El deseo: comentario sobre "Timón de Atenas"1 y "Hamlet"2 de William Shakespeare
Presentación en el Seminario Teórico de la SCB "Estrategias de la demanda, del deseo y del deber", curso 2000-01
demanda, misoginia, deseo del Otro, ser hablante, misantropía
Acerca de una cita en “Las lecciones sobre Hamlet”3 de Lacan.
En “Las lecciones sobre Hamlet” Lacan cita a Freud al hablar sobre la supuesta misoginia de Shakesperare, dice : Si alguien quiere llamar histérico a Hamlet, no puedo yo sino admitirlo como la consecuencia de mi interpretación. A ello conviene muy bien la repugnancia por lo sexual que Hamlet expresa en el coloquio con Ofelia, esa misma repugnancia que en los años siguientes se apodera cada vez más del alma del poeta hasta alcanzar su expresión culminante en “Timón de Atenas”.
Timón es el texto que he leído y que voy a presentar y comentar . De la presentación del texto obtenemos el siguiente dato: Timon fou un noble atenenec de considerable fortuna nascut vers el 440 abans de Crist, que va despendre diners i propietats amb els amics i se submergí després en tota mena d’especulacions pessimistes. Parece ser que este personaje ha sido llevado a la literatura por varios autores. Shakespeare la escribió en 1608.
Para trabajar este texto en relación a la referencia he intentado diferenciar misoginia y de misantropia, pues tomo la expresión “repugnancia por lo sexual” en el sentido de desprecio por lo que encarna la diferencia sexual: la mujer. En general, el misógino es el que aborrece a la mujer y el misántropo el que aborrece a la humanidad.
Podríamos decir que el misógino es el hombre que no quiere saber del deseo de la mujer, entonces del deseo de la madre que es la primera indicación del deseo.
Podemos seguir los trazos de esta idea en Hamlet : rechaza a Ofelia, después de devenir consciente del deseo de su madre durante el duelo por el padre. Deseo que le parece aborrecible. Al tiempo mismo en que el Espectro con su revelación provee a Hamlet del argumento necesario para apartar a la madre de eso que tanto le molesta. Es decir, que la obra no trata tanto del duelo y venganza por el padre como del duelo y venganza por el deseo de la madre.
El primer monólogo de Hamlet establece las coordenadas de la obra:
1. Ha muerto su padre, no hace dos meses
2. Su madre se ha casado con otro hombre al cabo de un mes.
En este monólogo Hamlet refiere su dolor mas que por la muerte del padre, por la decisión posterior de la madre.
Los diálogos entre Laertes y Ofelia – Laertes le aconseja:”consérvate a la retaguardia de tus afectos, fuera de los disparos y peligros del deseo” – entre Polonio y Ofelia – ella le confiesa refiriéndose a Hamlet “Señor, últimamente me ha dado muchas muestras de afecto” – e incluso el mismo Hamlet al principio de su primer diálogo con Ofelia: “Yo os amé en otro tiempo” ; todas estas citas pues, parecen dar cuenta de la existencia efectiva de una relación amorosa previa entre ambos.
Podemos entonces entender el giro por parte de Hamlet como consecuencia de la repugnancia que siente al descubrir a la mujer que es su madre. Al descubrir en ella el deseo.
En el caso de Timón veremos que de lo que no quiere saber nada es del deseo del otro, sea hombre o mujer, del deseo de aquel que hable. Por tanto la misantropia tendría que ver mas con el uso del lenguaje.
Timón es una obra que se desarrolla en torno a un solo eje. Es fácil de leer. Pero aunque sencilla no por ello menos precisa. La obra realiza un perfil psicológico del protagonista con pocos y leves trazos pero que definen todo un carácter. La misoginia también vendrá definida en un solo trazo. En la obra no aparecen mujeres y cuando se Timón se refiere a ellas en la primera parte, se trata de una referencia amable:
Heu fet graciós nostre plaer, senyores;
juntant vostra bellesa a nostra festa,
li haveu doblat l’encís i l’alegria.
Posant-hi tant d’encert i tant d’esclat
feliç em sento de la meva idea.
Amabilidad que oculta a simple vista el primer atisbo de misoginia: la mujer no añade nada nuevo a la fiesta, ni dejará ningún vacío al partir. Tan solo “dobla” lo que allí ya había.
Encontrar en este texto la misoginia de la que habla Freud ha sido un reto. Para empezar porque prácticamente no hay mujeres en esta obra. Y si bien es cierto que en las reuniones de Timón las mujeres están ausentes también lo es que no sabemos el por qué. Por tanto no es en la ausencia de ellas en lo que debemos suponer la repugnancia.
En una única aparición en el cuarto acto salen mal paradas, pero parecen haber corrido la misma suerte que el resto de los mortales para Timón. Lo veremos más adelante.
Respecto a la trama, lo que se desarrolla al principio es la presentación de Timón como un hombre bueno y generoso que busca el bien para los que le rodean. También como bien identificado a estos rasgos de bondad.
Se nos desvelan otros matices de su personalidad cuando insiste en no aceptar devolución de un favor y también algo enfermizo cuando ensalza el valor de la amistad de los otros cuando es solo él, el que da muestras de ser confiable . Hay en su discurso un no querer saber de sus límites - esta idea se refuerza por el discurso de su criado que le va desvelando la verdad que el no querrá oír y que le va advirtiendo que no podrá dar indefinidamente -.
Y por su manera de hacer, se diría que no quiere saber nada del deseo del otro. Un otro al que agujerea imaginariamente al dejarlo siempre deudor. Un otro del que ahogará el deseo con sus ofrecimientos constantes.
Suprime la dimensión del deseo del otro al procurar que nunca quede un resto, que cualquier don del otro sea pagado, que cualquier demanda del otro sea cancelada.
Reduciendo por tanto, el deseo a la demanda.
El trazo definitivo para comprender al personaje lo hallamos en el momento – de viraje en la obra – en que al necesitar dinero del que no dispone y deber pedirlo, su criado teme lo que va a ocurrir y Timón le responde:
He estat insensat però no innoble.
Per què plores? Potser no tens confiança
pensant que em fallin els amics? Serena’t.
Si vull pouar en els pous del meu amor
i posar a prova els cors emmanllevant,
puc disposar de vides i fortunes
com puc manar que em parlis.
¿El amor en relación a poder disponer del otro? ¿Poder mandar que el otro hable? Una relación extraña con el amor y con la palabra. De hecho ya había demostrado tener una concepción utilitarista de la amistad (p.34), aquí sólo intentará comprobar su alcance.
Tras el desengaño efectivo que supondrá la negación de todos sus amigos a ayudarle, el resto de la obra es el relato de la misantropía de Timón. A partir de ese momento, desconfía de la humanidad y se aparta de ella.(p.88)
He encontrado una referencia sobre la misantropía que sugiere también la idea de que para el misántropo lo que ha fallado es algo de un orden distinto que para el misógino. La cuestión sería la del lenguaje como vínculo entre los hombres. La cita es de Carmen Martin Gaite y dice: El tipo – tan común en otras épocas como raro en la nuestra – del misántropo que, desengañado de las palabras o harto de sus rigores, se retiraba en total soledad y ensimismamiento a rumiar lo inefable, respondía a un proceso coherente; pues, si bien desesperaba del “logos”, no dejaba de estar reconociendo con su actitud, por otra parte, que al haberle fallado ese instrumento, ningún otro podría abrirle camino hacia posibles interlocutores, y ese convencimiento era la razón fundamental de su deserción.4
En todo caso – ya he dicho más arriba que parece tratarse de la relación con el otro en tanto que ser hablante – en este punto me interesé por la relación entre lenguaje y deseo en la obra para poder confirmar una hipótesis que sería que el misántropo lo es en tanto no quiere saber del deseo del otro. Hallamos esta relación en la literalidad a que Timón somete todos los dichos. Esa literalidad es un intento más de despreciar el deseo. Efectivamente, al revelársele que lo que se dice no corresponde a lo que es, decide abandonar el lenguaje. Es decir, cuando se da cuenta de que existe una hiancia entre lo que las cosas son y lo que las designa.
Timón dirá a sus amigos : Amics de boca! (p.88) Precisamente refiriéndose a la nula confianza que ya las palabras de ellos le merecen. Y se apartará del mundo hasta su muerte.
Lo que no varia en este giro – y por esto me parece un excelente carácter 5 – es su vínculo con los hombres a través del dinero. El golpe genera su desconfianza en el género humano y en la palabra, pero no conmueve su creencia de que el dinero acallará al otro, de que si el otro aparece de nuevo podrá de nuevo desoír el deseo.
En esta segunda parte tendremos ocasión de escuchar palabras de desprecio al género femenino cuando le visita un amigo con dos prostitutas. Pero entiendo que lo que les dice debe leerse en el marco de una repugnancia general a la humanidad.
¿ Era Shackespeare un misógino? La obra no lo aclara. Seguiremos en este punto las indicaciones del mismo Lacan en las clases de Hamlet (p.13) y que Miller delimita con al establecer la diferenciación entre producción del inconsciente y formación del inconsciente6.
Timón presenta ese rasgo (p. 91 sienta las bases del estatuto que van a tener para él la humanidad, con especificaciones para las mujeres; p.96 a 103 en su conversación con Alcibíades y las prostitutas,; p. 112 con Apemamptus; p,117 una cita sobre las mujeres a los bandidos), pero lo que se acentúa en el texto es la misantropía.
Timón no está mirando a las mujeres cuando nos muestra su aversión por el deseo del otro. Él distingue más bien entre hombres y mujeres dejando el peor lugar para el hombre en tanto que interlocutor. En la Grecia clásica la mujer no tenia este lugar, así para Timón al estar sustraída de la función de interlocución es menos aborrecible la mujer que el hombre. Aunque de deseos no quiera saber de ninguno, no es en tanto que sexuados sino como hablantes.
En la presentación de la edición que he leído se comenta que Hi ha personatges històrics la substància dels quals s’ha anat dissolent o quintaessenciant, a través de nombrosos filtres literaris. Un dels exemples més notables d’aquest procés és el de Timón d’Atenes, l’existència real del qual hem d’admetre, bé que aparegui als nostres ulls com a nebulosa, esvaïda per la rèplica brillant que Shakespeare forja a la seva tragèdia. I és ben probable que traslladat del registre tràgic al còmic hi hagi també un ressò de Timón a l’arquetipus que Molière bastí en “El misantrop”.
Entonces me remito más bien al párrafo inmediatamente anterior de la cita a Freud – en el texto de las clases de Hamlet - en la que habla del Misántropo como enigma literario del que también podremos hablar en relación al deseo.
El deseo: comentario sobre "Timón de Atenas"1 y "Hamlet"2 de William Shakespeare
NODVS II, abril de 2002