El fenómeno del doble y su relación con lo siniestro

Ensayo para la obtención del Certificado de Estudios Clínicos de la Sección Clínica de Barcelona

  • Publicado en NODVS XXX, gener de 2010

Índice
      1. Introducción
      2. El doble en la literatura
      3. El doble en la psiquiatría clásica
      4. El doble en el psicoanálisis:
            4.1 El doble para Freud
            4.2 El doble para Lacan
      5. Conclusiones
      6. Bibliografía

1- Introducción

Me propongo realizar mi ensayo sobre este tema porque la lectura del texto "Lo ominoso" de S. Freud (referencia del seminario de investigación el primer año de mi tétrada) me pareció especialmente interesante por la dualidad de los conceptos unheimliche / heimliche tal y como Freud los expone.

Una fantasía tan presente en nuestra cultura y en la fenomenología de las enfermedades mentales debía poderse explicar desde el psicoanálisis y me apeteció trabajar sobre ello. En este trabajo, he estado tomando el concepto de cuerpo básicamente en su registro imaginario y me propongo continuar mi tarea avanzando en mi aprendizaje sobre los fenómenos del cuerpo, para ampliar este abanico de lo imaginario pero proseguir en el registro de lo real del cuerpo en psicoanálisis.

El fenómeno del doble ha sido tratado ampliamente en la literatura por parte de numerosos autores y en no menos numerosas obras. También ha sido objeto de observación en la fenomenología psiquiátrica. Fue Freud quien remarcó que a pesar de ser un tema que pertenece mayormente al arte y a la estética, el psicoanalista debía ocuparse de él por su relación con lo ominoso y lo terrorífico; que excita angustia y horror.

Es el propósito de este ensayo llevar a cabo una revisión del tema desde los siguientes ejes:

 

  • Recorrer algunas de las muchas obras literarias que toman el fenómeno del doble y buscar los elementos de repetición en los distintos relatos.
  • Revisar el tratamiento que ha hecho de este tema la psiquiatría clásica.
  • Analizar los textos de Freud que remiten a lo siniestro en relación al fenómeno del doble.
  • Finalizar con los distintos momentos del trabajo de Lacan sobre los conceptos de especularidad y extimidad.


2- El Doble en la literatura

"En una noche serena un viajante
pasa al lado de una casa en que vivió en el pasado.
En esa casa fue realmente feliz al disfrutar del
amor sincero de una mujer que hace mucho tiempo lo dejó.
Al mirar por la ventana ve la figura de un hombre que contempla el vacío
y aprieta los puños por el dolor que lo consume.
Cuando la luna ilumina la sala y la figura del hombre que en ella está,
el viajante es tomado por el horror al reconocer su propio rostro.
Aún torvo por el miedo que aquella figura le causa,
el viajante no consigue evitar el intenso celo de aquel hombre que,
aunque copia de si mismo, osa imitar el dolor propio
que él sufrió en aquel mismo lugar hace mucho tiempo
".

Der Doppelgänger de H.Heine.

Esta es la historia del poema Der Doppelgänger de Heinrich Heine. En alemán, Doppelgänger designa al doble fantasmagórico de una persona viva (Doppel=doble y Gänger= errante). Según la tradición nórdica y germánica todos poseen su Doppelgänger, que permanece invisible la mayor parte del tiempo. Quien, entretanto, tiene la infelicidad de ver a su Doppelgänger sabrá que su fin está próximo.

En la antigüedad y el periodo del prerromanticismo, el tema del doble era un recurso dramático para la relación escénica entre dos personajes iguales (gemelos) principalmente en tono de comedia, en la cual se desarrollaban enredos y equívocos jocosos. Es así en las obras sobre Anfitrión de Plauto (254-184 aC) o de Molière (1668) en que Zeus planea seducir a Alcmena, la bella esposa de Anfitrión, haciéndose pasar por él durante las ausencias de éste por las guerras. Para ello baja a la tierra habiendo tomado el aspecto del esposo al tiempo que su fiel Mercurio toma el aspecto del criado Sosías. Pero de forma imprevista se presentan los auténticos Anfitrión y Sosías. La escena del encuentro entre los dos criados, el verdadero y el falso, tiene tal gracia y lleva hasta tal punto la confusión que desde entonces la palabra "sosías" significa el doble de otra persona.

Es a partir del romanticismo que la temática del doble pasó a ocupar un lugar muy destacado, cambiando el punto de vista debido a que permitía la recreación de un clima de tensión y suspense, que en muchos casos dejaba al lector con una sensación de ambigüedad.

La lista de obras que se podrían citar es grande pero la que seguramente ha devenido más conocida es El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr.Hyde (1886) de Robert L. Stevenson. En ella el Dr. Jekyll, por un error en sus experimentos, hace que surja otro individuo, una extraña presencia dentro de él, y que le permite obtener placeres que, en su forma habitual, no se permitiría. Cada vez invade más su ser hasta que decide encerrarse en el laboratorio para suicidarse. Finalmente el cadáver que encuentran es el de Hyde; a Jekyll no se le ve por ningún lado. La suplantación es total.

Señalan sus biógrafos que en los tiempos en que Stevenson escribía la novela estaba en tratamiento con cornezuelo de centeno (de donde se extrae el LSD) para las hemorragias provocadas por la tuberculosis que padecía, y por lo tanto probablemente sufría los efectos alucinógenos de la sustancia.1

Otra obra, ésta analizada por Freud, es Los elixires del diablo (1815) de E.T.A. Hoffmann. En ésta el monje Medardo que pertenece a una familia marcada por el pecado pero hasta entonces modelo de virtud, prueba los susodichos elixires y a partir de ese momento la vanidad y la lujuria corrompen su alma. Topa con su doble, el conde Victorino, en un precipicio, lo lanza al abismo y adopta su identidad. A partir de ese momento trata de huir de su verdadero yo pero topa con la persecución de un doble fantasmal. Él sigue cometiendo nuevos crímenes pero el amor trágico por Aurelia, joven angelical, lleva a Medardo a intentar redimirse. Para ello pasará terribles penitencias. Pero solo con la muerte de todos sus descendientes quedará libre el fundador de su familia.

En la biografía de Hoffmann también se consignan lo que es llamado como "ataques de locura" pero sin que se encuentren más detalles.

Discípulo de Hoffmann fue Fiódor Dostoyevski que escribió su obra El doble en 1846: Goliadkin, funcionario disciplinado, entra en contacto un día con un hombre que es idéntico a él. En un principio, se gana su amistad, trabaja con él en su departamento, pero en seguida ese doble suyo empieza a engatusar a sus superiores, a poner en entredicho a Goliadkin y finalmente a provocar su caída en desgracia.

Dostoyevski afectado de epilepsia, sufrió problemas de salud durante toda su vida. Su relación con su padre, alcohólico y violento, fue analizada por Freud en su texto "Dostoyevski y el parricidio" (1928).

Y a continuación podemos comentar el texto de Guy de Maupassant El Horla (1887) cuyo título proviene de la expresión hors-là, fuera de, y que transcurre en forma de diario, en el que el protagonista, un hombre joven, un día contempla pasar un bergantín brasileño por el Sena con gran complacencia. A partir de ahí empieza a invadirlo un estado de progresivo desasosiego que le lleva a pensar que "alguien" está detrás de él, dominando su vida y sus actos, un ser invisible que "habita en mi casa como yo". Ese sentimiento del "otro" se le hace evidente cuando lee la noticia de que en Sao Paulo se había producido una epidemia de locura y sus habitantes huían creyéndose poseídos y dominados por seres invisibles que les absorbían la vida. Dispuesto a aprehender a su Horla y a terminar con él , y creyendo tenerlo detrás , gira bruscamente y al quedar frente al espejo no se ve, solo ve una especie de transparencia que poco a poco se aclara. Eso le confirma haberlo visto entre el espejo y él. A partir de ahí, decidido a matarlo, finalmente opta por suicidarse. A continuación cito literalmente la escena en la que el protagonista se encuentra con el Horla:

19 de agosto

"Lo mataré. ¡Lo he visto! Anoche yo estaba sentado a la mesa y simulé escribir con gran atención. Sabía perfectamente que vendría a rondar a mi alrededor, muy cerca, tan cerca que tal vez podría tocarlo y asirlo. ¡Y entonces!... Entonces tendría la fuerza de los desesperados; dispondría de mis manos, mis rodillas, mi pecho, mi frente y mis dientes para estrangularlo, aplastarlo, morderlo y despedazarlo. Yo acechaba con todos mis sentidos sobreexcitados. Había encendido las dos lámparas y las ocho bujías de la chimenea, como si fuese posible distinguirlo con esa luz.
Frente a mí está mi cama, una vieja cama de roble, a la derecha la chimenea; a la izquierda la puerta cerrada cuidadosamente, después de dejarla abierta durante largo rato a fin de atraerlo; detrás de mí un gran armario con espejos que todos los días me servía para afeitarme y vestirme y donde acostumbraba mirarme de pies a cabeza cuando pasaba frente a él.
Como dije antes, simulaba escribir para engañarlo, pues él también me espiaba. De pronto, sentí, sentí, tuve la certeza de que leía por encima de mi hombro, de que estaba allí rozándome la oreja. Me levanté con las manos extendidas, girando con tal rapidez que estuve a punto de caer. Pues bien... se veía como si fuera pleno día, ¡y sin embargo no me vi en el espejo!... ¡Estaba vacío, claro, profundo y resplandeciente de luz! ¡Mi imagen no aparecía y yo estaba frente a él! Veía aquel vidrio totalmente límpido de arriba abajo. Y lo miraba con ojos extraviados; no me atrevía a avanzar, y ya no tuve valor para hacer un movimiento más. Sentía que él estaba allí, pero que se me escaparía otra vez, con su cuerpo imperceptible que me impedía reflejarme en el espejo. ¡Cuánto miedo sentí! De pronto, mi imagen volvió a reflejarse pero como si estuviese envuelta en la bruma, como si la observase a través de una capa de agua. Me parecía que esa agua se deslizaba lentamente de izquierda a derecha y que paulatinamente mi imagen adquiría mayor nitidez. Era como el final de un eclipse. Lo que la ocultaba no parecía tener contornos precisos; era una especie de transparencia opaca, que poco a poco se aclaraba.
Por último, pude distinguirme completamente como todos los días.
¡Lo había visto! Conservo el espanto que aún me hace estremecer."

G. de Maupassant. "El Horla y otros cuentos". Ed. Cátedra S.A

Guy de Maupassant padecía de sífilis congénita, transmitida por su padre. Tanto él como su hermano acabarían sus días suicidándose. Pero mientras vivió, buscó alivio a su dolencia mediante el éter y la morfina, lo cual empeoraría más si cabe su estado mental.

Y para finalizar este recorrido literario, tomaré una referencia contemporánea, El Hombre duplicado (2002) de José Saramago en la que Tertuliano Máximo Alfonso, mientras mira una película, descubre que uno de los personajes secundarios de la cinta es idéntico a él. De ahí en adelante hará todo lo posible para saber de quien se trata. El protagonista es un respetable profesor de historia que, divorciado de su mujer, tiene una novia, María Paz, que le ama, pero él vive en una situación de incertidumbre e indecisión. En cambio su doble, Antonio Claro, casado con Helena, se proyecta ante Tertuliano como un hombre seguro de sí mismo, que no tiene ningún interés en conocerle a él, a pesar de la similitud calcada en la que Tertuliano insiste que hay entre los dos. Dirá Tertuliano que "era como sí por parecer diferente, pareciera más yo mismo". Pero finalmente, Tertuliano deberá ser en lo sucesivo Antonio Claro, renunciando a sí mismo, porque para todos los demás, será Tertuliano el que murió en un accidente automovilístico junto a su novia María Paz.

En todas las sinopsis expuestas vemos reflejado lo que dirá Freud en su texto "Lo siniestro": "Nos hallamos así con el tema del doble o del otro yo, es decir (…) con la identificación de una persona con otra, que pierde el dominio de su propio yo y coloca el yo ajeno en lugar del propio, o sea: desdoblamiento del yo, partición del yo, sustitución del yo".

Y en efecto, eso sucede en estas historias que tienen todas en común como hilo estructurante:

 

  • Aparición impactante de "otro yo" (fascinación y atracción primera: ilusión de paridad en personajes marcados por la soledad).
  • Constatación de la rivalidad con el otro, normalmente en términos de estatus social y éxito en lo sexual.
  • Desenlace de la trama mediante la aparición de la muerte: suicidio o asesinato (o ambos).
  • Aparición sorpresiva de un elemento de repetición.

3- El Doble en la psiquiatría clásica

Para la psiquiatría fenomenológica europea el fenómeno del doble se engloba en los llamados "Delirios de falsa identificación" y se han descrito las siguientes versiones:

 

  • Fenómenos de paramnesia reduplicativa, que fue descrita en 1903 por Pick, y que consiste en la creencia de que el paciente, el lugar donde está y algunas de las personas que le acompañan están simultáneamente también en otro lugar.
  • En el año 1923 Jean Marie Joseph Capgras describió por primera vez L'illusion de Sosies o Síndrome de Capgras, caracterizado porque un sujeto vivencia a una persona conocida de modo doble o múltiple. El enfermo afirma que alguien, bien conocido por él, es un doble que ha tomado la forma de dicha persona. Por ejemplo, el paciente pone en duda que su esposa sea realmente ella o sea otra persona que la suplantó.
  • Desde 1927, también se conoce la llamada Ilusión de Fregoly o Síndrome de Fregoly en que se trata de la transmigración de ciertos caracteres psicológicos de una persona a otra. Por ejemplo, pensar que un hermano del paciente es en realidad, el padre fallecido. Descrito por Henry Ey2, toma su nombre del actor Leopold Fregoly, conocido por su habilidad para interpretar en escena a distintos personajes en una misma obra.
  • Fenómenos de autoscopia, en los que el sujeto se ve a sí mismo desdoblado. Ve sentado a su lado, o en la cama o en el sillón a su doble.
  • Y finalmente en 1932 se describe el fenómeno de la intermetamorfosis (Courbon y Tusquets) en el cual el paciente piensa que las personas de su alrededor han intercambiado sus identidades unos con otros, de tal forma que P es J y J es P.

En 1994 Weinstein agrupó los llamados Síndromes de identificación errónea, los cuales tienen en común:

 

  • La idea de duplicación, con características de selectividad (sólo para algunas personas o lugares).
  • La disociación, ya que las identificaciones falsas no excluyen otros comportamientos correctos.

Por lo expuesto hasta aquí, parece bastante evidente que la temática del doble ha estado y está muy presente tanto en la fantasía social como en la fenomenología de las enfermedades mentales.

4- El Doble en el psicoanálisis

4.1 El Doble para Freud

Freud toma este tema en su texto "Das Unheimliche" (1919), traducido como "Lo siniestro" o "Lo ominoso" y donde él da como buena la definición de Schelling "Nos dice que unheimliche es todo lo que estando destinado a permanecer en secreto, en lo oculto, ha salido a la luz" Privilegia la presencia de dobles entre lo ominoso, en todas sus gradaciones y plasmaciones, destacando los siguientes aspectos:

 

  • La identificación con otra persona hasta el punto de situar el propio yo en un lugar ajeno.
  • Su función como anunciador de la muerte
  • El permanente retorno de lo igual, a lo largo de varias generaciones.

Cita los estudios de Otto Rank en su trabajo "El Doble" (1914), donde se indagan los vínculos con la propia imagen vista en el espejo y con lo que llama "la sombra" y el miedo a la muerte. Dirá que el doble tiene su origen en una enérgica desmentida del poder de la muerte y es probable que "el alma inmortal" fuera el primer doble del cuerpo. Según Freud "esta imagen tiene su correlato en un medio figurativo onírico, que gusta de expresar la castración mediante duplicación o multiplicación del símbolo genital (...). Ahora bien, estas representaciones han nacido sobre el terreno del irrestricto amor por sí mismo, el narcisismo primario, que gobierna la vida anímica tanto del niño como del primitivo; con la superación de esta fase cambia el signo del doble: de un seguro de supervivencia, pasa a ser el ominoso anunciador de la muerte.(…) El hecho de que exista una instancia así (la conciencia moral), que puede tratar como objeto al resto del yo (…) posibilita llenar la antigua representación del doble con un nuevo contenido y atribuirle principalmente todo aquello que aparece ante la autocrítica como perteneciente al viejo narcisismo superado de la época primordial.(…) Ahora bien, nada de esto nos permite comprender el grado extraordinariamente alto de ominosidad a él adherido y estamos autorizados a agregar que nada de ese contenido podría explicar el empeño defensivo que lo proyecta fuera del yo como algo ajeno"3.

Así mismo, hablará del retorno de lo igual "En lo inconsciente anímico, en efecto se discierne el imperio de una compulsión de repetición que probablemente depende de la naturaleza más íntima de las pulsiones; tiene suficiente poder para doblegar el principio del placer, confiere carácter demoníaco a ciertos aspectos de la vida anímica, se exterioriza todavía con mucha nitidez en las aspiraciones del niño pequeño y gobierna el psicoanálisis de los neuróticos en una parte de su decurso"4.

Explica asi mismo un episodio vivido por él en el que tras ser despertado bruscamente en el tren, no reconoció su propia imagen proyectada en el espejo. Dirá "Aun recuerdo el profundo disgusto que la aparición me produjo (…) ¿Y el disgusto no sería un resto de aquella reacción arcaica que siente al doble como algo ominoso?"5.

Así pues, en resumen hay para Freud dos formulaciones que condensan lo esencial de lo siniestro.

 

  1. La primera teoría de la angustia, en la que dice que cualquier impulso emocional es convertido en angustia por la represión, pero lo angustioso en si es aquello reprimido que retorna.
  2. Y lo anterior nos ayuda a comprender por qué en el lenguaje corriente se puede pasar de lo familiar (Heimlich) a lo siniestro (Unheimlich), ya que el lenguaje nos hablaría más bien de "lo extrañamente familiar".

4.2 El Doble para Lacan

Para abordar la psicosis Lacan tomaba el texto de Freud "De algunos mecanismos neuróticos en los celos, la paranoia y la homosexualidad" (1922). Freud indicaba en ese texto que "la hostilidad que el perseguido encuentra en los otros es el reflejo especular de sus propios sentimientos hostiles hacia esos otros"6. Esta idea especular será crucial para sus trabajos siguientes.

En su tesis de psiquiatría denominada De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad (1932) una de las premisas que él trabaja para explicar el caso del que se trata es que el objeto odiado y agredido por Aimée era su propio ideal: "¿Cuál es, en efecto , para Aimée el valor representativo de sus perseguidoras?. Mujeres de letras, actrices, mujeres de mundo, representan la imagen que Aimée se hace de la mujer que, en un grado cualquiera, goza de la libertad y el poder sociales. Pero aquí hace explosión la identidad imaginaria de los temas de grandeza y de los temas de persecución: ese tipo de mujer es exactamente lo que Aimée misma sueña con llegar a ser. La misma imagen que representa su ideal es también objeto de su odio (…) Pero el objeto agredido por Aimée no tiene sino un valor de puro símbolo y así su acción no le produce ningún alivio. Sin embrago, con el mismo golpe que la hace culpable frente a la ley Aimée se siente golpeada en sí misma; y cuando lo comprende , es cuando experimenta la satisfacción del deseo cumplido: el delirio, ya inútil, se desvanece."7.

Había ahí una aplicación de esta cuestión del reflejo especular freudiano, dado que Lacan creía que en ese golpe contra su víctima por efecto de reflejo, Aimée había recibido un golpe contra ella misma.

En 1938 Lacan escribe un artículo titulado "La Familia" donde cita por primera vez una referencia de San Agustín y que aborda con mayor precisión el efecto del reflejo especular como un modo de identificación:

"He visto con mis ojos, y he observado a un pequeño que todavía ni hablaba, cómo, dominado por los celos, no podía mirar sin palidecer el espectáculo amargo de su hermano de leche, prendido al seno de su madre"8.

Y Lacan dirá "los celos, en su base, no representan una rivalidad vital sino una identificación mental.(…) Lo que el sujeto saluda en ella es la unidad mental que le es inherente. Lo que reconoce es el ideal de la imago del doble"9.

La unidad mental a la que se refiere es, tratándose de lo visual, esa manera que tiene la imagen de presentarse de manera simultánea. Se miran todos los elementos de la escena. La madre, el seno, el hermano y ese palidecer del que mira. Una unidad que representa también la supuesta completud en ese doble que intenta ser yo. Del mismo modo ese doble se puede entender como una sustitución: de alguna manera el hermano está donde yo debería estar. Es así el hermano el que me borra de la escena y me hace palidecer. Y es sólo a partir de ello, de esa identificación a la imago del doble, que el niño pequeño puede reconocer por primera vez que el seno es el objeto de su deseo para caer preso de celos. De ahí que Lacan sostenga que el conocimiento humano tiene una estructura paranoica, ya que lo que el sujeto sabe de su yo lo localiza por fuera, en ese doble que lo enajena.

Tras la segunda guerra mundial, Lacan volverá a escribir sobre este tema. Será en el año 1949 en "El estadio del espejo como formador de la función del yo tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica". Aquí Lacan sostiene que el niño de una determinada edad (de los 6 hasta los 18 meses) al mirarse en el espejo demuestra un júbilo que denota la anticipación de la imagen unificada que se le muestra en él y que tomará como la matriz identificatoria del yo. Dirá "la imagen especular parece ser el umbral del mundo visible". ¿Qué habría como contrapunto a esa unidad visual del espejo? Lacan responde "el cuerpo fragmentado que puede aparecer a modo de imágenes en el sueño o en la alucinación. Es decir, que de manera retrospectiva la anticipación de reconocerse en esa unidad de la imago del doble especular le devuelve su propia fragmentación (…) Es en ese momento (cuando termina el estadio del espejo) que hace volcarse todo el saber humano en la mediatización por el deseo del otro, y constituye sus objetos en una equivalencia abstracta por la rivalidad del otro (…) El término narcisismo primario(…) ilumina también la oposición dinámica de esa libido a la libido sexual, cuando invocaron instintos de destrucción y hasta de muerte para explicar la relación evidente de la libido narcisista con la función enajenadora del yo, con la agresividad que se desprende de ella en toda relación con el otro, aunque fuese la de la ayuda más samaritana"10.

En el año 1953, Lacan introduce sus tres registros en su conferencia "Lo simbólico, lo imaginario y lo real" en la SFP, pero voy a centrarme en lo que él llama la "reversibilidad" de las imágenes. "La libido es una noción que no hace más que expresar esta noción de reversibilidad que implica la de la equivalencia de un cierto metabolismo de imágenes (…)".

Según esto, entre las imágenes hay movimiento, hay un ir y venir de la libido que hace fluir un una transformación o un conjunto de cambios en dichas imágenes ("metabolismo"). ¿Pero qué es lo que se mueve? Lo explica recurriendo a los ciclos sexuales animales, los cuales dependen de ciertos elementos que son esencialmente imaginarios. Basta que en el campo visual del animal se despliegue cierto comportamiento del macho o la hembra para que se inicie la cópula sexual. Entonces encontramos nuevamente aquí que lo que produce transformación.

está íntimamente ligado a cierta imagen del otro que despierta el deseo y hace fluir la libido.

Estaríamos de lleno, dentro de lo que J.A. Miller llamaría el primer paradigma del goce: La imaginarización del goce.

Pero distinguirá que, a diferencia del animal, en el humano no sólo hay un fluir que va de un lado a otro de las imágenes, sino que también la palabra estaría en medio, funcionando como mediadora del deseo. La palabra efectúa un cambio entre los dos partenaires, lo que media entre las dos imágenes es lo simbólico, que tiene valor de acto desde el momento en que su realización modifica a los dos partenaires, los compromete y los limita en un cierto sentido.11

Lo cual nos sitúa dentro del campo del segundo paradigma del goce: La significantización del goce, donde nos viene a demostrar que todos los términos que se han vertido en la categoría de lo imaginario están también, en definitiva, tomados de lo simbólico12.

Pero ¿cómo aparece esa función tercera de la palabra? Lacan recurrirá en el año 1954 durante su seminario en Sainte Anne por primera vez a un esquema óptico surgido de la física para explicar "algunos problemas relacionados con el lugar de lo imaginario en la estructura simbólica".


Experiencia del ramillete invertido
J. Lacan "Escritos Técnicos de Freud"
Sesión del 24 de febrero de 1954

Lo que Lacan privilegia de él es cómo, gracias al espejo cóncavo, se puede producir la ilusión de una unidad que sería el florero con las flores dentro. Eso es lo que el ojo puede mirar como imagen en algún punto central del espejo cóncavo. Es una imagen virtual que solo existe como tal en el reflejo especular.

Un mes después, introducirá cambios en el esquema, ahora será el florero el que estará invertido y agregará un segundo espejo plano.


Esquema de los dos espejos
J. Lacan "Escritos Técnicos de Freud"
Sesión del 24 de marzo de 1954

Se va a servir de este segundo espejo plano para iniciar una diferenciación entre el yo ideal que correspondería a la unidad reflejada (el florero más las flores) y el Ideal del yo que intenta ubicar. Veremos que no había reflexividad simple entre el niño, su cuerpo y su imagen en el espejo, ya que se trataba de un ser compuesto: imagen real del florero+ flores + ojo. Entonces, la unidad del doble también deberá ser compuesta, superponible, ¿significa esto que el doble también se descompone?

Ese espejo plano le servirá para marcar una regulación de lo imaginario, pues de su inclinación depende que se pueda ver reflejada la unidad que él llamará forma del yo ideal. Esa regulación vendrá dada por el vínculo simbólico que define por un lado la posición del sujeto como observador y por el otro lado el vínculo con el otro. Es decir, que solo desde una determinada posición del ojo, se puede visualizar el florero compuesto que representa el doble, el yo ideal o bien el hermano de leche. La posición del sujeto está representada ahora por el ojo, lugar que es dado por el lenguaje.13

En su "Observación sobre el informe de Daniel Lagache: "Psicoanálisis y estructura de la personalidad" de 1959, será más preciso en cuanto a ubicar las nomenclaturas que elige para posicionar todos los elementos del esquema.


Observación sobre el informe de Daniel Lagache:"Psicoanálisis y estructura de personalidad" Pág. 654.

Aquí especificará el espejo plano con la letra mayúscula A, en tanto posición del tercero, del Otro como "tesoro de los significantes". El A (espejo plano) como Otro se distingue de la i'(a) (imagen del florero y las flores) que representaría la imagen del yo ideal (el Doble). De ese modo el deseo se localizaría en i'(a) que reflejaría lo que en i(a) no puede ser reconocido puesto que se necesita del intermediario del otro especular pero al mismo tiempo contiene las flores (a) que conforman el objeto de deseo. En el momento en que el deseo ha pasado al otro lado, cautiva al sujeto, pero simultáneamente se genera una lucha feroz por la posesión de ese objeto de deseo.

"Bastará para que el sujeto barrado vea esa imagen en el espejo A con que su propia imagen venga, en el espacio real, a situarse en el interior del cono que delimita la posibilidad de la ilusión (…) La antinomia de las imágenes i(a) e i'(a), por situarse para el sujeto en lo imaginario, se resuelven en un constante transitivismo(…) Sería un error creer que el gran Otro del discurso pueda estar ausente de ninguna distancia tomada por el sujeto en su relación con el otro, que se opone a aquél como el pequeño, por ser el de la díada imaginaria (…) Pues el Otro en el que se sitúa el discurso, siempre latente en la triangulación que consagra esa distancia, no lo es tanto como para que no se manifieste hasta en la relación especular en su mas puro momento: en el gesto por el que el niño en el espejo, volviéndose hacia aquel que lo lleva, apela con la mirada al testigo que decanta, por verificarlo, el reconocimiento de la imagen del jubiloso asumir donde ciertamente estaba ya(…) y es que nuestro modelo no deja más esclarecida la posición del objeto a, el objeto de deseo. El objeto parcial, no es solamente parte o pieza separada del dispositivo que imagina aquí el cuerpo, sino elemento de la estructura desde el origen (…) Reflejado en el espejo, no da solo a', el patrón de intercambio. Es restituido al campo del Otro en función de exponente del deseo en el Otro".14

En el seminario sobre La angustia Lacan realiza una última revisión sobre el esquema óptico. Avanza aun más en los conceptos antes apuntados y en lugar de las flores coloca ya al objeto a (no especularizable) y transforma así mismo el florero en una banda de Moebius.

Realiza esta operación utilizando la figura topológica del cross-cap: al hacer un corte en él, obtiene una banda de Moebius y un resto, a. Toma el cuello del florero como un cross-cap y su borde, como si fuese un cinturón, lo semigira de modo que todo el florero deviene banda de Moebius donde se puede pasar de la aparente cara externa a la interna y al revés, sin tener que pasar por el borde, quedando un resto que es a.

A esa superficie de una sola cara, que no es posible aprehender de un vistazo, va a llamarla doble. La mirada, que es el recorrido en superficie, no permite captar la "totalidad" de la imagen, porque ello implica realizar un recorrido, y al hacerlo, siempre queda en sombras un tramo de la misma, siendo necesario dar dos vueltas para llegar al punto de inicio: ése es el doble. "El a minúscula está hecho así, cuando se ha producido el corte, cualquiera que sea, queda algo comparable a la banda de Moebius, que no tiene imagen especular. El florero tiene su imagen especular, que es el yo ideal, constitutivo de todo el mundo del objeto común.

Añadan a, bajo la forma de un cross-cap y luego separen en el cross-cap el pequeño objeto a.

Queda adjuntada i(a) una superficie que se une como la banda de Moebius, sin dentro ni fuera. La imagen especular se convierte en la imagen extraña e invasora del doble. He aquí de qué se trata en la entrada de a en el mundo de lo real, al que no hace otra cosa más que volver. Les puede parecer extraño, pero cierren los ojos por un instante y a tientas sigan con el dedo el borde de ese florero transfigurado (…) solo tiene un agujero, puesto que no tiene más que un borde, sin embargo tiene el aspecto de tener dos. Se trata ésta de una ambigüedad común relacionada con la aparición del falo. Allí donde aparentemente no hay falo real, su modo ordinario de aparecer es bajo la forma de dos falos".

Aquí estamos en el cuarto paradigma del goce: el goce normal, en el que Lacan dice que "El objeto a es simplemente la presencia de un hueco, de un vacio, al que se accede por una pulsión que hace un trayecto de ida y vuelta".15

En 1973, en el seminario Aún volverá a citar la referencia a San Agustín: "Estamos tan sofocados por esto del odio que nadie se percata de que un odio, un odio consistente, es algo que se dirige al ser, (…) la noción del odio celoso, el que salta del celosgoce (jalouissance), el que saltaimagina (s'imageaillisse) con la mirada de San Agustín que lo observa, criatura. Está ahí como tercero. Observa, esa criatura, y pallidus, palidece observando, suspendido al pezón, al conlactaneum suum. (…) El niño mirado, sí ha el a. ¿Tener el a, es el ser?".16

¿Y ese resto, ese a?

Es lo que va a producir lo unheimlich, lo inquietante, lo ominoso, por lo que tiene de inesperado. Imagen y a se enmascaran la una al otro de un modo dispar, asimétrico, siendo ese a lo que pasa a ser la única prueba de alteridad. En una copia de ese mismo seminario que Lacan corrigió, escribió una fórmula para el doble:

a      U      i'(a)

(siendo i'(a) la banda de Moebius)

Así pues la definición que da para el doble es = a + la banda de Moebius.

Resultará de esta operación un sutil pero considerable movimiento en torno a lo que comúnmente se entiende por doble: hay un pasaje del sustantivo al adjetivo. Algo deviene doble.

Esta acepción explica mejor la conmoción de la aparición en la imagen especular de algo del campo de lo no visible, cuya traducción subjetiva es la angustia. Eso no especularizable es el objeto a que se caracteriza por ser una pieza separable, la tripa causal. Es una presencia que está en otra parte, que es inasequible para el sujeto y que comanda lo visible. "El hombre encuentra su casa (heim) en un punto situado en el Otro, más allá de la imagen de que estamos hechos, y ese lugar representa la ausencia en la que nos encontramos. Ella se revela por lo que es: la presencia en otra parte que constituye a ese lugar como ausencia; entonces ella es la reina del juego. Ella se apodera de la imagen que la soporta y la imagen especular deviene la del doble con la extrañeza radical que aporta haciéndonos aparecer como objeto y revelándonos la no autonomía del sujeto".17

Conclusiones

Vemos que el fenómeno del doble, en todas las versiones que observamos tanto en la literatura como en la fenomenología clínica participa más o menos, de unas características comunes ya resaltadas anteriormente: aparición impactante de "otro yo" (fascinación y atracción primera: ilusión de paridad), constatación de la rivalidad con el otro, desenlace de la trama mediante la aparición de la muerte, aparición sorpresiva de un elemento de repetición.

Freud relacionará este sentimiento siniestro con la emergencia de lo más íntimo, lo reprimido que sale a la luz cuando no debiera.

Pero Lacan le da el valor de la extimidad, lo estructurante que tiene para todo sujeto en la formación del yo y en la aparición de la causa del deseo en forma de objeto a. Cuando aparece ese objeto que está en otra parte, se revela la posición de objeto en que nos encontramos frente al deseo del Otro: la no autonomía del sujeto. Así el doble no remite a la imagen especular sino a esa presencia que estando en otra parte se apodera de la imagen: por ello el fenómeno del doble conduce al doble real, a la dimensión de ese objeto que soy para el deseo del Otro, borramiento de límites que indicarían la vacilación del marco, de la escena fantasmática. De ahí su carácter siniestro.

 

Ensayo para la obtención del Certificado de Estudios Clínicos de la Sección Clínica de Barcelona
Docente: Elvira Guilañá
Barcelona, mayo de 2009

Notes

  1. Todas referencias biográficas de este ensayo han sido obtenidas de Wikipedia, la enciclopedia libre.
  2. Ey Henri. "L'état primordial de délire". 1958. Folia psychiatrica, neurologica et neurochirurgica neerlandica, 61, 52-58.
  3. S. Freud. "Das Unheimliche"(Lo ominoso) Obras Completas. Ed. Amorrortu. Vol. XVII. Pag.236
  4. S. Freud. "Das Unheimliche"(Lo ominoso) Obras Completas. Ed. Amorrortu. Vol. XVII. Pag.238
  5. S. Freud. "Das Unheimliche"(Lo ominoso) Obras Completas. Ed. Amorrortu. Vol. XVII. Pag.247. (Nota al pie)
  6. S. Freud. "De algunos mecanismos neuróticos en los celos, la paranoia y la homosexualidad" Obras Completas. Ed. Amorrortu. Vol XVIII. Pag. 220
  7. Lacan,J. De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad. Pag. 229-230. I I. 4. Siglo XXI Editores. Madrid 1976
  8. San Agustín. Confesiones, I. Cap. VII.
  9. J. Lacan. La familia Ed. Argonauta.1997 pag:45-55
  10. J. Lacan. "El estadio del espejo como formador de la función del yo tal y como se nos revela en la experiencia psicoanalítica". Escritos I. Ed. Siglo XXI. Pag. 14-16
  11. J. Lacan. "Le symbolique, l'imaginaire, et le réel". Conferencia 8 de julio de 1953, Société Francaise de psychanalyse.
  12. J.A. Miller. "Los seis paradigmas del goce" Pág 20. Freudiana 29.Ed. Paidos.
  13. J. Lacan. Los escritos técnicos de Freud. Ed. Paidós. Pag. 119-126
  14. J. Lacan. "Observación sobre el informe de Daniel Lagache:"Psicoanálisis y estructura de personalidad". Escritos II. Ed. Siglo XXI. Pág. 647-652
  15. J.A.Miller "Los seis paradigmas del goce" Pag 27. Freudiana 29. Ed. Paidos
  16. J. Lacan. Aún. Ed. Paidós. 1992. Pag. 120-121
  17. J. Lacan. La Angustia. Ed. Paidós. Pág. 39-111

Bibliografia

  • G. de Maupassant. El Horla y otros cuentos. Ed. Cátedra S.A.
  • E.T.A. Hoffmann. Los elixires del diablo. Ed. Valdemar
  • J. Saramago. El hombre duplicado. Ed Alfaguara.S.A.
  • R. L. Stevenson. El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Alianza Editorial. S.A.
  • S. Freud. "Das Unheimliche"(Lo ominoso) Obras Completas. Ed. Amorrortu. Vol. XVII
  • J. Lacan. De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad. Siglo XXI Editores
  • J. Lacan. "El estadio del espejo como formador de la función del yo tal y como se nos revela en la experiencia psicoanalítica". Escritos I. Siglo XXI Editores
  • J. Lacan. "Observación sobre el informe de Daniel Lagache:"Psicoanálisis y estructura de personalidad" ". Escritos II. Siglo XXI Editores
  • J. Lacan. Seminario La Angustia. Ed. Paidós
  • J. Lacan. Seminario Aún. Ed. Paidós. 1992.
  • Mª A. Gallofré. "Del texto "Lo siniestro" de S. Freud (1919)". NODVS. Enero 2007
  • C. Tarrida. "El concepto de lo siniestro en Freud". NODVS. Mayo 2005
  • J.A.Miller "Los seis paradigmas del goce". Freudiana 29. Ed.Paidos 2000
Esther Lobo Polidano

El fenómeno del doble y su relación con lo siniestro

NODVS XXX, gener de 2010

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