“Este punto mortal…”

Referencia presentada en el del Seminario del Campo Freudiano, durante la sesión del 17 de octubre del 2020 impartida por Manuel Fernández Blanco.

  • Publicado en NODVS LIX, desembre de 2020

Resum

La lectura de Más allá del principio del placer de Freud, texto de 1920, nos permite establecer cierto vinculo con lo que Lacan trabaja en su primera clase del Seminario 18, sobre ese punto mortal que ya encontramos en Freud cuando refiere a la compulsión de repetición.

Paraules clau

pulsión de muerte, compulsión a la repetición, semblante, más allá del principio del placer

“Este punto mortal”1, así nos dice Lacan en el Seminario que nos proponemos trabajar en relación con aquellos casos que, como escribe Freud en Más allá del principio del placer, “…la repetición iba conectada a una ganancia de placer de otra índole, pero directa”2. Estas tendencias que Freud observa en la repetición del juego infantil, en la repetición de los sueños de las neurosis traumáticas y en la compulsión a la repetición puesta en marcha durante el proceso del tratamiento analítico, no parecen asociarse a una vivencia placentera, sino que más bien, conllevan cierto grado de displacer. Entonces, lo que se pregunta en este texto de 1920 es ¿qué es lo que promueve que estas vivencias tiendan a repetirse y qué relación se puede deducir con lo que hasta el momento él mismo había “atribuido el imperio sobre el decurso de los procesos anímicos”?3. Ya Freud nos iluminaba un poco al respecto cuando refería que esta repetición de situaciones traumáticas y displacenteras el sujeto “puede sentirlas como un elevado goce”4. Algo similar nos transmite Lacan en la página 19 del Seminario cuando dice “En este punto mortal no puedo más que indicar el nudo que forman en este enunciado la repetición y el goce”5. Y, aunque cabría preguntarse si el goce aquí refiere a lo mismo, podríamos conjeturar que hay un punto en el que se podría hacer cierto paralelismo teniendo en cuenta que habría una fuerza, una compulsión que insta a la repetición a pesar de que sea vivenciada como displacentera cada vez para el sujeto.

En su intento de esclarecer un poco más esta cuestión, en el texto antes nombrado de Freud podemos leer que, a partir de estas observaciones, vislumbra la presencia de dos fuerzas pulsionales, aquellas que tienden al progreso y al cambio, idea que ya estaba presente en sus definiciones anteriores sobre la pulsión, a las que ahora, se sumarian aquellas cuya fuerza aspira a la conservación del organismo. O, como lo ilustra haciendo una correspondencia con el mundo animal, es por medio de estas pulsiones conservadoras gracias a las cuales se hacen unos rodeos que se van complejizando e interfiere en la meta, la muerte, e impiden el retorno a lo inanimado.

“Una pulsión sería entonces un esfuerzo, inherente a lo orgánico vivo, de reproducción de un estado anterior que lo vivo debió resignar bajo el influjo de fuerzas perturbadores externas; sería una suerte de elasticidad orgánica o, si se quiere, la exteriorización de la inercia en la vida”6.

Ahora bien, me pregunto, qué nos quiere decir con esto: “la exteriorización de la inercia en la vida”, ¿es esta inercia la que corresponde a eso mortal, o en términos de Freud aquello pulsional que tiende a la conservación y que refiere a la pulsión de muerte? Si el principio de placer contribuye de alguna manera a la obtención de la homeostasis, la compulsión de repetición, incitada por las pulsiones de muerte, actúa como una fuerza contraria, es decir, promueve los movimientos de carácter regrediente. Entonces, si se trata de promulgar el carácter conservador y nos referimos a las pulsiones de muerte, ¿de qué muerte estamos hablando? y ¿por qué conservador?

Podríamos conjeturar que esta compulsión a la repetición, tal como nos lo explica Freud, tiende intentar asir, mediante la repetición misma algo que no pudo ser del todo tramitado, “se empeñan meramente por alcanzar una vieja meta a través de viejos y nuevos caminos”7. Si se repite, podríamos decir, ahora siguiendo a Lacan, es para abrochar significantes. Introducirlo en la cadena significante creando así, por la vía del sentido una ficción. Miller, en su curso De la naturaleza de los semblantes lo expande un poco más al decir que: “el sujeto se repite en su decir, pero este va más lejos de lo que él enuncia, y consiguientemente se infiere (Freud lo hizo bajo el nombre de pulsión) que hay goce en lo real, cuando se trata en la experiencia analítica, cosa que no vio la mirada científica, que alcanzó a percibir que hay saber en lo real”8.

Detengámonos un poco en esta última cita. Lo que podemos leer allí se podría vincular a lo que Freud refiere en su texto cuando dice que durante el tratamiento analítico algunos sujetos se resisten a tocar ciertos puntos que, de hacerlo, estimularía la aparición de la “compulsión demoniaca”9, lo cual sería acompañado de angustia y ante tales posibilidades se prefiere “dejar dormido”10. Me interesa poder centrar la atención en este “dejar dormido” en tanto no es más que lo que de alguna manera se viene comentando. Este "dejar dormido" estaría relacionado con las resistencias que el individuo impone frente aquello de lo cual no se puede o quiere decir. Es de esto mismo de lo que Lacan nos habla cuando hace alusión a “los espacios infinitos cuyo silencio dejaban estupefactos a Pascal”11. Y son, me parece, estos mismos silencios los que podríamos decir conciernen al individuo que no es permeable a los movimientos significantes que resuenan en su decir y que abrirían una vía a otra cosa diferente al saber en lo real, es decir a un goce en lo real. Es lo que, en todo caso, superaría la categoría de artefacto para alcanzar la de sujeto.

Si volvemos a Freud, la compulsión de repetición estaría entonces al servicio de la pulsión de muerte que, mediante su tendencia regresiva ejercita cierta resistencia al cambio. De esta manera, repetición y goce, en tanto goce de lo mismo, se imbricarían en un nudo.

Ahora bien, si tomamos la cuestión del semblante en Lacan, podríamos arribar a la conclusión de que este está de alguna manera emparentada con la compulsión a la repetición de la que nos habla Freud. Entiendo que el semblante en Lacan concierne de alguna manera a aquello que “el sujeto no puede no evitar”12. El semblante conforma, en cierto punto, el discurso mismo. El semblante, en tanto tal, es atravesado por la cadena significante que, por medio de un movimiento, podríamos decir circular, tiende siempre a lo mismo. “Lacan sostiene que el instinto de muerte —al que más tarde llamará pulsión de muerte— de Freud expresa esencialmente el límite de la función histórica del sujeto, que ubica más allá del principio del placer”13. O, como lo expresa el propio Lacan en la página 20 “La muerte es un punto, un punto limite —¿de qué?— del goce de la vida”14. Esta pulsión de muerte entonces instaría a romper con cierta homeostasis supuesta, cierta unidad imaginaria, y contrariamente a lo que del sentido común podría creerse, sería por medio de esta pulsión, que algo de la división subjetiva, de la pérdida de goce, podría empezar vislumbrarse. Vemos aquí nuevamente cómo repetición y goce están enlazados. Si bien la repetición parecería ser repetición de lo mismo, hay algo distinto en la enunciación, que se va filtrando. Y, esto que se puede leer entre líneas, alude a aquello inmortal del goce.

Notes

1. Lacan. Jacques. El Seminario, libro 18, De un discurso que no fuera del semblante. Paidós, Buenos Aires, 2020, p. 20.

2. Freud, Sigmund. “Más allá del principio de placer (1920)”. Obras completas. Tomo XVIII. Amorrortu Ediciones, Buenos Aires, 2007, p. 16.

3. Ibíd, p. 23.

4. Ibíd, p.17.

5. Lacan. Jacques. El Seminario, libro 18, De un discurso que no fuera del semblante, op.cit, p.19.

6. Freud, Sigmund. “Más allá del principio de placer (1920)”, op. cit. p. 38.

7. Ibíd, p.38

8. Miller, Jacques-Alain. De la naturaleza de los semblantes. Paidós, Buenos Aires, 2018, p.110.

9. Freud, Sigmund. “Más allá del principio de placer (1920)”. p. 36.

10. Ibíd, p. 36

11. Lacan. Jacques. El Seminario, libro 18, De un discurso que no fuera del semblante, op.cit, p.20

12. Miller, Jacques-Alain. De la naturaleza de los semblantes, op. cit., p.110.

13. Ibíd p. 22.

14. Lacan. Jacques. El Seminario, libro 18, De un discurso que no fuera del semblante, op.cit, p. 20

Bibliografia

- Freud, Sigmund. “Más allá del principio de placer (1920)”. Obras completas. Tomo XVIII. Amorrortu Ediciones, Buenos Aires, 2007

- Lacan. Jacques. El Seminario, libro 18, De un discurso que no fuera del semblante. Paidós, Buenos Aires, 2020.

- Miller, Jacques-Alain. De la naturaleza de los semblantes. Paidós, Buenos Aires, 2018.

Trinidad Valente

“Este punto mortal…”

NODVS LIX, desembre de 2020

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