"Punto vivo" del seminario del Campo Freudiano de diciembre de 2002

Reseña del comentario de Gustavo Dessal de los capítulos VIII al XI del Seminario VIII de Jacques Lacan, La transferencia, el 14.12.2002

  • Publicado en NODVS V, febrer de 2003

Paraules clau

agalma, objeto parcial, amor, vacío, objeto

El amor plantea un límite al método socrático

Gustavo Dessal se preguntaba, al comentar los capítulos VIII al XI, por qué Lacan elige El Banquete de Platón para hablar del amor y no, por ejemplo, el drama de Shakespeare, Romeo y Julieta. Una clave la dio Freud en “Tres ensayos...”: el amor no es una cuestión de sexos.

Sócrates destaca la función de la falta para amar, toma el conocimiento como reminiscencia y para él la verdad no radica en la referencia exterior sino que se aloja en el juego de la lógica significante. Estas serían algunas analogías entre el método socrático y el análisis. Pero para hablar del amor en El Banquete se opera un cambio de sujeto de la enunciación y aparece Diótima porque, tal vez, el amor plantea un límite a dicho método en tanto los conceptos de libido, pulsión, lo rebasan.

Se opera así un pasaje de la episteme al mito ya que éste suple la hiancia de lo imposible de explicar sobre el amor. Al que ama le falta un bien: la belleza cuya posesión asegura la inmortalidad. Recurso y defensa ante el horror que habita en la existencia. El mito del nacimiento del Eros como fruto del desconcimiento de Poros simbolizaría el recorrido del deseo por los objetos, sin fijarse a ninguno, que opera en un sujeto ignorante de los resortes del amor.

En la estructura del diálogo platónico hay dos momentos: antes y después de la entrada de Alcibíades, homólogos a los dos tiempos de la articulación lacaniana del concepto de inconsciente. El primero es la episteme, S1-S2, es el inconsciente estructurado como un lenguaje. El segundo es el mito, la realidad sexual del inconsciente.

La respuesta de Sócrates a Alcibíades pone de relieve el carácter simbólico del amor, más allá del discurso de Diótima donde sólo se trata de dos elementos. Así surge el agalma: el valor y la función fetichista del objeto, es decir, una significación simbólica que no le corresponde a dicho objeto. Y también la función del objeto parcial, presente en el fundamento de toda elección amorosa, incluso cuando no hay coincidencia entre el objeto de amor y el objeto de deseo.

La condición para constituirse en objeto es bastante lejana a la belleza y, a la vez, el amor y el saber parecen antinómicos. Así es como Sócrates no responde al amor de Alcibíades, pone en su lugar el vacío necesario para destacar el carácter agalmático del objeto de amor.

Este mismo vacío está implicado en la transferencia porque el analizante está animado por ese vacío y, al mismo tiempo, impulsado a desmentirlo con el Sujeto supuesto Saber.

Si para Freud el amor es siempre una reedición edípica, una repetición, para Lacan hay también una dimensión nueva debida a la estructura metafórica del amor: el amado se convierte en amante. Por eso Sócrates desvía a Alcibíades, que pretende colocarse como objeto de amor, hacia Agatón, en tanto sabe que no tiene aquello que Alcibíades le supone, donde el sujeto se anula en el fantasma, ese agalma.

Rosalba Zaidel

"Punto vivo" del seminario del Campo Freudiano de diciembre de 2002

NODVS V, febrer de 2003

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