La perversión y el canto del mundo

Referencia presentada en el Seminario del Campo Freudianodel curso 2014/2015 en torno al texto de Edward Glover “La relación entre la formación de perversión y el desarrollo del juicio de realidad” y el seminario VI de Lacan “El deseo y su interpretación.

 

  • Publicado en NODVS XLV, juny de 2015

Resum

Lacan en el capítulo XX, “El fantasma fundamental”, del seminario VI introduce la referencia al texto de un analista postfreudiano como Glover para articular las relaciones entre el deseo y el objeto del deseo. El análisis de la perversión, según los presupuestos kleinianos que sigue Glover, permitirá a Lacan ubicar en un doble movimiento “el credo de cierto análisis” así como la ruptura que introduce la experiencia freudiana.

Paraules clau

Deseo, perversión, realidad, Glover, objeto.

En 1934, el año en que Lacan asistía a los cursos sobre la Fenomenología del Espíritu de Kojéve, apareció una novela que sacudió el panorama literario francés. André Gide bautizó a su autor, Jean Giono, como un nuevo Virgilio bajo la Provenza, quizás con la esperanza de un retorno a otros tiempos, hacia un saber en la naturaleza. “El canto del mundo”, así se llama el libro, y es otra de las referencias que Lacan utiliza en estas páginas del seminario para ubicar la otra referencia. En esta novela épica el autor pretendía re/encontrar una supuesta relación armoniosa entre el individuo y la naturaleza, es lo que se escucha en las palabras de Jean Giono al presentar su relato: “No hay que aislar al personaje-hombre pero mostrar tal cual es, es decir, a travesado, empapado, pesado y luminoso por los efluvios, por las influencias, del canto del mundo.” Este anhelo inscrito en ese canto no es singular del escritor francés, recorre toda la historia de la “cultura” pudiendo datar su primera formulación en la tradición filosófica griega. Escojamos como muestra el diálogo Platónico las Leyes, que en el verso, 903c, dice así: “No se ha hecho el universo para el hombre, sino que cada hombre ha sido hecho para el universo, donde reina un orden y una armonía sublimes.”

En el seminario VI justo antes de introducir la referencia de Edward Glover “La relación entre la formación de perversión y el desarrollo del juicio de realidad” Lacan condensa, en un movimiento vertiginoso, toda una tradición filosófica para llegar a Glover. La pregunta en este punto parece evidente, ¿porqué este movimiento  de recapitulación por parte de Lacan es necesario para su comentario del texto de Glover? La respuesta la encontramos en estas mismas páginas, porque “el credo de cierto análisis” aún sigue atrapado en esos principios, en una tradición que no podía distinguir entre “el objeto que satisface el deseo de conocimiento” y el “objeto de todo deseo”, como si el corte freudiano no hubiera sido registrado. Lacan en la página 404 refiriéndose a esta tradición y a este credo dice “todo captación del objeto manifiesta algo de una armonía principal.”(1) Será precisamente esa armonía de la que hablaban tanto Platón como Giono lo que Freud viene a cuestionar con su invención del inconsciente. Lo propio de la cosa freudiana y que la experiencia verifica, es que “el deseo se presenta ante todo como un trastorno”. El deseo introduce algo del orden de desarreglo : degrada al objeto, lo desordena, lo envilece, en todos los casos lo sacude, llegando incluso a disolver a quien lo percibe, es decir, al sujeto. La experiencia original del deseo resulta contraria a la construcción de la realidad, deseo y realidad se inscriben en ordenes distintos, no hay acuerdo entre ellos, sus relaciones no culminan en una ordenada proporción. En la página 397 Lacan señala: “Al revés de lo que una idea armónica, optimista, del desarrollo humano podría a fin de cuentas llevarnos a suponer, no hay ningún  acuerdo preformado entre el deseo y el campo(canto) del mundo. No es así como se organiza, como se compone, el deseo.” (2)

Lacan inicia el comentario del texto, “La relación entre la formación de perversión y el desarrollo del juicio de realidad”, elogiando a su autor. De Glover destaca su capacidad para atenerse a los datos de la experiencia, su deseo de “saber lo que hace” allí donde es más indispensable(3), en el análisis, y su retorno al texto de Freud en relación a uno de sus elementos más innovadores: el carácter secundario del juicio de existencia frente al juicio de atribución. Pero Lacan elige este texto de Edward Glover “La relación entre la formación de perversión y el desarrollo del juicio de realidad” publicado en 1933 en volumen 14 de “The Internatiotional Journal of  Psychoanalysis” (4) porque su autor se ubica en un lugar límite dentro de esa serie que hemos presentado anteriormente, antes y después de Freud. Un lugar paradójico, leído desde nuestro presente, que permitirá a Glover pensar las articulaciones entre el deseo y su objeto sin salir de las paradojas que implica plantear “la correspondencia entre cierta constitución del objeto y cierta maduración de la pulsión”.

Desde este lugar, entre Freud y Melanie Klein,  Glover formula de una forma original la función perversa como omnipresente en el aparato psíquico para el mantenimiento del sentido de la realidad.  El epicentro de su investigación se encuentra expresado en estas palabras: “el problema esencial podría formularse así, nos dice Glover: ¿las perversiones forman una serie de desarrollo reflejando las etapas de superación de la angustia del propio cuerpo o de los objetos exteriores a través de una libinización excesiva? y como corolario de esto, ¿más que a ayudar a preservar el sentido de la realidad en otros departamentos de la psyque, no indican también el orden en el cual el sentido de la realidad se desarrolla?” En estas preguntas de Glover que basculan entre Freud, Klein y esa tradición convertida en credo,  Lacan es capaz de ubicar claramente las presupuestos del artículo: se trataría, nos dice Lacan, de “concebir la formación perversa como un medio, para el sujeto, de precaverse de los desgarros, de las cosas que hacen ¡pumba!, de todo lo que para él no se inscribe en una realidad coherente. El autor articula con mucha precisión la perversión como la tabla de salvación que permite al sujeto asegurar a esa realidad una existencia continua.”(5) Lo que está en juego no es tanto la perversión como una posición subjetiva, tal y como la formalizó Freud en su artículo sobre el fetichismo  al ubicar el desmentido de la castración como el aparato conceptual para captar la relación del sujeto a su objeto en la lógica inconsciente de su fantasma. Lo que está en juego es como los planteamientos kleinianos de Glover le dirigen a salvar la “existencia continúa de la realidad” a través de la perversión y, como transfondo, lo que se juega son las limitaciones de la perspectiva de M. Klein y sus representaciones imaginarias del funcionamiento fantasmático sin las categorías de lo Real y lo Simbólico que Lacan introdujo.

Pero volvamos a la pregunta inicial ¿Cúal es el recorrido que lleva a Glover a esta postular “omnipresencia de la función perversa” y a afirmar que “las perversiones ayudan a remendar los defectos en el desarrollo del juicio de realidad”, calificando a la perversión como un posible artefacto curativo como si de la cura de un neurótico se pudiese esperar obtener un afable perverso?

El texto de Glover comienza señalando la falta rigor en el uso de los términos “realidad”, “sentido de la realidad” y “prueba de realidad”  para rápidamente dejar fuera de una posible definición el primero de ellos, la realidad, intercambiándolo por un concepto de larga tradición, la objetividad. Pero aquí Glover se mantiene cerca de los textos de Freud, “La negación” y “La pulsión y sus destinos” al definir la prueba eficiente de realidad como “la capacidad de mantener contacto psíquico con los objetos que promueven gratificación del instinto, incluyendo también aquí el impulso infantil, tanto modificado cuanto residual.”(6) Una cercanía con Freud que es aún mayor cuando define, contrariando esa tradición pre-freudiana y rompiendo con la idea de que todo conocer remite a una conaturalidad, la objetividad como  “la capacidad de evaluar la relación del impulso instintivo con el objeto instintivo, ocurra o no que las metas del impulso sean, puedan ser, o vayan a ser, gratificadas.”. Nos decimos que no toda la dimensión original de la búsqueda freudiana se ha perdido, dice Lacan en la página 400, “dado que esta definición de la objetividad trastorna lo que hasta ese momento nos parecía una categoría requerida por nuestra visión del mundo.” (7)

Después de citar a Ferenczi y Federn, Glover ubica a Melanie Klein como el referente para articular la naturaleza del juicio de realidad al haber elaborado, y son palabras de Glover, “el primer intento detallado de describir en términos concretos las etapas en las cuales se logra una relación estable con la realidad, las características de los contenidos mentales de estas etapas, y la relación de estas etapas con las formaciones psicóticas y neuróticas” Estas etapas serían las siguientes: (a) la importancia de los mecanismos tempranos de la introyección y proyección, (h) la importancia de la ansiedad como instigador (desencadenante) de la defensa, (c) la importancia de los impulsos sádicos en la inducción de la ansiedad, y (d) la expansión gradual del juicio de realidad y de la capacidad para objetivar, como el resultado del conflicto entre un arbitrario y un superego casi igualmente irrealista.”(8)

De los trabajos de Klein Glover deduce que el juicio de realidad debe ser referido a etapas de dominio de la ansiedad, y que las relaciones de realidad estables no pueden ser establecidas hasta que las ansiedades primitivas hayan sido dominadas. “Esta es la más verdadera de las facultades de la objetividad” nos dice Glover, la dominación de las ansiedades frente a al cuerpo fragmentado como efecto del odio suscitado por la falta de pecho como objeto de satisfacción. En este mundo dibujado por el par Glover-klein, y esta es la imagen que Lacan destaca en su seminario, la realidad adquiere los contornos de “una combinación entre una carnicería, un lavabo público bajo un bombardeo y una sala de autopsias.” Frente a esta realidad, que nada tiene que ver con precisa definición que Lacan dará en la nota pie de página del esquema R “el campo de la realidad se sostiene únicamente por la extracción del objeta a”, la perversión pueden venir a constituirse como, en palabras de Lacan, una tabla de salvación que permite al sujeto asegurar a esa realidad una existencia continua, o en palabras del propio Glover, “las perversiones representan intentos periódicos de protección contra la introyección común y las ansiedades proyectivas a través de un proceso de libidinización excesiva.” (9)

Lacan quería mostrar al traer el texto de Glover los atolladeros de la relación entre el deseo y su objeto cuando se produce o continúa la confusión entre el “objeto que satisface el deseo de conocimiento” con el “objeto de todo deseo” y como esta confusión ha llevado a muchos analistas a plantear la correspondencia entre cierta constitución del objeto y cierta maduración de la pulsión. Dejando de este modo de lado la experiencia freudiana.

Notes

(1)  LACAN, J. (1958-59/2014). El seminario, libro 6, el deseo y su interpretación. Buenos Aires: Paidós. P. 404

(2)  LACAN, J. (1958-59/2014). P 397

(3)  En la página 399 Lacan formula el elogio a Glover y a sus esfuerzos por tramar una lógica con las siguientes palabras: “Hay que conocer su obra, sin duda, por la suma de experiencias que incluye y porque es una de las más útiles para quien quiera intentar saber lo que hace –lo cual, en el análisis, es más indispensable que en otro lugar.”

(4)  GLOVER, E. (1933/2007). La relación entre la formación de perversión y el desarrollo del juicio de realidad. En Las Adicciones: Sus fundamentos clínicos. Buenos Aires: Editorial Lazos.

El texto se puede obtener el la siguiente web: http://elpsicoanalistalector.blogspot.com.es/2010/04/referencias-lacanianas-edward-glover-la.html

(5)  LACAN, J. (1958-59/2014). P 400

(6)  GLOVER, E. (1933/2007)

(7)  LACAN, J. (1958-59/2014). P 400

Freud, S. (1925/1992). La negación. En Sigmund Freud: Obras Completas, Tomo XIX. Buenos Aires: Amorrortu. P 254-5 “El yo-placer originario quiere, como  he expuesto en otro lugar, introyectarse todo lo bueno, arrojar de sí todo lo malo. Al comienzo son para él idénticos lo malo, lo ajeno al yo, lo que se encuentra afuera.”  “La otra de las decisiones de la función del juicio, la que recae sobre la existencia real de una cosa del mundo representada, es un interés del yo-realidad definitivo, que se desarrolla desde el yo-placer inicial (examen de realidad) . Ahora ya no se trata de si algo percibido (una cosa del mundo) debe ser acogido o no en el interior del yo, sino de si algo presente como representación dentro del yo puede ser reencontrado también en la percepción (realidad).”

(8)  GLOVER, E. (1933/2007)

(9)  GLOVER, E. (1933/2007)

Pablo Martínez

La perversión y el canto del mundo

NODVS XLV, juny de 2015

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