"Punto Vivo" del Seminario del Campo Freudiano de Barcelona de marzo de 2012
Reseña de la presentación de Domenico Cosenza de los capítulos XV y XVI del Seminario 16 de Jacques Lacan, De un Otro al otro, en el SCFB de marzo de 2012
Domenico Cosenza introdujo las lecciones XV y XVI señalando que J.Lacan aborda la reconceptualización de la idea de estructura, siguiendo la obra madura de K.Marx, citando aquí a los autores importantes de esa época estructuralista como L.Althusser y G.Deleuze. También recordó que J.-A.Miller sitúa en el centro del Seminario la relación de la incompletad del Otro y la función del objeto a, que cuestiona las teorías de la relación de intersubjetividad. En este Seminario el goce se introduce para transformar la misma idea de estructura y adjudicarle estatuto de real, alejándose de la idea lingüística sobre la estructura. Pero como se trata de un agujero de goce, donde algo de lo real se condensa, la topología es elevada a su vez a lo real mismo del concepto de estructura.
En estos capítulos dedicados en buena parte a la clínica de la perversión, se coloca al psicoanálisis más allá de toda ilusión de dominio, con la radicalización sobre la cuestión del padre, bajo las formas de la política y también en las manifestaciones del poder en la clínica. Asistimos a lo que quiere decir una enseñanza bajo la fiebre, que funciona con afirmaciones sin demostrar, y, por otro lado, hay una lógica rigurosa en puntos clave de su enseñanza. Se interroga sobre ésta poniéndola en relación al proceso productivo, según Marx, con todas las categorías de la concepción materialista. Es muy sensible a lo que se está produciendo en las elaboraciones teóricas de la época y plantea la lógica del funcionamiento del objeto a según la teoría de la plusvalía.
También describe a su auditorio clasificándolo en tres grandes sectores: 1. Los que no saben y vienen a ver el espectáculo Lacan, 2. Universitarios, profesores que se interesan por lo que despierta en sus respectivos campos disciplinarios y 3. Los que están implicados en la causa analítica, sus analizantes, los analistas, que vienen a entender la posición del psicoanálisis, del psicoanalista. Estos últimos constituyen el amo de su trabajo y por los que continúa en sus desarrollos en psicoanálisis.
En cuanto a la relación del amo con el saber, que no sabe el sentido de lo que hace, su posición no es verdaderamente de dominio. En la lectura estructuralista de Marx, Althusser marca la ruptura epistemológica entre el humanismo y el capital, la historia es un teatro sin autor, un proceso sin Sujeto. Definición bulímica del capitalismo: la producción en el discurso capitalista, que no sirve para nada, no tiene valor de uso más que para la extensión del ciclo productivo y, en las crisis, muestra que la verdadera naturaleza de la mercancía es la producción de mayor plusvalía. Cuanto más se desarrolla, tanto más el objeto le falta.
La situación de entreguerras, con el escrito “De nuestros antecedentes”, y la referencia a los surrealistas, a G. de Clérambault, le sirve para desmontar tesis ya construidas, mostrando el problema para ampliar la perspectiva. Su posición al enseñar es la del analizante porque no habla desde el lugar del analista ni del profesor, su estilo es de movimiento continuo, sin definirse completamente. Si bien va en zig-zag, retoma críticamente un seudo-concepto de la época: la “manipulación del paciente”, que se oía en las instituciones, cuando no había una actitud de dependencia. Si en el Seminario 11 el sujeto no sabía lo que decía, aquí el sujeto no domina lo que hace. Si bien es fácil decir: “he sido manipulado”, más difícil es: “manipulo”. Se trata de una lectura imaginaria de la posición del paciente, quien empujado más allá de su voluntad, animado por una transgresión, sigue un orden inconsciente.
Lacan retoma la clínica de la perversión por las ideas erróneas sobre ella: 1. Transgresión: Lacan demuestra que, al contrario, el perverso sigue un orden, animado por una “posición de fe”. 2. Distinguir entre el perverso, amo del goce, y los fantasmas perversos del neurótico. Lacan parte de la relación del objeto a con la incompletad del otro y J.A.Miller subraya la doble vertiente: 1. El objeto a como captura y condensación de goce, 2. Su revés topológico, definido como agujero y barra del Otro. Un menos y un más, sustracción y producción suplementaria, como sucede en el capitalismo y en el “malestar en la civilización” debido a que el sujeto, para entrar en el lazo social, tiene que perder goce -los psicóticos rechazan esta pérdida de goce que el Otro quiere imponerle, por lo que no encuentran manera de inscribirse en el lazo social-.
Lacan reconoce la exigencia topológica de Freud pero quiere ir más allá de la concepción de la neurosis como defensa frente a la perversión. Desde el concepto del Otro como un lugar estructurado por la incidencia significante pero expoliado de goce, tanto en la neurosis como en la perversión, se trata de aclarar la esencia misma de la pulsión, que no se reduce a la estructura perversa. A partir de Deleuze diferencia entre sadismo y masoquismo y la tesis clave sobre el perverso es que se consagra a taponar el agujero en el Otro, de forma casi religiosa, como hombre de ley, al estilo del kantismo que presenta el rasgo perverso de la ley.
La referencia a L.v.Sacher-Masoch: presenta el sadismo como producción en el acto sádico de un efecto de angustia en el Otro para dividir al sujeto, pero lo que está en juego es un efecto de completamiento. En el campo de la anorexia mental se constata el mismo pasaje: producir en el Otro una falta a través de la pulsión de muerte; hay un horror del saber inconsciente y el síntoma se construye para poner al sujeto lo más lejos posible de la incompletud del Otro; se trata de construir un Otro que no se abra a su contingencia, tyché, encuentro.
No sólo por la perversión, Lacan refunda la clínica psicoanalítica como tal cuestionando los efectos imaginarios que completan un Otro sin agujero, en su punto de incompletud, mediante dos ejes: alrededor del objeto mirada, con la pulsión escoptofílica, para hacer aparecer en el campo la mirada del Otro, evocar la huida de la mirada en su relación topológica con el límite. No se trata del mito del desprecio del padre sin de la incompletad del Otro. El Voyeur interroga en el Otro lo que no se puede ver, tapándolo con su propia mirada; el exhibicionista hace surgir la mirada para vivificar el campo del Otro.
El objeto voz está en el corazón del masoquismo y el sadismo: en las prácticas sádicas para quitar al sujeto la palabra, eliminar la voz, instrumento del goce del Otro que no puede actuar de otra manera; en la operación masoquista donde la voz del Otro está en posición absoluta porque el sujeto se pone en posición de obediencia absoluta, para taponar el agujero en el Otro. Por ello enlaza con el superyó: la voz es perversa o no es, produciendo el sentimiento de culpabilidad en su aspecto divisorio para el Otro. El agujero topológico que introduce la barra en el Otro produce todas las otras operaciones, más allá de la fenomenología y las construcciones imaginarias.
El neurótico quiere ser el Uno en el campo del Otro. Operación de completamiento imposible porque no tiene en cuenta que hay algo que queda fuera, que es condición de posibilidad de la misma operación: el objeto a, que no se puede incluir en el plano imaginario, en conjunción con la imagen narcisista. Queda como algo irrepresentable, algo real, objeto heterogéneo respecto al objeto imaginario del grafo del deseo. Pone en evidencia la irreductibilidad de la inclusión del objeto en el campo narcisista.
Lo pulsional que puede dar la mayor ilusión de complementariedad es la pulsión oral. El objeto oral no es posible, como la placenta que queda fuera y a la vez es condición de posibilidad del objeto oral. Objeto tercero, que se queda fuera de la operación narcisista: el objeto placa prototípico que está en la base de todo lo que se edifica en el campo de la cultura.
"Punto Vivo" del Seminario del Campo Freudiano de Barcelona de marzo de 2012
NODVS XXXVII, juliol de 2012