"Punto Vivo" del Seminario del Campo Freudiano de Barcelona de diciembre de 2011

Reseña de la presentación de Pierre-Gilles Guéguen de los capítulos V, VI y VII del Seminario 16 de Jacques Lacan, De un Otro al otro, en el SCFB de diciembre de 2011.

  • Publicado en NODVS XXXVI, març de 2012

Un Otro que rehúsa

 

         Pierre-Gilles Gueguén introdujo los capítulos V, VI y VII a partir de la idea de una subversión de “Subversión del sujeto…”, porque Lacan se despide de la “lingüistería” para abrir la puerta a una práctica lógica. Este viraje en su enseñanza apunta a la explicitación del significante de la falta en el Otro, S(A), que le hace abandonar el cogito cartesiano para abordar la apuesta de Pascal que data del mismo siglo. El goce se pondrá por delante y el significante tendrá que ser tratado a partir del signo. Modo de gozar más allá del Edipo que tratará en los Seminarios 16, 17, 18 y 19, para desembocar en los nudos del Seminario 20. Retorno a la ética del tiempo en el cual los dioses se encontraban en la naturaleza, nos dice Miller, y el significante amo, S1, significante de Dios, puede hacerse inconsistente.

         El comentario al esquema de “El saber fuera del campo del Otro” trata de otro estatuto para el saber, pues los significantes que llevan al análisis necesitan de un punto exterior: S1. El S2 aquí no es el saber universal sino el de un sujeto en análisis que se revela bajo transferencia -porque existe aquí el amor- mediante los distintos S1 que halla ahí. Por el pase ese saber – que no es como el de las matemáticas- puede tener resonancia más amplia que en el uno por uno.

         E.Laurent en La Cause freudienne 77, dice que para resolver el impasse que producen las versiones del Nombre del Padre la transformación de una posible nominación: del “tú eres eso” de “Función y campo…” se pasa en este Seminario al “yo soy eso que es el producto de mi análisis y de las varias nominaciones que he podido obtener”. No es sólo desidentificación sino del nombre siendo un S2, colección de nombres obtenidos a partir de la propia lalengua. “Yo soy lo que yo es” es un saber que tiene que reinventarse yendo más allá de la barrera de lo reprimido y poniendo en cuestión el deseo del Otro. Miller, clase 4.5.11: el deseo del Otro siempre llega con la falta en ser mientras que el Uno es lo real. Otro sin la última palabra sobre nuestro deseo porque siempre hay otro deseo, insatisfecho, que impide concluir un análisis sobre esta línea. La angustia era la objeción de Kierkegaard a Hegel, quien creía que se podía resolver totalmente en el saber. Lacan también consideraba que el saber era reducible a un solo significante que permitiría resolver la problemática del deseo para un sujeto, el S(A), en el Seminario 10. Aquí ese Otro pasa de incompleto a inconsistente porque el campo del Otro no asegura en ningún grado la consistencia del discurso.

         Sobre el grafo de la p. 79: cuando ponemos la pregunta en términos de pulsión obtenemos la respuesta del objeto, que es de carácter parcial porque no hay objeto lleno si la pulsión tiene componentes episódicos (Seminario 11: la esquicia entre el ojo y la mirada marca un vacío); el objeto a también sufre de la inconsistencia del Otro. En “Subversión…”, p. 796, el objeto a está ligado a lo imaginario en el cuerpo, a un rasgo que lo recorta, detrás del cual no hay un significante; el objeto y el significante están del mismo lado del semblante, quedando del otro lado algo del objeto que es lo real del goce. Para salir de la representación biológica del objeto a, Miller nos dice en su último curso: si el deseo viene del Otro el goce está detrás de la cosa, si el deseo pasa al segundo plano es porque ese Otro no ha estado más que imaginado y se evacúa con la consistencia del deseo.

         ¿El sujeto lacaniano no tenía cuerpo? Sin embargo,0 había un cuerpo visible, reducido a su forma, con el deseo indexado sobre la forma del cuerpo y ese cuerpo trascendentalizado por el significante. A partir de que establece que “hay del Uno” el cuerpo va a aparecer como el Otro del significante; el acontecimiento del cuerpo y el goce producido aparecen como la verdadera causa de la realidad psíquica.

         La enunciación es reducida a una demanda del Otro con la indeterminación: “te pido-me pides”. La verdadera fórmula de la castración, traída por el lenguaje y por ello más cercana a lo real, no es una interdicción del padre sino una demanda que no encuentra respuesta en el Otro. Esta dimensión de hueco, subjetivación de que el Otro no responde, es el efecto a lograr en el final del análisis. Que el Otro no ofrece nada más que un hueco, implica una crítica del sujeto de la enunciación, y una noción del acto, que no se deduce de algo anterior, sino que es una creación: en el acto analítico el analista equivale a su acto. El S(A) que corresponde a este rechazo no corresponde a la frase “Dime quién soy yo” sino “Dime qué es yo”, como demanda de nominación. El resto sintomático al final del análisis, que no equivale a una nominación ni a una identificación al objeto, por este rechazo –refus- en el Otro, lo encarna el analista que no responde a la demanda del sujeto y ya no está en la posición del padre ni la del objeto a porque el Otro inconsistente rehúsa a dar forma a la falta de respuesta.

         El yo, que viene al lugar del fantasma del esquema de “Subversión…” es a la vez respuesta –porque sostiene la relación del sujeto a la realidad- y pregunta –porque es un semblante a reducir durante el análisis ya que conduce al sujeto a repetir-, ilustrado en el segundo tiempo del fantasma de “Pegan a un niño”, donde no se sabe quién pega a quién. Se revela como demanda del goce autoerótico y pregunta por la nominación que no se responde por el deseo.

         En el final no se trata de certidumbre sino de límite – a partir de Fibonacci-, el cual no se alcanza de forma definitiva. Existe la interpretación de la apuesta de Pascal que deriva en utilitarismo pero hay algo más en esa relación del rechazo a los placeres para obtener la vida eterna, porque que el Otro no se deje atrapar implica un goce siempre perdido a priori, que no es una cuestión para la sociología, sino que se trata del goce autista del cuerpo y de un Otro que es sólo una manera imaginaria de recuperar ese goce perdido.

Rosalba Zaidel

"Punto Vivo" del Seminario del Campo Freudiano de Barcelona de diciembre de 2011

NODVS XXXVI, març de 2012

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