"Punto vivo" del Seminario del Campo Freudiano de octubre de 2010: La vía romana en la clínica de la neurosis y la psicosis. 

Reseña de la presentación de Esthela Solano del SCF del curso 2010-11, dedicado al Seminario 3 de Jacques Lacan, Las psicosis, en octubre de 2010

  • Publicado en NODVS XXXIII, març de 2011

Esthela Solano presentó este Seminario comenzando por la discusión de Lacan con la psiquiatría de la época, fundada en una teoría organicista de la locura, a la que opone el instrumento de la verdad basado en el fenómeno de la significación, sosteniendo que en la locura se expresa algo inherente al ser humano. Los fenómenos psicóticos se integran en lo que es vivido en el registro del lenguaje, y su abordaje por el psicoanálisis será formalizado diez años más tarde, en el escrito “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis”.

Señaló la paradoja que se produce en el fenómeno psicótico: aquello que quiere decir algo no tiene sentido pero produce un exceso de significación que trastorna para el sujeto todo su sistema de significaciones. Se encuentra perplejo ante la ruptura entre significante y significado – S(x)s - .

Si Freud parte en el caso del “Hombre de los Lobos”, del recuerdo que considera alucinación infantil, evidencia de la dificultad en la simbolización de la castración, a la que llamará Verwerfung – distinguiéndola de la represión – Lacan hará de ella un concepto mayor del psicoanálisis, que permite diferenciar el campo estructural de neurosis y de psicosis. En el escrito “Respuesta al comentario de Jean Hyppolite sobre la Verneinung de Freud”, se trata de la condición de posibilidad de la emergencia del sujeto del inconsciente por la temprana posición del juicio de atribución –incorporación o expulsión del objeto en función del propio placer- y a partir del juicio de existencia –Bejahung-. Lacan opone a esta simbolización primordial la Verwerfung, como expulsión radical del registro simbólico. Mecanismo fundamental en la paranoia donde, a diferencia de la represión en que lo reprimido retorna en la trama simbólica, el significante primordial expulsado retorna en lo real.

La simbolización primordial toma el deseo de la madre, en su ausencia, su sustitución metafórica y la resolución del deseo enigmático por el Nombre del Padre, todo lo cual introduce al sujeto en el circuito de las significaciones. Este es el fundamento de la afirmación lacaniana “no es loco el que quiere”: la psicosis responde a ciertas condiciones estructurales y el desencadenamiento psicótico no supone una estructura neurótica anterior, sino que pone a cielo abierto la forclusión del Nombre del Padre, momento que se ha de situar en la historia del sujeto.

El esquema L, que representa la relación simbólica del sujeto del inconsciente con el Otro del lenguaje, permite entender que el sujeto psicótico puede no desencadenarse si no invoca el representante del Nombre del Padre, lo cual repercute en la ausencia de significación fálica que da lugar al desastre imaginario. Esta es la constelación desencadentante en el caso del Presidente Schreber: la imposibilidad de asumir la posición eminente que supone la autoridad a él atribuída abre el agujero forclusivo con el retorno en lo real y la posterior elaboración del delirio que estabiliza la relación significante/significado, supliendo la metáfora paterna.

El significante asemántico del fenómeno elemental es el significante solo al que el sujeto, en la construcción delirante, agrega otro que le lleva al sinnúmero de significaciones, donde es necesario un punto retroactivo que transforme esas signficaciones poniendo un punto de capitón. Para Schreber es el proyecto de Dios que, aunque suponga la castración real, le da un nombre reconocido para siempre, que remienda ese agujero abierto por la nominación desencadenante.

Lo simbólico y lo imaginario se anudan bajo la forma de esta suplencia que le hace afirmar a Lacan que no hay distinción entre fenómenos psicóticos y formaciones del inconsciente porque ambos pueden ser leídos como estructurados a partir de la relación significante/significado, y establecer las diferencias entre neurosis y psicosis. Freud las distingue por el destino de los reproches producto de una experiencia de goce infantil: si son expulsados tenemos la paranoia, si caen sobre el sujeto, es la obsesión.

Lacan homenajea a Clérambault porque con el automatismo mental también establece una concepción discontinuista de la psicosis: hay un antes y un después en su repertorio de síndromes y síntomas que cambia la posición respecto del enfermo y engendra una arquitectura distinta para asilos y hospitales. Sin embargo, critica a Jaspers por la noción de comprensión, porque supone abordar el fenómeno psicótico a partir del imaginario propio, los propios fantasmas, en lugar de abrir la pregunta que permita investigar dicho fenómeno.

El fenómeno de la alucinación verbal se explica a partir del esquema L donde el yo del sujeto le habla al otro imaginario, en tercera persona, retorno en lo real de algo no simbolizado, delirio ordinario del yo y su imagen. El Dios de Schreber, doble imaginario que participa de su yo, no es el de San Juan de la Cruz.

Octubre de 2010

Rosalba Zaidel

"Punto vivo" del Seminario del Campo Freudiano de octubre de 2010: La vía romana en la clínica de la neurosis y la psicosis. 

NODVS XXXIII, març de 2011

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