"Punto vivo" del Seminario del Campo Freudiano de febrero de 2014
Reseña de la presentación de Leonardo Gorostiza, en el Seminario del Campo Freudiano de Barcelona, el 8 de febrero de 2014.
Jacques Lacan, 'La ciencia y la verdad'.
La religión, causa final
Leonardo Gorostiza introdujo este tema afirmando que el psicoanálisis se aparta de la religión porque ella sólo segrega sentido. Si en el '66 Lacan sigue haciendo un cierto elogio de la verdad, en el '74 opone el sentido y lo real, quedando la verdad del lado del sentido. Sus Escritos tienen un estatuto de síntoma porque han de ser comprendidos atendiendo a lo que no va, mientras que la religión está para cubrir eso que no va; lo real del tiempo se reduce al corte que introduce un antes y un después. En El triunfo de la religión (p. 86): el psicoanálisis pone absoluta distancia con la causa final en la religión - donde todo se aclarará cuando llegue el juicio final- y por eso afirma que el psicoanálisis "no detenta ninguna clase de futuro".
J.-A.Miller en Un effort de poésie (Freudiana nº 40) afirma que si Sade da la verdad de Kant, el cual desconoce que en la ley misma hay oculto un objeto de goce, sádico, el psicoanálisis puede dar la verdad de la religión. "Lo que hace legible", el S1 que hace legible y que Lacan sustrajo, preservando el poder de i-lectura de su obra. Los paréntesis -(S1)- señalan que seguimos estando en suspenso, mientras que el S2 es el contexto para situar, traducir el S1, significante enigmático. Pero no se trata, en Lacan, del gusto del relato donde el final da sentido a todo, sino un ir y venir, sin punto de capitón, al estilo de Joyce, de Becket, por fuera de un sentido retroactivo. Miller, en el Congreso AMP 1996 señala que la satisfacción es comprender, obtener el sentido; con Lacan, de golpe, uno comprende, en una experiencia de satisfacción que dura poco porque inmediatamente vuelve el efecto de perplejidad. Propuso constituir el "sindicato de los insatisfechos de Lacan", para prevenirse de no constituir un lugar del sujeto-supuesto-saber y poder descifrar qué es lo que quiere decir Lacan cuando sitúa la religión en relación a la causa final.
Este Escrito es epistemológico pero remite a la práctica, a la posición del analista en el acto analítico, que se forma en algo que escapa a su práctica, ya que "en tanto psicoanalistas estaremos solicitados a ocupar el lugar del mago, de Dios, del científico". "Efecto mágico de dominio" del piso superior del discurso del amo (S1ÞS2), efecto de sugestión. Lacan reconoce la causa eficiente en el efecto de sugestión del significante sobre el significante (el trueno y el relámpago tomados según el sentido que los convoca) que deja totalmente velada la relación con lo real. En el Seminario XXIV afirma que el psicoanálisis, reducido a un acción del significante sobre el significante, se deriva en una estafa. Es por esto que batalló para apuntar a lo real.
El mago cree en su acción, el enfermo cree en el mago, la comunidad cree en su eficacia, una comunidad que comparte una creencia sobre el dispositivo. Entonces ¿cómo demostrar, uno por uno, en el pase, el punto de certidumbre sobre lo real, lejos de una práctica dentro de una comunidad que comparte una creencia? El último Lacan está en un debate secreto con Lévi-Strauss sobre una comunidad que se funde sobre un efecto real y no sobre el sentido. Si en la magia el saber queda en reserva, el esfuerzo de Miller apunta a un saber expuesto, como el del pase, y no sólo ese saber supuesto a la experiencia analítica, en la cura, la cual ha de producir una de-suposición al final. El psicoanalista es solicitado en el lugar de Dios cuando se deposita la causa del deseo en el Otro; también en el lugar del científico como en la tradición neuro-cognitiva del psicoanálisis, la ciencia reduce la relación a la verdad a la causa formal, mediante una articulación de saber.
El significante separado de su significación (p. 853), no remite a otro significante, es un significante aislado, a diferencia de la causa formal de la ciencia donde un significante está articulado a otro significante. La causa material es la materialidad del significante que tiene un residuo, el objeto a. Aquí es el significante de la diferencia absoluta, que no es relativa respecto a otro significante porque es incomparable, en su literalidad, separado de su efecto de significación.
Para Miller, en Causa y consentimiento (Freudiana nº 40), Lacan sigue la huella freudiana, la del trauma, dimensión real que le permite no degradar al psicoanálisis a una simple hermenéutica. La otra vía, después de "Función y campo..." son los fenómenos de historia y los efectos de sentido. En "La instancia de la letra" se trata del significante enigmático del trauma sexual. Aquí recurre a la Física de Aristóteles para objetar la hermenéutica. Si la religión segrega sentido para todo, en este Escrito hay una objeción al psicoanálisis pensado como una ciencia del sentido. Si Lévi-Strauss introduce el sujeto en la estructura como muerto, simbolizado, efecto de la articulación significante, Lacan intenta demostrar que la estructura está agujereada y el sujeto se introduce como una falta. Es necesario que algo falte para que el sujeto pueda responder en el sentido de una transformación.
De las causas aristotélicas: 1) materialidad, 2) forma, modelo, 3) eficiente: de donde proviene el cambio que hacer aparecer la causa formal, 4) el fin, aquello a producir, la función que se cumplirá; Miller afirma en Causa y consentimiento (Freudiana nº 40) que allí prevalece la causa final. Hay dos vertientes de la causa, la primera es que el sujeto mismo se constituye como una falta en la cadena causal, que es lo que propone la ciencia, donde se sustituye la causa por una ley. En el Seminario 11 Lacan afirma que no hay causa sino de lo que cojea, lo que falla, hiancia que provoca el "¿por qué?". En "La cosa freudiana" (Escritos p. 398) se trata de lo heterogéneo. En la Carta 46 a Fliess, Freud habla de la doble causalidad: primero, el encuentro traumático con un excedente de sexualidad (del que Lacan afirma que como no hay proporción sexual, siempre hay trauma sexual del goce), segundo, la segunda escena que tiene efecto retroactivo y, tercero, el síntoma en el que retorna lo reprimido.
En 1953 Lacan habla de efectos históricos de sentido, de modo que la dimensión del goce más real, lo heterogéneo al orden del significante quedaba velado. En este Escrito, la causa, no solo en la falta, como algo heterogéneo a la articulación significante, articula aquí (p. 854) la dimensión del sujeto como falta y la dimensión del objeto como excedente sexual del trauma freudiano. E. Laurent afirma que la expresión "el objeto causa" es un oxímoron porque para nosotros el objeto es la realidad que no entra en el campo de la representación, se constituye como un agujero, una ausencia. En el Seminario 10 (p. 87), la huella de los significantes es capaz de engañar y la angustia es el corte que hace aparecer lo que no engaña porque se está ante lo heterogéneo al significante; a la máquina significante, formal, (p.263) le damos el "pedazo carnal", cedido a la causa final en ese Otro que es el aparato lógico.
Segunda vertiente de la causa: soporte material que no es sólo el S1, sino la parte del cuerpo de la cual nos hemos separado, la "tripa causal". En el Seminario 10 (pp. 364-365) el padre no es causa sui, causa de sí mismo, como dice la religión. Se trata de un deseo finito que sitúa el objeto a en cuanto tal en el campo del Otro, para localizarlo y tener una relación advertida con esa causa. "No hay amor sino de un nombre", con el cual superar la angustia ante el objeto, que permite trasladarlo al campo del Otro, lo que instaura la transferencia. Valor de real que pasa por un encadenamiento significante, traslado del objeto causal al orden la basura, palea, al campo del Oro. Lo nombro y se vuelve agalmático, lo cual, como causa final puede estar en la vertiente de la infinitización. Garantía real que se funda, no en el Otro del Otro, sino en haber localizado la heterogeneidad de la dimensión causal de "nuestras tripas", y no de la historia, del sentido.
El traslado de la causa del deseo a Dios (p. 851), el Otro, el analista, corta mi propio acceso a la verdad, que no es solamente una articulación de sentido, objeto del sacrificio, una parte de mi cuerpo en el Otro, sino que es el juego del amor de transferencia, la verdad remitida a un juicio del fin del mundo en la religión, estructura en la que siempre que aparezca la causa final, estamos en el campo de la religión; por eso Lacan dice que el psicoanálisis no tiene futuro. La estructura de retroacción ligada al lógica del Edipo, provoca el efecto teleológico de que algo se resolverá más allá. El objeto heterogéneo a la historización, trasladado el campo del Otro, está en la vertiente de la religión, la cual se diferencia de la posibilidad de extracción de ese objeto porque no se aspira más que a lo verdadero de lo verdadero. No hay calce posible entre lo verdadero y lo real.
Para G.Agamben en El misterio del mal, la historia tal como la conocemos es un concepto cristiano. Así es que no puede haber una práctica analítica que no pase por la verdad mentirosa, el inconsciente transferencial, es necesario hacer ese recorrido por la verdad, como causa material que incluye ese trazo singular que es la diferencia absoluta, y su relación con un goce que es imposible de nombrar, negativizar totalmente, goce que para cada uno persiste mientras uno exista.
"Punto vivo" del Seminario del Campo Freudiano de febrero de 2014
NODVS XLII, abril de 2014