"Punto vivo" del seminario del Campo Freudiano de Barcelona de diciembre de 2009
Reseña de la presentación de Laure Naveau de los capítulos IV y V del Seminario 11 de Jacques Lacan, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis en el SCFB de diciembre de 2009
Seminario del Campo Freudiano de Barcelona 2009-2010
Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis
Jacques Lacan
Final y fuga
Laure Naveau situó este Seminario en el momento político ante el cual J.Lacan respondió con actos: el de la fundación de la Escuela y el de la proposición del pase en la misma, en lugar de excluirse, en posición melancólica, al ser excomulgado de la IPA. También apuntó a una doctrina sobre el final del análisis: ante la propia emergencia del sentimiento de exclusión por los acontecimientos del cuerpo, se trata de hacer existir los mismos en el inconsciente bajo la forma del acto. Ello puede dar las coordenadas de un pase: atrapar acontecimientos del cuerpo en la lógica inconsciente que se pueda demostrar. Ser rechazado es una marca del psicoanalista que debe ser inscrita como tal entre otras, momentos de desorientación que es necesario atravesar hasta la conclusión del análisis. A la indeterminación del sujeto se le opone la certeza del final pulsional que supone poder decir "yo soy esto". Interpretar la pulsión más allá del padre, más allá del sentido que se pueda descifrar.
El capítulo IV trata de la definición del concepto de inconsciente, ya diferenciados, en el capítulo II, el inconsciente freudiano, en su dimensión espacial, y el inconsciente lacaniano, en su dimensión temporal. Vacilación en la que se manifiesta lo que cojea, la agudeza del acto fallido, la experiencia del inconsciente introduce el uno de la ruptura. Uno que resuena a Unbewust y Unbegrief, golpe que marca, el "un" en alemán apunta a la falla en su concepto. En el ejemplo del olvido de Freud del pintor Signorelli, el Uno hace una marca en el inconsciente temporal que aparece después de la falla: lo recuerda, no sabe por qué y decide interpretarlo. Lo Unbegrief es el corte que Lacan escribe $ (S tachada), efecto del significante S1 que reenvía a otro significante S2, donde el sujeto tiene un lugar arquimédico.
Del "yo dudo" luego "yo pienso" cartesiano, Freud extrae el sujeto del inconsciente como el "yo dudo", que excluye todos los saberes en una operación de vaciamiento. Freud da un paso más al interpretar los significantes en la enunciación que el sujeto hace del sueño, empujando a la asociación libre, sin quedarse en la duda, para hacer existir al sujeto como efecto de la certeza del significante. "Wo es war", allí donde estaba el sujeto en el sueño, "Soll ich werden", tiene que advenir, producirse en el significante. Si los antiguos veían en los sueños mensajes, advenimiento de los dioses, es porque allí estaba lo real. El sujeto, en cambio, es una suposición porque hay un intervalo entre la percepción y la conciencia, en el cual Lacan sitúa al Otro, allí donde el sujeto no sabe lo que quiere.
En el concepto de repetición hay una función que no es la del retorno sino de la cadena de significantes. El límite de la rememoración freudiana -distinta de la platónica porque tiene su origen en la barahúnda del lenguaje- es lo real que viene al mismo lugar pero se escapa. Por eso el final del análisis del "soy esto" supone atrapar un punto de real en lo que se escapa, mientras que la rememoración sin límite de las histéricas da cuenta del deseo de Freud en el lugar del padre. Si para Kierkegaard la repetición supone abolir los espejismos del amor en una apertura a lo nuevo, Lacan opone lo dicho nuevo a la satisfacción narcisista.
El capítulo V parte del epígrafe de J.-A.Miller: "el psicoanálisis no es el idealismo", que sirve para orientarse hacia el hueso de un real, si bien la nobleza del ideal sostiene los compromisos de cada uno con la causa.
El texto de referencia de la "Interpretación de los sueños" permite entender el trauma en tanto encuentro con lo real inasimilable, que Freud quería descubrir detrás del fantasma, y que resiste al esfuerzo de subjetivación -que responde al principio del placer- reapareciendo en el sueño. Reaparición en lo que Freud llama "la otra escena", pasando entre los significantes sin enunciarse: la causa que origina el trauma. La culpa por lo real que no se atrapa, la realidad fallida, aparece como reproche en el sueño. A la pregunta de Freud por lo que hace despertar Lacan responde con la otra realidad contenida en el reproche de las palabras separadas de esa realidad. En la función del despertar reside la función de lo real encubierto por el sueño que gobierna nuestras actividades y que el psicoanálisis nos indica.
La meta primaria de la significancia satisface el principio del placer. En el ejemplo del fort-da del niño que pide esa significancia: si para Freud en el juego del niño éste trata de taponar el efecto de desaparición de la madre, para Lacan el carretel representa la parte del niño que él pierde en el momento que la madre se marcha. El sujeto se soporta en el carretel, bajo la forma del objeto a y lo que repite es la pérdida, no de una persona sino del objeto perdido. Es una equivalencia que puede introducir a la experiencia del pase.
"Punto vivo" del seminario del Campo Freudiano de Barcelona de diciembre de 2009
NODVS XXX, gener de 2010