La Interpretación de los Sueños, Capítulo VII: "Padre, ¿entonces no ves que me abraso?"

Referencia presentada en el SCF de Barcelona de diciembre de 2009

  • Publicado en NODVS XXX, gener de 2010

Resum

Partiendo del sueño que introduce el Capítulo VII de la Interpretación de los Sueños, este texto recoge la hipótesis y explicaciones que Freud otorga a este sueño y que Lacan retomará posteriormente en su Seminario XI, concretamente en el Capítulo V "Tyche y Automaton".

Paraules clau

Interpretación de los Sueños; función del sueño; Tyche y Automaton; repetición.

Referencia del Capítulo V ("Tyche y Automaton") del Seminario XI de Jacques Lacan

"Padre, ¿entonces no ves que me abraso?" es el sueño que introduce el Capítulo VII de la Interpretación de los Sueños y al que Lacan hace referencia en diferentes momentos de su enseñanza. En el capítulo III del Seminario XI," Del sujeto de la Certeza", Lacan afirma que dicho sueño tiene un sitio aparte entre todos los analizados en el libro de Freud por su carácter misterioso, por no resultar del todo adecuado a la tesis de partida de Freud de que el sueño es la realización de un deseo. Es en el Capítulo V dedicado a la Tyche como encuentro con lo real y al Automaton como la red de significantes, cuando Lacan retoma esta referencia para articular el concepto de repetición.

El capítulo VII de la Interpretación de lo Sueños, Sobre la Psicología de los Procesos Oníricos, comienza con la consideración de un sueño que le fue contado a Freud por una paciente, la cual lo había escuchado en una conferencia sobre el sueño, y cuya verdadera fuente era desconocida para Freud. El contenido del mismo había impresionado mucho a esta paciente, quien no tardó en resoñarlo, repitiendo elementos del sueño original en un sueño propio.

Freud escribe: "Las condiciones previas de este sueño paradigmático son las siguientes: Un padre asistió toda la noche y día a su hijo mortalmente enfermo. Fallecido el niño, se retiró a una habitación vecina con el propósito de descansar, pero dejó la puerta abierta a fin de poder ver desde su dormitorio la habitación donde yacía el cuerpo de su hijo, rodeado de velones. Un anciano a quien se le encargó montar vigilancia se sentó próximo al cadáver, murmurando oraciones. Luego de dormir algunas horas, el padre sueña que su hijo está de pie junto a su cama, le toma del brazo y le susurra este reproche: "Padre, ¿entonces no ves que me abraso?". Despierta, observa un fuerte resplandor que viene de la habitación vecina, se precipita hasta allí y encuentra al anciano guardián adormecido, y la mortaja y un brazo del cadáver querido quemados por una vela que le había caído encima encendida"(1).

La explicación del sueño que da Freud es la que sigue: "El fuerte resplandor dio sobre los ojos del durmiente a través de la puerta que él había dejado abierta, y le sugirió la misma conclusión que habría extraído en vigilia: una vela volcada había provocado un incendio cerca del cadáver". A lo que añade que "aun quizás el padre se fue a dormir con la preocupación de que el viejo guardián no fuera capaz de desempeñar bien su cometido."(2).

A continuación Freud establece la hipótesis de que "el contenido del sueño debió estar sobredeterminado, y el dicho del niño hubo de componerse de dichos realmente pronunciados en la vida y enlazados con sucesos importantes para el padre. Quizá la queja "me abraso" fue expresada por el niño en medio de la fiebre que lo llevó a la muerte, y las palabras "Padre, ¿entonces no ves?" proceden de otra oportunidad que no conocemos pero que fue rica en afectos."(3).

"Ahora bien (...)", continua Freud, "(...) después que hemos reconocido al sueño como un producto provisto de sentido que puede insertarse en la trama del acontecer psíquico, nos maravilla naturalmente que en tales circunstancias sobreviniese un sueño, cuando lo indicado era el más brusco despertar. Pero debemos reparar en que este sueño tampoco escapa a un cumplimiento de deseo. En él, el niño se comporta como si estuviera vivo (…). Y en virtud de ese cumplimiento de deseo, prolongó el padre por un momento su dormir."(4).

Hasta aquí Freud explica el sueño como un cumplimiento de deseo, como una fantasía que colma un anhelo. No obstante, Freud no parece quedar satisfecho con tal interpretación, ya que lo retoma a lo largo del capítulo en varias ocasiones, intentando formalizar una explicación de algo que se le escapa con la hipótesis de partida, mostrándose así en este sueño, un punto de complejidad.

Cuando Freud hable de la regresión, insistirá en que el padre habría soñado en vez de despertarse, para así representarse al hijo con vida; si bien, dirá más adelante, otro deseo habría desempeñado en ello un papel: el deseo que el padre tenía de dormir: "Dejemos que siga el sueño o tendré que despertar"(5). A este respecto, Lacan, en el Capítulo V del Seminario XI, otorga a esta función del sueño una importancia secundaria, al indicar que si la función del sueño es la de permitir que se siga durmiendo, se podría responder a la realidad que lo provoca sin dejar de dormir, ya que existen las actividades sonámbulas.

Freud supone que el pensamiento onírico del padre fuera tal vez: "Veo un fulgor que viene de la cámara en que yace el muerto", "¡Quizá se ha caído una vela y el niño se abrasa!". El sueño refleja inmodificado el resultado de esta reflexión, pero lo figura dentro de una situación presente y que los sentidos aprehenderán como una vivencia de la vigilia. (…)". Este es, según Freud, el carácter psicológico más general y llamativo del soñar, que "un pensamiento, por lo común deseado, es objetivado en el sueño, es figurado como escena, es vivenciado". "La expectativa expresada en los pensamientos oníricos es puesta en presente."(6).

En el apartado "Acerca del cumplimiento de deseo" de este mismo capítulo, Freud se vuelve a preguntar sobre el papel del cumplimiento de deseo en este sueño y se plantea si tal vez éste no fuera si no una preocupación que hubiera mudado en sueño (la de haber dejado al cuidado del cuerpo de su hijo a un viejo canoso, quien tal vez no estuviera a la altura de la tarea), lo cuál le lleva a investigar más acerca del cumplimiento del deseo en el sueño tal y como indica el título del apartado.

Freud concluye que lo que llamamos deseo no es sino el intento de restablecer la situación de la satisfacción primera, a lo que Lacan interpreta en el Seminario XI que, efectivamente, el sueño como portador del deseo del sujeto, produce lo que hace surgir repetidamente al trauma que presenta lo inasimilable de lo real (7). Busca repetir la decepción del (des)encuentro entre el pensamiento y lo real.

¿No es este sueño esencialmente el homenaje a la realidad fallida?, se pregunta Lacan, ¿dónde está, en este sueño, la realidad si no es en que se repite algo, en suma más fatal con ayuda de la realidad? (8).

Por ello Lacan indica que si Freud vio aquí la plena confirmación de su tesis en cuanto al sueño, no fue porque éste sea sólo una fantasía que colma un anhelo (la de alargarle la vida al hijo) sino porque el deseo se hace presente en la pérdida del objeto (la visión atroz del niño muerto que toma a su padre del brazo). Sólo en el sueño puede darse este encuentro verdaderamente único, inmemorable, el encuentro como encuentro siempre fallido (9); lo cuál hace de éste un sueño absolutamente ejemplar.

Notes

  1. Freud, Sigmund: "La Interpretación de los Sueños". Cap. VII: "Psicología de los procesos oníricos." Amorrortu Editores. Buenos Aires. 1996. Pág. 504.
  2. Freud, Sigmund: Ob.Cit. Págs. 504 -505.
  3. Freud, Sigmund: Ob.Cit. Pág.505.
  4. Freud, Sigmund: Ob.Cit. Pág.505.
  5. Freud, Sigmund: Ob.Cit. Pág. 562.
  6. Freud, Sigmund: Ob.Cit. Págs. 527-528.
  7. Lacan, Jacques: "Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis". Cap. V: "Tyche y Automaton". Paidos. Buenos Aires. 2008. Pág. 63.
  8. Lacan, Jacques: Ob.Cit. Págs. 66-67.
  9. Lacan, Jacques: Ob. Cit. Pág. 67.

Bibliografia

  • Lacan, J. Seminario XI: Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis. Paidos.
  • Freud, S. La Interpretación de los sueños. Capítulo VII. Amorrortu Editores.
Carlos Borobia

La Interpretación de los Sueños, Capítulo VII: "Padre, ¿entonces no ves que me abraso?"

NODVS XXX, gener de 2010

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