La Época de la Imagen del Mundo de Martin Heidegger.
Referencia presentada en el Seminario de la Tétrada El Uno solo impartido por Vicente Palomera en el año 2021-22 en la Sección Clínica de Barcelona.
El texto intenta seguir el recorrido conceptual propuesto por Martin Heidegger en esta conferencia dictada en 1938, para dar cuenta de la época moderna del mundo como imagen. El camino marcado por el autor va desde las nociones de la metafísica y la pregunta sobre el ente y su verdad como fundamentos de una época, la ciencia como manifestación de la época moderna, el sujeto cartesiano, el objeto, la representación, la imagen del mundo y la cosmovisión, hasta la sombra de lo incalculable en tanto fuera de la representación y el existir como el entre del ocultamiento y desocultamiento del ser. Esta referencia se encuentra en la clase 2 del 26 de enero 2011 del Seminario El Ser y el Uno de Jacques-Alain Miller.
Epoca de la imagen del mundo, ciencia, sujeto, objeto, representación, lo incalculable, el existir.
Introducción
La Época de la Imagen del Mundo (Die Zeit des Weltbildes) es una conferencia realizada por Martin Heidegger en la Universidad de Friburgo en 1938, a la que se le suman unas notas/comentarios que realizó posteriormente y que se publicaron juntos en 1950.
Este texto aparece como referencia en el Seminario El Ser y el Uno de Jacques-Alain Miller en la clase 2 del 26 de enero 2011 en el siguiente párrafo:
¿Qué es lo real? Esta pregunta se volvió perentoria en filosofía a partir de Descartes, al que Lacan vuelve en el intento de extraer su concepto de sujeto.
Digo perentoria en el sentido que es una pregunta marcada por la urgencia y por la insistencia. Quien tuvo al respecto la idea más nítida, más clara, mejor centrada fue el llamado Heidegger, en un artículo de 1938 titulado La Época de la Imagen del Mundo; donde subraya, indica, que el mundo devino a partir de Descartes, hablando con propiedad, una imagen concebida por el sujeto. Heidegger emplea la palabra alemana Bild, que significa imagen y que es el término que se emplea cuando se habla de imagen especular, de imagen originaria, das Urbild. Heidegger plantea que es a partir de Descartes que todo lo que es se sitúa en y por la representación” 1.
Miller afirma que Heidegger no solo nos muestra lo fundamental de la noción de sujeto surgida con Descartes, sino también la transformación del ente mismo en representación, en ob-jeto. Todo cuanto existe, existe para el sujeto, el universo entero no es más que objeto respecto del sujeto. De ahí que el mundo, como todo lo ente, deviene representación e imagen. El sujeto en el centro de la escena da valor a aquello del mundo del ente que se presenta ante él, dando origen a la evaluación del ente según su grado de representatividad/objetivación. Miller también nos recuerda que el inconsciente freudiano es un tejido de representaciones inconscientes (Vorstellung) y que, por lo tanto, la noción de representación es primordial para el psicoanálisis.
Intentaré realizar un recorrido por el texto de Heidegger para recortar algunos conceptos sobre estos temas planteados por Miller.
Metafísica: Época: Ciencia
Heidegger define la Metafísica como una reflexión sobre la esencia del ente. Es una pregunta por el ser del ente y también implica una decisión sobre la verdad del ente, ya que es necesario entender la verdad del ser que rige la época para percibir aquello que es más digno de ser preguntado.
Por lo tanto, la Metafísica fundamenta una época al realizar una interpretación sobre el ente y su verdad y este fundamento rige todas las manifestaciones que la caracterizan. Inversamente, a través de las manifestaciones que caracterizan una época podemos conocer los fundamentos de la Metafísica.
¿Cuáles son las manifestaciones primordiales que caracterizan a la Edad Moderna? Heidegger enumera las siguientes: la Ciencia, la Técnica mecanizada, una relación especial del arte con la Estética en donde la obra de arte se convierte en objeto de la vivencia del hombre, la cultura como manifestación de valores del hombre y el des-diosamiento o pérdida de dioses, que no excluye la religiosidad, sino que la relación con los dioses se transforma en vivencia religiosa.
¿Qué concepción del ente y qué interpretación de la verdad están en la base de estas manifestaciones? Heidegger elegirá a la Ciencia para responder a esta pregunta. Lo primero que puntualiza es que no se puede afirmar que la concepción moderna del ente es más correcta de la griega o que la doctrina del medioevo. La idea del progreso desde una ciencia antigua a una ciencia moderna es solo una costumbre del pensamiento que tenemos que dejar de lado.
Lo que caracteriza a la ciencia de la época moderna es la investigación. ¿Y qué es lo especifico de la investigación? Es el propio conocer como proceder anticipador que se instala en la región, en el ámbito del ente, ya sea la Naturaleza (Ciencias Exactas) o la Historia (Ciencias del Espíritu). Y justamente, el abrir esa región del ente es el proceso fundamental de la investigación. En la Edad Media conocer no es investigar, no hay ninguna apertura de un ámbito del ente, sino que conocer es explicar las palabras divinas y las opiniones doctrinales de las distintas autoridades.
La investigación en la ciencia moderna se basa y se especializa en proyectar, mediante un esquema, de qué modo se ha de proceder en el conocimiento y cómo hay que vincularse con determinadas regiones de entes para objetivarlos. Esta forma de vinculación establece el rigor de la ciencia. Proyecto/esquema y rigor sólo se desarrollan mediante el método. El método tiene el carácter de una aclaración, de una explicación que siempre tiene dos lados: fundamenta algo desconocido en algo conocido y abona eso conocido con lo desconocido. En la investigación y su método, el cálculo es fundamental: solo dispone del ente cuando puede calcularlo por adelantado en su futuro o calcularlo a posteriori como pasado. La Naturaleza y la Historia se convierten en objeto de la representación explicativa: con el precálculo se interpela y se pone en su lugar a la Naturaleza y en el recálculo histórico se interpela y se pone en su lugar a la Historia.
Heidegger sostiene que en el conocimiento de la investigación sólo aquello que se hace objeto vale como ente. Por lo tanto, solo se llega a la ciencia como investigación cuando el ser del ente es buscado en su objetividad.
¿Cómo se lleva a cabo entonces el hacerse objeto del ente? Se realiza en un representar, que apunta a traer ante sí a todo ente. De modo que el hombre que calcula puede estar seguro, tener certeza del ente. En consecuencia, se llega también a la ciencia como investigación cuando, como condición indispensable, la verdad se ha convertido en la certeza del representar.
Sujeto: Objeto: Representación
Heidegger afirma que la primera vez que fue determinado el ente como objetividad del representar y la verdad como certeza del representar fue en la Metafísica de Descartes y que toda Metafísica moderna se mantiene dentro de esta interpretación del ente y la verdad.
La interpretación del hombre como subjectum de Descartes crea el presupuesto metafísico de las Ciencias. Heidegger puntualiza que es superficial considerar que en la Edad Moderna de lo que se trata es de una liberación del hombre hacia sí mismo de las ataduras de la Edad Media. Lo decisivo es que, por un lado, la misma esencia del hombre se transforma al convertirse en sujeto y por otro, hay un necesario juego recíproco entre subjetivismo y objetivismo.
Subjetum (del griego hupokeimenon) nombra lo que yace-ante-nosotros, es el fundamento que reúne todo sobre sí. Heidegger especifica que el concepto metafísico de sujeto no está relacionado con el hombre ni menos aun con el Yo, sino que da cuenta de un lugar en donde el hombre se convierte en el centro de referencia del ente y garante de su verdad.
La tarea de Descartes, según Heidegger, fue crear este fundamento metafísico que posibilito una libertad como autodeterminación con certeza de sí misma. Esto sólo era posible con la condición de que el hombre, que se liberaba de la verdad revelada del Medievo, se hiciera garante de la certeza de aquello que podía ser sabido.
¿Cuál es entonces la certeza que constituye el fundamento del saber? El ego cogito(ergo) sum. Es una frase que dice que, simultáneamente con su pensar, el hombre mismo está indudablemente presente, es decir, que se ha dado a sí mismo a la vez que el pensar en ese instante.
¿Y qué es pensar? Pensar es representar, es una relación representadora con lo representado. Representar significa situar algo ante sí a partir de sí mismo, asegurando como tal al elemento situado.
Heidegger sostiene que a esta noción de pensar como representar le corresponde la interpretación del ente como aquello situado en el frente opuesto en el representar, esto es, lo que está enfrente, lo objetivo. El representar es una objetivación dominadora, por lo tanto, toda relación con algo ya sea una voluntad o hasta un sentimiento, se transforma en una relación representadora, es cogitans, es pensante.
En consecuencia, el subjectum como certeza fundamental es la representación simultánea del hombre representador con el ente representado. Me cogitare = me ese (pienso = soy) es la certeza fundamental en donde el hombre, como aquel que re-presenta toda re-presentación, está asegurado en su ser.
Heidegger considera que por el hecho de que el hombre se ve necesariamente co-representado en la certeza fundamental se convierte en el sujeto que tiene el privilegio sobre todos los demás. El hombre se establece a sí mismo como el patrón/molde/modelo de todas las medidas, con las cuales se mide y calcula lo que ha de considerarse verdadero y siendo. Consecuentemente, esta certeza también tiene un carácter vinculante: nada puede escapar al control de esta objetivación del sujeto, quién también decide qué cosas deben valer como objetos.
La esencia de la subjetividad está constituida por el pensar y el decidir, es decir, una posibilidad de objetivación del ente sin límites ni condiciones y el derecho de decidir sobre dicha posible objetivación.
Imagen: Mundo: Cosmovisión
Heidegger afirma que el mundo deviene imagen en el mismo proceso en el que el hombre deviene sujeto y el ente objeto.
¿Qué significa aquí para Heidegger imagen del mundo? Mundo es la denominación del ente en su totalidad: no solo el cosmos y la naturaleza, sino la historia y los orígenes o fundamentos del ente. Lo primero que nos dice sobre la imagen del mundo es que no es una reproducción o retrato de mundo, sino que el mundo mismo es en la imagen.
La imagen, por lo tanto, no es un calco o una copia, sino que nos informa de algo. Informar de algo quiere decir representar el ente mismo en el estado en que está y tenerlo permanentemente presente ante sí como estando en ese estado. Y representar es traer ante sí lo que está delante en tanto que algo situado frente a nosotros, referirlo a sí mismo, al que se lo representa. Por lo tanto, el hombre se sitúa respecto al ente en la imagen. Pero desde el momento en que el hombre se sitúa de este modo en la imagen, se pone a sí mismo en escena y en lo sucesivo se re-presentará, es decir, tendrá que ser también imagen.
Heidegger sostiene que lo esencial de la imagen es el sistema y el valor. Al informar de algo la imagen presenta al ente como sistema, la unidad de la estructura en lo re-presentado, que incluye todo lo que le pertenece y lo que hace que forme una unidad. El sistema se desarrolla a partir del proyecto de objetividad del ente y domina allí donde el mundo se convierte en imagen. En relación con la noción de valor afirma que, al convertirse el ente en objeto a representar, pierde, en cierto modo, su ser. Esta pérdida de ser conlleva la asignación de un valor al ente y como consecuencia al ente se lo mide por su valor.
Entonces donde el mundo se convierte en imagen, el ente está puesto como aquello frente a lo cual el sujeto se las arregla, decide qué traer, tener y establecer ante sí. Heidegger puntualiza que el fenómeno fundamental de la edad Moderna es la conquista del mundo por la imagen. El hombre lucha por alcanzar la posición en que puede llegar a ser aquel ente que da la medida a todo ente y pone todas las normas. Esa posición se asegura, estructura y expresa como Cosmovisión (visión del mundo), que es la relación del hombre frente al ente en su totalidad, frente al mundo. La Cosmovisión no se trata de un inactivo contemplar el mundo sino una concepción de la vida: el ente sólo vale como algo que es, en la medida en que se encuentra integrado en esta vida y puesto en relación con ella, es decir, desde el momento en que es vivido y se torna vivencia. Por lo tanto, la moderna relación con el ente se convierte en una confrontación de diferentes cosmovisiones, en donde el hombre pone en juego el poder ilimitado del cálculo, la planificación y el dominio de todas las cosas.
Lo incalculable
Pero frente a pretensión de dominio del hombre sobre las cosas, Heidegger nos dice: “Lo incalculable pasa a ser la sombra invisible proyectada siempre alrededor de todas las cosas cuando el hombre se ha convertido en subjectum y el mundo en imagen”2.
¿Qué es lo incalculable? Lo que está fuera de la representación, lo que no puede ser objetivado. Heidegger lo describe como una sombra para dar cuenta de su doble carácter de inaccesibilidad y de desvelamiento, ya que su luminosidad oculta se manifiesta y señala al ser oculto del ente. Por lo tanto, el espacio donde se sitúa el mundo moderno está determinado por la falta de representación de lo incalculable que le da su carácter único.
¿Qué es entonces la negación del ente, lo que se presenta como lo no ente por excelencia? La nada es la negación, lo no ente, la esencia oculta del ente. Pero no debe entenderse como una nulidad, Heidegger la define como la verdad del ser: “La nada nunca es nada, de la misma manera que tampoco es algo en el sentido de un objeto; es el propio ser, a cuya verdad será devuelto el hombre una vez que se haya superado como sujeto, esto es, una vez que deje de representar lo ente como objeto”3.
¿Cómo puede el hombre saber sobre la verdad de su ser, cómo podrá dejar de moverse dentro de la negación del ser de su época? Heidegger propone un preguntar creador y genuino que transporte al hombre a un entre, en el cual pertenece al ser, pero a la vez sigue siendo un extraño para el ente. Define este entre abierto como el existir (estar-ahí), que se entiende como un espacio extático del desocultamiento y ocultamiento del ser.
¿Qué es lo incalculable en el campo del psicoanálisis? Lo que esta fuera del cálculo, lo que no se puede atrapar, lo contingente son algunas de las formas con las que Lacan nombra lo real. Un real, que a diferencia del ser oculto de Heidegger, es goce de un cuerpo. ¿Si la ciencia y el cálculo dejan fuera lo real del goce, cuál es el camino posible marcado por Lacan dentro del psicoanálisis para aproximarse a lo incalculable? ¿Como pensar este entre abierto?
Para proponer una orientación al respecto y como conclusión, cito un párrafo del texto El número en la ciencia y el psicoanálisis de Marco Focchi:
“Lo real en el ser hablante no se puede atrapar, ni siquiera aproximar, por la vía del cálculo. Existe, no obstante, un modo de aproximarse a lo real que no es por la reiteración computacional algorítmica. Es una aproximación que se acerca por fallar siempre su objetivo y que, a diferencia del cálculo, no gira entorno al objeto idéntico a sí mismo como un número real sino alrededor de algo decididamente más inaprensible. La repetición precisamente no es una ley natural y conduce invariablemente al punto de sustracción del goce originario que siempre busca y siempre yerra, girando en torno al vacío sobre el cual se funda el deseo. Este vacío, que no es congruente con el número aplicado a modo de cálculo, es delimitado por la letra, como Lacan lo aclara en Lituratierra: “El borde del agujero en el saber ¿no es eso lo que ella dibuja? ¿...cómo podría negar que ese fuese, ese agujero, por lo que al colmarlo apela a invocar allí el goce” 4.
1. Miller, Jacques-Alain, “Progresos en psicoanálisis bastante lentos II. El discurso de Lacan y su objeto”, Freudiana, nº 74, 2015, p. 7-22.
2. Heidegger, Martin, “La Época de la Imagen del Mundo”, Caminos del Bosque. Alianza Editorial, Madrid, 1984, p. 78.
3. Ibid. p. 90.
4. Focchi, Marco, “El número en la ciencia y el psicoanálisis”, Virtualia. Revista Digital de la Escuela de la Orientación Lacaniana, nº 25, Noviembre 2012 , Disponible en el sitio web: http://www.revistavirtualia.com/articulos/261/lo-real-en-la-ciencia-y-el-psicoanalisis/el-numero-en-la-ciencia-y-en-el-psicoanalisis
La Época de la Imagen del Mundo de Martin Heidegger.
NODVS LXIII, abril de 2022