Comentario acerca del apartado del Reverso de la biopolítica titulado El cuerpo que LOM tiene.

Texto presentado durante el curso 2018-2019 de la Tétrada en el seminario impartido por Enric Berenguer: Vínculo y no relación.

  • Publicado en NODVS LVI, novembre de 2019

Resum

A partir del apartado El cuerpo que LOM tiene correspondiente al libro de Eric Laurent El reverso de la biopolítica propongo hacer un comentario de este. Me apoyo en algunas referencias, principalmente de dos textos de Lacan, uno que podemos ubicar en los inicios de su enseñanza El estadio del espejo como formador de la función yo(je) tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica y el otro, el Seminario XXIII, el cual ubicaríamos mucho más adelante. A partir de aquí, intento hacer una lectura que dé cuenta de las variaciones en la concepción misma del estadio de espejo y algunas de las modificaciones que esto conlleva. 

Paraules clau

estadio del espejo, LOM, parlêtre

A partir del apartado propuesto para trabajar intentare dar cuenta de la relectura que Lacan plantea del estadio del espejo y que Eric Laurent retoma en su libro, El reverso de la biopolítica. Si bien me serviré de algunos pasajes del libro, me parece que una buena manera de comenzar es con una cita que encontrareis en la página número 232 y creo es un hilo del cual se puede tirar para el trabajo que me propongo:

Solo a partir del Seminario XXIII y la promoción de lo imaginario, la posición del cuerpo que goza más allá de la imagen narcisista puede ser concebida y reformulada desde cero”1.

¿Qué quiere decir que hay un cuerpo que goza más allá de la imagen narcisista? Antes que nada, es importante diferenciar dos concepciones de cuerpo que se corresponden, por decirlo de alguna manera, con dos abordajes de lo imaginario en diferentes momentos de la enseñanza de Lacan.

Empecemos con lo imaginario establecido a partir del escrito El estadio del espejo como formador de la función yo(je) tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica en 1949. Allí leeremos el intento de Lacan para dar cuenta de la constitución de la imagen del cuerpo en el infans en tanto producto de un proceso que tiene lugar entre los nueve y dieciocho meses. Por lo tanto, y así nos lo explica Lacan en el escrito anteriormente citado, habría cierta prematuración humana que se caracterizaría por cierto descontrol a nivel motriz y fragmentación de la imagen. El proceso que incluye la experiencia del estadio del espejo corrobora la necesidad de Otro que apruebe la imagen que allí se observa de manera que habilite la identificación con la misma o como encontramos en El reverso de la biopolítica:

Cuando esta operación se produce, un agente, el padre que sostiene al niño ante el espejo, debe autorizar al niño a identificarse con su imagen que se le presenta en una relación de alteridad”2. 

A partir de aquí, es posible corroborar dos cosas; por un lado, lo que Lacan llamará alienación imaginaria, en tanto alienación a una imagen, a partir de la cual el infans podrá constituir el yo (moi) que no es más que la identificación con su propia imagen. Y, por otra parte, la respuesta de júbilo del niño frente a esa imagen, lo cual constata la percepción ficcional que recibe, como una imagen unificada. De todas maneras, esta unidad no es algo que sea realmente tal, por eso ficcional y aparente. Más tarde, con el surgimiento del yo (je), lugar desde donde el sujeto se enuncia, reaparecerán sus vestigios de distintas maneras.

Retomando una cita de El reverso de la biopolítica: “En El estadio del espejo, en efecto el sujeto se inscribe en lo imaginario mediante la asunción jubilosa de su imagen”3.

He realizado esta mínima exploración por lo que Lacan desarrolla en El estadio del espejo porque me gustaría retomar algunas cuestiones de lo que Laurent nos propone leer como el “reverso del estadio del espejo4 a partir de lo que Lacan enuncia en el Seminario XXIII. Para ello, les leeré algunas citas, con las que me propongo trabajar.

La primera cuestión es en relación con el LOM. Podríamos iniciar diciendo que es una categoría de la cual Lacan se sirve para referirse al ser humano para evitar la categoría de sujeto. Estas siglas, son muy enigmáticas para mí, y lejos de dar cuenta de ello me gustaría poder trabajar en qué lugar queda el cuerpo en este momento. Evidentemente ya no como una “imagen narcisista” que se constituye a partir de lo que el infans “ve” e inviste de esa imagen, con la ayuda de la presencia del Otro. Aquí encontramos cierta adoración de la propia imagen que será lo que constituirá la vía de acceso para establecer un vínculo libidinal con el propio cuerpo. Veremos cómo esta cuestión sufrirá algunas modificaciones. Cito:

Empieza por un nivel donde no hay yo, hay un partitivo: de LOM tiene un cuerpo. Es una atribución que precede a todo haber y que es definida como anterior al estadio del espejo, antes de la relación del sujeto con la vista. Antes de toda entrada en juego de la mirada, el cuerpo es producido por una operación de impacto del decir.”5 

Ahora bien, esas tres letras, LOM, podría pensárselas como lo que precede a aquello que durante el estadio del espejo da lugar a una identificación imaginaria con el cuerpo y donde se prescinde de la presencia del Otro para alcanzar eso que antes nombrábamos unidad, alcanzada a partir de la alienación imaginaria. Hay algo entonces que antecede y eso que antecede no se corresponde con el plano de la mirada, es incluso anterior, y corresponde al impacto del decir.

Este impacto del decir creo que se vincula con lo que Lacan va a nombrar como el parlêtre, en tanto uno es hablado por la lengua. La lengua transforma al cuerpo con su impacto, pero también este parlêtre es habitado por un goce. Este goce no es significantizable, a pesar de ser obra del impacto del lenguaje sobre el cuerpo. No se trata solo del cuerpo como superficie de inscripción, sino del cuerpo como lugar de goce. Y este goce ya no es pensado como articulado con el falo del lado del inconsciente, sino con el ello, (el Es freudiano)”6. Esto no significantizable se manifiesta como una fuerza constante que a la respuesta primera de ¡oigo! le sucede un imperativo, ¡Goza!.

Aquí podemos remitirnos al mito de la laminilla, que sitúa la libido como órgano paradójico y goce no homogéneo al goce fálico”7. Órgano paradójico porque no está representado en un órgano material, con soporte imaginario o incluso “cuya característica es no existir”8, sino que como dije anteriormente se experimenta como una fuerza constante que no se sabe de dónde proviene e incita a actuar. Podemos decir también, que por un lado tenemos un cuerpo mas mortificado por la marca de la lengua, o el significante sobre el cuerpo, pero por el otro lado, eso que empuja y empuja a la acción es lo que posibilita pensar un cuerpo mas vivificado, si se quiere.

Continuando con el mito de la laminilla, ese “goce no es homogéneo al goce fálico”9 es decir, no pasa por las vías del significante. Lo cual nos obliga a pensar que para poder gozar, o más precisamente, experimentar el goce, es necesario, además de tener un cuerpo, perder algo. Pero, y aunque no me extenderé en ello ¿qué es eso que se tiene que perder?

Volvamos al LOM. En El reverso de la biopolítica leemos: “LOM se hombrelamina a cada cual mejor”10. Esto último me remite nuevamente al mito de la laminilla, pero, además, a algo que Lacan escribe en Joyce el síntoma“LOM: en francés eso dice bien lo que eso quiere decir”11. Creo que podemos leer aquí cierta distancia entre lo que dice y quiere decir, lo cual está en concordancia con lo que anteriormente comenté sobre el mito, hay algo que no termina de pasar por las vías del significante. Por eso, creo, Laurent realiza el juego de palabras entre laminilla y LOM: se lomeliza o se lameliza12. Es lo que más tarde en la pagina 68 encontramos como la diferenciación entre tener y ser. Por un lado, podemos abocarnos a lo dicho o al enunciado, pero hay siempre algo que lo precede y eso está vinculado con el decir, con la enunciación, lo que va más allá de lo que se dice y tiene relación con el tener y por ende circula del lado de la existencia. 

 

Podríamos dar una vuelta de tuerca más: “'lo que les he dicho de la relación del hombre con su cuerpo, y que depende enteramente de que el hombre dice que él tiene el cuerpo, su cuerpo'. Subrayemos 'el hombre dice'; es este decir el que permite el salto entre el cuerpo y su cuerpo (…) aquí el cuerpo es otorgado por un decir primero del parlêtre”.13 Así, en estos momentos, el tener un cuerpo no requiere, como en el estadio del espejo, de la presencia de otro que actúe de garante, de sostén imaginario.  La mirada y la vista ya no están en primer plano, ahora la palabra “se oye” y por consiguiente hay también voz.

Para ir concluyendo, me gustaría remarcar también cierta continuidad entre estos dos extremos en la enseñanza de Lacan y que se sostiene de maneras diferentes a lo largo de los distintos periodos. Esto tiene que ver con que hay algo que se desconoce, hay algo que queda siempre velado. Del lado del estadio del espejo a partir de esa unidad ficticia que hace las veces de condición de posibilidad para mantener una “unidad” yo (moi), que no hace más que taponar aquello que pueda dejar traslucir cierta fragmentación.

Algo de esto también aparece en el Seminario XXIII cuando Lacan precisa “el parlêtre adora su cuerpo porque cree que lo tiene.”14 Con ese “cree” supongo que hace referencia a que algo se desconoce.

Para finalizar diré que tenemos, por un lado, la mirada y lo visible/invisible,  y por otro, lo oído, por tanto, lo decible/indecible. 

Notes

1. Laurent, E. (2016) El reverso de la biopolítica. Buenos Aires. Gramma, p.232.

2. Ibíd, p. 59.

3. Ibíd, p. 139.

4. Ibíd., p. 139.

5. Ibíd., p. 108.

6.  Ibíd., p. 65.

7. Ibíd., p.64

8. Lacan, J. (1964). El Seminario, libro XI, Los cuatro conceptos Fundamentales del Psicoanálisis. Buenos Aires. Paidós, p. 205.

9. Laurent, E. (2016). El reverso de la biopolítica. Op. cit. p.64

10. Lacan, J. (1976). Joyce el síntoma. En Otros escritos. Paidós. p. 591

11. Ibíd., p. 591

12. Laurent, E. (2016). El reverso de la biopolítica. Op. cit. p.65.

13. Ibíd., p. 119.

14. Lacan, J. (1975-1976), El Seminario, libro XXIII. El sinthome. Buenos Aires, Paidós, p. 64.

Trinidad Valente

Comentario acerca del apartado del Reverso de la biopolítica titulado El cuerpo que LOM tiene.

NODVS LVI, novembre de 2019

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