Conversaciones entre el psicoanálisis y la pedagogía: el sujeto
Reseña de la presentación inaugural del curso 2013-2014 del grupo de investigación 'Psicoanálisis y Pedagogía' de la Sección Clínica de Barcelona. Texto presentado el 18 de octubre de 2013.
en un renovado ejercicio de conversación, el grupo de investigación “Psicoanálisis y Pedagogía” propone recuperar e interrogar los conceptos que han sido trabajados durante su larga trayectoria. El sujeto es el concepto propuesto para la jornada inaugural, contando con la presencia de Eugenio Díaz, psicoanalista y Segundo Moyano, pedagogo.
Sujeto, responsabilidad, deseo, consentir, elección.
En la primera reunión del curso 2013-14, Susana Brignoni recuerda que el grupo lleva 18 años de recorrido, destacando que la propuesta de investigación, en continuidad con la línea del último curso, es la de repensar los conceptos para interrogar las dificultades con las que nos encontramos en los sitios de trabajo, buscando relanzar los temas ya tratados a través de espacios alternados entre las conversaciones y el trabajo en los talleres.
Los invitados a esta primera conversación fueron Eugenio Díaz, psicoanalista y Segundo Moyano, pedagogo.
Intervino en primer lugar Eugenio Díaz, titulando su ponencia “¿Qué es ser mayor de edad? Una respuesta: el sujeto lacaniano”.
Es ya una toma de posición el modo en que titula su propuesta: una pregunta y una respuesta. Con esto quiere dar cuenta de la lógica que subyace a cualquier intervención posible, siguiendo la propuesta de Jean Claude Milner sobre la lógica “cuestión-respuesta”, alejándose del “problema-solución”: decir “tiene un problema”, pone en funcionamiento la búsqueda de solución, tributaria del ejemplo de la cadena de montaje (hay que reemplazar aquello que no funciona), se trataría de un trasvase de la técnica a la subjetividad cuyo resultado es un no querer saber nada del sujeto.
Ante esto, propone al sujeto lacaniano, para hablar de la relación de cada uno con su malestar y con la responsabilidad.
Brinda como ejemplo el texto de Leguil “Los niños contumaces”1, aquellos niños que insisten a través de un “quiero esto” repetido sin cesar, sin asunción de responsabilidad alguna respecto a lo que piden. Esta posición está muy presente hoy y es a ella a la que contrapone la posición del sujeto lacaniano: aquel al que se le supone responsable de sus actos, el sujeto al que el psicoanálisis trata dándole un lugar.
Destaca dos rasgos de época para pensar esta cuestión: en primer lugar el hacer de los derechos una máxima cuasi-religiosa, deriva del derecho al consumo, pero que nunca se articula con los deberes; y en segundo lugar el saldo de la operación capitalista: todos consumidores, sin resto.
El sujeto está en riesgo porque hace objeción con su síntoma. Transforma a los sujetos en deudores en tanto consumidores y en culpables, deslizando la responsabilidad a la culpa. Si soy culpable, sólo puedo defenderme o ser castigado… ¿qué lugar para la responsabilidad?
Otro rasgo de época es el diagnóstico que objetiva al sujeto, el sujeto es desechable.
Contrapone a estos rasgos de época los rasgos del sujeto que el psicoanálisis trata o propone: el sujeto de la responsabilidad y el sujeto del deseo.
En el sujeto lacaniano el modo de respuesta, incluso el modo de pregunta hace persistir un interrogante: más allá de los protocolos, quiere saber algo de su posición en los tiempos de la devastación del lazo social.
Nos recuerda que Freud proponía que la función de la escuela es transmitir el deseo por la vida. Sólo se puede desear aprender en la medida que no se tiene.
¿Qué es ser un alumno? ¿Es aquel que está en una situación educativa?… hay que transmitir algo en relación a lo que no se sabe, en la actualidad hay un exceso de información que no da lugar al vacío.
El sujeto es responsable, en tanto la satisfacción está perdida de entrada, del modo de responder a algo perdido con su síntoma, con su malestar.
En segundo término intervino Segundo Moyano, quien destaca la importancia en la práctica educativa del vínculo sujeto-educación.
Existe una confusión en pedagogía: pensar que hay sujeto y que ese es el sujeto de la educación.
El sujeto no es el individuo… ¿de qué hablamos cuando hablamos de sujeto en educación?
Para responder a esto, plantea dos puntos como los que generan mayor dificultad:
En cualquier acción educativa lo que se pone en juego son las responsabilidades (del docente y del sujeto).
El encargo de la educación es articular el tiempo del sujeto con el tiempo social. Entonces la cuestión es saber cómo tener en cuenta la particularidad. Esa sería una idea de sujeto: el que tiene un tiempo particular, por ejemplo, los aprendizajes… paradójicamente hoy en día aparece el empuje a aprender más pronto, o dentro de lo normatizado, fuera de eso hay “la dificultad”.
Para hablar de las elecciones del sujeto, propone tomar a Fausto: “lo que has heredado de tus padres, debes conquistarlo para poseerlo”, cuando hablamos de lo educativo, hay algo de la elección del sujeto.
Puede parecer obvio, pero a veces confundimos el sujeto en la educación con el sujeto de la educación.
Cuando Kant escribe sobre la doble dimensión moral del sujeto: lo íntimo y lo social, es para destacar que la educación es en lo social, pero no quiere decir que no tengamos en cuenta lo otro.
En las prácticas, supone también una elección del lado del agente.
La educación trabaja para posibilitar, ofrecer un lugar para el sujeto de la educación. Las propiedades no son del sujeto, sino del lugar que ocupa…
¿Cómo ofertar para que el sujeto consienta a ser educado? El educador tiene que consentir a educar también…
¿Qué lugar estamos ofreciendo como educadores, como sociedad?
El pedagogo que define bien el lugar simbólico, la oferta del lugar, es Philippe Meirieu, en su obra “Frankenstein educador”: “la verdadera revolución copernicana en pedagogía consiste en volver la espalda resueltamente al proyecto del doctor Frankenstein y a la educación como fabricación. Pero, con ello, no hay que subordinar toda la actividad educativa a los caprichos del niño-rey. La educación, en realidad, ha de centrarse en la relación entre el sujeto y el mundo humano que lo acoge. Su función es permitirle construirse a sí mismo como sujeto en el mundo: heredero de una historia en la que sepa qué está en juego, capaz de comprender el presente y de inventar el futuro.” 2
1: Leguil, F. (2001). “Los niños contumaces”; Freudiana 31, Revista de Psicoanálisis de la ELP-Catalunya “La Escuela hoy”.
2: Philippe M. (1988). Frankenstein educador. Barcelona, Laertes.
Conversaciones entre el psicoanálisis y la pedagogía: el sujeto
NODVS XLII, abril de 2014