Un hilo conductor para el escrito de Lacan Lituraterre (Lituraterra, Lituratierra)
Escrito difundido como introducción a la clase del Seminario del Campo Freudiano impartida por el autor el 20 de marzo de 2021.
Escrito poético que sirve como apoyatura para la lectura del Capítulo VII clase sobre Lituratierra, de El Seminario 18, De un discurso que no fuera del semblante.
Letra, Litoral, Goce, Escritura, Semblante
Divido el texto en doce partes, según la versión del Seminario; tomo en cuenta la versión de los Otros escritos y sus traducciones al castellano, y la de Miquel Bassols al catalán (en curso de publicación).
1. Esta palabra que acabo de escribir
Una serie de vocablos en latín: lino, linis; litura, liturarius (con t simple), littera, (con doble t). Ya en latín se confundían. Saltando la etimología, Lacan mezcla todos esos sentidos, lo que da una pequeña nebulosa: mancha, tachadura; untar, embadurnar (en catalán empastifar). Y también orilla. Por su parte, Joyce nombró su relación con la escritura: a letter, a litter. Una letra: una litera, una cama de paja en el establo untada de lo que ya sabemos, una basura. Santo Tomás consideró sus escritos sicut palea, como paja, como estiércol.
A Joyce, esa relación con la letra le ahorró una cura psicoanalítica (y el dinero que cuesta). En esta relación con la letra está el fin de su análisis.
Pero también nos trae la pregunta de si el psicoanálisis no es una alcantarilla. La civilización es la alcantarilla –– la cloaca.
Samuel Beckett introduce la litter, la basura, en su literatura. La literatura, según los manuales, es aderezo de los restos: el canto, el mito, la procesión dramatizada colocados en un escrito.
La civilización es también colocación de los restos. Véase la conferencia de Lacan en Burdeos, 1968, “Mi enseñanza, su naturaleza y sus fines”.
2. En cuanto al psicoanálisis, que penda del Edipo…
El complejo de Edipo no viene del texto de Sófocles. El texto de Freud sobre Dostoyevski no es un ensayo literario.
En la Universidad se ha puesto de moda hablar del escrito. Algo de esta moda es interesante: por fin Rabelais es leído.
Lacan: como autor estoy menos implicado de lo que uno se imagina en los informes de congresos, o en los Escritos, cartas/letras abiertas que se refieren a un aspecto de mi enseñanza.
Lo que escriben los psicoanalistas sobre literatura muestra su falta de inventiva; su práctica no motiva ningún juicio literario.
La compilación de los Escritos se abre con El seminario sobre La carta robada. El cuento de Edgar Allan Poe no sigue ninguna de las clásicas treinta y seis situaciones dramáticas. Una carta es reexpedida y, tras los vericuetos del cuento, llega a su destino. Todo ello sin que sepamos qué contiene la carta; pero sabiendo los efectos que su tránsito provoca en quienes la guardan. La guardan valiéndose del poder que ella misma les confiere: es un efecto de feminización.
3. Discúlpenme la insistencia, pero…
Se trata de distinguir la letra del significante-amo. La letra/carta lleva dentro el significante-amo, y hace su peripecia como la bolita del trilero.
Lo que tiene de crítica literaria el escrito de Lacan es que presta atención al hecho de que Poe es escritor, y que en su cuento dice, entre líneas, cómo circula la letra. Ninguna psicobiografía de Poe explica que el mensaje de la carta esté elidido.
4. Pero, en cuanto a mi texto…
¿Hay una psicobiografía de Lacan? Lacan hubiera querido ser leído adecuadamente. El psicobiógrafo debería explicar en este caso qué lleva la carta/letra para llegar siempre a su destino. Lacan: Quizá por esto ando con los devotos de la literatura. La literatura podría enseñar a tener una idea menos psicobiográfica de la represión.
El texto de Poe tiene la ventaja de resistirse al psicoanálisis. La oscuridad atrae la luz; es el debate de las luces. Que comporta mostrar el agujero. Tal como el fotón esclarece la luz por su agujero, se trata de encontrar el agujero del psicoanálisis para elucidarlo.
La crítica literaria podría renovarse midiéndose con el psicoanálisis; tomando en cuenta que el enigma está del lado de éste. Pero el cuerpo de los psicoanalistas no entiende lo que Lacan les dice cuando les propone la distinción entre verdad y saber. Ellos hacen oficio de la verdad; Lacan espera la verdad de ellos. Pero donde mejor se muestra el psicoanálisis es en el saber puesto en jaque: avanzando de jaque en jaque; que no es fracaso de saber, ni dispensa de saber.
Lacan produjo la instancia de la letra como razón del inconsciente. La razón es mediación; y así tomó Lacan como razón la fuerza de la letra; pero con esto la hacía bífida, es decir, simbólica. Cuando lo real no admite razón, ni mediación.
5. Podría ser la frontera.
Una frontera divide dos lados de una misma materia.
El biólogo Uexkühl fabricó el término de Umwelt (mundo circundante) para entender la lógica de la vida. Pero ese Umwelt no es más que reflejo del mundo interior. Es un principio de adaptación, tan ideológico como el de selección natural.
Lacan, como consecuencia del principio joyciano de a letter, a litter, propone otra cosa, cambiando sólo una letra de la palabra literal: se trata de lo litoral. Un litoral no es una frontera. Lo que hay a un lado del litoral no tiene nada que ver con lo que hay al otro. La relación no es ni siquiera recíproca: el paso de un lado al otro no permite la vuelta atrás.
La letra es litoral: borde del agujero en el saber. A ese agujero el psicoanálisis lo designa: el goce. La letra es entonces el litoral entre el saber y el goce. De ahí una nueva definición del inconsciente: no sólo estructurado como un lenguaje (esto es imprescindible), sino además comandando la función de la letra.
La letra inscribe el discurso. Cf. El Seminario XVII: un discurso sin palabras. La letra muestra en el habla el juego de la metáfora (una palabra en lugar de otra) y de la metonimia (una palabra tomada por otra). Aunque la letra simbolice los efectos del significante, no es anterior al significante. Aquí es instrumento.
6. Semejante discurso confusional…
La idea de que la letra es anterior al significante surgió cuando el discurso analítico fue importado por el universitario, ese que hace uso del saber como semblante. El sentimiento de la experiencia psicoanalítica se sitúa con su discurso. Hubiera podido quedármelo para mí, pero me importaron, me importunaron.
La introducción de la letra en el inconsciente no corresponde a los modelos de Freud: ni las facilitaciones (Bahnungen) del Proyecto, ni la pizarra mágica (Wunderbloch). Los signos de percepción (Wahrnehmungszeichen, WZ) de la carta “52” (6.12.1896) son significantes.
7. Hoy entonces intentaré indicarles…
…lo vivo de la letra y del significante o cómo, quien habla, habita el lenguaje.
Littérature está virando a lituraterre. Esto hay que explicarlo literariamente, al pie de la letra.
Lacan evoca su reciente viaje al Japón. En un primer viaje (1963), hizo experiencia de algo litoral. El Umwelt haría el viaje imposible; incluso sería ya imposible la partida, salvo cantando Partons! Partons! hacia los infiernos de la opereta.
En el viaje de 1963, el vuelo sobrevoló el Ártico. En 1971 siguió el círculo polar. A la ida, Lacan no leyó nada en la llanura norsiberiana. Los soviets conservan el valor occidental (accidental, occire) del montón de armas del sur siberiano. El efecto para Lacan ocurrió en el viaje de vuelta, tras el cosquilleo de la letra japonesa. Lacan habló en las lecciones anteriores de la letra japonesa; ahora puede establecer: la lengua japonesa es hecha por la escritura.
La pintura japonesa casa con la letra, la caligrafía. Se puede ver en los kakemono: escritos colgados, escritura de origen chino en cursiva. Cada escritura es singular, de la mano, del cuerpo. Aplasta lo universal, lo que vale como efecto del significante. Para la distinción entre lo universal y lo particular, Lacan evoca los círculos de Euler con los trazos verticales y horizontales. Universal quiere decir tanto todos los trazos como ningún trazo.
La cursiva, en su soporte de papel, es dimensión de no más de uno, lo singular.
Esta dimensión de lo singular permite situar al sujeto, tal como Peano y Frege situaban el fundamento de la aritmética en el paso del cero al uno. En otro tiempo, Lacan escribía el sujeto como l’Un-En-Peluce, el Uno de más, o el peluche, referencia a un objeto inerte con forma de cuerpo. Por su parte, la topología permite definir la Achose, la forma del Otro que un objeto a tapona. Este objeto a ahora es reductible a una letra.
En la caligrafía japonesa eso se gana con tinta y pincel.
En el viaje de vuelta, entre las nubes (como en un kakemono), Lacan es sorprendido por los reflejos de los regueros de agua en la llanura siberiana, que se destacan sobre una oscuridad que no existe sin esos reflejos.
8. ¿Qué es este aluvión?
Los regueros de agua forman ramillete, se desparraman. Un reguero no es un trazo unario. El trazo unario tiene dos tiempos: el trazo y su borramiento, del que surge un sujeto. En cambio, la litura, que da lugar a la lituraterre, es una tachadura de ningún trazo anterior.
La litura pura, la tachadura pura, es lo literal. Es producir el sujeto en un solo tiempo, su primera mitad. Como el medio pollo de Lacan. La caligrafía es producir la tachadura única, intachable: en un trazo, el uno unario. Un occidentado no sabe hacerla; está tachado en la lista.
El litoral se traza entre centro y ausencia; entre saber y goce.
El litoral se hace literal por la repetición del viraje del litoral a la letra (caligrafía). Esa repetición crea un agente que a su vez lo sostiene.
En la visión de Lacan sobre Siberia, la tachadura única, el reguero, se junta con su fuente: el agua viene de las nubes entre las cuales ve resplandecer los regueros.
Sobre las nubes: Las nubes de Aristófanes; las nubes de Saussure: de la rotura de las aguas en suspensión se precipita el significante (el semblante por excelencia). En la pintura japonesa, es el makemono: dibujo entre nubes. Esas nubes introducen la dimensión del significante por el lado del vacío medio.
La letra es ruptura del semblante. La nube se liquida. La letra disuelve lo que hacía forma, fenómeno, meteoro. La ruptura del semblante hace goce; del cual la ciencia prescinde. De esa ruptura cae lo que se transforma en regueros.
Escribir es hacer regueros del significado en lo real. La escritura es lo que llovió del semblante en tanto es lo que produce el significado.
La escritura no es un calco del significante, pero sí de sus efectos de lengua, lo que es forjado por quien la habla. La escritura sólo remonta al significante para tomar el nombre que tiene. La escritura, la letra, está en lo real; el significante está en lo simbólico.
9. Vuelvo a un momento posterior en el avión.
En el viaje de vuelta se ven las isóbaras, trazadas perpendicularmente a las pendientes y los cursos de agua.
En Osaka, las autopistas parecen bajar del cielo, unas encima de las otras.
La arquitectura japonesa consiste en un aleteo.
El camino más corto lo traza la nube llevada por el viento.
Nadie sigue la línea recta. Ni siquiera la luz.
La única línea recta es la distancia en la ley de Newton: sólo un factor en una dinámica en la que todo cae en cascada, en forma de parábola.
No hay otra recta que la que viene de la escritura. La agrimensura —la geometría— sigue el trazado de las estrellas. Tanto la escritura como la astronomía son artefactos que vienen del lenguaje.
Nuestra ciencia son regueros de letras y gráficos combinados.
10. Bajo el puente de Mirabeau...
El puente con la oreja en la portada de La Psychanalyse; la escena primitiva, de la que sólo queda la V de las cinco y el batido de alas de la mariposa. El goce ahí llueve en el habla de la interpretación.
El síntoma instituye un orden en el que se revela nuestra política. Por eso hay razones para poner al psicoanálisis a la cabeza de la política e interpretarla. Si el psicoanálisis estuviera más advertido, las figuras de la política se inquietarían. Advertido quiere decir que bastaría tomar el partido de la escritura para otra cosa que no fuera la tribuna o el tribunal, o para que en la política se jugaran otras palabras, tributarias de nuestro discurso.
No hay metalenguaje. Toda lógica está falseada por tomar el lenguaje como objeto.
El escrito podría forzarnos a salir de la lógica. El litoral podría dar consistencia a un discurso que no fuera emitido por el semblante.
La literatura de vanguardia es un hecho de litoral. No se sostiene con el semblante. Muestra una fractura de discurso, la pone por delante. Esa literatura intenta aterrizar. Su ambición es ser científica. Es verdad que la ciencia está hecha de escritura. Pero eso no le va a impedir enfrentarse a síntomas: la polución. La noción de medio ambiente viene del Umwelt de Uexküll, pero transformada por la behaviour, es decir, cretinizada.
11. Para lituraterrizar yo mismo…
La escritura es la formación de regueros. Esto no es una metáfora sino una imagen. Esto vale también para el escrito de Lacan. El goce de Lacan está en el aluvión de oyentes.
En la lengua japonesa está incluido un efecto de escritura. Lo escrito se puede leer con dos pronunciaciones diferentes: on-yomi, kun-yomi.
En japonés, es la letra y no el signo quien da apoyo al significante para un efecto de metáfora (esta es la esencia del lenguaje) En japonés, el discurso (la letra) es más importante que el lenguaje (el significante). Pero la letra está en el lenguaje como ley de la metáfora.
A partir de ahí la letra es promovida a la función de un referente, como una cosa más. Esto cambia el estatuto del sujeto.
Para su identificación fundamental, el sujeto no se apoya en el trazo unario, sino en una constelación de identificaciones. Tener tantos apoyos es como no tenerlos. El sujeto entonces toma apoyo en el Tú: en el tú y en lo callado. En japonés, el enunciado incluye el decir, con las variaciones pronominales que impone la cortesía.
Esto parece comportar como resultado que no hay defensa de lo reprimido. Y entonces lo reprimido se aloja en la referencia a la letra. Lo que nos da una nueva división subjetiva: entre la letra y el ejercicio del habla.
12. Esto fue sin duda lo que dio a mi querido amigo Roland Barthes…
Con sus formas de cortesía, el sujeto japonés no da envoltura a nada. Es el imperio de los semblantes. Nada es más distinto del vacío excavado por la letra que el semblante. El vacío es arcaduz (cubilete) siempre dispuesto a acoger el goce, o a invocarlo con su artificio. Nada comunica menos que un sujeto que no esconde nada. Pero sí que os manipula haciendo de vosotros un elemento en el ceremonial.
El ceremonial se basa en la posibilidad de descomponer al sujeto. Una delicia.
El bunraku muestra la estructura de las costumbres japonesas. La marioneta manipulada es el semblante; el habla es recitada. Todo lo que se dice en una conversación japonesa podría ser leído por un recitante. En la conversación japonesa no hay interpretación; sólo hay traducción perpetua.
La única comunicación de que da testimonio Lacan fue con un científico, en la pizarra. Sobre la transmisión de la vida.
Una ascesis de la escritura, más allá de la crítica literaria, sólo puede pasar si se alcanza el imposible escrito está con el que se instauraría la relación/trato/proporción sexual.
Un hilo conductor para el escrito de Lacan Lituraterre (Lituraterra, Lituratierra)
NODVS LXIII, abril de 2022