"Punto vivo" del seminario del Campo Freudiano de Barcelona de octubre de 2009
Reseña de la inauguración del curso 2009-10 del SCF de Barcelona por parte de Marie-Hélène Brousse
Seminario del Campo Freudiano de Barcelona 2009-2010
Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis
Jacques Lacan
En el hilo del deseo
Marie-Hélène Brousse inauguró este curso a partir de la lectura de lo que llamó los dos capítulos primeros de este Seminario: "Los nombres del padre", texto no publicado en su momento, junto a la Lección I, "La excomunión". J.Lacan denominó "excomunión" al resto de un evento, el acto simbólico de palabra que funcionó como un real del Otro de la Internacional freudiana (IPA). El Seminario que no pudo continuar, el de "Los Nombres del Padre", fue retomado en la continuidad de una enseñanza que fue la causa de un deseo de Lacan. Cuando un deseo está en función de una causa, se transmite, y es el hilo de este Seminario que trata de lo que se puede transmitir del deseo del analista.
Estar en posición de deseo es estar despierto, lejos de la posición del profesional, dado que no se trata de procedimiento sino de una actuación, improvisación, para lo cual se ha de evitar el adormecimiento que la práctica induce. Supone someter el propio síntoma a un trabajo que es la energía del funcionamiento del deseo. Por eso no es un deseo puro, proviene del síntoma puesto al trabajo de elucidación, de modo de transformarlo en binario: de un lado, un significante, del otro, un resto. De éste depende el funcionamiento del deseo y por eso está implicado en la formación del analista. El título de este Seminario no supone que sea un manual, sino un movimiento de elucidación de lo que anima al analista, desde Freud, en esta rara práctica que es el psicoanálisis. A diferencia de la IPA, no pensamos que funcionamos a partir de nuestro inconsciente sino que hacemos lo que podemos para poner nuestro sujeto del inconsciente apartado del dispositivo. Con la ayuda de controles, seminarios, carteles, actividades que realizamos, con el fin de dar su lugar vacío al inconsciente del analizante, libre del inconsciente del analista, lo que garantiza que el psicoanálisis no se reduzca a la sugestión, a la dirección de conciencia.
En el momento de la excomunión Lacan renuncia a cuestionar el eje paterno como eje freudiano. J.A.Miller entiende que quizás no era aún el tiempo de desvelarlo, de ahí el enfrentamiento relatado en este capítulo. Lacan contribuyó a poner de manifiesto el pecado original de Freud, el deseo no analizado que reaparece como síntoma de Freud, bajo la forma del padre del Edipo, en Tótem y Tabú, en Moisés y la religión monoteísta.
Aunque Lacan hubiera renunciado a hablar del padre su situación era irreversible. Evoca a Spinoza, también excomulgado en la cultura hebrea y sin posibilidad de regreso, pero prefiere el estatuto del refugiado y no del desheredado dadi que no se consideró hijo de Freud sino su lector, en un lazo de significantes y no de familia. Refugiado del país de los hijos herederos legales de la herencia freudiana, los cuales no quieren saber nada de esa herencia sino gozar de ella y no ponerla a trabajar. Es así que en "Los Nombres del Padre" pide silencio ante algo que se va a desvelar y luego será ocultado para siempre.
Se puede interpretar este momento del lado de la tragedia -como el momento que empuja a la entrada en análisis- en tanto la excomunión toma a la IPA como una iglesia, o bien, del lado de la comedia -como suele terminar un análisis- en tanto surge lo cómico en el significante "negociado", como resultado de la excomunión de la IPA. Lo cómico es que Lacan no es negociador sino negociado: él y su enseñanza a cambio de la inscripción, de los negociadores, en la institución. Desde el Seminario La Angustia los objetos a no son objetos de intercambio mientras que en el comercio funciona el valor fálico. Por eso, al ser puesto en posición de objeto a negociar aparece lo cómico, que es el falo. Del lado trágico, Lacan, en posición de objeto a, angustia a la IPA, la cual tiene un deseo clandestino por la enseñanza de Lacan. Sin embargo, Lacan prefirió velar el lado oscuro de esta negociación, el aspecto "traidor", "colaboracionista", con la carga que aún en esa época tenían estos apelativos, en su confianza, al decir de J.A.Miller, en que los semblantes son el único modo de vivir en comunidad.
Este capítulo esconde una referencia a G.Bachelard, quien diferencia la alquimia de la química por un rasgo: en la alquimia era necesario que el operador tuviera un corazón puro, en la química hay que dejar fuera la subjetividad del operador. Lacan cuestiona este criterio, a propósito del psicoanalista: es el deseo del analista que entra como operador en el concepto mismo del psicoanálisis porque desencadena el hablar. Él está incluido en el concepto de inconsciente y sus enunciados están en la misma línea que los del analizante, en tanto operador lógico bajo la transferencia, animado por un deseo que no es puro.
Este es el primer Seminario en que el Nombre del Padre aparece en plural, y hace equivaler dichos nombres a RSI, real, simbólico e imaginario, pasando del padre freudiano a esas tres dimensiones de la enseñanza de Lacan.
La oposición entre sentido y significación evocada por la problemática del nombre propio supone una orientación en el psicoanálisis hacia el sinsentido. El sentido de los diversos lazos sociales es sexual y hay lazo porque no hay relación sexual, dado que si la hubiera en los seres hablantes, no sería necesario hablar. El axioma "No hay relación sexual" estaría del lado de una significación, mientras que del lado del padre estaría el sentido. Analizar es aquí, para Lacan, hacer estallar al padre en sus diversas funciones. El Nombre del Padre es más que la transmisión generacional por medio de algunos nombres, tiene más implicaciones para el sujeto, implicaciones que Lacan se disponía a trabajar para abordar lo no analizado.
"Punto vivo" del seminario del Campo Freudiano de Barcelona de octubre de 2009
NODVS XXX, gener de 2010