En(llaç), un lugar colectivo de soledades
Texto elaborado en el marco de las Iª Jornada de la FCPOL "La soledad y el Vínculo. El psicoanálisis en las instituciones" y presentado posteriormente en el Taller de Práctica entre Varios de la Sección Clínica de Barcelona el curso 2017-2018.
En el siguiente texto la autora se sirve del discurso analítico para dar un marco a En(llaç), dispositivo para adolescentes con dificultades en el vínculo que tiene lugar en Barcelona bajo la modalidad de la práctica entre varios.
Institución, autismo, soledad, espacio de encuentro
En En(llaç), espacio que lleva a cabo la Asociación TEAdir en Barcelona, proponemos una modalidad de encuentro particular que no pasa por el para todos de la norma, sino por el uno por uno de la singularidad, es también por ese motivo que estos chicos/as en plena adolescencia, suelen encontrarse exiliados del lazo social o limitados en relación a él, al no poder encontrar un lugar dónde inscribirse como sujetos en su singularidad.
En(llaç) es un lugar donde los chicos/as que asisten y nosotros que intervenimos en posición de analizantes civilizados nos alojamos. Por alojar podríamos entender que albergamos en nuestra propia casa a un huésped, pero alojar también es el lugar que sirve de vivienda durante un tiempo, es entonces en ésta segunda acepción que el lugar del anfitrión y del huésped se difumina, elemento crucial para todo dispositivo que privilegie la invención singular del sujeto, es decir de todo dispositivo orientado por el psicoanálisis.
Antes de inaugurar el espacio, En(llaç) arrancó con una reunión de padres para presentar el proyecto. A ésta reunión, sólo vino una madre, “la madre En(llaç)” la llamamos de forma simpática, porque lejos de lo que podría parecer un fracaso, ella nos dio la llave para poder interpretar algo que hasta ese momento resultaba para nosotros un punto ciego. Su hijo, y cómo él otros de sus compañeros, dedicaban su tiempo el fin de semana a jugar en red a un videojuego llamado Minecraft, es decir, aislados en casa jugaban conectados a través de sus ordenadores con otros. Pero eso no fue lo que nos interpretó, nosotros un poco perdidos en la ley de la oferta y la demanda, no estábamos consiguiendo transmitir la propuesta de En(llaç) como un lugar vacío.
Por ello, una inversión produjo el espacio. En lugar de ir nosotros a los chicos, con nuestras buenas intenciones, nuestro saber o nuestro deseo, lazamos un taller con el siguiente título: ¿Qué sabes de Minecraft? Obviamente nosotros no sabíamos nada, hizo falta difuminar el par huésped/anfitrión, barrarnos de la posición de saber para dejar paso a un lugar más vaciado dónde las figuras del ideal brillarán más bien por su ausencia y donde “alojar” sirviera de vivienda.
De ese modo y a partir de ahí, se inició el primer taller que a día de hoy sigue en marcha. A la llegada de los chicos no hubo un forzamiento a realizar el taller de Minecraft, en su lugar, lo que se produjo ante nuestra sorpresa, fue una conversación dónde uno a uno fueron enunciando qué esperaban de nuestros encuentros, así apareció a idea de visitar el campo del F.C. Barcelona, respondimos que bien podíamos informarnos pero que debíamos consultar con el gestor si era viable económicamente, uno a uno nos propusieron una alternativa que nos revelaba de algún modo su singularidad, como pudimos saber après coup; a P le gusta la informática y haciendo chiste nos propuso Hakear para conseguir las entradas, P.C. nos propuso hacer un negocio para conseguirlas y J. se indignó porque él no quería usar métodos deshonestos.
Mudarse del aislamiento de sus habitaciones a la soledad en presencia de otros, es el punto de partida del taller y sabemos que puede ser un esfuerzo para éstos chicos. Nuestro encargo es transmitir la mínima matriz del espacio y buscar con el sujeto, un modo de instalar su soledad en el dispositivo, armando de este modo una especie de lugar colectivo de soledades, una alternativa al retiro de sus habitaciones aunque no necesariamente a lo virtual de su vínculo, porque de alguna manera eso ya puede tener la función de una separación del Otro.
El recorrido que hacen estos chicos cada fin de semana para llevar sus gadgets y sus intereses al encuentro con otro es ya un primer abandono de su situación de aislamiento y nuestro es el compromiso de poner en marcha una institución a medida del sujeto, tomando el sintagma de Alexandre Stevens.
Es también en éste sentido que En(llaç) se ha ampliado mediante pequeñas variaciones, así actualmente existen tres dispositivos. En(llaç) 1 sobre el que os he hablado hoy, En(llaç) en moviment (en movimiento) para chicos con escaso recurso a la palabra y En(llaç) jóvenes-adultos creado a partir del malestar de un sujeto de En(llaç) 1 quien, al no hallar en los chicos signo alguno de dificultades en el vínculo, éstos eran inmediatamente metidos en la serie de chicos normales con el consecuente coste subjetivo que en este caso, esto suponía para él.
Tanto En(llaç) 1 como En(llaç) 3, tienen lugar los sábados y con una duración de dos horas en las que, inspirados en la práctica entre varios, se discurren talleres improvisados de piano, de informática, de visionado de vídeos, de grabación y edición de vídeos, de fútbol, de canto, de movimiento, de paseos, de viajes en ascensor, de juegos de mesa, conversación, etc. La temporalidad viene marcada por un corte que marca la hora de la merienda. Para nosotros siempre es una sorpresa que en cada reunión, sin índice de demanda, los chicos se sienten juntos a la mesa. No hay mejor ejemplo de habitar un espacio que sentarse a compartir mesa y comida, en éste punto podemos seguir a Lacan citando a Guillaume Apollinaire al final del Seminario 3: “Soy solitario. Tengo hambre, tengo hambre. He aquí me descubro una cualidad; estoy hambreado. Busquemos qué comer. Quien come ya no está solo.”1
1. Lacan, J., El Seminario 3, Las psicosis, Paidós, Buenos Aires, 1984, p.460
En(llaç), un lugar colectivo de soledades
NODVS LIII, novembre de 2018