Un recorrido, à batôns rompus, de la marquetería al surcamiento.

Ensayo presentado para la obtencion del Certificado de Estudios Clínicos de la Sección Clínica de Barcelona, en septiembre de 2019. Dirigido por: Vicente Palomera.

  • Publicado en NODVS LVI, novembre de 2019

Resum

¿Cómo sostener una conversación con un sujeto psicótico? Sin resultar algo evidente,  pensando en la posición clínica que podría considerarse conveniente en el encuentro con la psicosis bajo transferencia y la dirección de una cura, tal vez se pueden considerar en diferentes momentos de las enseñanzas de Jacques Lacan al menos dos modalidades que proponen una orientación al respecto: aquella que es referida en su tesis doctoral como “à bâtons rompus” –expresión traducida en la edición en castellano como “sin ningún plan preconcebido”– y “un surcamiento operado por la práctica”, palabras que, en La convención de Antibes, Eric Laurent sitúa a propósito de la Clase sobre Lituraterra del Seminario 18. 

Bajo la propuesta de ensayo, se pretende tratar de aproximarse a dichas expresiones, localizándolas en los textos, ayudándose de otras referencias bibliográficas alrededor de las mismas, pensando si es posible proponer una articulación entre ambas a propósito de un lugar a ocupar por el analista en la cura.

Paraules clau

à bâtons rompus, Aimée, bricolaje, surcamiento, letra, Lituraterra, Siberia.

Un punto de partida.

De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad,es el título de la tesis de doctorado en medicina de Jacques Lacan, de 1932, pero no publicada hasta diciembre de 1975, sobre lo cual se puede retomar en el Seminario de aquel año que “si durante tanto tiempo me resistí a volver a publicarla, fue simplemente porque la psicosis paranoica y la personalidad no tienen como tales relación, por la sencilla razón de que son la misma cosa”1, 2.  

En la Introducción nos orienta sobre el por qué de este título. Comienza situando la oposición en la ciencia psiquiátrica “de dos grandes grupos mórbidos (…): el grupo de las demencias y el grupo de las psicosis” 3. En el ámbito de la psicosis se revela que “en ausencia de todo déficit detectable por las pruebas de capacidades -de memoria, de motricidad, de percepción, de orientación y de discurso- y en ausencia de toda lesión orgánica solamente probable, existen trastornos mentales que, relacionados, según las doctrinas, con la ‘afectividad’, con el ’juicio’, con la ‘conducta’, son todos ellos trastornos específicos de la síntesis psíquica (…) A esa síntesis la llamamos personalidad”4.

Es decir, en ausencia de lesión orgánica ni déficit cuantificable de capacidades, la psicosis muestra la presencia de trastornos mentales específicos de lo que se denomina personalidad. Es ahí donde sitúa “el problema de las relaciones de la psicosis con la personalidad”, que abordará a partir de la psicosis paranoica.

En la primera parte del trabajo, se propone dar “una definición objetiva de estos fenómenos de personalidad”5 para después trazar un recorrido por las doctrinas sobre la psicosis paranoica, poniendo de manifiesto las contradicciones, “ya contenidas en la incertidumbre de sus puntos de partida”6, a donde desembocan y argumentando una  oposición a las doctrinas clásicas vigentes en la época -tal vez también en la actualidad- según las cuales, en el caso de los organicistas “tienden a dar al sistema del delirio el alcance de una elaboración intelectual de valor secundario y sin mayor interés”7.

En la segunda parte, Lacan se verá “introducido en la investigación de los mecanismos de la psicosis”8 a partir de la exploración minuciosa y exhaustiva de un caso, del cual extraerá como resultado, en el interior del marco de la paranoia, a “un tipo clínico nosológicamente más preciso, descriptivamente más concreto, pronósticamente más favorable, que los tipos hasta hoy reconocidos. Además, este tipo tiene por sí mismo un valor manifiesto de solución particular en nuestro problema”9.

Antes de finalizar la introducción y dar paso a los agradecimientos, concluye con un párrafo asimismo bien actual: “Es verdad que, en el estudio de las psicosis, cada día parece aportar alguna correlación orgánica nueva; si se presta atención, se verá que estas correlaciones, que no pensamos discutir, tienen sólo un alcance parcial, y el interés que ofrecen les viene únicamente del punto de vista doctrinal que pretenden reforzar. No bastan, sin embargo, para construirlo. No se hagan ilusiones quienes acumulan esta clase de materiales: los hechos de nuestra ciencia no permiten hacer a un lado la preocupación por el hombre”10.

 

El caso “Aimée” o la paranoia de autocastigo11.

Un mes de abril, una desconocida aborda a una famosa actriz en el umbral de la entrada del teatro donde esa misma noche iba a actuar. Tras preguntarle “¿Es usted la señora Z”? y obtener una respuesta afirmativa, sacó rápidamente de su bolso una navaja ya abierta que dirigió contra ella; la actriz detuvo el golpe agarrando la hoja de la navaja y cortándose dos tendones de los dedos. La desconocida es llevada a la comisaría, donde declara que: “desde hacía muchos años la actriz venía haciendo escándalo contra ella; que la provocaba y la amenazaba; que en estas persecuciones estaba asociada con un académico, P. B., famoso hombre de letras, el cual, en muchos pasajes de sus libros, revelaba cosas de la vida privada de ella; desde hacía algún tiempo, había tenido intenciones de habérselas cara a cara con la actriz; la atacó porque vio que huía; si no la hubieran detenido, le habría asestado otro navajazo” 12. La actriz no presentó demanda.

De la comisaría es llevaba a la cárcel de Saint-Lazare donde permanece unos dos meses. Un peritaje forense concluye lo siguiente: “delirio sistemático de persecución a base de interpretaciones, con tendencias megalomaníacas y sustrato erotomaníaco”.

Tras veinte días en la prisión “a la hora en que todo el mundo estaba acostado, hacia las siete de la tarde, me puse a sollozar y a decir que esa actriz no tenía nada contra mí, que yo no hubiera debido asustarla, mis vecinas quedaron tan sorprendidas que no querían creerlo y me hicieron repetir: ¡pero ayer todavía usted estaba diciendo horrores de ella! y se quedaron aturdidas. Fueron a decírselo a la Superiora de las religiosas que quería a toda costa mandarme a la enfermería. Todo el delirio se derrumbó al mismo tiempo, nos dice ella, el bueno como el malo”13.

Veinticinco días después es trasladada de la prisión a la clínica de Sainte-Anne, donde tiene lugar el encuentro con Lacan, al cual él mismo se referirá en varias ocasiones como fundamental: “(…) fue, como todos saben, en torno a la enferma que designé con el nombre de Aimée, que no era el suyo, por supuesto, que fui aspirado por el psicoanálisis”14. Igualmente, como Jacques-Alain Miller apunta en Donc. La lógica de la cura, Lacan señala que su entrada en psicoanálisis se produjo mediante el rigor de argumentación que la escritura de la tesis le exigió 15.

“¿Cómo he podido creer esto?”16, dice Aimée en el momento de su internamiento. Los temas del delirio en su conjunto, y no únicamente los agravios de la enferma contra su víctima, quedan completamente reducidos en el momento del internamiento. Más exactamente, precisa Lacan, “hay una reducción completa de las convicciones formuladas en otro tiempo acerca de esos temas”17. “Aunque los temas de su delirio ya no arrastren ahora ninguna adhesión intelectual, hay algunos que no han perdido del todo un valor de evocación emocional en el sentido de las creencias antiguas. Hice eso, porque querían matar a mi hijo, dirá todavía en el momento actual”18. Parece que se mantiene la certeza sobre el pasado, pero no la vigencia de su peso en la actualidad. Qué ha operado para que esto haya sido así será la pregunta de su investigación. 

 

¿Por qué elegir este caso y no otro?

Ofrece dos razones. En primer lugar, la información sobre el mismo, en cuanto se encontrará con la paciente “casi día a día a lo largo de cerca de un año y medio”19, complementando las observaciones de dichas citas “con todos los medios que nos ofrecía el laboratorio y la indagación social”20, es decir, realiza una investigación exhaustiva sobre el caso a partir de todas las fuentes a su alcance. Durante ese tiempo, Lacan se situará como depositario de la correspondencia que le dirige, a través de la cual explora y construye el caso psiquiátrico. Pero también se detiene en la producción literaria que ella pensaba publicar, dos novelas rechazadas por las editoriales y la corte real de Inglaterra a donde las había enviado, y escritas en los ocho meses previos al pasaje al acto que concluye en su detención y posterior hospitalización. Justamente el nombre Aimée corresponde a la protagonista.

En segundo lugar, por el carácter demostrativo del caso: una psicosis paranoica “cuyo tipo clínico y cuyo mecanismo merecen, en nuestra opinión, ser individualizados, pues nos parece que tanto el uno con el otro ofrecen la clave de algunos de los problemas nosológicos y patogénicos de la paranoia, y particularmente de sus relaciones con la personalidad”21.

Una vez expuesto el caso, analizados sus escritos y establecida la discusión sobre un diagnóstico, iniciará Lacan la investigación sobre los mecanismos de la psicosis.

 

“À bâtons rompus”.

Esta expresión localizada en la tesis de Lacan (en la página 213 en la versión en la edición en francés Éditions du Seuil, Paris, 1975) es traducida en la edición en castellano (página 193, Siglo XXI editores, duodécima reimpresión, México, 2016) como, a propósito de la manera de conversar con su paciente Aimée, el hacerlo “sin ningún plan preconcebido”, en oposición a los “métodos de interrogatorio” de la psiquiatría de la época.

En el capítulo 2 de la segunda parte, interesándose por precisar el “verdadero carácter de los fenómenos elementales del delirio en nuestra enferma”22, Lacan se pregunta por un fenómeno referido por Aimée que continuaba siendo enigmático para él en cuanto no podía situarlo desde el punto de vista nosológico en la serie de otros hechos clínicos, a los que había calificado de “estados oniroides. Aimée refería haber leído en un periódico un artículo de uno de los perseguidores en el cual se anunciaba que su hijo sería asesinado, lo mismo que haber visto la fotografía del frontón de su casa natal, donde el hijo pasaba las vacaciones.

Si Freud en el prólogo a la cuarta edición de Tres ensayos de teoría sexual, al hilo de su investigación sobre el papel de la sexualidad en la vida anímica, advierte que “nació de una observación tan cuidadosa como desprevenida”23, Lacan señala su propia sorpresa cuando la significación del hecho que no alcanzaba a situar en las teorías psicopatológicas “nos vino por pura casualidad”24.

“Estábamos charlando, pues, sin ningún plan preconcebido, cuando de pronto tuvimos la sorpresa de oír el siguiente comentario de nuestra enferma: ‘Sí, es como cuando yo iba a las oficinas del periódico a comprar números atrasados, de uno o dos meses antes. Yo quería encontrar ciertas cosas que había leído, por ejemplo que iban a matar a mi hijo, y quería ver también la foto en que lo había reconocido. Pero nunca encontré ni el artículo ni la foto, a pesar de que recordaba las dos cosas. Al final estaba mi cuarto lleno de aquellos periódicos’. Interrogada por nosotros, la enferma reconoció que no podía acordarse más que de un hecho, y es que, en un instante dado, había creído recordar ese artículo y esa fotografía”25.

Así, concluye situando este fenómeno bajo la categoría de una “ilusión de la memoria”.

Más adelante, prosigue, “se nos mostraron en su pleno valor no pocos hechos que la enferma nos había revelado sin que nosotros les prestáramos una atención suficiente”26. Es decir, en el curso de la conversación con la paciente, bajo una escucha atenta pero desprovista del pretender oír algo en particular, se presentaron elementos que hubieran sido velados en el caso de haber interpuesto “los métodos de interrogatorio, que se ufanan a veces de aportar luces preciosas a la psiquiatría; no tienen en realidad sino escasas ventajas, al lado de muy serios inconvenientes. El de enmascarar los hechos no reconocidos no nos parece menor que el de imponer al sujeto la confesión de síntomas conocidos”27. Resuena esta advertencia al Breve discurso a los psiquiatras de Saint Anne, cuando apuntaba que si el psiquiatra no se siente concernido ante el sujeto loco en su presencia, es porque se protege interponiendo un cierto número de barreras: los grandes jefes ponen a otras personas que le suministran informes… mientras que en el caso de aquellos que no son grandes jefes, no sin ironía apunta “basta  tener  una  pequeña  idea,  un  órgano-dinamismo  por  ejemplo  o  cualquier  otra  cosa”28, en definitiva cualquier idea a modo de separación que le permita destacar al loco como un extraño coleóptero del que dar cuenta, sin subjetividad alguna a considerar.

*

Antes de continuar explorando el alcance de esta expresión, un breve recorrido por los usos, significados y etimología de dicha locución adverbial en francés, nos permitirá situar algunos elementos de los cuales más adelante nos serviremos.

Según el diccionario en línea Larousse, “à bâtons rompus” se presenta como “deshilvanado, sin pies ni cabeza”29. A través de Wiktionairee – Le dictionnarie libre se propone: “de manera desorganizada, con frecuentes interrupciones”30, sugiriéndose “a trancas y barrancas” como traducción en castellano; ofrece en cuanto al origen etimológico más probable su uso en la carpintería a propósito de un modo de ensamblar las lamas del parqué, formando un ángulo recto. Este patrón lo encontramos también en las tejidos -es el patrón conocido en las telas como espiguilla, o herringbone en la lengua inglesa-. Aunque, si consideramos ese uso original supuesto, la expresión remitiría, tal vez, más pues a un patrón que se repite y no a algo desorganizado. Lo mismo sucede si seguimos la referencia que se ofrece en la web del Ministerio de Defensa francés31 donde, conduciéndonos a través de sus fuentes32 al  Dictionnaire universal de Antoine Furetière33 -publicado en 1690, cuatro años antes del primer diccionario de la Academia Francesa- toma como una de las hipótesis etimológicas aquella que remite a la cadencia de una marcha militar, en la cual cada mano ejecuta dos golpes sucesivos con la baqueta sobre el tambor antes de cambiar a la otra mano, en oposición a la marcha en la cual cada baqueta es golpeada alternativamente una sola vez (bâton round) y a diferencia de una tercera que entremezcla las dos combinaciones previas (bâton mêlé).

En ese mismo diccionario del siglo XVII, se recoge que hacer una cosa à bâtons rompus se refiere a aquello realizado tras varias reanudaciones e interrupciones, a modo de una metáfora tomada de diseños similares a aquellos de los tapices34.

Guy Briole, en su trabajo homónimo a la locución que nos ocupa, orienta que hablar á bâtons rompus es hacerlo de un modo particular, “pasando de un tema a otro, volviendo al primero, etc. Es también tener conversaciones en las que, a menudo, el sentido se escapa, si bien algo las guía (…) Lacan se dio cuenta que eso facilitaba el discurso espontáneo y evitaba que la entrevista acabara en impasse”35 y desarrolla a partir de dicha expresión un posible lugar que, en el trabajo con  el sujeto psicótico, principalmente paranoico, éste puede ofrecer: “alguien con quien hablar”36, lugar del que habría hecho uso Lacan para Aimée, “habiendo instaurado de inmediato un método, que no le parece en nada diferente de aquel que será su práctica de analista”37.

Una conversación con el sujeto psicótico así considerada, desarrolla Guy Briole, ofrece “una manera de pasar y pasar de nuevo por las cadenas significantes de manera que, por los anudamientos que puedan producirse, se haga lazo social y lazo transferencial”38.

 

Del oficio alrededor de la madera, a la carpintería del significante.

La referencia etimológica al entarimado nos lleva del oficio alrededor de la madera a la artesanía con el significante, remitiéndonos a algo que Lacan dirá a propósito de las producciones literarias de Aimée, “enamorada de las palabras”39, cuyo trabajo con las mismas es calificado de  “marquetería”40 o “taracea verbal”41

Taracea o marquetería, tales calificativos podrían ser aplicados al trabajo que Aimée hace con los significantes, tratando de tallarlos y hacerlos encajar uno al lado del otro, en un intento de contener aquello que excede a la significación, o bien a modo de incrustaciones para tratar de localizar aquello que se desborda, aún siendo sus pasajes al acto la muestra de la imposibilidad de cifrar ese goce42 pero también, a su vez, una manera de nombrar: “El pasaje al acto no es una dimensión ajena a la nominación, es también una manera de sujetar el sentido que escapa”43.

 

 

Del paisaje alrededor de la carretera principal, a la planicie siberiana.

En el Seminario 3 Lacan caracteriza el significante del Nombre-del-Padre como una “carretera principal”44: “la carretera principal es un paraje, en torno al cual no sólo se aglomeran todo tipo de habitaciones, de lugares de residencia, sino que también polariza, en tanto significante, las significaciones”45.

Rechazada esa carretera principal, aquella por la cual circula la identificación común46, o mejor dicho, ante la insondable decisión de haber rechazado hacer uso de dicho trazado, y por tanto de los rieles de las identificaciones comunes que él aglutina y por los cuales  “las personas se deslizan en un discurso normalizado”47, cómo establecer en ese paraje una referencia a partir de la cual orientase frente a la “infinitud de los caminitos” a tomar48; de qué puede servirse para ello el sujeto psicótico, qué práctica y lugar posible en la clínica al respecto.

Justamente en el Seminario 4, Lacan sitúa que "el orden simbólico, como distinto de lo real, entra en lo real como la reja de un arado e introduce en él una dimensión original"49; es así como el significante caballo operaría en el caso Juanito, jugando para él el papel de esa reja de arado, “con la función de refundir nuevamente lo real"50.

Precisamente en alguna nota alcanzada al vuelo durante la intervención de Vicente Palomera en las IV Jornadas del Grupo de investigación sobre psicosis y autismo y del Taller de estudios sobre Práctica entre varios de la Sección Clínica de Barcelona, que tuvo lugar 30 de marzo de 2019 en Barcelona, se  apuntaba a propósito del comentario sobre alguna de las viñetas clínicas expuestas, que la letra deforma la naturaleza, los ciclos naturales, pudiendo pensarse así el efecto de la letra sobre lo real.

Siguiendo este hilo, se podría señalar que frente a las aglomeraciones alrededor de la carretera principal, las cuales podrían ser leídas bajo un sentido más o menos compartido que el trazado de esa carretera les da, Lacan se detendrá en otro tipo de relieve.

En 1970 un vuelo comercial de Air France une Paris y Tokio sobrevolando Siberia, ruta que empleaba menos tiempo pero que había estado prohibida durante dos décadas51. Ese será el recorrido del vuelo que tomará Lacan en un viaje a Japón, en 1971. Durante el regreso, sobrevolando la planicie siberiana, repara en el “aluvión”52. Este término, que en geología remite a los restos arrastrados y luego depositados por una corriente de agua, es tomado ofreciendo una lectura del mismo como una huella, pero una huella que no quiere decir nada, que no da ningún sentido a lo que se ve, no sería la huella que le interesa a la arqueología y sobre la que se despliega todo un sentido, sino más bien una huella que produce lo que se observa, o más precisamente, de lo que se puede dar cuenta, una marca, una tachadura, en este caso un relieve sobre aquella superficie:

“la única huella que aparece para producir, más que para indicar, el relieve en esta latitud en lo que llamamos planicie siberiana, planicie verdaderamente desolada, en sentido propio, sin ninguna vegetación más que reflejos, reflejos de este aluvión, que empujan a la sombra lo que no resplandece”53.

Tomando la referencia que ofrece J-A. Miller en La Fuga del Sentido, podemos precisar con otras palabras que lo que Lacan llama letra: “es el significante desprendido de todo valor de significación, localizado en una materialidad”54; “si la letra es el significante en tanto tal, es decir, en su separación del significado, la escritura está en ese nivel”55.  

En el texto de Marcus André Vieira El Trueno y el Trazo56, se ofrecen algunas puntuaciones sobre su análisis como “un procedimiento que tocó un real”, dando cuenta de la localización de un trozo de real a través de un marca contingente, una “mordedura”, significante que en el recorrido de su análisis se tornó, se precipitó57 letra, permitiendo leer la escritura de una “voz tornada trazo” 58.  

Justamente se hace referencia en una nota a pie de página de ese mismo texto a otra cita de J-A. Miller “hay dos estatus del significante. En el uso de Lacan hay claramente una anfibología del término significante. Digamos que hay el significante al que apunta la palabra y que en relación al significante como tal, el que pura y simplemente se lee y que es el primero, resulta ser segundo. A ese significante primero podemos llamarle la letra como hizo Lacan en determinado momento pero con la condición, ya lo he dicho antes, de no acantonarse en las veintiséis letras del alfabeto”59.

Trato de entender así la lectura del aluvión que nos ofrece Lacan como el efecto de la escritura de unas letras, no limitadas pues a las que conocemos del alfabeto, sino en este caso material detrítico producto de una precipitación contingente, sobre la planicie siberiana; el efecto de esa escritura es una huella, una erosión, que hace posible localizar los bordes de algo que escapa a la articulación de un sentido, los bordes de una “sombra que no resplandece”60, los bordes de un real.

 

“Un surcamiento operado por la práctica”.

En la convención de Antibes se apunta a la necesidad de preguntarse qué lengua habla el sujeto psicótico. La pregunta es pertinente si se considera que se tratará siempre de un “bricolage61, de una lengua particular, en cuanto es atravesada en todos sus componentes “por una significación particular”62, una vez se ha rechazado el peaje de la metáfora paterna y no se siguen las carreteras principales de la significación fálica.

Eric Laurent propone esta expresión, la “práctica del surcamiento”63 a propósito de un modo de conversar con el psicótico, “método que no consiste en partir de lo más secreto, de lo más profundo, de lo más escondido, pero procede de un surcamiento operado por la práctica”64 ofreciendo el ejemplo de una viñeta clínica65 donde ante la dificultad del analista para sostener una conversación alrededor de las voces por las cuales era hablado el sujeto, “pasamos a otra cosa”66. Tiempo después, el sujeto toma cierto soporte de una identificación imaginaria a un novelista norteamericano y sería alrededor de una conversación alrededor de la literatura norteamericana que la cura pudo continuar.

Una modalidad de conversación así me remite justamente a las referencias alrededor de hablar à batôns rompus, sin ningún plan preconcebido, lo que recordemos no querría decir sin ninguna orientación. Como desarrollaba Guy Briole: “una manera de pasar y pasar de nuevo por las cadenas significantes de manera que, por los anudamientos que puedan producirse, se haga lazo social y lazo transferencial”67 a propósito de la expresión de Lacan sobre los encuentros con Aimée. Surcar esas cadenas significantes, teniendo presente que “el uso que hace el psicótico de nuestra presencia es labrar más unos surcos que otros. Nosotros tenemos que ayudarlo, con método”68. “Surcar esas ‘ramblas’ que con el fluir del lenguaje van depositando esos restos y detritus, productos de la erosión, y con los que el sujeto puede jugar y construir un abarrancamiento, hacer un litoral entre saber y goce”69, en palabras de Vicente Palomera.

Todo ello apuntaría pues, como decía Xavier Esqué en su intervención al cierre del XI Congreso de la AMP, a considerar ya no solamente la posición clásica del analista tomando acta como secretario del alienado, insuficiente para los desafíos clínicos que la psicosis plantea, sino también a poder sostener la transferencia en cuanto “partenaire-síntoma del sujeto, partenaire de goce”70, proponiendo la posición del analista en la experiencia psicoanalítica de la psicosis como aquella en la cual poder sostener el trabajo analítico “al modo de un taller de bricolaje, el tiempo necesario para que el sujeto pueda construir, manufacturar, su invención singular y con ella lograr estabilizar sus fenómenos de goce en exceso”71.

 

A modo de conclusión. De la marquetería con el significante, a un bricolaje.

Tanto à bâtons rompus como el surcamiento remiten pues a una práctica articulada a un esfuerzo para encontrar un lazo de conversación con el sujeto psicótico, no estando predeterminado qué vendrá al lugar de aquello alrededor de lo cual conversar.

Mientras continúo tratando de horadar los textos, me pregunto si se podría tomar el hablar à bâtons rompus en las declinaciones expuestas como la posibilidad de ensamblar unos significantes con otros, constituyendo una superficie sobre la que tal vez luego se pueda horadar un surco o situar un pequeño amontonamiento con las virutas y restos de ese bricolaje, al modo de un borde que delimite cierto espacio vacío de sentido que permita una relación diferente al Otro. 

Antonio Di Ciaccia, en un texto titulado Lacan, traductor, cita a Umberto Eco cuando éste se pregunta qué es traducir, respondiéndose “decir lo mismo en otra lengua”, si bien llegando a la siguiente conclusión: “el traductor no logrará nunca que la cosa dicha sea la misma, lo logrará ‘casi”72. Siempre hay algo que se pierde, borde al cual quizás el ejercicio mismo de la traducción podría aproximarse, dando vueltas, sin llegar a ocupar eso perdido, en tal caso velarlo.

Si pensamos el ejercicio de la traducción como un ejercicio de escritura, el objetivo ya no estaría solamente del lado de decir lo mismo de otro modo, de comprender lo que se nos dice, sino también del lado de escribirlo, y con la escritura, dejar una marca, creando así un surco, un borde, alrededor de aquello que permanece como resto y que se pierde, como en el ombligo del sueño. Es así como la conversación con el sujeto psicótico podría pensarse también como una traducción, no solo en el sentido de una comprensión digamos de una lengua a otra, sino una conversación en cuya tarea inherente de traducción y de movilización de los significantes, se podrían desprender algunos restos que justamente posibilitaría situar surcos alrededor de un goce que se presenta desbordado, surcos, como los del litoral.

 

Notes

 1. Álvarez, M. (coord.). (2018) Jacques Lacan (1928-1950). Artículos psiquiátricos. Aimée. Primeros escritos sobre la paranoia. Teoría sobre la psicosis (1936-1946). Bibliomanía 2. Bibliografía y otra documentación. XI Congreso de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, p.2. En: http://congresoamp2018.com/wp-content/uploads/2017/11/Bibliomani%CC%81a-es.pdf Consultado el: 30/05/2019.

2. Lacan, J. (1975-76/2006) Del nudo como soporte del sujeto. En El seminario 23. El Sinthome. Buenos Aires: Paidós.

3. Lacan, J. (1975/2016) De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad. Siglo XXI editores, p.15.

4. Ibíd., p. 15.

5. Ibíd. p. 16.

6. Ibíd. p. 17.

7. Ibíd. p. 197.

8. Ibíd. p. 187.

9. Ibíd. p. 17.

10.  Ibíd. p.17.

11.  Ibíd. p.135.

12.  Ibíd. p. 138.

13.  Ibíd. p. 157.

14.  Lacan, J. (1971-72/2011) Estou falando com as paredes. Conversas na capela de Saint-Anne. Río de Janeiro: Jorge Zahar Editor Ltda., p. 84

15.  Álvarez, M. (coord.) Jacques Lacan (1928-1950). Artículos psiquiátricos. Aimée. Primeros escritos sobre la paranoia. Teoría sobre la psicosis (1936-1946). Op. cit.p.2.

16.  Lacan, J. De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad. Op. cit. p. 141.

17.  Ibíd. p. 141.

18.  Ibíd. p. 142.

19.  Ibíd. p. 137.

20.  Ibíd. p. 137

21.  Ibíd. p.137

22.  Ibíd. p. 197.

23.  Freud, S. (1905/2007). Tres ensayos de teoría sexual. Prólogo a la cuarta edición. En Sigmund Freud, Obras Completas. Volumen VII. Buenos Aires: Amorrortu. p. 120.

24.  Lacan, J. De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad. Op. cit. p. 193.

25.  Ibíd. p.193.

26.  Ibíd. p. 195.

27.  Ibíd. p. 193.

28.  Lacan, J. (1967). Breve discurso a los psiquiatras. En: http://www.teebuenosaires.com.ar/biblioteca/trad_07.pdf  Consultado el: 30/05/2019.

29.  Larousse. Dictionnaire de Français. En: https://www.larousse.fr/dictionnaires/francais/bâton/8388#locution Consultado el: 01/05/2019.

30.  Wiktionairee. Le dictionnarie libre. En: https://fr.wiktionary.org/wiki/à_bâtons_rompus Consultado el: 30/05/2019.

31.  EV2 Feydeau F. (2016)  En: https://www.defense.gouv.fr/actualites/articles/le-saviez-vous-a-batons-rompus Consultado el: 01/05/2019.

32.  De Douvan, M. (2005) Leçon 5: Les rudiments de la batterie militaire française. En: http://www.marcdedouvan.com/lecon.php?id=5 Consultado el: 26/05/2019.

33.  Furetière, A.(1702) Dictionnaire universel, contenant généralement tous les mots françois tant vieux que modernes, & les termes des sciences et des arts. Tomo 1; 2ª edición. En: Bibliothèque nationale de France https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k50614b/f207 Consultado el: 26/05/2019.

34.  Ibíd. En: Bibliothèque nationale de France https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k50614b/f205Consultado el: 26/05/2019.

35.  Briole, G. (2004). El lugar de la palabra en la curación de la psicosis. Conversaciones SISO I. La curación de la psicosis. Asociación Galega de Saúde Mental AGSM. pp. 102.

36.  Briole, G. (1996). À bâtons rompus.  Opçao Lacaniana. Rev.Brasileira Internacional De Psicanálise nº 15, p. 86. 

37.  Ibíd. p. 87.

38.  Briole, G. El lugar de la palabra en la curación de la psicosis. Op. cit. p. 102.

39.  Lacan, J. De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad. Op. cit. pp. 174.

40.  Lacan, J. (1975/2016). De la psychose paranoïaque dans ses rapports avec la personnalité. Éditions du Seuil. p. 191.

41.  Lacan, J. De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad. Op. cit. p. 175.

42.  Laurent, D. Retorno sobre la tesis de Lacan: el porvenir de Aimée. Freudiana 55.

43.  Miller, J.-A. y otros (2003) La psicosis ordinaria. Paidós: Buenos Aires, p. 312.

44.  Furman, M. (2018) La función de la letra y lo escrito en la psicosis. Sin agujero. Tratamiento posible del autismo y de la psicosis en la infancia y la adolescencia. Buenos Aires: Tres Haches, p. 186.

45.  Lacan, J. (1955-56/2000). La carretera principal y el significante ‘ser padre´. En El Seminario 3: Las Psicosis. Buenos Aires: Paidós, 2000;  p. 417

46.  Palomera, V. (2014) Pioneros de la Psicosis. Madrid: Gredos, 2014; p. 20.

47.  Ibíd. p.20

48.  Lacan, J. La carretera principal y el significante ‘ser padre’. En El Seminario 3: Las Psicosis. Op. cit. p. 419.

49.  Lacan, J. (1956-57/2013). El Seminario. Libro 4: La relación de objeto. Buenos Aires: Paidós. p. 239.

50.  Ibíd. p. 307.

51.  García, L.(2018) Fronteras, diques, amontonamientos. Lacan Cotidiano nº 809. En: http://www.eol.org.ar/biblioteca/lacancotidiano/LC-cero-809.pdf Consultado el: 24/09/2019.

52.  Lacan, J. (1970-71/2014). Clase sobre Lituraterra. En El seminario 18: De un discurso que no fuera del semblante. Buenos Aires: Paidós. p. 112.

53.  Ibíd. p.112.

54.  Miller, J.-A. (2012). La fuga del sentido. Buenos Aires: Paidós. p. 126.

55.  Ibíd. p. 127.

56.  Vieira, M.A. (2014) El trueno y el trazo en Freudiana, nº 71

57.   Lacan, J. Clase sobre Lituraterra. En El seminario 18: De un discurso que no fuera del semblante. Op. cit.  p. 113: “Lo que se revela por mi visión del aluvión en cuanto a lo que domina la tachadura es que al producirse entre las nubes, esta se conjuga con su fuente. Es justamente a las nubes a donde Aristófanes me llama para descubrir lo que ocurre con el significante, es decir, el semblante por excelencia, si es por su ruptura que de ellas llueve este efecto cuando se precipita lo que era allí materia en suspensión”.  

58.   Vieira, M.A. El trueno y el trazo.  Op. cit

59.   Miller, J.-A. (2010-2011) El ser y el Uno. Curso de orientación lacaniana. Inédito, clase del 23/3/11, en Freudiana, nº 68.

60.   Lacan, J. Clase sobre Lituraterra.  En El seminario 18: De un discurso que no fuera del semblante. Op. cit. p. 112.

61.  Miller, J.-A. y otros (2017).  La psicosis ordinaria: la convención de Antibes. Buenos Aires: Paidós. p. 297

62.  Ibíd. p. 294.

63.  Ibíd. p. 296.

64.  Ibíd. p.296.

65.  Ibíd .pp. 284-285.

66.  Ibíd. pp. 284-285.

67.  Briole, G. El lugar de la palabra en la curación de la psicosis. Conversaciones SISO I. La curación de la psicosis. Op. cit. p. 102.

68.  Miller, J.-A. y otros. La psicosis ordinaria: la convención de Antibes. Op. cit. p. 296.

69.  Palomera, V. (2018). Transferencia y posición del analista en las psicosis. El Psicoanálisis. nº 32. pp. 81. 

70.  Esqué, X. (2019). Puntos vivos del XI Congreso de la AMP. Intervención el 05-04-2019 durante el cierre del XI Congreso de la AMP: Las psicosis ordinarias y las otras, bajo transferencia En: http://www.radiolacan.com/es/topic/1163/3 Consultado el: 25/09/2019.

71.  Ibíd.

72. Di Ciaccia, A. (2014). Lacan, traductor. El diario éxtimo de Jacques-Alain Miller. Undécima entrega. En: https://bit.ly/2MnfgEz Consultado el: 25/09/2019.

Rubén Touriño

Un recorrido, à batôns rompus, de la marquetería al surcamiento.

NODVS LVI, novembre de 2019

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