Aforismos lacanianos

Intervención presentada en el encuentro Leer un aforismo… lacaniano. 20 de Octubre de 2022 en la Sección Clínica de Barcelona.

  • Publicado en NODVS LXVI, març de 2023

Resum

El encuentro Leer un aforismo… lacaniano se enmarca en torno al libro Aforismos lacanianos. Una introducción al psicoanálisis, que reúne una serie de conferencias realizadas por distintos psicoanalistas en el ciclo de conferencias de la Sección Clínica de Barcelona Aforismos lacanianos.

Paraules clau

Aforismo, goce, nudos, psicosis

La enseñanza de Lacan es compleja, la lectura de sus textos no es una tarea fácil, y puede convertirse en un desafío intelectual que unos intentan y otros abandonan. Entre los últimos se encuentran muchos de sus detractores. Pero, leer a Lacan sin la vía de apertura que brinda la hipótesis del inconsciente complica bastante más las cosas. Por eso él, en 1968, en la presentación de Scilicet, dirigiéndose a cada uno de sus lectores dijo Tú puedes saber.

Tú puedes saber sobre tu goce, sobre tu forma oscura de gozar, sobre eso que hay en ti y no quieres saber, sobre eso que rechazas con obstinación.

Recuerdo, en los inicios de mi formación, cómo algunos de los aforismos de Lacan me impactaron: No hay relación sexual, La mujer no existe. Eran formulaciones que yo podía intuir subjetivamente como verdaderas, sin disponer de los mínimos elementos lógicos y conceptuales para explicarlos, ni tampoco saber gran cosa aún del inconsciente que me determinaba como sujeto.

Hoy, diré algo sobre el aforismo que ha sido trabajado, muy bien, por cierto, por Pepa Freiría. Se trata de “Todo el mundo es loco, es decir, delirante”1. Leer este aforismo me ha conducido a otros dos anteriores, hay que decir que los tres son contradictorios entre sí, sin embargo, diría, que entre los tres se abarca buena parte de la enseñanza de Lacan sobre las psicosis.

Quién no se preguntó alguna vez, con cierto temor, si estaba loco o si se estaba volviendo loco. Por lo que a mí respecta, sexualidad y locura constituyeron un nudo especial a raíz de unas palabras de mi padre a una pregunta que le hice siendo un niño. Fue un acontecimiento traumático.

O sea que, la clínica de las psicosis me interesó muy tempranamente: el caso Aimée, el texto Acerca de la causalidad psíquica, el Seminario 3 de Las psicosis, la Cuestión preliminar ..., eran textos que me orientaban. Pero también siempre tuve presente unas palabras, un aforismo, que Lacan en los años 50 había escrito en el frontispicio de la sala de guardia del hospital de Sainte Anne, que decía lo siguiente: No es loco quién quiere, sino quién puede.

Se estaba fraguando la clínica discontinua, una clínica de fronteras, donde el significante que estaba al mando era el del Nombre del Padre. Las dos formulaciones: no es loco quien quiere y todo el mundo es loco son claramente antagónicas, responden a épocas y a clínicas distintas. Con la primera estamos en la clínica del significante, con la segunda estamos en la clínica del goce, la clínica de los nudos o continuista.

Una clínica, la de los nudos, que ya no privilegia al significante del Nombre del Padre, significante de la ley edípica, puesto que él no es más que una de las formas de anudamiento de los tres registros: real, simbólico e imaginario, registros que son constituyentes de la subjetividad humana. Con ello, las psicosis no se piensan más en función de la supuesta normalidad de la neurosis, sino que la pregunta ahora es: cómo cada uno se las arregla, se las compone, para anudar palabra, cuerpo y goce.

Por otra parte, la experiencia de las psicosis se inscribe en el registro de la ética. Para Lacan, las psicosis son desde el inicio un asunto del sujeto, eso significa que hay una elección en juego, una decisión del ser. De ahí, el tercer aforismo de Lacan: “el loco es el hombre libre”2. Una formulación paradójica, irónica, incluso inhumana, dice Miller3. Porque ¿quién sería menos libre que el loco? Aquel que está parasitado por sus voces, por sus alucinaciones, su delirio, que por lo general suele estar medicado, incluso hospitalizado, ¿qué libertad es esa? Pues bien, esa libertad nos remite a la causalidad de la psicosis.

La forclusión del significante del Nombre del Padre y el fracaso de la metáfora paterna, no se explican sin ese componente electivo. Lacan hace de la identificación la causalidad psíquica misma. Es decir, que sobre la identificación recae una decisión del ser, la insondable decisión del ser. Es por ello qué Lacan en Acerca de la causalidad psíquica señala que “la locura consiste en desprenderse del atractivo de las identificaciones que tienen efecto de masa para dejarse tentar por el riesgo de la locura”4. Por eso podemos decir que el psicótico es el hombre libre, libre de identificación.

En efecto, la identificación al padre produce un efecto de masa, y en las psicosis lo que encontramos es un rechazo del semblante del padre, un rechazo de la impostura paterna. Pues bien, este salir del efecto de masa, la opción por la libertad comporta el riesgo de la locura.

La clínica que se deduce del último Lacan, en la que el Otro está perforado por lo real, es una clínica que se torna irónica, ¿por qué irónica? Porque la metáfora paterna ya no es tan distinta de la delirante. Si Lacan al final dice que todo el mundo delira es porque hablar es delirar sobre el real. Hablar es inventar una manera de envolver lo real con el lenguaje.

Bibliografia

1. Lacan, Jacques. “¡Lacan por Vincennes!”. Lacaniana. Revista de la Escuela de Orientación Lacaniana. Buenos Aires, Argentina, 2011.

2. Lacan, Jacques. “Breve discurso a los psiquiatras”. 10 de noviembre 1967. Inédito.

3. Miller, Jacques-Alain, “Lección sobre las psicosis”, El Psicoanálisis, N.º 30/31. Revista de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis (España), 2017.

4. Lacan, Jacques, “Acerca de la causalidad psíquica”. Escritos 1. Siglo Veintiuno Editores, Buenos Aires, 2014.

Xavier Esqué

Aforismos lacanianos

NODVS LXVI, març de 2023

Comparteix

  • Compartir en Twitter
  • Compartir en Facebook