"Punto Vivo" del Seminario del Campo Freudiano de Barcelona de octubre de 2011
Reseña de la introducción de Estela Solano al Seminario 16 de Jacques Lacan, De un Otro al otro, y del capítulo primero del seminario, en el SCFB de octubre de 2011.
Fuera del castillo
Esthela Solano introdujo el Seminario XVI eligiendo el binario inconsciente/pulsión, para seguir los cambios axiomáticos respecto al goce y la pulsión que recibe el Nombre del Padre (NP) a lo largo de la enseñanza de J.Lacan, en tanto J.A.Miller considera al NP el instrumento para resolver el goce a través del sentido.
En “De una cuestión preliminar…” Lacan relee el Edipo freudiano bajo la forma de la metáfora paterna, reuniendo así el mito de Totem y tabú, el Edipo, la muerte del padre y el complejo de castración por la supremacía de lo simbólico sobre lo real, la significantización de lo real por la producción metafórica, broche entre el deseo y la ley, lo simbólico y lo imaginario. El significante del NP torna al Otro consistente, un Otro del Otro. Este poder de lo simbólico que mortifica el goce incluyéndolo en una significación, sin resto, es cuestionada en este Seminario XVI.
El grafo del deseo introduce un matema: el significante del Otro barrado, es la falta en el significante del Otro y su inconsistencia. El NP deja de ser el significante de la ley en el orden del lenguaje, para ser un significante entre otros que hace de tapón para ese agujero del significante que falta en el Otro, ello abre la vía para la pluralización de los NP. Los nombres propios ocupan ese lugar de vacío en el significante del Otro porque designa al sujeto ya muerto ¿Cómo designarlo con lo que en él permanece vivo? Con el concepto de goce, ser faltante en el mar de los nombres propios, que nombra lo que hay de vital en el cuerpo.
Con la interpretación de la lógica como ciencia de lo real, Lacan agujerea el lugar del Otro: si el Otro es un lugar inconsistente, el goce viene a ocupar el agujero bajo la forma del objeto a. La categoría del significante amo, S1, cumple la función para el sujeto de abrochar el significante y el goce y disociar definitivamente el mito del Edipo y la castración. La repetición del significante amo produce el objeto a como pura pérdida, como pura entropía. No se trata de una zona prohibida sino de que el goce resulta de la operación del significante sobre el cuerpo, con una pérdida de dicho goce. Sólo se puede gozar de pequeñas porciones de goce que recuperamos de dicha pérdida bajo las apariencias del objeto a.
Se ha producido un corte radical en la enseñanza de Lacan, que revisa el NP para extraer al psicoanálisis del campo de la religión, el pecado original, el amor al padre, para llevarlo más allá de una lógica toda fálica y conceptualizar el goce femenino como lo que escapa a la lógica del significante. Así como propone una institución analítica más allá del Uno que nombra, porque se trata de partir de una experiencia analítica en la que el sujeto ha extraído su modalidad de goce. Lacan produce una disfunción entre lo real y el semblante para demostrar que lo real está fuera del sentido y de la representación. Sólo se accede a lo real por la vía de la lógica y especifica este real en juego como una imposibilidad en la escritura, de modo que trabaja el tratamiento de la palabra para que tenga un valor de escritura.
Extrae las fórmulas de la sexuación con unas posiciones que no tienen relación entre sí puesto que cada una tiene una relación al cuerpo como manera de gozar, con la función fálica, phi F; sacando así a las mujeres del castillo imaginario de la envidia al pene y la falicización, no mediante la universalización pero sí mediante el infinito porque no hay para la posición femenina Otro que regule.
En su última enseñanza los NP lo son en tanto que nombran lo real, lo simbólico y lo imaginario, RSI: lo simbólico es el bla-bla, lo imaginario es el cuerpo y lo real es lo que ex-siste a lo imaginario, fuera de toda representación, anudándose de forma homogénea y equivalente, donde si uno se desata los tres se sueltan. El NP se transforma en una cuarta consistencia que reposa en la función de la nominación: dar un nombre, acto del que el goce es su consecuencia, que deviene en una versión del padre, una per-versión. Función eminente en la experiencia analítica porque allí se trata de saber qué es lo que anuda el bla-bla con lo real, ello es “servirse del NP a condición de abstenerse de creer en él”. El sinthome es la reducción del síntoma que se opera para el sujeto en la experiencia analítica, del anudamiento RSI, reducción al Uno que ex–siste como letra de goce.
Sobre el Capítulo 1: El Otro es un lugar más que un espacio, que va a ser tratado por medio de las transformaciones topológicas en su relación con el objeto a. En el esquema L a forma pareja con a’, inscribe la pareja imaginaria, la relación del yo con su imagen, registro de la inercia del goce narcisista. El goce se reduce a su correlato de narcisismo, el a y sus sucesores hacen barrera para que el sujeto encuentre su condición en el Otro. Lacan está ahora con la idea de construir lógicamente el discurso psicoanalítico, dar cuenta de la relación del sujeto del significante con el goce. ¿Qué saber puede tocar el real de la castración? ¿Hay un saber transmisible sobre la castración que podamos producir en un análisis? ¿qué saber es transmisible con un pensamiento que no se regula más que a pesar mío? La seriedad está en seguir paso a paso la falla, para cernirla en la consecuencia por la cual se fija en el punto en el que el proceso se detiene. La experiencia de análisis es seguir las huellas de la falla, cuyo ejemplo son los rastros de lo que se presentifica en el lapsus. Se trata para Lacan de construir un discurso distinguiéndolo de la palabra: “la esencia de un discurso sin palabras”. Discurso transmisible en matemas, sin palabras, como preparación de la teoría de los cuatro discursos en el siguiente Seminario.
La mención del pote de mostaza trata del significante que hace el agujero, porque si algo falta en lo real es por efecto del significante, al incorporar en el cuerpo vacío el cuerpo del goce, e introduciendo así el objeto de El Capital, de K. Marx. La mercancía es lo que caracteriza a una sociedad en el sistema capitalista: satisfacen necesidades (naturales y creadas) con un valor de uso, objeto para ser consumido, y valor de cambio, factor cuantitativo por intercambio entre objetos que tienen valor de uso. Marx introduce una distinción entre dos tipos de circulación del dinero: 1) M-D-M, una mercancía es vendida y con el beneficio se compra otra mercancía; 2) D-M-D con dinero compro y vendo más caro, dinero que se transforma en capital. Habría un excedente, D-D-D, las plusvalía, que se agranda y se transforma en capital comercial, que compra la fuerza de trabajo y los medios de producción. Entre lo que el proletario vende y lo que el capitalista compra hay un plus que aparece en otro sitio, como unidad de contabilización de acumulación del capital. Aquí aparece la analogía con el goce referida en el pote de mostaza. El discurso del amo impone una renuncia al goce como efecto de discurso. En el intercambio entre el significante y el goce hay un plus que sorprende, excedencia en el cuerpo una vez que se ha incorporado el lenguaje. Lacan trata de contabilizar esta pérdida de goce por la función del significante. Es la metonimia de la significación, que se congela en el fantasma, lo que le da una unidad yoica al sujeto para obturar el agujero de la inconsistencia del Otro.
"Punto Vivo" del Seminario del Campo Freudiano de Barcelona de octubre de 2011
NODVS XXXV, desembre de 2011