto lo fuera-de-sexo de esta ética que quisiera darle el matiz que da Maupassant en alguna parte al enunciar el extraño término de Horla. El Fuerasexo: sobre ese hombre especuló el alma."10

Notes

  1. "El Horla y otros cuentos". Guy de Maupassant. Editorial Cátedra, Madrid, 2002. (p. 99).
  2. Ibid. (p. 13).
  3. Ramos, José M. http://www.iesxunqueira1.com/maupassant/biografia.htm
  4. "El Horla y otros cuentos". Guy de Maupassant. Editorial Cátedra, Madrid, 2002. (p.105-106)
  5. Ibid. (p.106)
  6. "El Horla y otros cuentos". Guy de Maupassant. Editorial Cátedra, Madrid, 2002. (p.107).
  7. Lacan, J. El Seminario 10, La Angustia. Editorial Paidós. Buenos Aires 2006 (p. 134).
  8. Lacan, J. El Seminario 20. Aún. Editorial Paidós. Buenos Aires 2008.
  9. "El Horla y otros cuentos". Guy de Maupassant. Editorial Cátedra, Madrid, 2002. (p.123)
  10. Lacan, J. El Seminario 20. Aún. Editorial Paidós. Buenos Aires 2008. (p.103).
Erick González

Referencia a "El Horla" de Guy de Maupassant

NODVS XXVIII, maig de 2009

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