"Punto vivo" del seminario del Campo Freudiano de Barcelona de enero de 2010
Reseña de la presentación de Domenico Cosenza de los capítulos VI y IX del Seminario 11 de Jacques Lacan, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis en el SCFB de enero de 2010
Seminario del Campo Freudiano de Barcelona 2009-2010
Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis
Jacques Lacan
Esquizia
Domenico Cosenza comentó el segundo apartado del Seminario, recordando de la primera parte del mismo, la duplicidad estructural del inconsciente, que ya no se reduce a su estructura de lenguaje, sino que tiene dos niveles de funcionamiento en la experiencia analítica: el automaton de la cadena significante bajo el régimen simbólico y la tyche del encuentro con lo real. J.Lacan aplica este doble registro al campo de la mirada en los capítulos VI, VII, VIII y IX, siendo la mirada y la voz los dos objetos que se agregan a los anteriores freudianos: oral, anal y fálico.
La mirada pone en juego una temporalidad distinta a la de la palabra y supuso para Lacan comenzar a trabajar la dimensión del semblante. La noción de esquizia aparece ya desde el estadio del espejo en los años '50, continúa entre sujeto de la enunciación y del enunciado, es más radical entre el sujeto y el objeto que causa su deseo en los '60, y aquí la retoma en tanto esquizia en el interior del objeto pulsional, en el campo de la visión. Lacan esclarece lo esencial del campo escópico recurriendo al estudio de la percepción de M. Merlau Ponty, a la vez que le da gran relevancia en su enseñanza a la pintura.
Señala dos niveles en la obra de arte como experiencia humana: el apolíneo, de satisfacción, y el goce escópico, un trazo de la mirada del autor que se manifiesta en la anamorfosis. En la referencia al cuadro de Holbein se puede apreciar, por un lado, el doma-mirada del cuadro, los símbolos de poder de los valores y las insignias del mundo. Ahora bien, cuando se mira el cuadro desde el ángulo oblicuo, aparece la calavera como encarnación de la muerte. Se trata del efecto de semblantización de esas insignias.
Si el sujeto funciona como ojo, la mirada lo pone en posición de mancha porque para poder ver el sujeto debe pasar por una experiencia de castración. Sólo en la psicosis, en la experiencia de la mirada persecutoria, el sujeto no está separado de la mirada. El cuadro permite al sujeto localizarse como tal, haciendo de límite, función de castración, principio de extimidad en la experiencia visual. La duplicidad de la mirada introduce un corte, es un poder separador en la actividad creadora del pintor.
Lacan, en el artículo de homenaje a Merlau Ponty, subraya la moda en la ciencia de la época: la comunicación, el cientificismo, las orientaciones conductuales proto-cognitivistas que investigan los fenómenos de la percepción con los instrumentos experimentales; distinguiendo de todo ello la conceptualización de Merlau Ponty porque éste explora el encuentro del sujeto con la conciencia, en el campo perceptivo, como experiencia precategorial. Para Lacan es un marco conceptual donde no interviene la dimensión simbólica del significante. En la fenomenología, se trata de un continuum que empieza en la sensación, para llegar a la ciencia y volver a la percepción, sin articular la discontinuidad entre el plano de la percepción y el de la ciencia. Y, si bien Merlau Ponty está en el límite de ese paradigma fenomenológico y no está en la perspectiva de homologar el sujeto y el objeto, no alcanza a desmontar la dimensión unificadora de la primacía del perceptum sobre el percipiens, creando confusión entre sujeto y conciencia. Éste es el corte introducido por Freud con el psicoanálisis: entre el sujeto del inconsciente y la conciencia, con tiempos diferentes. Lacan demuestra que el omnivoyeur -cuya base pulsional es una posición narcisista- no es factible debido a la existencia de la castración. La percepción no se estudia sin relación con el deseo inconsciente porque no hay percepción pura, sin la operación preliminar de la represión del sujeto. No hay una mirada neutra, sin límites simbólicos en la experiencia del mundo, como pretendía la filosofía clásica: una posición panorámica para ver la estructura de lo real sin límites. Lacan lo llama una ilusión de la conciencia de poder verse ver. Para el psicoanálisis la esquizia entre el ojo y la mirada señala la imposibilidad de la autorreflexión completa, sin la castración. Por eso, sólo en la experiencia psicótica es posible verse ver. De aquí viene la experiencia de encontrarse como una mancha en el cuadro, se trata de la tyche: el encuentro con lo real en la dimensión escópica. La referencia al artículo de Freud "La pérdida de la memoria en la Acrópolis" que él interpreta como el efecto de haber llegado más allá del lugar del padre, es para J-A. Miller la experiencia del encuentro con la mirada del padre y el efecto de vacilación en la experiencia, por el efecto traumático de vivirse como mancha.
Rosalba Zaidel
Enero de 2010
"Punto vivo" del seminario del Campo Freudiano de Barcelona de enero de 2010
NODVS XXXI, abril de 2010