Fenómenos no tan raros
Trabajo presentado en el marco del G.I. Clínica del Sinthome. Barcelona, mayo de 2009.
El presente trabajo de investigación, a partir de la lectura del Curso de la Orientación Lacaniana (2006-07) de Jacques-Alain Miller, se propone realizar un recorrido por el escrito de Lacan Respuesta al comentario de Jean Hyppolite en diálogo con algunos textos de Freud (La Negación, Fausse Reconaissance, Adición metapsicologica a la teoría de los sueños, La interpretación de los sueños e Historia de una neurosis infantil) con el objetivo de poder centrarse en la “alucinación del dedo cortado y en las relaciones que ambos autores establecen entre este fenómeno y otros como el dejà vu, el dejà racconté, el recuerdo encubridor y el acting out, en todos los cuales el modo en que se imbrican los tres registros determina una discontinuidad en la relación del sujeto con la realidad”.
Déjà racconte; déjà vu; recuerdo encubridor; Respuesta al comentario de Jean Hyppolite; La Fausse Reconnaissance; acting out; Hombre de los lobos.
A lo largo del Curso de la Orientación Lacaniana (2006-07), Jacques-Alain Miller establece una contraposición entre dos series de conceptos prevalecientes en distintos momentos de la enseñanza de Lacan. Por un lado, el inconsciente, la resistencia como interior a la cadena significante, lo reprimido y su retorno, la historia, el tiempo y la rememoración. Por el otro, lo real, la defensa del sujeto frente a lo que está fuera de la cadena, lo forcluido, el extra-tiempo y la reminiscencia.
En las clases del 15, 22 y 29 de noviembre de 2006, Miller recorre el escrito L'esp de un laps -texto fechado en 1972, quince días después de concluido el seminario Le sinthome-, y se detiene especialmente en la siguiente frase: cuando el espacio de un lapsus no tiene ya ningún sentido (o interpretación), sólo entonces se está seguro de que se está en el inconsciente. Miller toma esta afirmación en todo su alcance en la medida en que desarticula la conexión entre s1 y s2, dejando al s1 solo como significante no representativo.
En Respuesta al comentario de Jean Hyppolite -afirma Miller- encontramos el eco de lo que se dice en El esp de un laps, en tanto que se establece allí una disyunción radical entre real y sentido; lo real es presentado allí ya como sin ley, en disyunción con lo simbólico y superándolo.
Lacan presenta los fenómenos de la alucinación y del acting out como formas de retorno en lo real de aquello que no ha sido simbolizado. Miller destaca que lo que Lacan capta siguiendo al pie de la letra el texto de Freud es que en la alucinación retorna un contenido que no ha sido historizado, que no está tomado por la ley de la cadena significante, que ha escapado a la simbolización primaria y que por ello es inhistorizable. Esto pone límite a la conceptualización del inconsciente-historia que había sido presentado como omnipotente en el Informe de Roma.
En este escrito de 1954, Lacan realiza un exhaustivo análisis de la alucinación del hombre de los lobos hilvanando a lo largo de su argumentación una serie de referencias muy precisas a textos de Freud: en primer lugar La Negación, pero también Fausse Reconaissance, Adición metapsicologica a la teoría de los sueños, La interpretación de los sueños e Historia de una neurosis infantil. Este análisis es considerado por Miller como una pieza fundamental de la enseñanza de Lacan.
Siguiendo esta orientación de lectura de Jacques-Alain Miller, nos proponemos realizar un recorrido por este escrito lacaniano en diálogo con los textos freudianos citados, centrándonos en el análisis de la famosa alucinación del dedo cortado y en las relaciones que ambos autores establecen entre este fenómeno y otros como el dejà vu, el dejà racconté, el recuerdo encubridor y el acting out, en todos los cuales el modo en que se imbrican los tres registros determina una discontinuidad en la relación del sujeto con la realidad.
Freud se refiere a la mencionada alucinación al menos en dos ocasiones: en Historia de una neurosis infantil (1918) y en La Fausse Reconnaissance (1914). En este último texto reconstruye el relato del Hombre de los Lobos de la siguiente manera:
Teniendo cinco años estaba un día en el jardín con mi niñera, y jugaba con una navajita clavándola en la corteza de uno de aquellos nogales que desempeñan también un papel en el sueño. De repente advertí, con espanto indecible, que me había cortado de tal manera el dedo meñique (¿el derecho o el izquierdo?), que sólo permanecía unido a la mano por un trozo de piel. No sentía dolor ninguno, pero sí mucho miedo. Sin atreverme a decir nada a mi niñera, sentada a poca distancia de mí, me desplomé sobre un banco y permanecí allí, incapaz de mirarme siquiera el dedo. Por fin, al cabo de un rato, me serené, me miré la mano y comprobé con asombro que no me había hecho herida ninguna. (S. Freud, Obras completas, pág. 1681).
Dentro de la construcción del caso, Freud consideró la alucinación como un hito que da cuenta de la relación del sujeto con la castración en términos de decidirse finalmente a reconocer su realidad objetiva luego de una prolongada fijación a la fase anal.
Freud refiere además en La Fausse Reconnaissance las condiciones de rememoración en el transcurso del análisis. El sujeto creía falsamente ya haberla narrado, cuando lo que había relatado más de una vez era un recuerdo encubridor: al regresar de un viaje, su tío le había traído de regalo una navajita; ésta aparecía en el relato de otra alucinación, en la que cortaba con ella un nogal del que manaba sangre. Freud señala que los recuerdos así presentados suelen ser muy valiosos: confirmaciones esperadas hace mucho tiempo o soluciones que ponen término a una parte del análisis, llega a decir. (S. Freud, Obras completas, pág. 1679).
Además establece que este fenómeno del déjà racconte es análogo al déjà vu. Puede decirse que en ambos se trata de un efecto de extrañeza en que el sujeto ve afectado su sentimiento de realidad. Freud ofrece una explicación de estos fenómenos: se habría tenido la intención de relatar determinado episodio, pero una resistencia impide hacerlo. Una situación análoga habría sido efectivamente vivida, pero la represión impide recordarla. Y por último, se hace aquí referencia a la teoría pitagórica según la cual el déjà vu sería la prueba de una existencia individual anterior del alma. Esta alusión nos hace pensar en la distinción que establecerá Lacan entre reminiscencia y rememoración
Por último, en La Fausse Reconnaissance Freud no se limita al caso del Hombre de los Lobos sino que también cita fragmentos de una carta que le había enviado un lector "con formación universitaria", según lo describe, los cuales guardan sugerentes relaciones con el episodio vivido por aquél:
Pero en medio de mi asombro acudió a mí un recuerdo que me demostró, para mi sorpresa, que todo aquello no debía cogerme realmente tan de nuevas. En efecto, durante la época en que me hallaba entregado de lleno a la investigación sexual infantil, tuve ocasión de contemplar los genitales de una de mis compañeras de juego y vi en ellos claramente un pene semejante al mío. (...) En este punto, acude a mí otro recuerdo que siempre ha tenido para mí gran importancia, por ser uno de los tres únicos que constituyen mi recuerdo total de mi madre, tempranamente fallecida. Mi madre está de pie delante del fregadero y lava en él unos vasos y otros cacharros, mientras yo juego en el mismo cuarto y cometo alguna travesura. En castigo, mi madre me propina unos cuantos palmetazos, y de pronto veo, con horror, que se me desprende el dedo meñique y cae precisamente en el cubo. Como sé que mi madre está enfadada, no me atrevo a decirle nada y presencio con espanto cómo la criada se lleva el cubo. Durante mucho tiempo tuve el convencimiento de haber perdido un dedo, probablemente hasta la época en que aprendí a contar. (S. Freud, Obras completas, pág. 1682).
En el mismo texto, Freud afirma: He de observar que semejantes ilusiones alucinatorias no son nada raras en conexión con el complejo de la castración, pudiendo servir también para la corrección de percepciones indeseadas. (S. Freud, Obras completas, pág. 1681)
Algunos años antes, en Los recuerdos encubridores (1899), Freud había afirmado que tales recuerdos son el producto de una transacción mediante la cual, por la represión, un suceso importante permanece olvidado mientras que otro sin ninguna importancia en la vida del sujeto retorna como recuerdo llamativamente nítido. En este texto el recuerdo encubridor es descrito como similar a la alucinación por el carácter de realidad perceptiva que presenta y por su capacidad de provocar la percepción de olores y colores. Freud se pregunta aquí si necesariamente habría tenido lugar el suceso recordado y se pronuncia afirmativamente de un modo categórico: sólo estaría distorsionada la carga libidinal que el recuerdo ha adquirido debido a su enlace con el suceso reprimido. Este punto de similitud entre alucinación y recuerdo encubridor es interesante en tanto demuestra hasta qué punto lo percibido está en función de la economía del deseo. De lo que se trata aquí es de la relación del sujeto con lo real, que tendrá una incidencia en su relación con el mundo y en su sentimiento de realidad.
Este breve recorrido por los textos freudianos nos permite extraer varias nociones, a saber: que la alucinación del Hombre de los Lobos no es un hecho aislado atribuible a la singularidad del caso; que las alucinaciones, especialmente las visuales, pueden cumplir una función de mediación en la relación del sujeto con lo real independientemente de la cuestión diagnóstica; que hay episodios que, aunque se recuerdan nítidamente, presentan una cierta dificultad para ser ubicados en la trama de relatos de la historia de los sujetos; que los fenómenos de dejà vu y dejà racconté indican hasta qué punto la percepción y la memoria están en función de la economía del deseo; y que los recuerdos encubridores vienen al espacio dejado vacío por las dificultades de verbalización de ciertas experiencias perturbadoras.
En Respuesta al comentario de Jean Hyppolite, Lacan nos presenta el fenómeno alucinatorio del siguiente modo: Nos vemos llevados así a una especie de intersección de lo simbólico y de lo real que podemos llamar inmediata, en la medida en que se opera sin intermediario imaginario, pero que se mediatiza, aunque es precisamente bajo una forma que reniega de si misma, por lo que quedó excluido en el tiempo primordial de la simbolización. (Escritos 1, pág. 368, párrafo 4).
Lo que podemos intentar articular de este pasaje es que en la alucinación el marco de la realidad se rasga por la irrupción en lo real de algo del orden de lo que no ha pasado por la Behajung y en tanto tal no existe. En el caso del Hombre de los Lobos -y aparentemente también en el del corresponsal ocasional de Freud-, es la castración, en tanto que no existe, la que emerge en lo real descomponiendo las coordenadas de la relación del sujeto con la realidad.
Lacan dedica un largo pasaje del escrito al análisis minucioso de esta alucinación. Destacaremos algunos puntos de su abordaje y de la articulación que establece allí con los fenómenos del dejà vu y el acting out.
Lacan destaca del relato los siguientes rasgos clínicos:
En el curso citado anteriormente, Miller comenta que la construcción de Lacan reposa sobre la relación con el tiempo que testimonia esta experiencia de la alucinación, acentuando el aspecto de discontiniuidad temporal. Hay un tiempo que es puesto no sólo fuera de la historia cronológica, sino también del tiempo en que el sujeto experimenta la continuidad de su existencia. Se produce así una interrupción del flujo temporal. Por otra parte, podemos decir que la alucinacion del dedo cortado es un acontemiento sin correlato: no está en la trama de la historia del sujeto, sino que más bien lo que aparece es como un conjunto de baratijas ensambladas para cubrir la alucinación bajo el modo de recuerdo encubridor.
Otro punto a destacar es el contrapunto que Lacan y Freud establecen entre reminiscencia y rememoración. Reminiscencia es un término platónico que nos indica que se establece una relación con algo del orden de lo eterno y tiene su correlato en el sentimiento de irrealidad ligado a formas inmemoriales que aparecen cuando el texto se interrumpe y deja al desnudo su soporte imaginario. El sentimiento de realidad es su reverso y se produce en el interior del texto simbólico que constituye el registro de la rememoración.
Por otra parte, en esta misma clase, Miller investiga cuál es la naturaleza de lo real en juego, de lo que extraerá consecuencias para la conceptualización de lo inconsciente como real: se trata de un real que está cortado de la palabra, de un real que no espera nada de la palabra y que es causa de sí, adjetivo que señala que no estamos en la historia, que no estamos entre el uno y el otro, sino que estamos del lado de lo solitario. Sin embargo, si recordamos que Lacan se refiere a este fenómeno como alucinación tan masivamente simbólica (Escritos 1, pág. 376, párrafo 6), podemos decir, tal como destaca Miller, que lo simbólico está en lo real pero bajo la forma puramente material del sonido, como un sonido sin sentido. Con esta orientación también podemos remitirnos a la clase XV del Seminario 3 en la cual Lacan comenta a propósito de los fenómenos de franja que en ellos es el conjunto del significante lo que está puesto en juego, como aquello que escapa a toda significación.
Lacan dedica la segunda parte del texto al análisis del acting out de los sesos frescos, en el que al igual que en la alucinación vemos imponerse un simbólico no articulado en la dimensión de lo real, sin recubrimiento imaginario. En la página 377 de este texto Lacan se refiere al acting out como "otro modo de interferencia entre lo simbólico y real".
En consonancia con Freud, Lacan aproxima los fenómenos de déjà raconté y déjà vu y los sitúa como fenómenos de franja. En Respuesta al comentario de Jean Hyppolite, Lacan se refiere de este modo al déjà vu: Podría decirse que el sentimiento de déjà vu sale al encuentro de la alucinación errática que es el eco imaginario que surge en respuesta a un punto de la realidad que pertenece al límite donde ha sido cercenado lo simbólico. (Escritos 1, pág. 376, Párrafo 2) Miller en el Curso ya citado comenta que es el eco imaginario (aquello que el sujeto puede decir "ya lo he contado", "ya lo he vivido") lo que surge en respuesta a un punto de la realidad que aparece en el límite donde ha sido suprimido de lo simbólico, como si eso naciera en el límite de la forclusión. El dejà vu y el dejà racconté muestran una fisura en la continuidad temporal que indica que algo de lo real ha sido evocado dejando este rastro.
Tal como queda reflejado en el caso del Hombre de los Lobos, el recuerdo encubridor, estableciendo una articulación entre S1 y S2, tendría justamente como función ofrecer un recubrimiento imaginario a lo real, recolocándolo en un marco que permite al sujeto una cierta evocación, sin que por ello esté en juego la verdad.
Para concluir, me gustaría proponer la lectura de los siguientes pasajes de Lacan como una invitación a considerar cada fenómeno clínico en su singularidad a partir de las relaciones que establece entre los registros imaginario, simbólico y real para cada sujeto: No es de hechos acumulados de dónde puede surgir una luz, sino de un hecho bien relatado con todas sus correlaciones. (...) Si la suma de la experiencia analítica permite desprender algunas formas generales, un análisis no progresa sino de lo particular a lo particular. (Escritos 1, pág. 370, Párrafos 3 y 4) .
Carla Rojo Martinucci
Trabajo presentado en el marco del G.I. Clínica del Sinthome
Barcelona, mayo de 2009
Fenómenos no tan raros
NODVS XXXII, octubre de 2010