"Punto Vivo" del Seminario del Campo Freudiano de Barcelona de Marzo de 2013
Reseña de la presentación de Marie-Hélène Brousse sobre el escrito de Lacan "Posición del inconsciente", en el SCFB de marzo de 2013.
Marie-Hélène Brousse situó este texto alrededor de la teoría lacaniana de la separación, totalmente nueva no solamente en el psicoanálisis sino también en el discurso del amo, y que puede ser releída a partir de la última enseñanza de J. Lacan. Para J.-A. Miller sitúa esta teoría se despliega en el Seminario 19 O peor..., con "los unos solos" y "no hay relación sexual" y M.H.Brousse agrega, del Seminario 21: "El ser sexuado no se autoriza sino de sí mismo".
Drama en la infancia, en las experiencias de duelos, un síntoma se presenta como separación imposible y está presente en la vida cotidiana con una cara de drama y sufrimiento generalizado, las separaciones imposibles son un topos de la entrada en análisis.
La primera manera de pensarlo es "separarse de", del objeto del que se piensa que no se puede hacer "sin". En las teorías filosóficas, el estoicismo es estar organizado para defenderse de cualquier pérdida de objeto. En las religiones, todas tratan de arreglar las pérdidas, como en el concepto de vanidad: en toda la pintura cristiana, la calavera como símbolo de la pérdida necesaria, la danza macabra de todo lo que tenemos que perder. En la psicología, la posición de la autonomía: la defensa del yo frente a la pérdida del objeto. En los post-freudianos, la teoría del yo fuerte es la solución a la separación, en la imposible pérdida del objeto que recae sobre la transferencia. Con Bálint, se trata de cómo preparar la separación entre el analista y el analizante, en una idea anti-analítica de que el psicoanálisis es una adicción, que el objeto analista se vuelve necesario, lo cual genera una corriente que critica del psicoanálisis como una práctica de dependencia. Lacan también evoca esta crítica en el Seminario 8 La transferencia, que considera que sus analizantes son sus alumnos, porque tiene que ver con una idea de la separación: una necesidad de que la relación del analista y el analizante desemboque en que el yo sea autónomo. Winnicot enfatiza la estructura temporal de la consulta para encontrar el self, núcleo fundamental, el ser, base de seguridad y después volver hasta el momento de la separación, con un manejo de la transferencia orientado a cómo separarse de este objeto precioso que es el self, núcleo primitivo, opuesto a la falta en ser.
Este texto anuncia la nueva concepción de la transferencia, a partir de la separación, porque si el análisis forma parte del inconsciente esa teoría de la dependencia se vuelve irrelevante. Freud no concibe la operación analítica como un "separarse de" porque su idea es diferente-incluso a la sus discípulos-: 1º) en su teoría del objeto, su esencia es que no tiene otra consistencia que ya perdido y es imposible imaginarlo con sus representaciones del lado del tener; 2º) La experiencia del juego del fort-da es para él la matriz de la separación, que se anuda con continuidad-discontinuidad al implicar el tiempo, así como en la transferencia también hay el manejo del tiempo. La separación freudiana implica una concepción de "estar separado" desde el inicio, antes de "separarse de". Se tata del mito de la continuidad pues ésta es lo perdido.
Todas las teorías de la separación tienen la dimensión moral superyoica del "hay que". En la religión, p.ej., se trata de que "hay que perder todo", haciendo pasar el goce del objeto al goce de la pérdida del objeto. Lacan cancela este "hay que", al definir el discurso del amo y la civilización como un conjunto de objetos hetróclitos que no son de la necesidad sino que su modo fundamental de objeto es el desecho. Definición que implica una teoría diferente de la separación, pero no se puede formular la interpretación "tu objeto se volverá un desecho" porque ello supone la dimensión del tiempo. La separación está en el campo del objeto y no del sujeto, en cuyo campo existe la división y la representación de un significante para otro significante.
Las dos operaciones de alienación y separación son diferentes y no recíprocas pero relacionadas. La alienación es previa, la separación funciona cuando la división subjetiva es efectiva, por eso en la clínica estructural, la separación es distinta en la neurosis que en la psicosis. La definición, p. 821, implica que la separación no es un fenómeno de frontera pues el objeto es un borde, no es exterior, forma parte del sujeto, aunque sea algo diferente del mismo, es un límite para el sujeto. En el Seminario R.S.I. Lacan define una multiplicidad de los nombres del padre -inhibición, síntoma y angustia - que hacen de límite a la alienación subjetiva. En esta primer teoría el objeto funciona como límite, objeto que puede cumplir la función de los significantes, al funcionar como borde. Con el ejemplo de la fobia y también las adicciones: funciona como límite y orientación en la vida, organiza el síntoma psíquico de un sujeto.
En Duelo y melancolía Freud nos dice que nos separamos de algo nuestro y no del exterior. Borde dentro de una estructura moebiana que depende del momento de la circulación: de un lado aparece como el objeto discontinuo y del otro es uno más de lo mismo.
En el Seminario 8, el primer objeto es la imagen en el espejo, i(a), primer borde, el autoerotismo del que se supone que tiene que salir. Contrariamente a Bálint con la idea de la herida narcisista, la de Lacan es que esta imagen ya es un objeto, el sujeto alienado la preserva, la defiende, alojándola en el ideal del yo. Así, el yo ideal persigue al objeto pero alojado en el ideal del yo, pasando por los significantes amos con los que estamos en el discurso.
La segunda parte del texto recorre los significantes para mostrar el proceso de separación: se-parare: engendrarse a sí mismo, lo cual Lacan considera absolutamente imposible porque entiende que somos hetero-causados, y no se trata de parirnos por medio del objeto ideal que construimos. Pars (p.822) hay que tomar partido, jugar su parte por su propia cuenta. Es una teoría que necesita de la topología moebiana y la teoría de los conjuntos, ya que no se puede imaginar una parte sin el todo pues ello está en contra de lo universal de la lógica. La pars no tiene nada que ver ni con el Uno de la excepción ni con la parte del conjunto, remite a un campo que implica una lógica distinta a la lógica del significante, porque éste funciona con la lógica universal y el "hay Uno". La pars, funciona en términos de "existe" o "no existe", hay o no hay, pero es un hay que no implica el "para todo", es una singularidad absoluta.
Parere, la pura existencia de lo vivo no puede agarrarse a sí misma, tiene que pasar por los significantes para ser; el proceso de individuación implica ponerla en el Otro, darle un nombre, designarlo como significante. Este objeto no es sino un elemento constituyente del sujeto mismo y el borde está en el significante. El sujeto pone la imagen narcisista en el espejo, en el ideal del yo, de manera que proteja el objeto por medio de la movilización de todo el aparato simbólico, es decir, el ideal. En la histeria el estadio del espejo no es un momento preformativo, algo que no funciona y que da el toque particular a la locura histérica, da cuenta de la importancia de los síntomas somáticos. Alojar su i(a) en un ideal del yo perfecto es un gran beneficio, y por eso la verdad, la justicia son la protección de lo que falta en el nivel de este objeto primero en el espejo.
Esta operación de separación se pone en marcha a partir del binario significante S1 / S2 y tiene lugar por la pérdida de vida que supone la mortificación significante. Freud postulaba el objeto siempre perdido a partir del Edipo; la madre está prohibida y la prohibición es la manera de enunciar la pérdida pero porque forma parte de los objetos perdidos. La ley como excusa cubre lo insoportable o inimaginarizable de la pérdida. Lacan da un paso más: con el fort-da se constituye S1 / S2, la parte sin todo que implica un modo de funcionamiento distinto al significante.
El último Lacan, "no hay relación sexual", se puede coordinar co la operación de separación porque el objeto es siempre un semblante, una manera de sacar el borde del conjunto, la única relación sexual existe con nosotros mismos. Nuestro i(a) entre desechos, lo que la vida pierde al utilizarse, al envejecer. La pars supone un objeto totalmente opuesto a la idea de complementación, opuesto a la amor aristofánico (el de la "media naranja"). Abrazar al otro no supone otra cosa que ahogarlo.
Los unos dispersos: S1 y S2 no existe porque si todos los significantes son significantes uno, si lo que hace dos no tiene nada que ver con los significantes sino con la sustitución, hay algo en el campo de los significantes que les da un matiz de objeto. Los unos dispersos tienen un estatuto de significantes aislados: S1, S1, S1, que hay que sustituir en un conjunto que funciona como todo, pero también tiene algo del estatuto del objeto, insustituible.
En el siglo XXI los seres humanos han sido tomados como objetos, en el discurso del amo, objetos comunes, no objetos a. La ciencia nos trata como objetos, con la cuantificación generalizada y con un precio; al mismo tiempo, hay un desarrollo enorme de estudios de historia, antropología, economía, ética, sobre la esclavitud.
Nuestro organismo, cada uno de nuestros órganos puede volverse una pars, funcionar sin el todo. En este texto lo importante es la separación que nos diferencia del discurso común, del discurso del amo, del discurso capitalista, de Winnicot, con el objeto transicional precursor del fetiche. Nuestro porvenir es objeto pars, con un precio para vender y comprar o un objeto fetiche por excelencia, la droga. La pérdida ya es el objeto y nuestra única vía de acceso a lo real es "no hay", sin embargo, a condición de que esté en un marco pues, si no, no se puede perder nada.
"Punto Vivo" del Seminario del Campo Freudiano de Barcelona de Marzo de 2013
NODVS XL, juliol de 2013