Posición femenina, ¿Qué hay de la ausencia?
Trabajo del cartel express "Posición del analista y lógica femenina" presentado en las noches preparatorias hacia las XV Jornadas de la ELP “Mujeres. Un interrogante para el psicoanálisis”, en la sede Barcelona de la ELP-Catalunya el 8 de noviembre de 2016.
Cuando se habla de la posición femenina aparece una dificultad para atrapar su localización y sus límites. Desde Lacan, acompañados por Freud, encontramos un término poco usado pero que precisa un abordaje posible, el narcisismo del deseo. Es a partir de éste que podemos situar una relación distinta con el saber y el acto en la posición femenina, dando todo su valor a la inexistencia del Otro y sus consecuencias para la relación entre los sexos.
Posición femenina, ausencia, gozoausencia, narcisismo del deseo, no-todo
El recorrido de este cartel se inicia en un punto de la lectura sobre la posición femenina en los textos de Lacan, que para mi queda en suspenso. Siempre que se habla de ella aparece una dificultad de atrapar su localización, punto de partida que Lacan retoma como relevo de las elaboraciones que llevaron a Freud a un límite.
Es así como en el rasgo que elijo para este cartel: “Los bordes de lo femenino”, se sitúa un acercamiento a este límite y a la deslocalización de la posición femenina: “entre centro y ausencia”. Formulación que se encuentra en el seminario XIX y en la que se señala en el “entre centro y ausencia” su modo de presencia, donde el centro es en la función fálica y la ausencia, lo que hace que no participe de ella, “ausencia en la cual no hay menos goce por ser gozoausencia”1.
En la búsqueda de textos anteriores que pudieran darme una idea sobre la que apoyarme, encontré que ya en ideas directivas Lacan esboza esta “posición de o bien – o bien en la que el sujeto se encuentra atrapado entre una pura ausencia y una pura sensibilidad”2e introduce entre estas dos posiciones el narcisismo del deseo como característica de la posición femenina.
Narcisismo del deseo
Eric Laurent, en su texto “La respuesta del analista al llamado del goce”3 da algunas pistas sobre el uso que hace Lacan de este concepto. Aclara que si bien la pasión narcisista del ego atañe tanto a hombres como mujeres, el narcisismo del deseo es particular de la posición femenina y se podría entender como “una forma de deseo del deseo que viene más allá del falo a nombrar la solución femenina”4
Una imagen, la de la mujer narcisista, o más bien una ficción, dice Eric Laurent, en la que Freud creía y en la que Lacan sitúa un más allá: “En esta imago de la mujer narcisista, bajo la identificación fálica que conviene a la naturaleza fetichista del amor masculino, se esconde, se oculta una relación especial con la falta, en la que las mujeres pueden amar apasionadamente la nada."5. Vemos advenir aquí, en esta pasión por la nada, el amor de la falta, una formulación de la ausencia en tanto respuesta, en la que se da una confluencia entre el narcisismo del deseo y el del ego, donde éste es el prototipo del primero.
Podríamos leer esta respuesta del lado de una posición femenina, a diferencia de la estructura en la histeria, enunciando un no-toda inmersa en la función fálica.
Para desarrollar un poco más este tema, ya que Lacan no va a usar mucho más el término “narcisismo del deseo”, podemos recorrer el texto de “Introducción al narcisismo” de 1914, en el que Freud nombra a un tipo de mujer más puro y genuino, quien se satisface en la complacencia de amarse a sí misma, condición sine qua non para que ella acceda a la relación con el partenaire.6
En este texto y a partir de la lectura de uno de los miembros del cartel, encontré algunas resonancias que me llevaron a Aún, en concreto el capítulo sobre “Una carta de almor”, en el que dice que “sucede que también las mujeres están enalmoradas, alman al alma”7, lo cual no deja de indicarnos unas coordenadas muy precisas de la constitución de este deseo en la posición femenina. El deseo de deseo, impase, señala Lacan unas líneas más abajo, “que consiste en que se mismen en el Otro, porque, a la postre, no hay necesidad de saberse Otro para serlo” dandole aquí el estatuto de encuentro.
Es interesante ver como el mismo Freud aseguraba que en este punto en el que la mujer se misma, es en el que a la mujer se la “dit-femme” “diffâme” – en sus resonancias a difamar y alma – diciéndonos que “buena parte de la insatisfacción del hombre enamorado, la duda sobre el amor de la mujer, el lamentarse por los enigmas de su naturaleza, tienen su raíz en esta incongruencia – entre los dos tipos – de elección de objeto”8.
Un encuentro más allá
Hasta aquí vemos a la mujer que en el “hacerse el hombre”9 inevitablemente se encuentra con lo que queda por fuera o más allá de lo que procura la función fálica. Tanto en el texto de Freud como en Aún se señala una relación intrínseca de la posición histérica con la posición femenina. Sin ir más lejos Eric Laurent nos habla en “La histeria en la ultimísima enseñanza de Lacan” de la histeria rígida como una cadena, una estructura, que se sostiene sola, sin el sostén del amor al padre. Pero lo más interesante es el desarrollo que va a hacer sobre el síntoma en tanto acontecimiento de cuerpo ligado a lo que tenemos , es decir ligado a la cuestión fálica, en tanto falacia10.
A menudo es en este acontecimiento donde la mujer queda excluida del saber, del que concierne al significante, justamente por haber constituido su soporte en él se hace difícil echar mano cuando lo que se presenta es de otro orden.
Cuando hablamos de posición femenina hay que darle otro estatuto a ese saber, Lacan usa la metáfora de la gravedad “No necesitamos, para explicar los efectos de la gravedad, imputar a la piedra el saber, el lugar que debe alcanzar.”11 Esto convierte el saber en acto y problematiza a la vez, el lugar del Otro.
Siguiendo la lectura del seminario Aún podemos leer lo siguiente: “No es otra cosa que preguntar si ese término del que ella goza más allá de todo ese jugar que conforma su relación con el hombre, y que llamo el Otro significándolo con una A, si él, ese término, sabe algo.”12
En los capítulos que le siguen, Lacan va a ir despejando esta cuestión: “Lo malo es que el Otro, el lugar, no sepa nada (...) El Otro hace que ella no sepa nada, porque él, el Otro, sabe tanto menos cuanto que es muy difícil sostener su existencia”13
Es en la confrontación con esta inexistencia, en la que Lacan sitúa al Otro en tanto agujero. Esto permite pensar la posición femenina abrazando un agujero, que en desarrollos topológicos posteriores se piensa a partir de la figura del toro como aquella en la que se da, no uno, sino dos agujeros. El interior y el central, con los que abordar la soledad de la ausencia en el Otro.
Hasta aquí lo que me ha permitido este cartel exprés, una elaboración un poco más precisa acerca de la articulación entre lo Uno y lo Otro, dos reales que dan cuenta de una lógica no-todo y apuntan a la soledad producida por la misma. Punto con el que me gustaría proseguir esta investigación.
Bassols, M. (2016) Lo femenino entre centro y ausencia. En: http://mujeres.jornadaselp.com/textos-de-orientacion/textos-de-orientacion-lo-femenino-entre-centro-y-ausencia/. Consultado en octubre de 2016
Bassols, M. (2015) La soledad de la esfera. En: http://miquelbassols.blogspot.com.es/search?q=la+soledad+de+la+esfera. Consultado en octubre de 2016.
Lacan, J. (2013) Ideas directivas para un congreso sobre sexualidad femenina. Escritos 2, Ed. Siglo XXI.
Lacan, J. (2013) El Seminario, libro XIX, O peor…. Buenos Aires: Paidós.
Lacan, J. (2013) El Atolondradicho, Otros Escritos, Buenos Aires: Paidós
Lacan, J. (2010) El Seminario, libro XX, Aún. Buenos Aires: Paidós.
- Laurent, E. (2014) ¿Que es un psicoanálisis orientado hacia lo real? Freudiana, mayo/agosto, nº71
- Laurent, E. (2016) La respuesta del analista al llamado del goce. En El psicoanálisis y la elección de las mujeres, Buenos Aires: Tres Haches.
- Laurent, E. La histeria en la ultimísima enseñanza de Lacan. En Cuadernos de Psicoanálisis 38. Ed. Eolia. pp.91-108.
Posición femenina, ¿Qué hay de la ausencia?
NODVS XLVIII, febrer de 2017