El lugar de la verdad en los cuatro discursos de Lacan y en los mitos freudianos  

Referencia presentada en la sesión del 12 de junio de 2021 del Seminario del Campo Freudiano de Barcelona, ​​impartida por Graciela Brodsky.

  • Publicado en NODVS LXII, novembre de 2021

Resum

El siguiente texto es una referencia al capítulo VII del  Seminario 17, el reverso del psicoanálisis : “Edipo, Moisés y el padre de la horda”.

Paraules clau

Mito,verdad, saber,discursos, histeria, Edipo, Moisés,  Tótem y tabu, castración,padre.

Trataré de empezar esta referencia por el final, por lo que Lacan propone al final del capítulo VII del Seminario 17 : leer los mitos de Edipo, Moisés y el padre de la horda primitiva preguntando cuál es el contenido manifiesto y cuál el latente como en el relato del sueño; leer el complejo de Edipo como un sueño de Freud. Es precisamente en La interpretación de los sueños , en la serie de Los sueños de la muerte de personas queridas, donde desarrolla sus fundamentos: “El rey Edipo, que dio muerte a su padre Layo y desposó a su madre Yocasta, no es sino cumplimiento del deseo de nuestra infancia”1, asesinado del padre y goce de la madre sobre lo que volveremos más adelante.

En el Seminario 17 se introducen los cuatro discursos, pequeños cuadrípedos giratorios 2, dispositivos cuya sola presencia domina y gobierna todas las palabras que eventualmente puedan surgir. Son discursos sin la palabra, que después se alojará en ellos” 3. Los términos de las consideradas por Freud profesiones imposibles, educar, gobernar y analizar –“si es que se trata de profesiones”4 – recobran estos cuatro discursos: del dueño, de la universidad, del analista, de la histeria.

En esta clase, se destacará el lugar de la verdad en los esquemas de cuatro patas: será aquel localizado abajo a la izquierda, que subyace al sitio del agente. 


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 Justamente, lo que viene al lugar de la verdad en la estructura de los discursos, podría tomarse como un hilo que recorre este capítulo. ¿Qué se puede saber de esa verdad?

 En el discurso universitario El lugar de la verdad está ocupado por una orden pura y simple, la orden de un significante amo S1 , en la que es imposible dejar de obeder; es el lugar donde se constituye la verdad de la ciencia: “Sigue. Adelante. Sigo sabiendo cada vez más”7, aunque esté en discordancia con lo que a uno le pueda concernir 8. No hace falta que haya nadie aquí –precisa Lacan– lo que permanece es la orden, el imperativo categórico9. Pero precisamente porque el signo del amo –el S1 de la orden Sigue sabiendo– es alojado en el lugar de la verdad, toda pregunta por el enigma que ese signo contiene queda aplastada, enigma a su vez inherente a lo que venga a dicho lugar10.

 En cuanto al discurso del amo, es la única de las cuatro fórmulas que excluiría al fantasma, en tanto es la relación de a con la división del sujeto ($<>a), y en cuanto en el piso de abajo hay siempre una barrera, una imposibilidad entre esos dos lugares (el de la verdad y el de la producción). “Si el análisis tiene importancia es porque la verdad del discurso del amo está enmascarada”11. Como propone Jacques-Alain Miller en Introducción a la clínica lacaniana (1989), el sujeto, $, durante toda esta operación del discurso del amo que es el discurso del inconsciente,no trabaja, es perezoso, más allá de consentir a ser representado por el significante amo S1: “la intervención del psicoanalista consiste en hacer salir al sujeto $ de su pereza (…) para ponerlo a trabajar, para situar al sujeto del inconsciente en el lugar del trabajo”12.

 Si tomamos el discurso del analista, el lugar del agente es ocupado por el objeto a: se trataría, en tanto idéntico al objeto a –que en este momento Lacan sitúa como causa del deseo– el modo en que “el psicoanalista se presta como punto de mira para esta operación insensata, un psicoanálisis, en la medida en que se compromete a seguir la huella del deseo de saber”13. En este capítulo, Lacan lee así la estructura del discurso del analista: “venga, diga todo lo que se lo ocurra, por muy dividido que esté, por mucho que demuestre que usted no piensa o que usted no es nada en absoluto, la cosa puede funcionar, lo que produzca siempre será de recibo”14.

En cuanto a lo que va a parar al lugar de la verdad: “se le pide, a todo lo que se pueda saber –lo representamos por S2 en el esquema– que funcione en el registro de la verdad”15.

Aquí Lacan abre un breve paréntesis alrededor del nombre del padre, situándolo también en el nivel donde el saber hace función de verdad, un punto todavía “impreciso”16: precisamente por situarse ahí, “si en este campo decimos algo de una forma determinada, quedará una parte que, por este mismo decir, se tornará absolutamente irreductible, completamente oscura”17; de ahí el “medio decir”18, un decir no todo.

“Ese medio decir es la ley interna de toda clase de enunciación de la verdad, y lo que mejor encarna esto es el mito”19. Nos remite aquí al capítulo 11 de la Antropología Estructural de Lévi-Strauss, “La estructura de los mitos”: también allí la verdad se sostiene solamente en un medio decir, como los dos medios cuerpos de la esfinge, también con cuatro patas y soporte del enigma al que Edipo responderá “suprimiendo la situación de suspenso que introducía así en el pueblo la pregunta de la verdad”20. Freud, con el esquema del asesinato del padre – goce de la madre obvia21, elide22 el lado trágico del mito, la dimensión de la verdad: “Edipo accedió a Yocasta porque había triunfado en la prueba de la verdad”23, porque respondió al enigma de la esfinge, más allá del asesinato de Layo.

Con respecto a Tótem y tabú, Lacan destaca que no tiene nada que ver con la referencia de Sófocles de la que se sirve Freud para el complejo de Edipo, en cuanto frente al asesinato del padre que permitiría acceder al goce de la madre, el resultado del asesinato de ese padre de la horda que Freud hace existir lleva a lo contrario, a una prohibición. Sobre Moisés y la religión monoteísta, se destaca que el asesinato de Moisés es necesario para que retorne a través de los profetas24; para hacer existir al padre.

 

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Volviendo a la pregunta del inicio, ¿cuál es el contenido latente a donde conduciría el análisis del contenido manifiesto de estos mitos?

En el capítulo objeto de esta referencia Lacan ha abordado lo que va a parar al lugar de la verdad en los discursos del amo, del analista, de la universidad. Pero,¿qué hay del discurso de la histeria? Si ya en el capítulo precedente apuntaba que Freud, al elegir esta versión del mito del Edipo, enmascara, disimula que el padre está castrado desde el origen25, es hacia el final del Seminario 18 donde se destaca, a través de la consideración de la histeria, que el asesinato del padre resulta el sustituto de la castración 26.

 

 

 

 

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Notes

1. Freud, Sigmund. “La interpretación de los sueños (primera parte) (1900)” en  Obras Completas. Volumen IV.  Amorrortu, Buenos Aires, 2012, p. 271.

2. Lacan, Jacques. El Seminario, libro 17, El reverso del psicoanálisis.  Paidós. Buenos Aires, 2017, p. 15.   

3.  Ibíd ., p. 180.

4.  Ibíd ., p. 179.

5.  Ibíd ., p. 108

6.  Ibíd ., p. 182

7.  Ibíd ., p. 110.

8.  Ibíd ., p. 116.

9.  Ibíd ., p. 111.

10.  Ibíd ., p. 110.

11.  Ibíd ., p. 107.

12. Miller, Jacques-Alain. “Del saber inconsciente a la causa freudiana II (1989)”. Introducción a la Clínica Lacaniana. Conferencias en España. RBA , Barcelona, 2007, p. 228.  

13. Lacan, Jacques. El Seminario, libro 17, El reverso del psicoanálisis, op. cit. p. 112.

14. Ibíd., p. 112.

15. Ibíd., p. 114.

16. Ibíd., p. 115.

17. Ibíd., p. 115.

18. Ibíd., p. 115.

19. Ibíd., p. 116.

20. Ibíd., p. 127.

21. Ibíd., p. 120.

22. Ibíd., p. 123.

23. Ibíd., p. 123.

24.  Ibíd ., p. 121.

25.  Ibíd ., p. 106.

26. Lacan, Jacques. El Seminario, libro 18, De un discurso que no fuera del semblante.  Paidós, Buenos Aires, 2014, p. 162.

Rubén Touriño

El lugar de la verdad en los cuatro discursos de Lacan y en los mitos freudianos  

NODVS LXII, novembre de 2021

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