El Parménides de Platón, disyunción entre Ser y Existencia

Referencia presentada en el Seminario del Campo Freudiano el 17 de diciembre de 2022, impartido por Andrés Borderías

  • Publicado en NODVS LXVI, març de 2023

Resum

El presente trabajo hace una lectura en clave lacaniana del texto Parménides de Platón en relación al capítulo Haiuno de El seminario 19 de Lacan.

Paraules clau

Parménides, Haiuno, Hay de lo Uno, Uno, Hipótesis, Platón

La siguiente cita de J.-A. Miller, que podemos encontrar en su curso de orientación lacaniana El Ser y el Uno, me sirvió de brújula para elaborar esta referencia:

Pero en la medida en que el ser depende del discurso, depende del Uno. Desde esta perspectiva, el Uno es anterior al Ser. Esa es precisamente la doctrina que desarrollaron los neoplatónicos, en primer lugar, Plotino a partir del Parménides de Platón. Por este motivo, Lacan se extendió sobre esta obra en su Seminario XIX”1.

Así pues, como se desprende de la cita anterior, utilicé para la elaboración de esta referencia El seminario 19 …o peor de Lacan, en concreto su capítulo X: Haiuno2. La lectura de dos cursos de Miller me ayudó a clarificar el interés de Lacan por el diálogo Parménides de Platón: primero, el curso de 2011 El Ser y el Uno que podemos encontrar en varios números de Freudiana y, en segundo lugar, el curso de 1998, Los signos del goce3. 

Como bien es sabido, Platón es el autor de la Teoría de las Formas, también conocida como Teoría de las Ideas. En ella, sostiene la distinción entre dos mundos, el visible o mundo sensible y el inteligible o mundo de las ideas.

Con la finalidad de ubicar históricamente el texto objeto de esta referencia, diré que Platón nació en Atenas el 427 a.C. y que el diálogo “Parménides” data aproximadamente del 368 a.C. Por tanto, forma parte de los diálogos críticos enmarcados en su vejez.

Se trata de un texto oscuro, seco, complicado de comprender, que no tiene la estructura propia de los diálogos socráticos. En él, Sócrates tiene un papel muy diferente al que tiene en los otros diálogos de Platón, digamos que, en él, Sócrates tiene una relevancia menor y claramente instrumental. El diálogo Parménides podría leerse como una autocrítica a la Teoría de las Ideas. Su principio rector es el problema del Uno y la multiplicidad. Está dividido en un prólogo y tres partes:

 

Sobre el prólogo: presentación de los personajes 

El diálogo relata el encuentro ficticio entre Parménides, de unos 65 años, Zenón de Elea, discípulo de Parménides, de unos 40, un jovencísimo Sócrates y Aristóteles, el político, aún más joven que Sócrates en el momento del diálogo.

El narrador de la acción es Céfalo, distinguido ciudadano de Clazómenas que, al volver a Atenas desde su ciudad, se encuentra con Glaucón y Adimanto, hermanos de Platón, y les solicita encontrarse con Antifonte. Éste les relata el diálogo que conoce a través de Pitodoro, amigo de Zenón.

 

Sobre la primera parte: paradoja de Zenón

En esta primera parte se recoge el diálogo entre Sócrates y Zenón. Éste último, defiende la postura de que no existe multiplicidad. En este sentido, apoya la teoría de Parménides que afirma que todo es Uno. Zenón centra su argumentación en la premisa de que, si la multiplicidad existe, entonces las cosas son al mismo tiempo semejantes y desemejantes, lo cual, según él, es absurdo. Así pues, afirma que no existe la multiplicidad, sólo el Uno es.

Zenón utiliza una metodología dialéctica basada en las paradojas. Podemos identificar este método utilizado por Parménides, sobre todo en la tercera parte del diálogo.

 

Sobre la segunda parte: objeciones de Parménides a la Teoría de las Formas

En esta segunda parte, se relata el diálogo entre Parménides y Sócrates. En él, Parménides afirma que las ideas deben entenderse como una y que, por tanto, no surgen de la relación entre las cosas y las ideas. Los argumentos de Parménides apuntan a que las ideas no pueden participar de las cosas ni ser semejantes a ellas, y somete a Sócrates a un cerco argumental.

Una de las objeciones de Parménides a la Teoría de las Formas tiene origen en la interrogación acerca de qué cosas se pueden considerar ideas. En relación a esto, Parménides le pregunta a Sócrates si hay ideas de todas las cosas, a lo que Sócrates disiente.

Mediante otra objeción examina la relación de participación entre las ideas y las cosas. Establece que, si las ideas participan de las cosas, son como un todo en múltiples cosas, y que por ese motivo no pueden ser indivisibles.

A través de otra objeción, Parménides explora la relación de semejanza entre las ideas y las cosas. Aquí, se enfrenta al argumento del tercer hombre. Tal como apunta Miller en Los Signos del goce, si tomamos por ejemplo al significante Uno: “Distinguimos diferentes cosas que son uno y que participan de lo Uno. Ahora bien, si lo Uno es la esencia común de esas cosas, ¿es porque lo Uno es uno? ¡Por supuesto! En ese momento lo Uno merece ser colocado entre las cosas unas. Será necesario entonces un nuevo Uno y así sucesivamente”4. Miller establece el paralelismo entre el tercer hombre y la cuestión del sujeto y sus identificaciones.

Sócrates, para rebatir las objeciones de Parménides, propone asimilar ideas a pensamientos. Parménides presenta una nueva objeción a las ideas como pensamientos, diciendo, de algún modo, que el pensamiento se realiza sobre algo que existe.

A las objeciones anteriores, Sócrates responde a Parménides que a lo mejor las cosas no participan de las ideas, sino que son meras copias, pero si las ideas son como modelos, volvemos así al argumento del tercer hombre.

Para concluir, Parménides recurre a otro argumento, dice que si las ideas están separadas de las cosas por un mundo que participa de las cosas, éstas resultan inútiles para el conocimiento del mundo; la falta de relación las haría incognoscibles.

La conclusión a la que llega Parménides mediante sus objeciones al nexo entre el mundo de las ideas y las cosas, termina desembocando en paradojas.

 

Sobre la Tercera Parte: Lo Uno, lo Otro y el Ser

En esta tercera parte se evidencia el ejercicio dialéctico entre Parménides y Aristóteles. Podemos pensar que se trata de un ejercicio que se basa en un juego de combinaciones lógicas entre el Ser y lo Uno, con la finalidad de ver cómo participan el uno del otro.

Nos dice Miller en Los signos del Goce: “(…) este ejercicio del Parménides nos muestra algo de la estructura del lenguaje, algo de la estructura del sujeto del inconsciente”5.

 En su curso de 1998, Miller analizó las hipótesis establecidas en la tercera parte del diálogo siguiendo la lógica del significante. Miller piensa en el Uno como el significante y lo asemeja a la idea. Refiere que el tercer diálogo, el del Parménides con Aristóteles, demuestra en forma metódica que, si hay significantes, no son idénticos a ellos mismos, es decir que no hay autopredicación del significante, y enuncia: “este ejercicio prueba, en un caso particular -el eidos de lo Uno, el significante Uno- que el significante no es autopredicativo”6.

A continuación, expondré las hipótesis que relacionan lo Uno con el Ser. Concentraré mi atención en las de carácter positivo: si lo Uno es, tanto para lo Uno, como para los otros en relación a lo Uno. Dentro de este grupo de hipótesis analizaré las tres que gozaron de mayor atención por parte de Lacan. De ellas se desprende la disyunción entre el Ser y la Existencia, y la interrogación sobre el significante Uno. Las tres primeras hipótesis son, también, las que despertaron el interés de los neoplatónicos, aunque en una dirección distinta.

Asimismo, enunciaré la cuarta y quinta hipótesis.

Seguidamente, afrontaré las hipótesis de carácter negativo si lo Uno no es, y sus consecuencias en relación a lo Uno y los otros. Me referiré brevemente a las cuatro hipótesis que Parménides plantea.

 

La primera hipótesis: si lo Uno es Uno, se ocupa de lo Uno en un sentido absoluto. Una unidad separada de todo lo demás. De él no se puede decir nada, ni siquiera que sea.  Platón lo piensa como un Uno que es sujeto y predicado, un Uno autopredicativo que no admite otros predicados, pues él mismo ya lo es. Estará separado de la existencia y del ser. Es por tanto el que no es, “lo inefable”7.

Vemos cómo la argumentación lógica lleva a Platón a declarar que el Uno no participa del ser, que el Uno es Uno y no puede ser nada más, que no participa de nada ya que si lo hiciera podría decirse algo de él y no es así. Por tanto, es un Uno que no existe.

Plotino y los Neoplatónicos interpretan sobre esta primera hipótesis, a pesar de la confusión acerca de la separación entre el ser y la existencia en la que se encuentran, que el Uno no confluye en un vacío absoluto, y que este Uno de la primera hipótesis se puede pensar como el Uno más allá del ser8. 

Lacan, siguiendo a los neoplatónicos, se fija en esta hipótesis que separa el Uno del Ser. Es el Uno todo solo.

Aun así, Lacan va más allá: nos propone interrogar al Uno e iniciar así una “henología”9. Ese Uno, más allá del Ser, de los neoplatónicos parece ir en una dirección opuesta, crear una teología. De ahí que Lacan sostenga que el Uno de los neoplatónicos se queda encapsulado, encerrado. Por contra, propone pensar una idea de lo Uno como génesis de la creatividad de la asociación libre, que conduce a la producción de los S1, consecuencia del sujeto barrado. La religión apacigua al Uno y al Ser, impide que de ahí se derive la creatividad significante en la que nos vemos inmersos en el análisis a través de la asociación libre.

Este Uno de la primera hipótesis separa definitivamente el Uno del Ser, está separado de toda ontología. Es el Uno que empieza en el nivel de la falta, en el sujeto barrado, lo anterior al Ser.

Lacan, a lo largo de su enseñanza, hace hincapié a menudo acerca de la importancia del Parménides. Más en concreto, en su última enseñanza, se interesa fervientemente en separar rigurosamente el    Uno del Ser y recomienda la lectura del diálogo Parménides, no desde una perspectiva ontológica como lo que atañe al Ser, presente en la enunciación del fantasma y la importancia de las identificaciones, sino desde una henología, lo que incumbe directamente al Uno como significante.

La finalidad es orientarse hacia el Uno real del goce, como formula Miller en su curso El Ser y el Uno: “Haiuno se inscribe en una tradición diferente a la doctrina del Ser, se inscribe como existencia, anterior al Ser”. Es el S1 de la producción, el Uno Solo. “Es el significante Uno. Todo significante, en el sentido de cada significante, es Uno y, como tal, preside y condiciona el ser”9.

 

La segunda hipótesis: si lo Uno es hace referencia a la existencia, pues ya no se prejuzga si lo Uno es Uno, sino si lo Uno es, de ahí que ser y unidad no sean lo mismo y se piense en la  disyunción entre lo Uno y el Ser. Ese Uno admite todos los predicados. Es idéntico y diferente, semejante y desemejante, está en contacto y no en contacto, es igual y desigual. Está definido en el tiempo.

Vemos, por tanto, en esta segunda hipótesis, como lo Uno participa del Ser, porque es. Lo Uno existe y participa del Ser. Es el “hay de lo Uno”10 que sostiene Lacan y defiende Miller, el Uno de la identificación, el rasgo unario. Es pura existencia, se relaciona con el decir, con el campo de la palabra y el lenguaje, con lo unario y las identificaciones, con el Ser.

 

La tercera hipótesis: Si lo Uno es y no es, si se la considera separada de la segunda como algunos afirman. Este si lo Uno es y no es nos lleva “al instante”11 como lo llama Platón. Hace referencia al momento en que es y deja de ser. Está situado en el cambio, en el llegar a ser y en el dejar de ser. Participa y no participa del ser. El contacto del Uno con el Ser es de carácter pulsátil. El Ser está y no está en el Uno.

 

La cuarta hipótesis: Si lo Uno es, qué afecciones deberán tener las cosas otras que lo uno o como nos dice Miller, “Si lo Uno es ¿Qué serán los otros?”12.

Teniendo en cuenta que los otros son todo lo que no es Uno, aunque en relación a él, podemos decir de ellos que no están privados totalmente de lo Uno, que admiten todos los predicados contrarios. Los otros en relación a lo Uno serán parte de lo Uno y por tanto participarán del Ser y de la Existencia. En esta hipótesis los otros se asemejan a lo Uno de la segunda hipótesis, de ellos puede decirse todo.

 

La quinta hipótesis: Si lo Uno es, si las cosas otras que lo uno se comportan sólo de este modo o bien de algún otro, es decir, si lo Uno es Uno, qué pasa con lo otro respecto de sí mismo, o como nos dice Miller “si lo Uno es, que serán negativamente los otros. ¿qué caracteres resultan para los otros que no son lo Uno?”13.

Lo otro está separado por completo de lo Uno, se trata de un otro desconectado, no participa en absoluto de lo Uno. Es por tanto el Ser separado de la Existencia. En esta hipótesis los otros se asemejan a lo Uno de la primera hipótesis, de ellos no puede decirse nada.

Las siguientes hipótesis forman parte del grupo de las negativas: si lo Uno no es.

 

La sexta hipótesis: si lo Uno no es, qué pasa con lo Uno respecto de sí mismo, es el ente que no es, que no existe, aun así, ese Uno posee una existencia potencial y puede devenir.

 

La séptima hipótesis: si el Uno no es, no hay ninguna determinación, se convierte en el no-ente que es, se trata de un ente sin esencia, equivalente a la nada, sin ningún tipo de ser.

 

La octava hipótesis: si lo Uno no es, ¿qué serán los otros?, qué pasa con lo otro respecto de lo Uno (que no es), Se convierte en una pluralidad indefinida. Platón la llama “masa, sin coseidad”14. Se trata de la ausencia de unidad.

 

La novena hipótesis: si lo Uno no es, ¿qué negaciones se desprenden para los otros? Lo otro se convierte en una pluralidad desunida, desconectada, de la que no se puede decir nada.

Termina el diálogo con la conclusión para la hipótesis negativa Si lo Uno no es:

Si lo uno no es, las otras cosas no son ni uno ni múltiple, ni se puede opinar que son uno ni múltiples”, dice Parménides, Para resumir: si lo uno no es, nada es”15.

 El desarrollo de las diferentes hipótesis del Parménides nos pone en la tesitura de comprender que existen diversas concepciones para el Uno y el Ser.

Miller ubica el origen de la fórmula del Haiuno de Lacan: “La henología compete a ese dicho que Lacan inventó pero que proviene de toda la tradición filosófica: Haiuno. Es el núcleo del hecho de que hay discurso y, para que haya ser, es preciso primero que haya discurso. Pero en la medida en que el ser depende del discurso, depende del Uno. Desde esta perspectiva, el Uno es anterior al ser”16.

Notes

1.Miller, Jacques-Alain . “Introducción del ser y la existencia”, séptima clase del curso de la Orientación lacaniana L’ être et l’Un (2011). Revista Freudiana, Nº 76, 2016.
2. Lacan, Jacques. El Seminario, Libro 19, ...O peor. Paidós, Buenos Aires, 2021, pp. 135- 145.
3. Miller, Jacques-Alain. Los signos del goce. Paidós, Buenos Aires, 2018, p. 68.
4. Ibíd., p. 48.
5. Ibíd., p. 70.
6. Ibíd., p. 54.
7. Ibíd., p. 72.
8. Miller, Jacques-Alain. Introducción del ser y la existenciaop. cit.
9. Miller, Jacques-Alain. Desnivel entre ser y existencia. Clase del curso de la Orientación lacaniana “El Ser y el Uno” del 23 de marzo de 2011. Inédita. Revista Freudiana, Nº 68, 2013.
10. Miller, Jacques-Alain. Los signos del goceop. cit., p. 71.
11. Platón. Diálogos V. Parménides, Santa Cruz, Mª I. (trad.Parménides). Editorial Gredos, Madrid, 1988, p. 111
12. Miller, J.-A. Los signos del goceop. cit., p. 51
13. Ibíd., p. 51.
14. Platón, Diálogos V. Parménidesop. cit., p. 133.
15. Ibíd., p. 136. (166b), (166c)
16. Miller, J.-A. “Introducción del ser y la existencia”, op. cit.
Cristina Villafranca Garreta

El Parménides de Platón, disyunción entre Ser y Existencia

NODVS LXVI, març de 2023

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