La Histeria hoy ¿Está en cuestión el amor al padre como eje del síntoma histérico?

El texto fue presentado en las XV Jornadas de la ELP “Mujeres, un interrogante para el psicoanálisis” 2016

  • Publicado en NODVS L, desembre de 2017

Resum

Se trata de un recorrido  primero por la concepción de la histeria freudiana, para rescatar después la concepción que Lacan da en su breve texto Consideraciones sobre la histeria, del final de su enseñanza. Es un intento de desarrollar como la histeria pasa de ser comprendida y conceptualizada por el lado del sentido y la significación por el amor al padre, al cambio de concepción que permite tomarla al revés, más allá del padre.

Paraules clau

Síntoma-Sinthome-Identificación- Identificación participativa-Rasgo unario-Histeria rígida-Histeria Freud-Odre

El psicoanálisis captó el empalme entre las palabras y los cuerpos bajo un sesgo, el del síntoma, nos recuerda E. Laurent en su artículo “Hablar con el propio cuerpo, hablar con el propio síntoma”. Freud en “Análisis fragmentario de una histeria” afirma que ningún síntoma histérico puede formarse sin cierta colaboración somática facilitada por algún proceso normal o patológico en algún órgano del cuerpo. Según la composición de las ideas reprimidas que pugnan por encontrar una expresión el síntoma histérico cargará con un sentido prestado por ellas. Afirma a su vez que un síntoma histérico significa por regla general la representación de una fantasía de contenido sexual que suele tener más de un sentido y servir simultáneamente de expresión a varios procesos mentales inconscientes. Lacan en sus “Consideraciones sobre la histeria” señala que efectivamente lo esencial de lo que dijo Freud es que “en una especie que tiene palabras existe la mayor relación entre el uso de estas palabras y la sexualidad enteramente capturada en estas palabras. Es mucho más importante que saber lo que quiere o no quiere decir el inconsciente. Freud puso el acento en este hecho”. El síntoma histérico que interroga y perturba al cuerpo, se soluciona en el momento  en que alguien se pone a hablar aún no sabiendo lo que dice.

Aquello que constituye el eje en torno al cual gira el síntoma histérico, tal como lo plantea Freud, es su significación por el amor al padre.  E. Laurent señala que “el síntoma leído por Freud hace hablar al cuerpo pero entonces  habla la lengua del padre, es síntoma del padre en quien la histérica se interesa por amor”1 Es un síntoma que se presenta como una metáfora con un sentido a ser desvelado. En Dora el síntoma está acompañado de una significación sexual  que se apoya en  la versión del padre como impotente. Es el elemento que vuelve interpretable el síntoma. 

Laurent plantea que la cuestión de la versión del amor al padre que sirve a la interpretación del síntoma histérico,  está puesto en tela de juicio en la  época actual en relación a la presentación de la histeria, y señala que se debe concebir el síntoma no a partir de la significación por el amor al padre, sino a partir de “la efectividad de la práctica psicoanalítica. Esa práctica obtiene, mediante su manejo de la verdad, algo que roza lo real. Algo resuena en el cuerpo a partir de lo simbólico y hace que el síntoma responda. Lo que se nos planteará como cuestión es cómo hablan los cuerpos más allá del síntoma histérico, que supone en el horizonte el amor al padre”2.

Histeria freudiana. Dora

De los síntomas que presenta Dora, Freud se detiene especialmente en la tos y la afonía. La  incesante aparición sin alivio alguno del síntoma de la tos,  a la vez que los continuos reproches al padre por la relación de éste con la Sra. K, es lo que permite que Freud ponga en tensión las dos cuestiones e investigue la relación que supone debe existir entre ambas. Es así que establecerá la relación entre la tos y una fantasía sexual. La situación se produce en un momento en el que Dora hablando de su padre dirá  “es un hombre de recursos” (ein vermogender Mann) y que Freud interpretará en el sentido contrario “un hombre sin recursos, impotente” (ein unvermogender Mann). Freud se lo hace notar a Dora quien confirma su sospecha y entonces le señala su  contradicción entre creer que el padre es un  hombre sin recursos, impotente y suponer a la vez que mantiene relaciones sexuales con la Sra. K. Dora le responde entonces que sabe que se pueden mantener otro tipo de relaciones sexuales, usando para ello otros órganos del cuerpo. Freud deducirá de ello que Dora ha creado una fantasía sexual inconsciente “aquella tos originada por un cosquilleo en la garganta expresaba una situación de satisfacción sexual per os entre las dos personas cuyas relaciones amorosas la ocupaban de continuo”3 añadiendo que no obtiene la confirmación de Dora porque para la reproducción del síntoma es necesario que la fantasía sexual que lo sostiene no sea consciente. Afirma que cuando le dio la explicación,  la tos desapareció,  aunque señala que no había que dar gran valor demostrativo a la cuestión  porque la tos podía reaparecer,  así había sucedido en otros momentos.

Más allá del sentido dado por el padre, Freud da elementos para suponer la prevalencia de lo oral en el goce de Dora. Asimismo se hace patente que ya estaba en Freud la idea de que hay en el síntoma un goce opaco respecto del cual la interpretación y el sentido son secundarios así  el síntoma no está causado propiamente por el sentido que el inconsciente inyecta, sino que le preexiste.  Cito  “la premisa somática de tal creación autística de una fantasía coincidente luego con los actos de los perversos había sido construida en ella por una circunstancia personal”4  Tal circunstancia es el recuerdo evocado por Dora de su infancia, cuando se satisfacía chupándose el dedo mientras con el otro tiraba del lóbulo de la oreja del hermano. Freud señala que es esta un forma completa de autosatisfacción que ya le había sido relatada por otras pacientes “anestésicas e histéricas luego”. Freud  afirma que para la creación de la fantasía sexual, Dora no había hecho otra cosa que sustituir el propio dedo por el miembro viril.

Lacan en el texto “Intervención en la transferencia” sitúa esta escena como  “la matriz imaginaria en la que vienen a vaciarse todas las situaciones  que Dora ha desarrollado en su vida”5  para señalar  luego que se trata de la teoría aún por nacer en Freud, de los automatismos de la repetición. Es así que esta escena viene a ser lo más originario del goce de Dora, una marca en el cuerpo que se repite y se fija, más allá del sentido al que pueda anclarse correlativamente. Se trata de  la colaboración somática a la que Freud había aludido cuando relata la escena.

Freud en el mismo contexto destacará el rasgo conservador del síntoma, éste una vez constituido perdura aunque la idea inconsciente a la cual dio sustento haya perdido su expresión primaria. Cito  “La constitución de un síntoma es tan ardua, la transferencia de la excitación puramente psíquica a lo somático -conversión-se halla ligada a tantas condiciones favorables y es tan difícil de obtener la colaboración somática indispensable para ella, que el impulso a la derivación lleva al estímulo emanado de lo inconsciente a satisfacerse si es posible, con el exutorio preexistente.”6 Añadiendo que es mucho más fácil que una idea inconsciente nueva establezca una relación asociativa con una idea antigua y se exprese en ese mismo lugar donde la idea antigua encuentra ya su sostén. Es en este sentido que afirma que “el síntoma se semeja entonces, según la expresión bíblica, un odre viejo lleno de  vino nuevo”7. Dora con la fantasía sexual basada en el amor al padre impotente crea una versión para su propio goce.

 

Identificación y síntoma

El eje alrededor del cual gira el síntoma histérico es el amor al padre y la identificación. Freud presenta las tres identificaciones en el capítulo VII de la “Psicología de las masas”. La primera y más antigua es la que describe como la más temprana  ligazón afectiva con otra persona, manifestándose en la persona del padre, siendo así que toma un papel fundamental en la prehistoria del complejo de Edipo. Distingue la segunda como “la identificación en una formación de síntoma neurótico” señalando que ello puede ocurrir por dos vías, una en el sentido  del complejo de Edipo positivo, identificarse al síntoma de la madre lo que representará el deseo de sustituirla, y el otro en el sentido negativo del complejo  Edipo, identificarse al síntoma del padre de manera que entonces  la identificación ocupa el lugar de la elección de objeto.  Dora con su síntoma de la tos se identifica a lo que piensa que es el goce sexual del padre con la Sra. K,  poniendo en juego su boca dentro de esa participación en el goce del padre y a la vez poniendo en juego también lo que fue su forma primordial de goce en la infancia. Laurent señala que “esta identificación con el síntoma supone un síntoma previo en el Otro, un síntoma con el que luego el sujeto se identifica y que  significa algo, habla. Yo, el síntoma hablo. Y digo: “yo soy la hija de papa y tengo un catarro como él”8. Después de esta identificación Freud pasa a la tercera de las identificaciones en que la identificación prescinde de la relación de objeto con la persona copiada, tomando tan sólo un rasgo de la misma. Es el caso de las chicas del pensionado.

E. Laurent nos recuerda que  “Lacan invita a seguir un camino distinto del recorrido por la doctrina de la identificación freudiana, que surge, alza el vuelo del amor por el padre”.9  Cito a Lacan “Hay para Freud tres modos de identificación,  a saber, una identificación para la cual reserva, no se sabe bien porqué la calificación de amor, es la identificación al padre; una identificación hecha de participación, que él captura por medio de la identificación histérica; y luego la que él fabrica a partir de un rasgo que en otro tiempo traduje como rasgo unario”.10 La identificación participativa  (la segunda de Freud que describe como paradigmática del síntoma histérico) implica un partenaire, Otro a partir del cual será posible la interpretación, la histérica toma así un rasgo del Otro del cual está enamorada que participa de su forma supuesta de goce, para crear un síntoma.

Laurent señala que Lacan captando la intuición freudiana de la identificación al rasgo del padre en la segunda identificación, compara esta misma identificación al rasgo, con la tercera identificación donde el objeto ha desaparecido quedando sólo el rasgo que convertirá en rasgo de escritura, dice “Por su parte Lacan la aísla de las otras dos. Distinguiendo en ella el carácter “indiferente” del objeto, lo pone en relación con otra indiferencia, ésta más radical: la que surge en la experiencia analítica una vez que se ha desvanecido las particularidades del objeto fantasmático y se ha alcanzado la singularidad del programa del goce.(…) es pues en la perspectiva del fin de análisis que Lacan puede hacer de esta última identificación, así reformulada un fundamento a partir del cual retoma la segunda y luego la primera de las identificaciones freudianas. Ya no parte del padre ni del amor, sino de una relación primera, una identificación “con el síntoma de uno”.11  La identificación con el síntoma propio es el reverso de la identificación histérica, en esta  se trata del síntoma del otro por participación y sólo a partir de ese Otro es posible captar su sentido. “Lacan  subvierte la perspectiva freudiana  hablando de la identificación con “su” síntoma y destacando que se trata  de  identificarse con el síntoma de uno a partir de la experiencia del psicoanálisis como tal, el horizonte del fin de análisis  y el pase”.12

Puede decirse entonces que la identificación histérica  se sostendrá al final en una sola identificación que Lacan llamó neutra, la identificación a un rasgo particular,  un rasgo cualquiera que es siempre el mismo.

 

Vuelta a la histeria en la última enseñanza

Tal como nos recuerda L. D’Angelo, en el Seminario XXIII se entrecruzan dos cuestiones teóricas fundamentales, el desplazamiento del concepto de síntoma al de sinthome y la revisión crítica de la histeria. En el capítulo VII del citado seminario “La invención de lo real” el falo aparece como una falacia que es testimonio de lo real, nuevo lugar que Lacan da al falo distinto del que tenía  en el texto “La significación del falo” donde  es testimonio de la significación y de sus efectos. Es en este mismo capítulo donde Lacan retoma la cuestión de la histeria con la referencia a la obra De H. Cixous “Retrato de Dora”. El análisis de la forma como está realizada será lo que luego permite su desarrollo. Dice de ella que está realizada de una forma real, que  la realidad de las repeticiones (los  ensayos) la pragmática misma del decir,  es lo que ha dominado a los actores. Pareciera que el sentido se había perdido en ella. Lacan dice “Tenemos allí la histeria que se podría llamar incompleta. Quiero decir que la histeria es siempre dos en fin, desde Freud. En la obra se la ve de alguna manera reducida a un estado que podría llamar material y por eso no viene nada mal para lo que voy a explicarles. Falta allí ese elemento que se agregó desde hace algún tiempo- desde antes de Freud a fin de cuentas- a saber cómo se la debe comprender a ella. (…) es una especie de histeria rígida”.13 Respecto de la comprensión se encuentran las referencias a lo que es la histeria freudiana,  la del síntoma que se interpreta y que se dirige a alguien. Tal como señala Laurent lo material es el síntoma separado del sentido como la histeria de H. Cixous, una histeria sin la referencia al padre. A partir de esta mención a la obra,  Lacan desarrollará en el mismo capítulo la cadena borromea  rígida que es presentada  como aquella que se sostiene sola, sin necesidad de redondel suplementario, el Nombre del Padre.  Laurent afirma: "Como reescritura de los Estudios sobre la Histeria a partir de Joyce esto es mínimo, pero es esencial. Se pasa del sistema hablante, al síntoma como escritura”.14

Lacan  toma  la obra de H. Cixous porque presenta la histeria “material” según la vertiente de lo que se repite fuera de sentido. Lo real es la repetición material en cuanto que lo que se repite es el goce. El falo como testimonio de lo real está del lado del signo, así presentado deja de ser el representante de los fenómenos de la significación. Lacan en su última enseñanza  propone un nombre nuevo para el inconsciente, el parlêtre donde ya no se trata del inconsciente de la lógica del significante  y de sus efectos de significación sino de un inconsciente puro goce, que tal como señala Miller en su conferencia “Habeas Corpus” se sustenta en la equivalencia imaginaria inconsciente-pulsión. El parlêtre tiene un cuerpo. Este concepto supone a su vez otro nuevo que sustituye al síntoma, el sinthome. Laurent destaca que Lacan invierte la perspectiva freudiana para definir el síntoma primero fundamental, el síntoma histérico construido por el sentido no es el síntoma por excelencia, se trata de franquear el paso del síntoma que habla, se interpreta por el sentido, al síntoma que se escribe en silencio, ya no es comunicación sino escritura. Se constata, sigue Laurent que después de largos análisis el síntoma no desaparece tras la interpretación, están los restos  sintomáticos “que revelan la forma lógica fundamental del síntoma como aquello que se escribe en el cuerpo y no habla” Estructura que revelada al fin del análisis debe ser considerada como primera. “Una vez se ha franqueado el paso lacaniano, el síntoma se limita a una pura escritura en el cuerpo, no habla. Se abre entonces en el análisis una experiencia que no pasa por la palabra”.15

Tal como señala Miller “…el síntoma como formación del inconsciente estructurado como un lenguaje es una metáfora, un efecto de sentido (…). Por el contrario el sinthome de un parlêtre es un acontecimiento de cuerpo, una emergencia de goce. (…). Hay histeria cuando hay síntoma de síntoma, cuando alguien se vuelve síntoma del síntoma de Otro, es decir un síntoma en segundo grado”.16 Tal como señala Laurent el síntoma está tomado en su consistencia de goce, es letra de goce. El acontecimiento supone una dimensión de sorpresa y contingencia antes de que se pueda hablar de sentido, por lo tanto presentar así el síntoma es acentuar su dimensión por fuera del sentido. Es así que Laurent señala que ello supone separar el cuerpo como superficie de inscripción del goce, del cuerpo-uno del individuo y que ahí surge la distinción de síntoma y síntoma histérico. “Una mujer por ejemplo es síntoma de otro cuerpo. Si no se da el caso, una mujer queda síntoma denominado histérico, con lo que se quiere decir último. O sea paradójicamente que sólo le interesa otro síntoma”.17 Aquello que en Freud era síntoma primero porque estaba vinculado directamente al amor al padre (identificación primaria) ahora se convierte en resto. Laurent señala que el síntoma nunca fue primero aislado como un goce, sólo concernía al sentido, “para reforzar la sorpresa y la irrupción de la letra de goce, J.A.Miller  habla de emergencia del goce que traumatiza al cuerpo que lo experimenta”.18

Distinguimos pues el síntoma histérico como  síntoma de otro, el de una mujer como síntoma de otro cuerpo y el del sinthome del ser hablante. Ser el  síntoma de Otro cuerpo siendo este un acontecimiento de cuerpo es el síntoma de mujer, que se distingue del síntoma histérico,  que se interesa por un rasgo del otro amado para hacer de ello su síntoma que tendrá su significación a partir de este Otro. Tal como señala Lucy D’Angelo: ” El cambio de concepción del síntoma histérico permite a Lacan retomar la histeria al revés e ir más allá del nombre del padre. El propio cuerpo viene al lugar del Otro, es el Un-cuerpo que no supone una identidad sino que asume una pertenencia. No se trata de una identificación al padre sino del amor al propio cuerpo”.19

Laurent  rescata del texto de  Lacan  “Las Consideraciones sobre la histeria” la pregunta sobre el destino de las histéricas de antaño, allí donde Lacan se responde si no será que las ha reemplazado la chifladura psicoanalítica dado que el psicoanálisis al proponer lo simbólico desmonta el síntoma histérico pero también ocupa el lugar de este, cuando las asociaciones y el juego de los significantes se infinitizan. Lacan propone un horizonte del psicoanálisis que no sería histérico (sujeto a la interpretación) sino real, como una idea límite de lo que tiene sentido, necesaria para contrabalancear la inclinación delirante del psicoanálisis. “En el extremo opuesto de nuestra práctica está lo real. Se trata de una idea límite, la idea de lo que tiene sentido. En nuestra práctica operamos con el sentido, es decir con la interpretación. En tanto objeto de la ciencia lo real es ese punto de fuga. Lo real es el objeto de la ciencia. Considerada desde este punto de fuga al menos nuestra práctica es una estafa: embaucar, asombrar a la gente, deslumbrarla con palabras. Estas palabras son un camelo.”20

Notes

1.  Laurent, E. “Hablar con el propio cuerpo, hablar con el propio síntoma”

2.  Laurent, E. “Hablar con el propio cuerpo, hablar con el propio síntoma”

3. Freud, S. “Análisis fragmentario de una histeria” Ed. Orbis. Biblioteca Nueva pag. 958

4. Freud, S. “Análisis fragmentario de una histeria” Ed. Orbis. Biblioteca Nueva, pag. 962

5. Lacan, J. “Intervención en la transferencia” Escritos 1 Segle XXI pag. 210

6. Freud,S. “Análisis fragmentario de una histeria” Ed. Orbis. Biblioteca Nueva, pag. 962

7. Freud, S. Ibid. pag. 962

8. Laurent, E. El reverso de la biopolítica. Grama ed. Pag. 51

9. Ibid. pag. 80

10. Lacan, J. Seminario XXIV. Clase 16 de noviembre de 1976

11. Laurent, E. El Reverso de la Biopolítica. op. Cit. Pag. 81

12. Ibid pag. 82

13. Lacan, J. Seminario 23 El Sinthome. Ed. paidos. pag. 104

14. Laurent, J. “Hablar con el propio cuerpo, hablar con el propio síntoma”

15. Laurent, E. “El reverso de la biopolítica” pag. 53

16. Miller, JA “El inconsciente y el cuerpo hablante” Silicet. El cuerpo hablante. Grama ed. Pag 28

17. Lacan, J. “Joyce el síntoma” (1976). Otros escritos. Pag.595

18. Laurent, E. El Reverso de la Biopolítica. Pag. 58

19. D’Angelo, L. “Síntoma del síntoma de otro” Silicet 2016. Ed. Grama

20. Lacan, J. “Consideraciones sobre la histeria” Ed. Universidad de Granada. pag 23

Bibliografia

· Freud, S. “Análisis fragmentario de una Histeria” Vol. 5 Ed. Orbis (Biblioteca Nueva) 1905

· Freud, S. “Psicología de las masas y  análisis del yo” Volum 14 Ed. Orbis (Biblioteca Nueva) 1921

· Lacan, J. “Intervención sobre la transferencia” Escritos 1. Siglo XXI Ed.  1966

· Lacan, J. Consideraciones sobre la Histeria. Ed. Universidad de Granada 2013.   Conferencia dictada en el año 1977.

· Lacan, J. Seminario XXIII “El Sinthome” Ed. Paidós  1975-1976

· Laurent, E.  “El reverso de la Biopolítica” Grama Ed. 2016

· Laurent, E. “Hablar con el propio síntoma, hablar con el propio cuerpo” VI Enapol. Noviembre de 2013.

· D’Angelo, L. “Síntoma del síntoma del Otro” en “El Cuerpo hablante. Sobre el inconsciente en el siglo XXI” AMP Silicet Grama Ed. 2016

Dolors Arasanz

 La Histeria hoy ¿Está en cuestión el amor al padre como eje del síntoma histérico?

NODVS L, desembre de 2017

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