Un montón de trigo entre sofisma y significante

Texto presentado en el Seminario Optativo del Área de la Tétrada “Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis” a cargo de Miquel Bassols

  • Publicado en NODVS LXIV, juny de 2022

Resum

¿Qué es lo que hace que un montón sea un montón? Es Borel en su libro El azar, Descubrimiento, aplicación y valor de las leyes del azar, quien trabaja el sofisma “un montón de trigo”. Y es el sofisma que con sus indeterminaciones azarosas fue conduciendo el recorrido de la investigación.

Paraules clau

Sofisma del montón de trigo, topología, significante, sujeto, continuidad, discontinuidad.

En el libro El azar de Emile Borel, que Lacan trabaja en su curso “Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis”, nos introduce a una variedad de cuestiones relacionadas con lo que se denomina “el sofisma del montón de trigo”, que hizo que yo también lo hiciera bajo la forma de este texto. “Entre los sofismas que nos han legado los griegos, ninguno mayor que el sofisma del ´montón de trigo´ que perdura a través de los siglos; no se trata, en efecto, de un simple juego de ingenio, sino de un ejemplo típico de una dificultad frecuente”1 nos refiere Borel.

¿Cuánto es un montón? Un grano de trigo no constituye un montón; ni dos granos, ni tres granos; sin embargo de tener reunidos un millón de granos estaríamos de acuerdo en que forman un montón. ¿Cuál es el límite exacto? nos interroga Emile Borel. “¿Se deberá decir que 2.342 granos, por ejemplo, no forman un montón, mientras que 2.343 lo forman?”2 No es posible entonces saber qué es un montón de trigo, continúa Borel. “Todo sofisma se presenta en primer lugar como un error lógico”3. Propongo trabajar con él.

¿Es la elección de la palabra “montón” lo que lo hace arbitrario? Una dificultad frecuente en la vida es la indeterminación forzada de las palabras. Montón: “una cantidad muy grande de una cosa” define el diccionario. Los diccionarios en su búsqueda por fijar el sentido de las palabras yacen dentro del círculo vicioso fundamental, el de definir las palabras por medio de palabras. Sobre esto Borel nos dirá “en las cuestiones de lenguaje, como en muchas otras, no hay más que verdades estadísticas”4. Continúa: “si se trata entonces de definir un término usual, tal como casa o casucha, sin duda se estará de acuerdo en aceptar el testimonio de un cierto número de franceses, sino de todos”5. La estadística allí se abre paso como una simplificación de lo común, lo usual y/o lo social, dando cuenta de que el lenguaje se va creando, renovando y evolucionando a través de consensos y disensos, de reglas y usos. Desde este punto de vista, continuará Borel, “la solución del sofisma es fácil”, fundándose “en que la verdad estadística es la única verdad, se evitarían así muchos sofismas y muchas paradojas”6.

n+1, n-1. No hay una separación clara entre lo que es un montón y lo que no es un montón. Partamos por ejemplo de n=1, de n=2 o de n=3, podemos afirmar que n no constituye un montón. Ahora añadamos sucesivamente uno a uno los granos, estaremos de acuerdo que en n+1 no se podrá precisar en qué momento n comienza a ser un montón. Pensémoslo al revés. Afirmamos que n es “un montón de trigo” y le quitamos un grano n-1, allí en n-1 sigue siendo un montón... y así, sucesivamente, al continuar retirando los granos de a uno en uno nos encontramos habiendo perdido el montón sin habernos dado cuenta cuándo. Vemos que ambos movimientos nos enfrentan a la irresolución del sofisma por el camino del lenguaje. Ello nos empuja a buscar cuál es el valor del sofisma, acaso el valor de reconocer en la indeterminación misma la potencialidad del lenguaje.

n, x. ¿n discreta o x continua? Al no poder definir el número de granos que determinan un montón, tendemos hacia lo continuo, es decir, al acercarnos uno a uno en los granos desde lo discreto encontramos lo continuo. Mientras que al acercarnos buscando lo continuo en un montón, encontramos lo discreto en un grano. ¿En qué momento “un montón de trigo” pasa de lo continuo a lo discontinuo? El sofisma pareciera ilustrar el pasaje de una continuidad x a una discontinuidad n, y simultáneamente que no se trata de una solución de continuidad sino de un pasaje, introduciéndonos a otra reflexión. Me refiero a una cita de Lacan donde dice “la discontinuidad es, pues, la forma esencial en que nos aparece en primer lugar el inconsciente como fenómeno”7. Sobre esto Miller nos dirá: “Lacan recurrirá a la discontinuidad para definir la estructura del sujeto. Este paso, este trayecto, es el que va desde un sujeto confrontado a su discontinuidad y que tiene como función restablecer la continuidad (…) hasta un sujeto que es lo discontinuo mismo”8.  Tal como en el pasaje de lo continuo a lo discontinuo en los granos de trigo, ¿podríamos pensarlo en el sujeto como el de un pasaje topológico entre lo continuo en el sujeto que habla en calidad de yo a lo discontinuo en el sujeto del inconsciente? La oposición continuidad-discontinuidad nos conduce directamente al “sujeto cuestionado” en el seminario de Miller, Causa y consentimiento. “El sujeto al que Lacan arriba y que seguimos intentando manejar no es el que reestablece la continuidad, sino lo discontinuo mismo. Esta oposición mide la distancia entre el sujeto de la palabra y el sujeto del inconsciente”9. El sofisma invita a pensar en el sujeto en lo continuo como “un operador de continuidad”10, el sujeto en lo discontinuo en ese “sujeto que es lo discontinuo mismo”11, y el pasaje topológico entre ambos.

Entonces y para concluir, regreso al punto de partida, la definición misma de qué es un sofisma. Sofisma “es un razonamiento lógico que bajo la apariencia de una verdad, incluye un engaño”12. Es en el engaño donde propongo pensar que se filtra el significante. Lacan en el informe de Roma cuando refiere “examinemos primero el término significante” se interroga: “¿dónde podría estar? La respuesta para el significante es: en cualquier otra parte. He aquí sobre esta mesa, más o menos disperso, un kilo de significante”13 nos dice. Veamos ese kilo de significante, ese en cualquier parte para buscarlo en una singularidad. Para quien escribe “un montón de trigo” es una imagen acústica del Puerto de Olivos en Buenos Aires. El recuerdo de extensas tuberías aéreas desde donde los barcos distribuían los granos era algo digno de ver y digno de escuchar ese “montón de trigo” cayendo en los contenedores, es en ese recuerdo que “algo se manifiesta como vacilación”14. “Lo que caracteriza al significante es el desplazamiento, se conecta, se sustituye del modo metafórico y metonímico, y siempre vuelve en lugares inesperados”15, será en los contenedores del Puerto de Olivos un inesperado. “Siempre después de un significante puede venir otro, (…) siempre puede haber una palabra más”16, siempre puede haber un grano más de trigo. Concluyo con la pregunta si es por el significante la salida del sofisma.

 

En el libro El azar de Emile Borel, que Lacan trabaja en su curso “Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis”, nos introduce a una variedad de cuestiones relacionadas con lo que se denomina “el sofisma del montón de trigo”, que hizo que yo también lo hiciera bajo la forma de este texto. “Entre los sofismas que nos han legado los griegos, ninguno mayor que el sofisma del ´montón de trigo´ que perdura a través de los siglos; no se trata, en efecto, de un simple juego de ingenio, sino de un ejemplo típico de una dificultad frecuente”1 nos refiere Borel.

 

¿Cuánto es un montón? Un grano de trigo no constituye un montón; ni dos granos, ni tres granos; sin embargo de tener reunidos un millón de granos estaríamos de acuerdo en que forman un montón. ¿Cuál es el límite exacto? nos interroga Emile Borel. “¿Se deberá decir que 2.342 granos, por ejemplo, no forman un montón, mientras que 2.343 lo forman?”2 No es posible entonces saber qué es un montón de trigo, continúa Borel. “Todo sofisma se presenta en primer lugar como un error lógico”3. Propongo trabajar con él.

 

¿Es la elección de la palabra “montón” lo que lo hace arbitrario? Una dificultad frecuente en la vida es la indeterminación forzada de las palabras. Montón: “una cantidad muy grande de una cosa” define el diccionario. Los diccionarios en su búsqueda por fijar el sentido de las palabras yacen dentro del círculo vicioso fundamental, el de definir las palabras por medio de palabras. Sobre esto Borel nos dirá “en las cuestiones de lenguaje, como en muchas otras, no hay más que verdades estadísticas4. Continúa: “si se trata entonces de definir un término usual, tal como casa o casucha, sin duda se estará de acuerdo en aceptar el testimonio de un cierto número de franceses, sino de todos”5. La estadística allí se abre paso como una simplificación de lo común, lo usual y/o lo social, dando cuenta de que el lenguaje se va creando, renovando y evolucionando a través de consensos y disensos, de reglas y usos. Desde este punto de vista, continuará Borel, “la solución del sofisma es fácil”, fundándose “en que la verdad estadística es la única verdad, se evitarían así muchos sofismas y muchas paradojas”6.

 

n+1, n-1. No hay una separación clara entre lo que es un montón y lo que no es un montón. Partamos por ejemplo de n=1, de n=2 o de n=3, podemos afirmar que n no constituye un montón. Ahora añadamos sucesivamente uno a uno los granos, estaremos de acuerdo que en n+1 no se podrá precisar en qué momento n comienza a ser un montón. Pensémoslo al revés. Afirmamos que n es “un montón de trigo” y le quitamos un grano n-1, allí en n-1 sigue siendo un montón... y así, sucesivamente, al continuar retirando los granos de a uno en uno nos encontramos habiendo perdido el montón sin habernos dado cuenta cuándo. Vemos que ambos movimientos nos enfrentan a la irresolución del sofisma por el camino del lenguaje. Ello nos empuja a buscar cuál es el valor del sofisma, acaso el valor de reconocer en la indeterminación misma la potencialidad del lenguaje.

 

n, x. ¿n discreta o x continua? Al no poder definir el número de granos que determinan un montón, tendemos hacia lo continuo, es decir, al acercarnos uno a uno en los granos desde lo discreto encontramos lo continuo. Mientras que al acercarnos buscando lo continuo en un montón, encontramos lo discreto en un grano. ¿En qué momento “un montón de trigo” pasa de lo continuo a lo discontinuo? El sofisma pareciera ilustrar el pasaje de una continuidad x a una discontinuidad n, y simultáneamente que no se trata de una solución de continuidad sino de un pasaje, introduciéndonos a otra reflexión. Me refiero a una cita de Lacan donde dice “la discontinuidad es, pues, la forma esencial en que nos aparece en primer lugar el inconsciente como fenómeno”7. Sobre esto Miller nos dirá: “Lacan recurrirá a la discontinuidad para definir la estructura del sujeto. Este paso, este trayecto, es el que va desde un sujeto confrontado a su discontinuidad y que tiene como función restablecer la continuidad (…) hasta un sujeto que es lo discontinuo mismo”8.  Tal como en el pasaje de lo continuo a lo discontinuo en los granos de trigo, ¿podríamos pensarlo en el sujeto como el de un pasaje topológico entre lo continuo en el sujeto que habla en calidad de yo a lo discontinuo en el sujeto del inconsciente? La oposición continuidad-discontinuidad nos conduce directamente al “sujeto cuestionado” en el seminario de Miller, Causa y consentimiento. “El sujeto al que Lacan arriba y que seguimos intentando manejar no es el que reestablece la continuidad, sino lo discontinuo mismo. Esta oposición mide la distancia entre el sujeto de la palabra y el sujeto del inconsciente”9. El sofisma invita a pensar en el sujeto en lo continuo como “un operador de continuidad”10, el sujeto en lo discontinuo en ese “sujeto que es lo discontinuo mismo”11, y el pasaje topológico entre ambos.

 

Entonces y para concluir, regreso al punto de partida, la definición misma de qué es un sofisma. Sofisma “es un razonamiento lógico que bajo la apariencia de una verdad, incluye un engaño12. Es en el engaño donde propongo pensar que se filtra el significante. Lacan en el informe de Roma cuando refiere “examinemos primero el término significante” se interroga: “¿dónde podría estar? La respuesta para el significante es: en cualquier otra parte. He aquí sobre esta mesa, más o menos disperso, un kilo de significante”13 nos dice. Veamos ese kilo de significante, ese en cualquier parte para buscarlo en una singularidad. Para quien escribe “un montón de trigo” es una imagen acústica del Puerto de Olivos en Buenos Aires. El recuerdo de extensas tuberías aéreas desde donde los barcos distribuían los granos era algo digno de ver y digno de escuchar ese “montón de trigo” cayendo en los contenedores, es en ese recuerdo que “algo se manifiesta como vacilación”14. “Lo que caracteriza al significante es el desplazamiento, se conecta, se sustituye del modo metafórico y metonímico, y siempre vuelve en lugares inesperados”15, será en los contenedores del Puerto de Olivos un inesperado. “Siempre después de un significante puede venir otro, (…) siempre puede haber una palabra más”16, siempre puede haber un grano más de trigo. Concluyo con la pregunta si es por el significante la salida del sofisma.

En el libro El azar de Emile Borel, que Lacan trabaja en su curso “Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis”, nos introduce a una variedad de cuestiones relacionadas con lo que se denomina “el sofisma del montón de trigo”, que hizo que yo también lo hiciera bajo la forma de este texto. “Entre los sofismas que nos han legado los griegos, ninguno mayor que el sofisma del ´montón de trigo´ que perdura a través de los siglos; no se trata, en efecto, de un simple juego de ingenio, sino de un ejemplo típico de una dificultad frecuente”1 nos refiere Borel.

 

¿Cuánto es un montón? Un grano de trigo no constituye un montón; ni dos granos, ni tres granos; sin embargo de tener reunidos un millón de granos estaríamos de acuerdo en que forman un montón. ¿Cuál es el límite exacto? nos interroga Emile Borel. “¿Se deberá decir que 2.342 granos, por ejemplo, no forman un montón, mientras que 2.343 lo forman?”2 No es posible entonces saber qué es un montón de trigo, continúa Borel. “Todo sofisma se presenta en primer lugar como un error lógico”3. Propongo trabajar con él.

 

¿Es la elección de la palabra “montón” lo que lo hace arbitrario? Una dificultad frecuente en la vida es la indeterminación forzada de las palabras. Montón: “una cantidad muy grande de una cosa” define el diccionario. Los diccionarios en su búsqueda por fijar el sentido de las palabras yacen dentro del círculo vicioso fundamental, el de definir las palabras por medio de palabras. Sobre esto Borel nos dirá “en las cuestiones de lenguaje, como en muchas otras, no hay más que verdades estadísticas4. Continúa: “si se trata entonces de definir un término usual, tal como casa o casucha, sin duda se estará de acuerdo en aceptar el testimonio de un cierto número de franceses, sino de todos”5. La estadística allí se abre paso como una simplificación de lo común, lo usual y/o lo social, dando cuenta de que el lenguaje se va creando, renovando y evolucionando a través de consensos y disensos, de reglas y usos. Desde este punto de vista, continuará Borel, “la solución del sofisma es fácil”, fundándose “en que la verdad estadística es la única verdad, se evitarían así muchos sofismas y muchas paradojas”6.

 

n+1, n-1. No hay una separación clara entre lo que es un montón y lo que no es un montón. Partamos por ejemplo de n=1, de n=2 o de n=3, podemos afirmar que n no constituye un montón. Ahora añadamos sucesivamente uno a uno los granos, estaremos de acuerdo que en n+1 no se podrá precisar en qué momento n comienza a ser un montón. Pensémoslo al revés. Afirmamos que n es “un montón de trigo” y le quitamos un grano n-1, allí en n-1 sigue siendo un montón... y así, sucesivamente, al continuar retirando los granos de a uno en uno nos encontramos habiendo perdido el montón sin habernos dado cuenta cuándo. Vemos que ambos movimientos nos enfrentan a la irresolución del sofisma por el camino del lenguaje. Ello nos empuja a buscar cuál es el valor del sofisma, acaso el valor de reconocer en la indeterminación misma la potencialidad del lenguaje.

 

n, x. ¿n discreta o x continua? Al no poder definir el número de granos que determinan un montón, tendemos hacia lo continuo, es decir, al acercarnos uno a uno en los granos desde lo discreto encontramos lo continuo. Mientras que al acercarnos buscando lo continuo en un montón, encontramos lo discreto en un grano. ¿En qué momento “un montón de trigo” pasa de lo continuo a lo discontinuo? El sofisma pareciera ilustrar el pasaje de una continuidad x a una discontinuidad n, y simultáneamente que no se trata de una solución de continuidad sino de un pasaje, introduciéndonos a otra reflexión. Me refiero a una cita de Lacan donde dice “la discontinuidad es, pues, la forma esencial en que nos aparece en primer lugar el inconsciente como fenómeno”7. Sobre esto Miller nos dirá: “Lacan recurrirá a la discontinuidad para definir la estructura del sujeto. Este paso, este trayecto, es el que va desde un sujeto confrontado a su discontinuidad y que tiene como función restablecer la continuidad (…) hasta un sujeto que es lo discontinuo mismo”8.  Tal como en el pasaje de lo continuo a lo discontinuo en los granos de trigo, ¿podríamos pensarlo en el sujeto como el de un pasaje topológico entre lo continuo en el sujeto que habla en calidad de yo a lo discontinuo en el sujeto del inconsciente? La oposición continuidad-discontinuidad nos conduce directamente al “sujeto cuestionado” en el seminario de Miller, Causa y consentimiento. “El sujeto al que Lacan arriba y que seguimos intentando manejar no es el que reestablece la continuidad, sino lo discontinuo mismo. Esta oposición mide la distancia entre el sujeto de la palabra y el sujeto del inconsciente”9. El sofisma invita a pensar en el sujeto en lo continuo como “un operador de continuidad”10, el sujeto en lo discontinuo en ese “sujeto que es lo discontinuo mismo”11, y el pasaje topológico entre ambos.

 

Entonces y para concluir, regreso al punto de partida, la definición misma de qué es un sofisma. Sofisma “es un razonamiento lógico que bajo la apariencia de una verdad, incluye un engaño12. Es en el engaño donde propongo pensar que se filtra el significante. Lacan en el informe de Roma cuando refiere “examinemos primero el término significante” se interroga: “¿dónde podría estar? La respuesta para el significante es: en cualquier otra parte. He aquí sobre esta mesa, más o menos disperso, un kilo de significante”13 nos dice. Veamos ese kilo de significante, ese en cualquier parte para buscarlo en una singularidad. Para quien escribe “un montón de trigo” es una imagen acústica del Puerto de Olivos en Buenos Aires. El recuerdo de extensas tuberías aéreas desde donde los barcos distribuían los granos era algo digno de ver y digno de escuchar ese “montón de trigo” cayendo en los contenedores, es en ese recuerdo que “algo se manifiesta como vacilación”14. “Lo que caracteriza al significante es el desplazamiento, se conecta, se sustituye del modo metafórico y metonímico, y siempre vuelve en lugares inesperados”15, será en los contenedores del Puerto de Olivos un inesperado. “Siempre después de un significante puede venir otro, (…) siempre puede haber una palabra más”16, siempre puede haber un grano más de trigo. Concluyo con la pregunta si es por el significante la salida del sofisma.

Notes

1. Borel, Emile. El azar. Descubrimiento, aplicación y valor de las leyes del azar. Ed. LA PLAYADE, Bs. As., 1974, p. 132

2. Ibid., p133

3. Lacan,Jacques. "El tiempo lógico y el aserto de certidumbre anticipada". Escritos 1. Siglo XXI Editores, Bs.As., 2014, p. 195. 

4. Borel, Emile. El azar. Descubrimiento, aplicación y valor de las leyes del azar. Ed. LA PLAYADE, Bs. As., 1974, p.137

5. Ibid., p.136

6. Ibid., p.136

7. Lacan, Jacques. El seminario, libro 11, Los cuatro Conceptos Fundamentales del psicoanálisis. Paidós, Buenos Aires, 2013, p. 33.

8. Miller, Jacques-Alain. Causa y consentimiento. Paidós, Buenos Aires, 2019, p. 162

9. Ibid., p. 162

10. Ibid., p. 161

11. Ibid., p. 162

12. Bassols, Miquel. “El cuerpo hablante y sus estados de urgencia”. Revista Freudiana, nro. 76, Año 2016.

13. Lacan, Jacques. Otros escritos. Paidós, Buenos Aires, 2013, p. 162

14. Lacan, Jacques. El seminario, libro 11, Los cuatro Conceptos Fundamentales del psicoanálisis. Paidós, Buenos Aires, 2013, p. 33.

15.  Bueno, Laura. “Lo inconsciente en su relación con lo “Heimlich” y lo “Unheimlich””. NODVS, nro. XXXIX, 2013.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                      16. Bassols,Miquel. “El cuerpo hablante y sus estados de urgencia”. Revista Freudiana, nro. 76, Año 2016.

Lucila Tavernier

Un montón de trigo entre sofisma y significante

NODVS LXIV, juny de 2022

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