Prólogo a la cuarta edición de Tres ensayos de teoría sexual (1905)1
Texto elaborado en el marco del Seminario sobre Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis de Lacan “Circuito corporal de la pulsión parcial”, perteneciente al Área de la Tétratada. Impartido por Rosa Calvet durante el curso 2018-2019.
El prólogo a la cuarta edición de Tres ensayos de teoría sexual es escrito en un momento bisagra de la obra freudiana: el viraje de los años '20, con la introducción del concepto de compulsión de repetición que destrona al principio del placer. Tras la Gran Guerra, Freud recoge los efectos que ha tenido la difusión de sus textos, tanto dentro de la esfera psicoanalítica como fuera. Y realiza un interesante entrecruzamiento entre los conceptos de pulsión, el Eros platónico y Tánatos, que acaba de formalizar.
pulsión, Eros, Tánatos, compulsión de repetición, Platón.
Contexto
Para entender mejor algunas referencias que Freud hace en el prólogo de esta edición, fechado en mayo del año 1920, resulta necesario contextualizar el momento de elaboración en que se encuentra su obra. En el mismo mes, pero del año anterior, Freud ha concluido su texto llamado Más allá del principio del placer2 -aunque éste aún no ha sido publicado-, donde formaliza el concepto tal vez más original y disruptivo de toda su obra: la pulsión de muerte. En vías de superar el segundo dualismo pulsional, que planteaba la oposición entre la libido yoica y objetal, y amparado en la observación clínica de fenómenos tales como los sueños de repetición en las neurosis de guerra y el juego del fort-da, desarrolla el concepto de compulsión de repetición3. Ya en Lo ominoso, del año 1919, la describe como “el eterno retorno de lo igual”4. Teoriza que detrás de ésta trabaja, silenciosa, la pulsión de muerte, una tendencia del aparato psíquico dirigida no ya a mantener la homeostasis y el equilibrio, sino más bien -tomando los postulados de la termodinámica- ligada a la entropía, al desorden. Plantea que la repetición de una impresión desagradable -como puede ser, por ejemplo soñar con una vivencia dolorosa y traumática durante la guerra, o la partida de la madre en el juego del niño- no puede estar ligada al cumplimiento de deseo, sino que está conectada a “una ganancia de placer de otra índole, pero directa”5. A partir de este momento, se separan entonces los conceptos de placer y satisfacción, al plantear que allí donde hay displacer, también hay en juego una satisfacción pulsional. Concluye señalando: “la compulsión de repetición (…) nos aparece como más originaria, más elemental, más pulsional, que el principio de placer que ella destrona”6.
Prólogo
En el prólogo a la cuarta edición, Freud se dedica fundamentalmente a defender su doctrina sobre el papel que juega la sexualidad en la etiología de la neurosis -lo cual ha sido fruto de “una observación tan cuidadosa cuanto desprevenida”7-, y lo que llama su concepción ampliada de la sexualidad, la cual apunta no ya a la idea restringida del coito entre adultos, sino que entiende que los sujetos nos vinculamos con los otros, con el mundo y con nuestro propio cuerpo a través de las pulsiones. La sexualidad, entonces, abarca todo lo referido a la pulsión y su satisfacción, y Freud propone abordar el estudio de la misma a partir de un campo de observación específico: la investigación clínica en niños y perversos, quienes no han sido subyugados por los mecanismos represivos de la cultura.
Freud advierte que, tras la I Guerra Mundial, los aportes de la teoría psicoanalítica han sido objeto de distinta suerte: mientras que las formulaciones puramente psicológicas, como son los conceptos de inconsciente, represión y síntoma, han tenido un reconocimiento y aceptación cada vez mayor en la comunidad científica, la parte de la doctrina “lindante con la biología”8 referida a la sexualidad, ha encontrado un profundo rechazo incluso de parte de aquellos que en un primer momento habían abrazado las ideas del psicoanálisis –aquí una alusión velada a Jung y Adler, entre otros-. Asimismo, hace una crítica al interior de la medicina, a cuyos profesionales caracteriza como carentes de la destreza técnica necesaria para llevar un análisis hasta los primeros años de la infancia; y por fuera del psicoanálisis, a aquellos que lo rechazan ya sea por desconocimiento o por sus propios prejuicios. En este sentido, Freud señala: “Si los hombres supieran aprender de la observación directa de los niños, estos tres ensayos podrían no haberse escrito”9.
Al final del prólogo, se halla una referencia que llama la atención por lo enigmática que resulta. Freud indica allí: “(…) todos cuantos miran con desdén al psicoanálisis desde su encumbrada posición deberían advertir cuán próxima se encuentra esa sexualidad ampliada del psicoanálisis al Eros del divino Platón”10. El desafío propuesto entonces es pensar el concepto de sexualidad en relación directa al Eros platónico. En este mismo escrito aparece otra referencia a Platón en el apartado titulado Desviaciones con respecto al objeto sexual al cual da comienzo con una alusión irónica a la correspondencia entre la “teoría popular de la pulsión sexual”11 y el mito del amor formulado por Platón en El banquete12. En este último, Platón pone en boca de Aristófanes el mito según el cual en el origen hombre y mujer constituían un único y mismo ser, pero Zeus, enfadado por su desobediencia, decidió seccionarlo a la mitad, por lo que el amor sería la búsqueda de esa mitad perdida, representando así los ideales de unión y complementariedad con el otro sexo. El objeto amoroso sería, según la teoría platónica, algo pre-determinado, ya fijado por la propia naturaleza del ser. A continuación, Freud procede a refutar esta concepción a partir de numerosas observaciones clínicas de transgresiones y desviaciones en la elección de objeto, para demostrar la contingencia de éste. En ese mismo apartado, hay una nota al pie de página en la cual Strachey menciona que Freud retoma este hilo de pensamiento en Más allá del principio del placer. En ese texto de 1920, en su intento de compaginar el psicoanálisis con los avances científicos que van apareciendo en el campo de la química y la biología, hace el ejercicio de pensar cuál es el vínculo entre las pulsiones sexuales y el origen de la vida. Hace una comparación entre, por un lado, la fusión de las células germinales durante el proceso de reproducción, y por otro, la idea de que las pulsiones de muerte están asociadas desde el comienzo con las pulsiones de vida. Y acto seguido, vuelve a traer el mito platónico, para decir que si bien no tiene un fundamento científico, posee “una condición cuyo cumplimiento anhelamos: la hipótesis de una pulsión que tiende a restablecer un estado anterior”13.
En definitiva, se trata del esfuerzo denodado de Freud por intentar responder a la pregunta que nunca abandonó sobre el origen de la pulsión sexual. Esto puede verse materializado en el diálogo presente desde 1905, es decir, los orígenes mismos del psicoanálisis, hasta ya avanzada su teoría en el vuelco de 1920. Podría entonces formularse un triángulo teórico en cuyos vértices podríamos ubicar: el concepto de pulsión, formulado en Tres ensayos; el de eros con El banquete de Platón y el de tánatos, formalizado en Más allá del principio del placer. Tres conceptos clave que se enraizan, dialogan, y se imbrican, constituyendo los pilares fundamentales del desarrollo del pensamiento freudiano.
1. Freud, Sigmund. “Tres ensayos de teoría sexual (1905)”. Obras completas. Tomo VII. Amorrortu, Buenos Aires editores, 2013, p. 109-224.
2. Freud, Sigmund. “Más allá del principio del placer (1920)”. Obras completas. Tomo VXIII. Amorrortu editores, Buenos Aires, 2007.
3. Ibíd. p. 19.
4. Freud, Sigmund. “Lo ominoso (1919)”. Obras completas. Tomo VXII. Amorrortu editores, Buenos Aires, 2013, p. 234.
5. Freud, Sigmund. “Más allá del principio del placer (1920)”, op. cit., p. 16.
6.Freud, Sigmund. “Más allá del principio del placer (1920)”, op. cit., p. 23.
7. Freud, Sigmund. “Tres ensayos de teoría sexual (1905)”, op. cit. p. 120.
8. Ibíd. p.120.
9. Ibíd. p.120.
10. Ibíd. p.121.
11. Ibíd. p.124.
12. Platón. “El banquete”. Terramar Ediciones. 2017.
13. Freud, Sigmund. “Más allá del principio del placer (1920)”, op. cit., p. 56.
Prólogo a la cuarta edición de Tres ensayos de teoría sexual (1905)1
NODVS LVII, abril de 2020